TODAVÍA MÁS FORMAS DE ARREGLAR LOS LIBROS DE ANÁLISIS DE COSTOS Y BENEFICIOS

Por Gary M. Galles
American Institute for Economic Research
2 de diciembre del 2023

Nota del traductor: la fuente original en inglés de este artículo es gary m. galles, american institute for economic research, benefit-cost, December 2, 2023. En él podrá leer enlaces relevantes originalmente en letra azul en el texto.

Según reportó Bruce Gilley en Law and Liberty, la Casa Blanca de Biden acaba de finalizar una nueva y peligrosa revisión de las reglas que se han aplicado a los análisis de beneficio-costo del gobierno (ABC por sus siglas) de iniciativas de gasto (que se habían requerido desde la administración de Nixon.)

Las nuevas reglas ordenarían que el ABC tome en cuenta “los grupos relevantes de gente que gana y pierde con las decisiones de política,” y esas agrupaciones podrían ir más allá de grupos de ingreso, hacia aquellos de raza, etnicidad, género, orientación sexual, composición familiar, y “comunidades marginadas” (e incluye la afirmación de que tales agrupaciones no son exhaustivas). Aún más, les da una voz más fuerte a grupos agraviados (en específico, incluyendo no blancos, no cristianos, “personas LGBTQI+,” e “individuos que pertenecen a varias de esas comunidades.”) También, la guía anuncia que la revisión “puede conducir a que una agencia seleccione una alternativa regulatoria con menos beneficios netos monetizados por encima de otra con beneficios netos más monetizados.”

Como resumió Gilley la revisión, ella arriesgaría con “subvertir la integridad del ABC como herramienta para un debate racional de la política,” pues “sesgaría el ABC a favor de cualquier grupo que la administración esté buscando favorecer en ese momento.” Sus defensores “asumen que la base de referencia para los grupos agraviados es la opresión masiva, lo que siempre justificará que se les aplique una mayor ponderación.”

Tal revisión podría crear una nueva forma masiva de “arreglar los libros,” al permitir al gobierno lograr cualquier resultado de ABC que quiere, independientemente de la realidad financiera. Y, puesto que hay evidencia abrumadora de que cuando el gobierno evalúa sus propias acciones, lo que siempre quiere es “más” -más dinero, más poder, más libertad de responder a los ciudadanos- es un medio para darle a él y sus electores preferidos un mayor control dictatorial sobre los estadounidenses.

Si bien eso aumentaría la aplicación en nuestro país del viejo dicho de que “los números no mienten, pero los mentirosos calculan,” pocos parecen darse cuenta qué tan lejos ya nos hemos apartado de la idea del ABC como una técnica para organizar y aclarar nuestras valoraciones, que hasta Ben Franklin usó, pare emplearla como una forma sistemática de tergiversar la realidad en la dirección política deseada.

El problema surge porque, al disciplinar nuestro pensamiento e identificar los principios lógicos a ser aplicados para tomar mejores decisiones, el ABC también les enseña a cómo hacerlo mejor a aquellos determinados a inducir a otros al error, pues también saber cómo hacerlo “correctamente” suple un esquema de cómo equivocarse en la dirección deseada. Quienes tratan de “vender” propuestas de políticas sobreestimarán los beneficios y subestimarán los costos.

Considere tan sólo algunas de las muchas trampas frecuentes del ABC sobre las que se basarían las revisiones de Biden.

Se pueden inflar supuestos beneficios mediante una doble contabilización. Suponga que hay un proyecto de electrificación que aumentaría la productividad de la tierra en cierta región. Usted debería contar el valor producido aumentado como un beneficio extra pues aquello aumentará los valores de esas tierras. Pero, no debería contar eso como un beneficio extra, pues los valores de las tierras simplemente están reflejando la mayor productividad. Tomarlo en cuenta sería una doble contabilización errada. Pero, ese error motivado es común en muchos proyectos de inversión, como mejores carreteras y escuelas, así como en muchas instalaciones, como mejores parques, control de inundaciones, protección contra incendios, paisajes, etcétera.

También, a menudo, se contabiliza doble al tratar tanto al ingreso generado como los empleos creados como si fueran beneficios diferentes. Si usted incorpora los costos de obtener los fondos para un proyecto, así como el gasto (muy rara vez hecho), en realidad ese ingreso y esos empleos no son creados, sino, más bien, movidos. Todavía más, para los trabajadores, el ingreso agregado es el beneficio. El trabajo que se agrega (empleos) es más bien el costo que los trabajadores deben experimentar para recibir el ingreso. Así que esto representa no sólo medir dos veces los beneficios, sino que en el proceso representa contar un costo como un beneficio.

Estas formas de doble medición se sobreestiman aún más al combinarlas con tal vez la forma más común de trampa en el ABC – los efectos multiplicadores. Dado que cada dólar de gasto gubernamental llega a ser ingreso de alguien, ese ingreso (y empleos) crean más compras, lo que crea más ingresos (y empleos), etcétera. Los defensores del programa presionan para que se incluyan en el lado de los beneficios todos estos efectos adicionales.

Pero, como que el gobierno no tiene recursos propios, cada dólar extraído de estadounidenses para financiar un programa (incluyendo los impuestos diferidos creados por los déficits) reduce el ingreso disponible de alguien, lo que reduce las compras que luego reducen los ingresos (y empleos), etcétera. Así que, si usted desea contar los efectos multiplicados en el lado de los beneficios, debe, para ser consistente, también contar los efectos multiplicados del lado de los costos. Pero, los ABCs lo hacen inconsistentemente, al comparar usualmente beneficios multiplicados con costos que no son similarmente multiplicados.

Como escribiera recientemente James C. Capretta en RealClearPolicy, tales errores de doble contabilización no han desaparecido con el paso del tiempo, sino que, ahora, parecen involucrar más ceros después del digno de dólares:

“Una maniobra en el Medicare defendida por la administración Biden… contabilizaría doblemente millones de millones de dólares al usar la misma fuente de ingreso tanto para pagar por el proyecto de ley de asistencia social que ahora se está ensamblando en el Congreso, como para prevenir la insolvencia futura del fondo fiduciario del Seguro Hospitalario del Medicare.”

En resumen, “En su totalidad, la administración quiere contar doblemente $3.4 millones de millones de dólares.”
La doble contabilización es sólo un tipo de las muchas trampas que ya está profundamente incorporado en los análisis ABC.

Hay otras, incluyendo ignorar costos relevantes (al tratar recursos ya poseídos por el gobierno como sin costo, aun cuando tienen usos alternativos valiosos). Se subestiman costos y fechas de terminación, se sobreestiman beneficios echando para atrás cuando empiezan, mientras que frecuentemente se sobreestima la magnitud de los beneficios (por ejemplo, sobreestimar la velocidad y predicción del número de usuarios del proyecto del Ferrocarril de Alta Velocidad de California). Ver también: ajustar predicciones de crecimiento de la población e ingresos para elevar el valor de, digamos, la protección contra inundaciones en un área determinada.

Los ABCs por mucho tiempo han usado supuestos de ingeniería reversa para que den los resultados que el gobierno quiere. Esto significa que cualesquiera beneficios potenciales que tiene la técnica para hacer al gobierno más productivo al restringir sus errores, equivocaciones, y desperdicio, ya han sido masivamente comprometidos. Ahí es en donde estamos ahora. Los nuevos ajustes de Biden agregarán tantos más grados de libertad para el gobierno para justificar cualquier cosa que desea hacer (al menos para su propia satisfacción), que es difícil ver cómo permanecería algo de valor probatorio para el fin previsto del ABC. Quienes quieren conservar sus empleos de analistas en el gobierno encontrarán aún más formas para concluir que es buena toda idea arreglada por quienes les pagan sus salarios, sin importar qué tan falsa pueda ser la conclusión. Es difícil imaginar una mayor disonancia cognitiva de lo que en realidad tomaría fomentar el Bienestar General de los estadounidenses, según se especifica en la Constitución de Estados Unidos.

El Dr. Gary M. Galles es profesor de Economía en la Universidad Pepperdine. Su investigación se enfoca en las finanzas públicas, la elección pública, la teoría de la firma, la organización industrial y el papel de la libertad, incluyendo las ideas de muchos liberales clásicos y de fundadores de los Estados Unidos. Sus libros incluyen Pathways to Policy Failure, Faulty Premises, Faulty Policies, Apostle of Peace, y Lines of Liberty.

Traducido por Jorge Corrales Quesada.