DEFENDIENDO LA GLOBALIZACIÓN

Por Donald J. Boudreaux
American Institute for Economic Research
9 de diciembre del 2023

Nota del traductor: la fuente original en inglés de este artículo es donald j. boudreaux, american institute for economic research, globalization, December 9, 2023. En él podrá leer enlaces relevantes originalmente en letra azul en el texto.

En el pasado setiembre, el Instituto Cato lanzó una importante nueva iniciativa llamada “Defendiendo la Globalización.” Obra del prolífico académico de comercio internacional del Instituto Cato, Scott Lincicome, Defendiendo la Globalización es un proyecto en multimedios diseñado para explicar los beneficios de lo que se describe en el sitio en la red del proyecto como “todos los aspectos de esa actividad esencialmente humana que llamamos ‘globalización.’”

Mucha gente, sin duda, objetará que la globalización sea descrita como una “actividad esencialmente humana,” término que conjura imágenes de un proceso natural que por mucho tiempo ha sido familiar para los humanos. Pero, el término es correcto. La globalización es lo que sucede naturalmente cuando a individuos en una sociedad moderna se les deja ser libres de restricciones gubernamentales al comercio – libres para ofrecer vender, y libres para ofrecer comprar, sin nadie obligado a aceptar alguna de tales ofertas, e, importante, sin políticos o policías obstruyendo a los que ofrecen y a quienes se les ofrece.

El intercambio les llega naturalmente a los humanos. El instinto de comerciar es la causa radical de grandes ciudades comerciales, antiguas y modernas. En el pasado, cuando el transporte y las comunicaciones eran muy costosas y consumían mucho tiempo, era muy pequeño el rango geográfico natural en donde ocurría regularmente un comercio intensivo. Pero, al reducirse los costos de transporte y comunicaciones, todas y cada una de estas actividades se llevó a cabo más rápidamente (son esas últimas literalmente convirtiéndose en instantáneas en toda la tierra), creció el rango geográfico natural en que regularmente ocurría el intercambio. Hoy, ese rango natural para muchos bienes y servicios se extiende por toda el área poblada del globo.

La verdad indisputable de que el rango natural de la actividad comercial es extenso -ciertamente mayor que el área de cualquier país específico- viene en una forma irónica: aranceles y otras obstrucciones erigidas por gobiernos sobre el comercio. Tan sólo porque la gente está ansiosa de comerciar con gente en otros países diferentes, los gobiernos sienten la necesidad de reprimir este comercio.

Dicho claramente, esta verdad es innegable. Pero, muchos comentaristas y políticos la niegan al aseverar que las élites imponen la globalización sobre la gente ordinaria. La implicación es que la globalización es tanto detrimental para las masas como poco natural. Por supuesto, si esos comentaristas y políticos creyeran realmente que la globalización es antinatural (y, por tanto, que deba imponerse) sólo se contentarían con dejar que la gente ordinaria fuera libre para comerciar, confiando en que ningún, o sólo un mínimo, de comercio ocurriría a través de las fronteras. La misma existencia de restricciones erigidas por el gobierno al comercio internacional prueba que esas personas responsables de erigir estas limitaciones, entiendan que lo se ha de imponer no es la globalización -que surgiría naturalmente- sino el nacionalismo económico.

El atractivo del nacionalismo económico es, ay, no sólo real, sino también poderoso. La gente en países diferentes y eras distintas lo han abrazado de buen grado. Tan sólo por qué tanta gente es engañada fácilmente para que crea que estará mejor cuando se restringe su acceso por élites a bienes, servicios, y oportunidades de inversión, ha sido un misterio por mucho tiempo. Ese misterio se resuelve parcialmente por la economía de la elección pública: Los votantes son racionalmente ignorantes, e influencia política desproporcionada la disfrutan grupos de productores de intereses especiales. Otra razón es que es probable los humanos hayamos evolucionado para ver la realidad como una lucha entre “nosotros” y “ellos,” y, por tanto, los grupos de interés que tienden a ganar con el proteccionismo, tienen éxito al describir acciones que benefician a extranjeros como acciones que nos dañan a nosotros y nuestros conciudadanos, a la vez que, al mismo tiempo, enriquecen a quienes buscan dañarnos. Aquí es relevante el hecho que las restricciones al comercio invariablemente se describen por sus vendedores como “protección” a los conciudadanos, así como “plantarse” o “luchar” contra extranjeros.

El libre comercio y la globalización, no obstante ser grandes benefactores de la humanidad, no son naturalmente populares. Hasta puede ser más cercano a la verdad decir que el libre comercio y la globalización son naturalmente impopulares. Así, ellos están siempre en necesidad de una defensa sólida – la que precisamente la suple el proyecto Defendiendo la Globalización.

Lo estimulo a que usted a lea cada ensayo de este proyecto, muchos de los cuales están por ser publicados, He leído cada uno de los que se han publicado, y doy fe de su excelencia. He aquí una pequeña muestra de qué aprendería usted.

De la contribución de Johan Norberg, titulada “Globalization: A Race to the Bottom – or to the Top?

“En su libro Globalization and Labor Conditions, Robert Flanagan resume la evidencia: ‘Países que adoptan políticas de comercio abierto tienen mayores salarios, mayor seguridad en el sitio de trabajo, más libertades civiles (incluso libertad de asociación en sus sitios de trabajo), y menos trabajo infantil.’ También, Flanagan y Niny Khor documentan esta relación en “Trade and the Quality of Employment: Asian and Non‐​Asian Economies,” en el reporte de la OCDE Policy Priorities for International Trade and Jobs.

Esto sería extremamente sorprendente si las empresas siempre recorrieran el mundo buscando el país de menor costo. Pero, no lo hacen. Si lo hicieran, 100 por ciento de la inversión extranjera directa iría a países menos desarrollados, pero, de hecho, no más del 2 por ciento de toda la inversión extranjera está yendo en su dirección. La mayoría de la inversión va a países relativamente desarrollados, y el PIB per cápita es la influencia más fuerte en las condiciones laborales. En promedio, los países más ricos tienen salarios más altos, empleos más seguros, menos horas de trabajo, y derechos laborales más fuertes, como libertad de asociación y menos trabajo forzado.

La hipótesis de la carrera hacia el fondo no acertó pues negó la mitad del análisis de costo-beneficio. Si la compensación laboral (en sentido amplio, incluyendo condiciones laborales) fuera sólo un regalo generosamente otorgado a los trabajadores, tendría sentido económico reducirla tanto como sea posible, pero, en un mercado de trabajo competitivo, es la compensación por el trabajo que alguien está haciendo, y, por tanto, hay un ligamen estrecho entre paga y productividad. Algunos trabajadores pueden ser pagados el doble que otros, pero eso no los hace no competitivos si también son el doble de productivos.”

De Daniel Drezner, en “The Dangers of Misunderstanding Economic Interdependence”:

“Si bien son reales los temores contemporáneos sobre una interdependencia excesiva, eso no significa que esos temores se hayan hecho realidad. De hecho, una lectura rápida sobre las supuestas desventajas de la interdependencia revela que, mucho de lo que se ha temido, no ha llegado a fructificar.

Por ejemplo, considere las aseveraciones de que China ha manipulado el orden internacional liberal para que sirva a sus propios objetivos revisionistas. Es innegablemente cierto que, al haber crecido económicamente más fuerte, también ha llegado a ser más represiva y más revisionista. Pero, ninguno de esos hechos falsifica la teoría liberal de la política internacional. El argumento liberal postula que las restricciones a la interdependencia limitan a poderes crecientes proseguir políticas más belicosas de las que alternativamente tendrían. No dice casi nada acerca de la interdependencia disparando la democratización. Es posible que China pueda reprimir domésticamente al tiempo que aún actúa de una manera restringida en la escena global. La mayoría de las acciones supuestamente revisionistas de China se han exagerado. Por ejemplo, ni el banco de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y África del Sur) ni el Banco Asiático para Inversión en Infraestructura, han desafiado las Instituciones de Bretton Woods. Alegatos de que la Iniciativa de la Franja y la Ruta es un ejemplo de diplomacia de la trampa del endeudamiento también ha sido exagerada al extremo; de hecho, si es algo, las recientes prácticas crediticias de China sugieren que no utilizará las deudas del Sur como arma. Si bien China ha edificado nuevas instituciones fuera de la esfera de Estados Unidos, ninguna de ellas contradice los principios del orden internacional liberal.”

Y de Daniel Griswold, “The Misplaced Nostalgia for a Less Globalized Past”:

“Incluso estos datos ajustados del ingreso subestiman las ganancias disfrutadas por trabajadores estadounidenses en nuestra era más globalizada. En Superabundance: The Story of Population Growth, Innovation, and Human Flourishing on an Infinitely Bountiful Planet, los académicos del Instituto Cato Marian Tupy y Gale Pooley comparan precios por tiempo (cuántas horas debe la gente trabajar en promedio para adquirir diversos bienes y servicios) a lo largo de décadas y hallan que los trabajadores estadunidenses han tenido ganancias dramáticas a partir de la década de 1970.

En particular, ellos calculan que el número de horas que trabajadores estadounidenses de cuello azul tendrían que trabajar para poder pagar una canasta de 35 bienes de consumo, cayó un 72.3 por ciento entre 1979 y el 2019. Por ejemplo, en 1979 una máquina eléctrica de hacer café costaba $14.79, mientras que el trabajador de cuello azul promedio ganaba $8.34 por hora, lo que significa que tendría que trabajar 1.77 horas para comprar la máquina eléctrica de hacer café. Para el 2019, una máquina de hacer café comparable se vendía en $19.99, mientras que el trabajador de cuello azul promedio ganaba $32.36 la hora, traduciéndose en un precio en por tiempo de 0.62 la hora – una declinación del 65 por ciento. Usando la misma metodología, los autores hallaron mejoras similares en otros bienes domésticos: el precio por tiempo de una lavadora de platos había caído 61.5 por ciento; para una lavadora de ropa, 64.6 por ciento; para una secadora de ropa, 61.8 por ciento, por una cuna para bebé, 90 por ciento; para una chaqueta deportiva para mujer, 69 por ciento; y para pantalones para mujer, 44.6 por ciento.

Los trabajadores estadounidenses están mejor que en décadas previas, no sólo porque bienes similares se han hecho más asequibles, sino, también, porque nuevos tipos de productos han arribado al mercado y diseminado rápidamente.”

De nuevo, las selecciones de arriba son sólo una muestra mínima de la abundancia impresionante de sabiduría, ideas, e información que le esperan a usted en “Defendiendo la Globalización.” Abrácela.

Donald J. Boudreaux es compañero sénior del American Institute for Economic Research y del Programa F.A. Hayek para el Estudio Avanzado en Filosofía, Política y Economía del Mercatus Center; miembro de la Junta Directiva del Mercatus Center y es profesor de economía y anterior jefe del departamento de economía de la Universidad George Mason. Es autor de los libros The Essential Hayek, Globalization, Hypocrites and Half-Wits, y sus artículos aparecen en publicaciones tales como el Wall Street Journal, New York Times, US News & World Report, así como en numerosas revistas académicas. Él escribe un blog llamado Café Hayek y es columnista regular de economía en el Pittsburgh Tribune-Review. Boudreaux obtuvo su PhD en economía en la Universidad Auburn y un grado en derecho de la Universidad de Virginia.

Traducido por Jorge Corrales Quesada.