AHOGÁNDOSE EN DEUDAS: EL DILEMA ECONÓMICO DE ARGENTINA

Por Álvaro Vargas Llosa
Independent Institute
Miércoles 18 de octubre del 2023

Nota del traductor: la fuente original en inglés de este artículo es álvaro vargas llosa, independent institute, Argentina, October 18, 2023. En él podrá leer enlaces relevantes originalmente en letra azul en el texto.

Cualquiera que desee tomar un curso rápido en asuntos monetarios no podría hacerlo mejor que pasando unos pocos días en Argentina.

Tiene las tasas de interés más altas del mundo (recientemente el banco central las elevó a 133 por ciento) y, al mismo tiempo, dada su tasa de inflación, las tasas reales más bajas entre las cuarenta economies más grandes en el mundo (se espera que la inflación alcance 190 por ciento), El peso ha perdido más del setenta por ciento de su valor en doce meses, y el presidente del país ha presentado cargos contra el principal candidato por la presidencia, Javier Milei, por decir que los argentinos no deberían renovar depósitos a tasa fija en la moneda doméstica, debido que eso es “una mierda.” Dado que hay, en teoría, controles de capital estrictos y el único tipo de cambio legal es el oficial, comprar dólares fuera del sistema gubernamental es ilegal. Aun así, todo mundo lo hace, haciendo que el tipo de cambio en el mercado sea un poco más de tres veces el tipo de cambio legal.

Detrás de todo esto hay una cantidad colosal de gasto y endeudamiento fiscal. La ausencia de acceso al crédito externo y la imposibilidad de elevar los impuestos aún más (los impuestos a las empresas ya se llevan un cien por ciento de las ganancias de las empresas, además de un mordisco anual a sus activos) significa que la única forma de financiar al gobierno es emitir dinero. El volumen alocado de pesos impresos para mantener un sistema basado en el patrocinio y corrupción condujo a las autoridades monetarias a emitir deuda de corto plazo y ofrecerla a los bancos comerciales para absorber algunos de los pesos e impedir que la economía alimente la inflación, ya sea por medio de la compra de bienes o por medio de la compra de dólares.

La deuda es renovada constantemente, y el ciclo se renueva continuamente. Pero, espere, aún se pone mejor: para hacer ese papel comercial mínimamente atractivo, el banco central les ofrece a sus acreedores las tasas de interés nominal más altas en el mundo. Y, ¿cómo paga el interés sobre esa deuda? Imprimiendo pesos, por supuesto – derrotando así el propósito de emitir deuda para “esterilizar” el exceso de pesos.

Dada la constantemente cambiante realidad de lo monetario y del tipo de cambio externo, es difícil calcular con exactitud la cantidad de deuda que es debida por el banco central en dólares estadounidenses. Es al menos tres veces la base monetaria, lo que estimaciones creíbles calculan equivale a cerca de $10 miles de millones.

Todo esto, y, en particular, la propuesta de Milei de hacer que el dólar sea la moneda de curso legal en el país y la abolición del banco central, ha desatado un importante debate en Argentina. Si bien algunos apoyan la dolarización, otros prefieren permitir que el mercado decida entre monedas que compiten entre sí. Quienes se oponen a la dolarización, pero apoyan algún grado de libertad monetaria, afirman que no hay dólares suficientes para intercambiar los 21 billones de pesos que el banco central le debe a los bancos comerciales y a otros.

En contraste aquellos a favor arguyen que todo el proceso es gradual y basado en la credibilidad, como fue el caso de otros países que dolarizaron oficialmente sus economías. La transición, dicen ellos, no requeriría intercambiar cada peso de la noche al día. Una vez que la gente confía en el gobierno, los miles de millones de dólares que los argentinos tienen fuera del sistema (equivalente a más o menos la mitad del producto doméstico bruto) saldrían de las sombras o regresarían a Argentina. Tengo la impresión de que en cualquier caso, el gobierno, ya incapaz de repagar su deuda externa y sin acceso a crédito adicional, no está en capacidad de pagar toda su deuda interna y, en último caso, tendrá que imponer un recorte significativo a sus acreedores.

Pero, aquí mi propósito no es involucrarme en este debate. Es sólo señalar que la magnitud de la crisis es tal que Argentina, por fin, está debatiendo lo que debería haber esa discutiendo desde mucho tiempo atrás – cómo alejar a los políticos de poder de tomar sesiones sobre su moneda.

Álvaro Vargas Llosa es Compañero Sénior en el Instituto Independiente. Sus libros con el Instituto incluyen Global Crossings, Liberty for Latin America, and The Che Guevara Myth.

Traducido por Jorge Corrales Quesada.