LECCIONES DEL DEBATE SOBRE DOLARIZACIÓN EN ARGENTINA: EL DESAFÍO DE LA HERRAMIENTA DEL COMPROMISO

Por Nicolás Cachanosky
American Institute for Economic Research
11 de diciembre del 2023

Nota del traductor: la fuente original en inglés de este artículo es nicolás cachanosky, american institute for economic research, dollarization, December 11, 2023. En él podrá leer enlaces relevantes originalmente en letra azul en el texto.

Al convertirse Javier Milei presidente de Argentina, el debate sobre la dolarización de jure [de derecho] está logrando atención internacional. Mary Anastasia O’Grady ofrece una mirada a las diversas perspectivas de los medios sobre este asunto en el Wall Street Journal.

Muchos economistas mantienen una visión negativa sobre la dolarización y creen que sería un error para Argentina renunciar a la oportunidad de conducir una política monetaria eficiente. John Cochran descarta este argumento como una “descripción risible de las políticas monetarias y fiscales de Argentina.” La historia argentina revela una incapacidad y falta de voluntad consistente de poner en práctica una política monetaria eficiente, independientemente del partido político que esté en el poder o de la situación fiscal. Aún luego de experimentar excedentes fiscales y comerciales después de la crisis del 2001, el país se encuentra al borde de la hiperinflación tras una década de estancamiento económico.

Para esos economistas que se resisten a la falacia del Nirvana, al comparar la dolarización del mundo real en Argentina con un imaginado banco central que funciona bien, surge una cuestión crucial: la necesidad de un dispositivo de compromiso creíble. Las políticas del Banco Central de Argentina no se consideran creíbles, y no pueden ser, independientemente de que tan sólidas técnicamente puedan ser esas políticas.

Es esencial distinguir la dolarización de otros regímenes monetarios, como un tipo de cambio fijo o una caja de conversión. La dolarización involucra una sola moneda. Los regímenes de tipo de cambio fijo o una caja de conversión involucran dos monedas distintas ligadas entre sí por la política monetaria (tipo fijo) o un compromiso para su intercambio (una caja de conversión). Esta distinción tiene importantes implicaciones institucionales. A diferencia de un tipo de cambio fijo o una caja de conversión, un gobierno no puede abandonar fácilmente la dolarización.

Con frecuencia, Argentina ha abandonado tipos de cambio fijos. También, ha invalidado la conversión del peso al dólar estadounidense. Estas opciones no existen bajo la dolarización. Desdolarizar requeriría que el gobierno introdujera una moneda enteramente nueva que el público no desea. Considere el desafío a la moneda en circulación. ¿Iría el gobierno a casas individuales y obligaría a los dueños a intercambiar sus dólares estadounidenses por una moneda nueva que ellos rechazan? Un dictador podría llevar a cabo tal movida. Pero, en una democracia tal movida muy posiblemente vería a los gobernantes del momento siendo destituidos.

La experiencia de Ecuador ilustra el punto. Rafael Correa, que fue presidente entre el 2007 y el 2017, era un destacado oponente a la dolarización. Pero, él nunca anunció abiertamente un plan para desdolarizar a Ecuador. Sus intentos por introducir el dinero electrónico fueron un fracaso total. Con lo popular que era Correa, no podía sobrepasar la popularidad del dólar estadounidense.

Como régimen monetario, la dolarización es una institución independiente de la política local. Eso haría una gran diferencia en Argentina, en que los términos promedio del ministro de Economía y el presidente del Banco Central, son respectivamente 1.4 y 1.5 años. Argentina no puede ofrecer una política fiscal y monetaria predecible con funcionarios claves dando vueltas tan frecuentemente. Dado que la dolarización es difícil y políticamente costosa de revertir, establece credibilidad en países en que no hay otras opciones viables.

Si Argentina se dolarizara, llegaría a ser la economía más grande del mundo en dolarizar. Ese experimento desafiaría directamente el supuesto de que la dolarización es necesariamente peor que tener un banco central. Si a un país grande como Argentina le fuera mejor bajo la dolarización, los economistas se verían obligados a reconsiderar el papel de los bancos centrales en la teoría monetaria. Pero, independientemente de si Argentina dolarizara, los economistas deberían ser más conscientes sobre los supuestos que damos por un hecho. Muchos países menos desarrollados, como Argentina, carecen de la credibilidad y herramientas de compromiso que son lugares comunes en países más desarrollados.

El Dr. Cachanosky es Profesor Asociado de Economía y Director del Centro para la Libre Empresa de la Escuela de Negocios Woody L. Hunt de la Universidad de Texas en El Paso. Es también Compañero del Centro Fridman-Hayek para el Estudio de una Sociedad Libre de la UCEMA. Sirvió como presidente de la Asociación de Empresas Privadas de la Educación (APEE, 2021-2022) y en la Junta Directiva de la Sociedad Mont Pelerin (MPS, 2018-2022). Obtuvo su licenciatura de la Pontificia Universidad Católica Argentina, una Maestría en Artes en Economía y Ciencias Políticas de la Escuela Superior de Economía y Administración de Empresas (ESEADE), y su Ph.D. en Economía de la Universidad Suffolk, en Boston, Massachusetts. Es autor de Reflexiones Sobre la Economía Argentina (Instituto Acton Argentina, 2017), Monetary Equilibrium and Nominal Income Targeting (Routledge, 2019), y coautor de Austrian Capital Theory: A Modern Survey of the Essentials (Cambridge University Press, 2019), Capital and Finance: Theory and History (Routledge, 2020), y Dolarización: Una Solución para la Argentina (Editorial Claridad, 2022). Su investigación se ha publicado en medios como el Journal of Economic Behavior & Organization, Public Choice, Journal of Institutional Economics, Quarterly Review of Economics and Finance, y el Journal of the History of Economic Thought, entre otros.

Traducido por Jorge Corrales Quesada.