LOS DESAFÍOS DE POLÍTICAS PARA MILEI

Por Luis Pablo de la Horra
Law & Liberty
24 de noviembre del 2023

Nota del traductor: la fuente original en inglés de este artículo es luis pablo de la horra, law & liberty, Milei’s, November 24, 2023. En él podrá leer enlaces relevantes originalmente en letra azul en el texto.

Argentina le da la bienvenida a un nuevo presidente. Desafiando predicciones de encuestas de un empate técnico, el candidato anarco-capitalista Javier Milei logró una victoria resonante sobre el peronista Sergio Massa en la segunda vuelta por un amplio margen. El resultado inesperado de los acontecimientos condujo a que Massa concediera la derrota incluso antes que fueran anunciados los resultados oficiales, sorprendiendo a muchos observadores.

Como presidente electo, Milei confrontará cuatro desafíos económicos inmediatos: enfrentar la inflación, recortar el déficit fiscal, eliminar obstáculos que impiden el crecimiento de la economía argentina, y abordar tasas altas de pobreza. La inquietud más apremiante es el riesgo que se asoma de hiperinflación. La inflación ha plagado a Argentina por décadas, constituyendo un mal económico duradero. Entre 1980 y el 2022, la nación experimentó una tasa de inflación promedio del 206%. Durante los últimos doce meses, los precios aumentaron en un asombroso 143%.

El gráfico “tasa de inflación de Argentina entre enero del 2018 hasta agosto del 2023” puede verse en luis pablo de la horra, law & liberty, Milei’s, November 24, 2023.

El plan de Milei para enfrentar la inflación descansa en el paso radical de desmantelar el banco central de Argentina (BCRA) y abrazar el dólar estadounidense como la moneda oficial del país. Esta propuesta ha desatado un debate caluroso, evidente en la fuerte resistencia que encara de políticos a lo largo del espectro político y académicos prominentes. Pero, hay un reconocimiento amplio de que debe tomarse acción decisiva para confrontar el desafío económico mayor de la nación. ¿Representa la dolarización la estrategia óptima para poner al país en camino hacia la estabilidad monetaria?

No hay una respuesta sencilla. La dolarización no es la primera mejor opción, pues priva a los bancos centrales de las herramientas de política monetaria típicamente usadas pare enfrentar crisis económicas. Por ejemplo, a la luz de presiones deflacionarias, un banco central típicamente reduciría la tasa de política para estimular la actividad económica. En una economía dolarizada, el banco central nacional es ya bien eliminado (como propone Milei) o bien pierde su autoridad sobre la política monetaria, dejando a los responsables de la política con menos recursos a los cuales acudir en la eventualidad de una crisis.

Aún más, la eliminación del BCRA implica la pérdida de su rol como prestamista de última instancia para encarar asuntos de liquidez dentro del sector bancario, en especial durante crisis financieras. De la misma forma, el proceso de dolarización exige una oferta amplia de reservas en dólares, y el BCRA notablemente ha reducido sus tenencias durante el año previo. Esta reducción en reservas podría potencialmente introducir complicaciones al proceso de dolarización. Entonces, la pregunta que surge es: ¿son insuperables estos desafíos?

Sin duda, la posición ideal de un país o grupo de países es conservar la autonomía en la política monetaria, Pero, la efectividad de tal política descansa en la existencia de un banco central dotado de la capacidad de promover la estabilidad de precios a través de medidas monetarias juiciosas. Esto se presenta en contrasto con el BCRA, que ha demostrado un historial deprimente, como lo evidencian los episodios inflacionarios recurrentes durante décadas pasadas.

Un curso de acción menos radical podría involucrar retener el peso a la vez que se dota con independencia de la interferencia política al BCRA, frenando así su tendencia a monetizar la deuda gubernamental. Lamentablemente, esta opción puede ser afectada por la ausencia de credibilidad en el BCRA y la incapacidad histórica de políticos en décadas previas para efectivamente enfrentar y controlar la inflación al otorgársele independencia al banco central de Argentina.

¿Puede el sistema bancario sobrevivir sin un banco central que inyecte liquidez cuando se requiere? En ausencia de un banco central, los bancos pueden buscar avenidas alternativas para la liquidez, tales como establecer asociaciones con bancos globales o comprometerse con instituciones financieras internacionales – estrategia previamente observada en economías dolarizadas. Este involucramiento internacional no sólo tiene el potencial de brindar un substituto ante la ausencia de apoyo de un banco central, sino que, también, introduce un mecanismo que instaure disciplina a lo interno del sistema bancario.

La preocupación crítica acechante gira en torno a las insuficientes reservas de dólares en el BCRA, que son un prerrequisito para dolarizar la economía argentina. Esto podría afectar, retrasar, e incluso descarrilar los planes de dolarización de MiIei, obligándolo a explorar alternativas para encarar la inflación. La administración de Milei tiene el potencial para eliminar los controles al tipo de cambio y facilitar el ingreso de dólares. Pero, el desafío yace en ejecutar esta movida abruptamente sin resolver los desbalances fiscales, pues podría conducir a una depreciación substancial del peso y, en consecuencia, desatar la hiperinflación. Una solución más sensata podría involucrar buscar reservas adicionales pidiendo prestado al FMI o bancos internacionales.

La ejecución del plan de dolarización deriva su inspiración del libro de Emilio Ocampo Nicolas Cachanosky Dolarización: Una Solución para la Argentina. Incluso se espera que Ocampo sea el presidente del BCRA bajo la administración de Milei. El plan comprende tres fases. Primera, los depósitos bancarios denominados en pesos son transformados en dólares a un tipo de cambio fijo predeterminado, que coincidiría con el tipo de mercado. Es importante notar que, para que la dolarización sea exitosa, no se requiere que los bancos mantengan el valor nominal total de los depósitos en reservas de dólares. Simplemente, deben mantener reservas adecuadas en el banco central para cubrir retiros de efectivo de clientes y cubrir otras obligaciones financieras, como hoy lo hacen. Simultáneamente, los préstamos y otros activos financieros en las hojas del balance de los bancos son convertidos a dólares, permitiendo cualquier nuevo ingreso de dólares en el sistema financiero para facilitar esta transición

La segunda fase implica la conversión de los pesos en circulación a dólares. El enfoque más sencillo es estimular que individuos depositen sus notas bancarias denominadas en pesos en sus cuentas, en donde automáticamente serían convertidas a dólares, Alternativamente, podría involucrar autorizar oficinas específicas que faciliten la conversión de pesos a dólares a un tipo de cambio fijo en un marco de tiempo designado. En cualquier de estos escenarios, el BCRA no requeriría mantener por adelantado la suma completa de reserva de dólares.

La fase final representa la fase más compleja del proceso, pues implica la conversión de la mayor obligación financiera de las hojas del balance del BCRA – esto es, los Leliqs, que son deudas o facturas de liquidez emitidas por el banco central para conducir operaciones de mercado abierto. En el presente, estos Leliqs, que constituyen aproximadamente el 43% de las obligaciones totales, residen en las hojas de balance de los bancos. En esencia, Ocampo y Cachanosky proponen establecer un Fondo de Estabilización Monetaria (FEM) con el objetivo primario de liquidar gradualmente estos Leliqs. La hoja de balance del FEM primordialmente comprende el portafolio de bonos gubernamentales del BCRA y otros activos (para ser más precisos, los fondos no transferibles en la hoja de balance del banco central, que tendrían que ser cambiados por un conjunto frescamente emitido de bonos denominados en dólares, manteniendo tanto sus valores nominales originales como sus valores presentes). El ingreso generado por estos activos se utilizaría para fines de retirar gradualmente los Leliqs.

El segundo desafío incluye enfrentar el déficit fiscal consolidado, proyectado que exceda 10% del PIB en el 2023. Este déficit fiscal consolidado engloba el déficit primario, pagos de intereses, y el déficit cuasi fiscal, que incluye las obligaciones del BCRA que devengan intereses. Milei ha prometido recortar el gasto excesivo para disminuir el déficit primario sin comprometer la calidad de los servicios del gobierno.

Lograr esta meta parece ser difícil, dado que una porción significativa del gasto gubernamental se asigna a áreas esenciales como educación, cuido de la salud, y otros servicios públicos. Y remover algunos departamentos gubernamentales, como propone Milei, no ahorrará mucho dinero para la hacienda argentina. No obstante, el plan de dolarización propuesto podría desempeñar un papel crucial en enfrentar en el largo plazo la porción cuasi fiscal del déficit consolidado al resolver los asuntos asociados con los Leliqs.

El gráfico “Déficit Fiscal Consolidado” puede verse en luis pablo de la horra, law & liberty, Milei’s, November 24, 2023.

Un tercer desafío gira alrededor de las cargas regulatorias que pesan sobre la economía argentina. El último reporte de Reformas Políticas Económicas de la OCDE destaca la baja productividad por la ausencia de competencia doméstica y externa, altas barreras comerciales, y una elevada carga tributaria sobre las empresas, todo lo cual impide el crecimiento económico. Aún más, Argentina ocupa la posición 126 en la calificación de Facilidad para Hacer Negocios elaborada por el Banco Mundial, y su mercado laboral se caracteriza por un extenso sector informal (cerca de 50% de la fuerza laboral) al lado de una caída en los salarios reales durante los últimos años.

En este contexto, Milei ha propuesto una serie de reformas vagamente delineadas con el objetivo de abrir unilateralmente la economía al comercio internacional, reducir impuestos, y reestructurar el mercado laboral, Pero, es posible que encuentre desafíos significativos para poner en práctica estas reformas debido a la ausencia de apoyo mayoritario en la Cámara de Diputados.

Finalmente, la administración de Milei encara el desafío apremiante de enfrentar las crecientes tasas de pobreza en Argentina. Entre el 2016 y el presente, la tasa de pobreza nacional ha surgido de 30% para sobrepasar el 40%, aproximadamente dejando a 12 millones de argentinos luchando por debajo de la línea de pobreza. Una cuarta parte de esta demografía comprende individuos a la intemperie.

Si bien la solución final yace en estimular un crecimiento económico inclusivo por medio de reformas económicas, las medidas inmediatas son imperativas. Milei debe mantener o expandir programas dirigidos, en específico diseñados para ayudar a los más afectados por estas estadísticas alarmantes. Similarmente, reducir la inflación, que en especial afecta a los deciles más bajos de la distribución del ingreso, es una vía segura para disminuir los niveles de pobreza.

La situación económica de Argentina es crítica, y podría deteriorarse aún más si Milei fracasa en encauzar prontamente la situación. La clave para el éxito descansa en restaurar la estabilidad monetaria y prevenir una recurrencia de la hiperinflación. Si el nuevo gobierno puede hacer valer el control sobre la inflación por medio de la dolarización, aumentará significativamente la posibilidad de enfrentar exitosamente otros desafíos y devolver la economía al rumbo. El fracaso en hacerlo sellará muy posiblemente la suerte de la administración de Milei.

Luis Pablo de la Horra es profesor asistente de Finanzas en la Universidad de Valladolid, España.

Traducido por Jorge Corrales Quesada.