EL JUEGO DE LA ADMINISTRACIÓN BIDEN DE BÚSQUEDA DE RENTAS EN LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL

Por Paul Mueller
American Institute for Economic Research
2 de noviembre del 2023

Nota del traductor: la fuente original en inglés de este artículo es paul mueller, american institute for economic research, artifical intelligence, November 2, 2023. En él podrá leer enlaces relevantes originalmente en letra azul en el texto.

Esta semana el presidente Biden firmó una amplia orden ejecutiva alrededor del uso y desarrollo de la Inteligencia Artificial (IA). Si bien muchos comentaristas la han alabado por su uso extenso de lugares comunes y alcance ambicioso, el análisis económico básico sugiere que esta política es lo mismo de siempre para la administración Biden: usurpar autoridad, intimidar empresas del sector privado, retrasar la innovación, y promover una agenda progresista divisiva en nombre de la “equidad.”

Aunque la administración alega autoridad proveniente de la Ley de Defensa de la Producción, muy poco de la orden ejecutiva incluso lejanamente se relaciona con la defensa nacional. Utiliza el mismo mensaje de siempre sobre un “riesgo serio,” “seguridad económica nacional,” “salud pública de la nación,” “garantía de la seguridad,” “garantizar la detección adecuada,” y mucho más.

Estas aspiraciones siempre tienen poca conexión con lo que hará esta orden ejecutiva.

La administración Biden dio señales desde el primer día (Orden Ejecutiva 13985 Advancing Racial Equity and Support for Underserved Communities Through the Federal Government [Impulsando la Equidad Racial y Apoyo para Comunidades Desfavorecidas] de que involucraría la maquinaria completa del gobierno central en la promoción de la búsqueda de rentas para grupos “desfavorecidos” – no obstante, definidos según lo viera la administración como adecuado. Hace poco insistió en esta agenda. Esta Nueva Orden Ejecutiva 13960 sobre el Safe, Secure, and Trustworthy Development and Use of Artificial Intelligence [El Uso y Desarrollo Seguro, Protegido, y Confiable de la Inteligencia Artificial] continúa promoviendo esa agenda de equidad.

¡Felicítelos por su consistencia!

Desde su intento por “perdonar” préstamos estudiantiles hasta entregar decenas y hasta cientos de miles de millones de dólares a grupos favorecidos que denominan como desfavorecidos -desde agricultores en problemas hasta mujeres y minorías dueñas de compañías que impulsan la “justicia climática,” pasando por el desarrollo de energía renovable o vehículos eléctricos- la administración Biden sabe claramente quién debería ganar y quién debería ser ignorado.

Lo mismo es cierto de esta Orden Ejecutiva sobre inteligencia artificial. La orden inserta burócratas y agencias gubernamentales en el desarrollo y uso de la IA. La administración quiere retrasar y restringir el desarrollo de la IA – al recomendar que grandes compañías de IA vayan donde funcionarios de gobierno para que “verifiquen independientemente” la seguridad de sus modelos y aplicaciones. Por supuesto, siendo los incentivos políticos lo que son, estas evaluaciones de seguridad serán utilizadas para redirigir y retocar los modelos de IA hacia las prioridades de la administración actual y sus ubicuos grupos “desfavorecidos.”

Sin detalles, evidencia, o ejemplos, la administración Biden insiste en que no puede y no “tolera el uso de la IA para poner en desventaja a aquellos que ya muy a menudo se les niega oportunidad y justicia por igual. Desde el empleo hasta la vivienda y cuido de la salud, ya hemos visto lo que pasa cuando el uso de la IA profundice la discriminación y sesgo, en vez de mejorar la calidad de vida.” En respuesta, los funcionarios de la administración intentan poner sus manos sobre la balanza para asegurarse que grupos favorecidos, etiquetados como desfavorecidos, obtengan un estatus especial, financiamiento, acceso y prioridad por medio de modelos de IA.

La ausencia de detalle sobre el tema de equidad es embrutecedora. Aún más, es pedantemente simplista y borra a los individuos como agentes morales, al subsumirlos bajo cualquier grupo o clase de identidad que resulta ser políticamente conveniente.

Los modelos económicos de búsqueda de rentas demuestran que estos requerimientos alejan los recursos de la actividad productiva, hacia el cabildeo de políticos y reguladores para obtener un trato favorable. Las restricciones al desarrollo de la IA, a pesar de advertencias en contrario de la administración, ciertamente harán menos competitivo el ámbito de la IA y más difícil que nuevas y más pequeñas firmas operen en él – consolidando aún más el tamaño económico, influencia política, y peso social de las actuales compañías tecnológicas masivas.

El proceder de la administración Biden sobre la gobernanza de la IA es totalmente equivocado. En vez de permitir que legisladores creen reglas claras y generales con base en un daño directo y observado del desarrollo de la IA, ha llevado el principio de la precaución hacia un extremo insalubre. Esta Orden Ejecutiva crea reglas, restricciones, y exigencias sobre los desarrolladores de IA con base en un daño potencial hipotético, ficticio, abstracto y hasta imaginario. Pero, todas estas precauciones son costosas, -tanto en tiempo como dinero- e inevitablemente retrasarán el progreso de las compañías estadounidenses en lo que parece ser una nueva tecnología crítica.

La preocupación sobre la fuerza y aplicación de la IA en la seguridad nacional y la rivalidad entre grandes poderes debería conducir a un enfoque opuesto, conocido como “innovación sin que se tenga que pedir permiso.” La Orden Ejecutiva dice lo correcto al afirmar que “Estados Unidos ya lidera la innovación de la IA – más empresas nuevas de IA obtuvieron capital el año pasado en Estados Unidos que en los siguientes siete países combinados.” Pero, los principios de esta disposición, al desarrollarse en herramientas regulatorias por el estado administrativo, son una amenaza clara para este liderazgo competitivo en la IA de empresas estadounidenses.

¿Cómo le sirve eso a los intereses estadounidenses?

Así como una economía fuerte, construida con base en el principio de legalidad, propiedad privada y libre empresa, preparó a Estados Unidos para una guerra global en los años cuarenta, desatar la innovación estadounidense en software y algoritmos de IA al reducir reglas y regulaciones creará una base tecnológica mucho más robusta desde la cual competir con otros países, También, eso nos ayudará a combatir la piratería informática, el espionaje electrónico, y otras formas de sabotaje tecnológico.

En vez de evadir el peligro, esta orden ejecutiva pondrá en desventaja a Estados Unidos en la carrera por desarrollar la IA. Estas reglas, en vez de hacer la IA “más segura” y más “equitativa,” reglas permiten que el gobierno federal y sus agentes dirijan el desarrollo de la IA para beneficiar grupos de interés favorecidos a expensas de todos los demás.

En vez de alabar (“hito” y “las acciones más radicales de la historia”) su propia visión y sabiduría, los funcionarios de la administración Biden deberían avergonzarse porque la Orden Ejecutiva 13960 alguna vez viera la luz del día.

Paul Mueller es compañero sénior de investigación en el American Institute for Economic Research. Recibió su PhD en economía de la Universidad George Mason. Previamente, el Dr. Mueller dio clases en el King’s College en la Ciudad de Nueva York. Su trabajo académico ha aparecido en muchas revistas especializadas, incluyendo The Adam Smith Review, The Review of Austrian Economics, y The Journal of Economic Behavior and Organization, The Journal of Private Enterprise, y The Quarterly Journal of Austrian Economics. También, es autor de Ten Years Later: Why the Conventional Wisdom about the 2008 Financial Crisis is Still Wrong with Cambridge Scholars Publishing.

Escritos populares del Dr. Mueller han aparecido en USA Today y Fox News, así como en el Intercollegiate Review, Christian History, Adam Smith Works, y Religion and Liberty, entre otros. El Dr. Mueller ha dado conferencias y dirigió coloquios para una diversidad de organizaciones, incluyendo a Liberty Fund, el Institute for Humane Studies, el Intercollegiate Studies Institute, y el Russell Kirk Center for Cultural Renewal. También, el Dr. Mueller es compañero de investigación y director asociado del proyecto de Libertad Religiosa en los Estados en el Center for Culture, Religion, and Democracy. Es dueño y opera un alojamiento y desayuno [bead and breakfast] (La Abadía) en Leadville, Colorado, en donde vive con su esposa y cinco niños.

Traducido por Jorge Corrales Quesada.