¿SEÑALAN LAS ESCASECES LA FRAGILIDAD DEL LIBRE COMERCIO?

Por Jon Murphy
American Institute for Economic Research
23 de octubre del 2023

Nota del traductor: la fuente original en inglés de este artículo es jon murphy, american institute for economic research, shortages, October 23, 2023. En él podrá leer enlaces relevantes originalmente en letra azul en el texto.

La pandemia del COVID-19 nos dio, entre otros males, el extraño espectáculo de llamados a favor de medidas proteccionistas de ambos partidos políticos de Estados Unidos. En el 2020, al reaccionar el mundo ante la pandemia del COVID-19, surgieron rápidamente escaseces de suministros claves. Productos médicos necesarios, como equipo de protección personal (PPE por sus siglas en inglés), insumos para diversas medicinas, desinfectantes de manos, toallitas, e incluso ítems para el hogar, como papel higiénico, desaparecieron de los estantes y dejaron a los consumidores en una rebatiña para obtenerlo. La presencia de estas escaseces se convirtió en un grito de batalla partidario a favor del proteccionismo. El senador republicano J.D. Vance culpó al libre comercio por una escasez de amoxicilina (un tratamiento frecuente de infecciones del oído), y la ha usado para emitir peticiones de “relocalización” en el país. La secretaria del Tesoro, Janet Yellen, ha endosado políticas proteccionistas en nombre de la “seguridad económica” y “seguridad nacional.” El proteccionismo, dicen ellos, es necesario para reforzar las cadenas de suministro estadounidenses y reducir la fragilidad y vulnerabilidad de la economía de los Estados Unidos.

¿Fueron las escaseces y desorden económico que surgieron durante la pandemia debidas al libre comercio? El buen análisis y la política prudente dependen de mirar los acontecimientos en su pleno contexto. Así, para entender plenamente las escaseces y qué política se necesita para impedir esa ruptura en el futuro, necesitamos entender el mundo legal y económico de la pandemia. Dicho análisis muestra que estas justificaciones proteccionistas no llegan a ningún lado.

El argumento de que el libre comercio hace que una economía sea vulnerable aparenta ser correcto en la superficie: Al llegar a entrelazarse más las economías, los impactos en una nación pueden desparramarse y afectar otras naciones entretejidas con ellas. Así, para prevenir tal contagio, puede ser necesario aislar o construir redundancias domésticas en las cadenas de suministro, para impedir interrupciones.

Este argumento descansa en dos errores críticos: una incomprensión fundamental del intercambio y supuestos errados sobre los incentivos enfrentados por los actores. Entender estas dos fallas nos permitirá ver cómo es incorrecto su argumento de que el comercio convierte en vulnerables a las cadenas de suministro.

LA VENTAJA COMPARATIVA ES ENTRE INDIVIDUOS

El intercambio está construido con base en el concepto de la ventaja comparativa. La ventaja comparative es un concepto intuitivo. Uno hace lo que es más barato para uno hacer (en términos de recursos sacrificados) y compra lo que es más barato para uno comprar. Uno se especializará y venderá (“exportará”) aquello en lo que uno es relativamente bueno para producirlo y comprará (“importará”) aquello en lo que uno es relativamente deficiente en producirlo. En el contexto del comercio internacional, muchos libros de texto presentarán la ventaja comparativa en términos de países. Esa presentación de la ventaja comparativa tiene aplicaciones pedagógicas útiles, pero, es, estrictamente hablando, incorrecta. La ventaja comparativa es siempre entre individuos, no entre países. Una persona o empresa puede tener ventaja comparativa, pero no un país. Esto implica que, dentro de un límite político, habrá muchas diferentes ventajas y desventajas comparativas. A su vez, esto conduce a un fenómeno conocido como comercio intra industrial, en que un país tanto importa como exporta bienes de la misma industria.

A menudo, los proteccionistas toman literalmente el modelo de países como teniendo una ventaja comparativa, en vez de como una herramienta pedagógica. Descartan el individualismo, lo que significa que ellos ya están entendiendo mal el rol del comercio. En consecuencia, afirman que, como predice el modelo, las naciones se especializan en ciertos bienes e importan el resto. Esta especialización hace que las cadenas de suministro sean vulnerables. No obstante, un entendimiento apropiado del comercio como algo entre individuos, significa que individuos se especializan e intercambian, no países. Los individuos pueden ser vulnerables, pero no países enteros si ellos abrazan el libre comercio. En el grado en que economías enteras sean vulnerables, se debe a que el gobierno desalienta el libre comercio.

Es concebible que, si hay un monopolio doméstico que encara un impacto del lado de la oferta a causa de un productor extranjero de un insumo crucial, entonces, eso podría causar una onda de choque a través de la economía doméstica. Pero, los participantes en el mercado anticipan ese problema. Al aumentar el número de oferentes para incluir tanto los externos como los domésticos, cae la importancia sistemática de cualquier suplidor. Si un suplidor del exterior sufre un impacto, hay otros que toman el relevo. Los participantes en el mercado saben de eso y, a menudo, tienen relaciones con múltiples suplidores de los insumos necesitados. El proteccionismo limita la habilidad de los individuos para desarrollar redundancias. Este punto nos lleva al segundo error que cometen los proponentes del proteccionismo: entender mal los incentivos.

LOS INCENTIVOS IMPORTAN

Dado un mundo de escasez, constantemente estamos eligiendo entre alternativas. Nuestras elecciones dependen de los costos y beneficios percibidos de diferentes alternativas. Las expectativas acerca del futuro desempeñan un papel importante en nuestras evaluaciones de esas alternativas. A inicios de marzo del 2020, muchas firmas no tenían expectativas de tal alteración global del comercio internacional. Las empresas practicaban la manufactura con base en “justo a tiempo,” lo que deja poco espacio para lidiar con impactos significativos. Pero, los tiempos han cambiado. Las firmas esperan interrupciones globales y buscan formas para hacer que las cadenas de suministro sean más robustas. Si hacer que las cadenas de suministro totalmente domésticas es la mejor de todas las alternativas razonables, esperaríamos que las empresas tomaran tales a acciones sin necesidad de proteccionismo.

Por el contrario, los incentivos encarados por los políticos no se alinean con una cadena de suministro robusta. Ellos no obtienen beneficios con tal robustez, tampoco enfrentan penalizaciones si sus escogencias son incorrectas. Más bien, tienden a enfrentar incentivos políticos: reelección, calmar a diferentes grupos, propuestas llamativas, etcétera. Aun el político que toma decisiones bien intencionadas no enfrenta la estructura de incentivos apropiada para tomar la mejor decisión.

Si el proteccionismo hace más robustas las cadenas de suministro, entonces, eso se esperaría ver en los datos. Pero, una ojeada rápida muestra que las industrias protegidas son más vulnerables ante impactos que industrias menos protegidas. Dos ejemplos servirán para ilustrar este punto.

Primero, la capacidad de transporte marítimo de Estados Unidos. La industria de la construcción de barcos de Estados Unidos es altamente protegida. La Ley Jones, una pieza centenaria de legislación, requiere que todos los bienes transportados entre puertos estadounidenses sean en barcos, construidos, con la bandera nacional, y tripulados por estadounidenses. La lógica de la Ley es simple. Al asegurar una flota doméstica y un suministro de capacidad de construcción de barcos, los Estados Unidos no se dejarán sorprender si surge la necesidad de un amplio despliegue de equipo militar, como pasó durante la Primera Guerra Mundial. No obstante, la Ley Jones ha fallado en tal sentido. La Ley es frecuentemente suspendida durante situaciones de emergencias para aumentar los suministros en un área afectada. La Ley Jones falló en que Estados Unidos tuviera un transporte marítimo más robusto.

Segundo, el alimento de fórmula para bebés. El Departamento de Agricultura de los Estados Unidos regula estrictamente el alimento de fórmula para bebés en Estados Unidos. De hecho, sólo se ha permitido la operación en Estados Unidos de seis productores de alimento de fórmula para bebés, y las importaciones son estrictamente prohibidas, a menos que sean aprobadas por la Administración de Alimentos y Medicinas de Estados Unidos (FDA por sus siglas en inglés). Cuando Abbott Nutrition, uno de los seis productores, fue obligada a cerrar en mayo del 2022 debido a preocupaciones sobre seguridad, una escasez masiva de alimentos de fórmula para bebes golpeó a los Estados Unidos. El presidente Biden invocó la Ley de Defensa de la Producción para no exigir los requisitos de la FDA y trajo por avión suministros desde el exterior. En vez de hacer que se robusteciera la industria de alimento de fórmula para bebés de Estados Unidos, las acciones proteccionistas la hicieron tan vulnerables que tuvieron que ser suspendidas para lidiar con el cierre de una sola fábrica. Estos ejemplos muestran que el proteccionismo debilita las cadenas de suministro y hace que la manufactura sea más vulnerable a las interrupciones, porque no se pueden adquirir alternativas. El libre comercio no puede se culpado de hacer vulnerables ante interrupciones a las cadenas de suministro e industrias; por el contrario, las fortalece. El libre comercio no puede ser culpado de las escaseces resultantes del COVID-19. Más bien, las cuarentenas y los controles de precios causaron las interrupciones.

Jon Murphy es compañero asociado del Instituto para una Sociedad Empresarial y profesor asistente de economía en la Universidad Estatal Nicholls (Luisiana). Tiene un Ph.D. en economía de la Universidad George Mason. Antes de unirse a la Universidad Estatal Nicholls, el doctor Murphy fue profesor visitante en la Universidad de Carolina Occidental. El Dr. Murphy ha publicado acerca de la economía de la información, historia del pensamiento, e investigación pedagógica en revistas académicas tales como The Journal of Economic Behavior and Organization y The Journal of Institutional Economics, y ha brindado testimonio ante la legislatura del estado de Carolina del Norte sobre el tema de reforma a los seguros. En vida previa, fue consultor y pronosticador en ITR Economics.

Traducido por Jorge Corrales Quesada.