¿QUIÉN ERA HAYEK?

Por G. Patrick Lynch
Law & Liberty
2 de octubre del 2023

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Cuando se le presentó elegir entre el fascismo o el socialismo, Hayek no eligió ninguno de los dos.

Hay una comparación famosa en internet entre los dos más famosos Hayek del mundo – Salma y Friedrich. Obviamente Salma es mucho más conocida, pero Friedrich podría estar ganándole. Recientemente, él ha aparecido en numerosos libros y artículos académicos, pero hay poco acuerdo acerca de quién era él. Algunos lo retratan como un villano, quien ha sujetado al mundo a los horrores del “neoliberalismo,” y sus efectos sociales perturbadores. Otros han afirmado que está más cerca de Rawls y Keynes y que habría apoyado un generoso estado de bienestar para disminuir los problemas sociales que generaban sus políticas preferidas. Aún otros lo ven como un defensor heroico de ideas libertarias acerca de la necesidad de limitar la intervención estatal en la sociedad, y, en particular, en los mercados. Salma debe estar crecientemente celosa, pero es probable que confundida acerca de quién era exactamente ese competidor nominal.

Así que, ¿quién era Hayek? Para responder esta pregunta hablé con Bruce Caldwell, el editor de los Collected Works of FA Hayek para la Editorial de la Universidad de Chicago y, también, coautor con Hansjoerg Klausinger del primer volumen de una nueva biografía de dos volúmenes titulada Hayek: A Life. Obviamente, hablamos sobre algún material en la biografía, pero, también, discutimos quién era Hayek la persona a fin de bridar una mejor imagen del individuo, el contexto en que vivió, y qué le animó intelectualmente. La imagen que emerge es mucho más compleja de lo que se dan cuenta plena ya sean sus seguidores como sus críticos.

UN MUCHACHO LIBERAL DE VIENA

Caldwell me contó que la perspectiva de la biografía era “tratar de ver al mundo de la forma en que Hayek lo vio.” Hayek fue criado en Viena a principios del siglo XX. Peleó en la Primera Guerra Mundial, y vivió a lo largo de la Segunda Guerra Mundial en Inglaterra durante parte del Blitz [bombardeo aéreo]. Él observó el auge del fascismo y el apogeo de la popularidad del socialismo y el comunismo soviético. Mantuvo cargos académicos en varios países y viajó por el mundo. Siempre estaba rodeado e interactuaba con lo que Caldwell llama “un maravilloso elenco de personas.”

“Fritz,” como se refirieron de él cuando era joven, nació en una familia menos ennoblecida, tomó la educación en serio, y, con frecuencia, persiguió intereses científicos al aire libre. Su padre era médico, pero su pasión era la botánica. Era una especie de “geógrafo de las plantas” y llevó a la familia a caminatas para recolectar plantas. El padre de Friedrich le leyó acerca de explorar los Polos Norte y Sur, el advenimiento del vuelo, y otros descubrimientos científicos recientes.
Hayek fue criado en un mundo limitado por la clase y la familia extendida. Sus gustos se derivaban de la “cultura orientada hacia Alemania,” como la llamó Caldwell, en particular material literario y teatral. Como su padre, Fritz recolectó programas de obras de teatro y otras actuaciones a las que asistió empezando a la edad de 11.

Su familia y amigos reconocieron que era muy brillante e intelectualmente avanzado para su edad, pero a Fritz le irritaban los límites del sistema educativo formal y opresor de Austria. El enfoque de Hayek hacia la educación era “absorber las cosas, formularlas, intercalarlas con sus propias ideas y, luego, proponer una visión particular,” pero nunca tomó en serio su educación formal y, de hecho, ser retrasó un año. Lo que parece ser contradicciones en el Hayek posterior puede haberse originado en esta mente muy independiente incluso a una edad joven. Hayek se llamó a sí mismo desconcertante [puzzler], comparado con alguien que es un maestro del material, y como estudiante se aproximó de forma similar hacia el aprendizaje.

Hayek era atlético, excelente en el tenis, escalamiento de montañas, y esquí. Su crianza y amor por el aire libre se extendieron hasta su vida adulta, en el tanto que vacacionaba regularmente en los Alpes austriacos durante los veranos. Caldwell hizo ver que esos viajes eran “parte esencial de su vida” donde “se cargó sus baterías, planificó el año venidero” esbozando los proyectos intelectuales que pensaba llevar a cabo. Aunque algunos llegaron a buen término y otros no, tenía un ritmo de vida profesional y personal que giró alrededor de estar al aire libre.

Hayek sirvió en la Primera Guerra Mundial en el frente italiano, regresando ileso a casa a pesar de varios incidentes casi letales al observar globos y aeroplanos. Luego asistió a la Universidad de Viena. Después de tres años de “clases” que básicamente eran de asistencia optativa, los estudiantes hacían exámenes orales. Pero, Hayek hizo las cosas a su manera. Era parte de un grupo pequeño (Caldwell estima que tenía, tal vez, 30 miembros) de compañeros que de hecho atendieron a las conferencias y entre sí se consultaban sobre cuales eran interesantes y valían la pena asistir, sin importar la materia. Por ejemplo, se sentó en las conferencias del famoso positivista legal Hans Kelsen, quien era uno de los autores de la Constitución de Austria, pero, también, asistió a conferencias sobre psicología, historia del arte, economía, y otros campos.

Los asuntos políticos eran muy destacados en la posteridad de la Primera Guerra Mundial. Emergió un nuevo panorama político nacional en Austria, en que todos los partidos mayoritarios eran socialistas, marxistas, o pan-alemanes. Hayek rechazó a todos pues era gran defensor de la tolerancia y la conversación.

Los partidos austriacos grandes eran “muy horrendos en cuanto a las ideas que abrazaban” – en específico, el antisemitismo. Por ejemplo, los partidos pan-alemanes impulsaban el Anschluss [la unión de Austria] con Alemania y “enfatizaban la cultura alemana.” Hayek no tenía problema con enfatizar la cultura alemana, pero muchos de estos partidos políticos tenían “Párrafos Arios” que decían que, si usted era judío, no podía ser miembro de él, y eso no era algo de lo que él sería parte.” El partido socialista, influenciado por el austro-marxismo, no le atraía Hayek. En vez de ello, él y otro de sus amigos más cercanos, Herbert Fürth, trabajaron con un minúsculo partido que era liberal, pro democracia (incluyendo el sufragio femenino), culturalmente tolerante, y secular. Le fue tan mal que desapareció de la historia.

De acuerdo con Caldwell, la población estudiantil en la Viena de la época estaba “plagada” de antisemitismo, no obstante, eso era común “por igual en áreas anglo-sajonas. Usted va a Harvard, usted va a Yale, usted es judío, a usted no le va tan bien.” Pero, Hayek rechazó este prejuicio altamente sostenido salido de control.

Particularmente importante para el desarrollo de esta sensibilidad progresista fue un grupo intelectual fundado por Hayek y Fürth, quien era de descendencia judía.

Lo explica Caldwell:

“Fürth era realmente la persona responsable de identificar gente que se uniría a este grupo, y mucha de ella era de descendencia judía o practicante del judaísmo, y fue a través de la interacción con este grupo que Hayek llegó darse cuenta que había toda esta cultura adicional, una cultura intelectual en Viena que él no había experimentado a lo largo de su crianza aislada en la familia Hayek. Y él la abrazó – ¡pensó que era grandiosa! Y se preguntó si él tenía sangre judía, pues dijo “¡esta es mi gente! Ellos son realmente inteligentes; saben acerca de literaturas que yo desconocía.”

Por medio de este grupo, Hayek fue introducido a las tradiciones italiana, francesa, y otras tradiciones intelectuales, aparte de los puntos de vista básicamente germánicos que previamente había aprendido.

Durante el siguiente período de su vida, Hayek interactuó con muchos académicos judíos, como Ludwig von Mises, Ludwig Lachmann, Fritz Machlup, y Karl Popper. Como lo puso Caldwell, Hayek estaba “interesado en las ideas y él [era] un liberal. Usted debe juzgar a la gente según si son buenas personas… no según cosas como la raza o si son judías.”

MISES Y EL INICIO DE UNA CARRERA

Mises tuvo un enorme impacto sobre Hayek. El célebre economista le dio la bienvenida en su seminario en Viena, le consiguió un empleo (con un salario protegido ante la inflación de la era hiperinflacionaria de postguerra), y le ayudó a arreglar su primer viaje a Estados Unidos. También, Mises había escrito dos libros sobre dos tópicos exactos -política monetaria y socialismo- que definirían la investigación temprana de Hayek.

En su momento, Mises le ayudó a Hayek para un puesto en el centro del ciclo de negocios de Austria fundado por aquel. Caldwell describe esto como un ajuste incómodo para Hayek. Si bien le sirvió como trampolín para su carrera profesional, él era profundamente escéptico sobre la habilidad de economistas para predecir ciclos de los negocios, lo cual era muy de moda entre los institucionalistas estadounidenses, como Wesley Clair Mitchell, a cuyo seminario Hayek asistió en su viaje a Estados Unidos. Mitchell y otros creían que la teoría se derivaba de datos, y tal enfoque les recordó a Hayek y Mises la Escuela Histórica Alemana, la némesis principal de los economistas austriacos. Y la predicción que se requería que hiciera el instituto era otra cosa con la que Hayek, como austriaco, no se sintió particularmente cómodo haciéndolo. Esto, dice Caldwell, para Hayek fue una difícil “aguja por enhebrar.”

En su momento Hayek llegó a la Escuela de Economía de Londres (LSE por sus siglas en inglés,) que fue fortuito debido a la calidad de sus colegas y su entusiasmo creciente por el liberalismo británico. El apoyo hacia la planificación económica y el socialismo eran frecuentes en los años treinta, incluso en Gran Bretaña. “El mundo realmente está a punto de caerse a pedazos entre la Gran Depresión y el surgimiento de estos sistemas fascistas y totalitarios diversos,” observó Caldwell. “Esta es una época tensa que va a empeorar y empeorar.” Recordando que el contexto es importante para entender a Hayek.

En la LSE, él estableció ligámenes con el economista compañero liberal Lionel Robbins, pero Hayek mantuvo su enfoque civil y de conversación hacia todos sus ideológicamente diversos colegas y estudiantes. Estas descripciones de Hayek son muy consistentes: “Él es muy subestimado; él está interesado en la búsqueda de la verdad, y lo hace tan desapasionadamente. No es alguien que se emocione,” en particular cuando se le contrasta con el exuberante y llamativo Robbins. En entrevistas en video, Hayek siempre estaba tratando de explicar sus opiniones, no “tratando de meterlas por la fuerza en tu garganta.” Por supuesto, Caldwell me recordó que, como alguien con acento alemán en la Inglaterra en esa época, ¡quizás no ser tan asertivo fuera la mejor forma de hacerlo!

Junto con Arnold Plant y Robbins, Hayek manejó lo que se conoció como el “Gran Seminario” en donde se estaban formulando algunos de los trabajos fundamentales en la teoría económica moderna. Entre los estudiantes que asistieron estaban Ronald Coase ((El Teorema de Coase), Nicholas Kaldor y John Hicks (la eficiencia de Kaldor-Hicks), Aaron Director, John Kenneth Galbraith, Ludwig Lachmann, Tibor Scitovsky, y muchos otros. Entre visitantes que asistieron al seminario se incluyen a Frank Knight, Jacob Viner, Wilhelm Röpke, y Joseph Schumpeter.

HAYEK EL ACADÉMICO

Uno de los primeros importantes proyectos de investigación de Hayek en la LSE fue Pure Theory of Capital [La teoría pura del capital], que tuvo una fría recepción entre la comunidad de economistas. El segundo fue un trabajo serio que extendía la crítica austriaca del socialismo. Durante la guerra, escribió su artículo más famoso de economía – “The Use of Knowledge in Society” [El uso del conocimiento en sociedad]. Como explica Caldwell, el artículo trata de “cómo un sistema de mercado que funciona bien es un mecanismo para coordinar la acción humana en un mundo de conocimiento disperso y sostenido subjetivamente – en donde las personas tienen diferentes pedacitos de conocimiento.” Este plantea serias preguntas acerca de la posibilidad de una planificación central efectiva. Para citar a Bastiat, “París es alimentado” porque los mercados pueden procesar mejor que la planificación central el conocimiento especializado y descentralizado del mundo real. “El uso del conocimiento” es hoy en día aun ampliamente citado en economía.

El trabajo de Hayek en este período altamente productivo no estaba atado solamente a la economía. Su proyecto sobre el Abuso de la razón empezó como una historia intelectual de cómo lo que Hayek llamó “cientificismo,” el mal uso de principios científicos al estudiar instituciones humanas, se diseminó desde pensadores como Saint-Simon y Comte por medio de otros canales y, en última instancia, por enfoques informados acerca de lo que en el siglo XX llegarían a ser las ciencias sociales. Este proyecto nunca se completó, pero la discusión del período francés, que se convirtió en La contrarrevolución de la ciencia. Estudios sobre el uso de la razón, es ampliamente citada e influyente. Otra pieza de ese período llamada Scientism and the Study of Society trata de otros asuntos metodológicos.

Al irse aclarando que los Aliados iban a ganar la Segunda Guerra Mundial, Hayek vio claramente el entusiasmo de expertos hacia la planificación económica y social. Muchas piezas populares se estaban escribiendo por “hombres de ciencia” (científicos de la naturaleza que eran intelectuales públicos) y otros, como el colega de Hayek en la LSE Harold Laski, sobre la necesidad de planificar la economía, el orden social y la investigación científica. Si bien el esfuerzo de la guerra impulsó el apoyo a la necesidad de planificar, era claro que la Unión Soviética era el modelo que estos hombres de ciencia admiraban.

Estos individuos, explica Caldwell, creían estar “luchando por una nueva Jerusalén… luchando por un nuevo mundo luego de que se terminara la Segunda Guerra Mundial, y ese mundo debería ser un mundo socialista.”

Estas ideas fueron promovidas con efectividad ante una audiencia masiva. Así que Hayek empezó un proyecto popular propio. Pivoteando desde una respuesta más intelectual (el segundo volumen del Abuso de la razón), Hayek se volcó, en vez de ella, hacia el más persuasivo y accesible Camino de servidumbre. Fue un importante éxito internacional.
Interesantemente, Caldwell indica que este libro es extrañamente silencioso sobre los peligros del comunismo soviético, pero, dado que en esa época los soviéticos eran nuestros aliados, Hayek debió remover mucho material del texto que fustigaba a la URSS. Aun así, el mensaje del libro es claro: los riegos del poder y planificación gubernamental, sin importar el tipo de régimen, son grandes.

Caldwell cree que Camino de servidumbre “le da a Hayek 15 minutos de fama, [y] eso se hace muy importante en términos de su habilidad para crear la Sociedad Mont Pèlerin (SMP).”

LA GRAN TIENDA DE CAMPAÑA

Aparte de sus numerosas contribuciones intelectuales a la economía, política, y derecho, la Sociedad Mont Pèlerin ha mostrado ser uno de los logros más duraderos de Hayek. Caldwell describe a Hayek como “un creador de intuiciones muy hábil,” al usar el reconocimiento que logró con Camino de servidumbre (impulsado en parte por el resumen de la revista Selecciones del Reader’s Digest) para lanzar la SMP. Él viajó internacionalmente, dando charlas y reuniendo a individuos con ideas afines, incluido Harold Luhnow. Luhnow era presidente del Fondo Volcker, quien tempranamente apoyó el trabajo de Hayek y otras iniciativas pro libertad/mercados libres a través de la academia. Estos viajes le ayudaron a Hayek para identificar a muchos de quienes asistieron a la primera reunión, y Volcker ayudó a pagar los gastos de viaje.

“Entre 1944 y 1946 él se reunió con personas, a menudo con un par de ellas en cada país, quienes compartían sus ideas de que el liberalismo para el siglo XX necesitaba ser desarrollado aún más, que ciertamente era objeto de ataque, y que tal vez ellos se podían juntar para discutir los prospectos.” Pero Hayek incluyó a un amplio rango de individuos en la primera reunión. “Había diferencias de opinión vastas entre las distintas personas que estaban allí,” pero eso refleja qué tan poco apoyo intelectual había por el liberalismo a fines de los años cuarenta. Por ejemplo, a pesar del debate públicos de Hayek con Keynes, Hayek siempre vio a Keynes como un liberal.

Esa primera reunión logró mucha atención entre académicos hoy opuestos al “neoliberalismo.” Como dijo claramente Caldwell, “Esta reunión inicial de la Sociedad Mont Pèlerin es tomada por críticos en particular del neoliberalismo, como el evento catalizador que reunió esa élite de apologistas corporativos y de apologista de las plutocracias. Para ser una élite, ciertamente ellos no estaban de acuerdo en mucho, como se puede ver en las transcripciones de la reunión que el mismo Caldwell publicó en un libro separado Mont Pèlerin 1947.

Hayek estaba tratando de forjar una red de simpatizantes, pero Caldwell cree que Hayek, el sorprendente, tenía otro proyecto en esa primera reunión de la SMP – “determinar cómo podrían lucir las ideas fundamentales del liberalismo en el siglo XX.” Él “realmente quería evitar una organización que estuviera asumiendo posiciones sobre políticas específicas o publicando artículos de centros de pensamiento.” En vez de eso, él concebía “un grupo de discusión de personas con mentalidades similares tratando de resolver cuales son nuestras diferencias y cuáles nuestras similitudes.” Caldwell cree que el propio Hayek estaba defendiendo esta posición exacta -son las ideas, estúpido”- en su artículo de 1949 “The Intellectuals and Socialism [Los intelectuales y el socialismo].

Y, este proyecto puede verse desde la sesión de apertura de la primera reunión de la SMP. El tema era “¿Libre Empresa o el Orden Competitivo?” Él esta esbozando de inmediato un contraste entre el laissez faire y un orden más liberal clásico con restricciones: difícilmente el furioso neoliberal con que sus opositores hoy desean pintarlo. Aun más interesante, los primeros tres oradores eran él mismo, Aaron Director de la Universidad de Chicago, y Walter Eucken, un ordoliberal. Todos los tres eran impulsores del orden competitivo, no defensores del laissez faire, como Mises y Henry Hazlitt, quienes también estaban en la primera reunión. Hayek acomodó las cartas contra el laissez faire. “¿Qué es este orden liberal si no es justamente laissez faire?” me preguntó Caldwell. En muchas formas esto explica por qué Hayek ocupa una posición única entre los defensores de la libertad. Él mantenía relaciones estrechas con “liberales” e impulsores de un gobierno muy limitado.

Ahora Caldwell admite que “para los años setenta, él (Hayek) es en realidad mucho más próximo a Mises, pero, al tratar de construir esta conversación entre todas estas personas que difieren, en este momento tiene esta visión más amplia, pero quiere averiguar exactamente qué significa esa visión más amplia.” Interesantemente, uno de los primeros seminarios que Hayek dirigió en Chicago se tituló “Liberalismo desde Locke a Mises” así que, en efecto, su definición del término era amplia.

Caldwell señaló una diferencia muy interesante entre el Hayek de la primera reunión de la SMP y el Hayek de The Constitution of Liberty [Fundamentos de la libertad], que incluye un capítulo sobre los peligros de los sindicatos, pero nada sobre los peligros de los monopolios de empresas privadas o del sector privado. En los años cuarenta, la mayoría de economistas suponía que los mercados conducirían al monopolio. Pero, para los sesentas, esta idea se había desvanecido y los escritos de Hayek reflejaron el cambio. Este cambio alienó a algunos de sus aliados liberales más antiguos. Walter Lippmann, al recibir su copia de los Fundamentos de la libertad, envió una respuesta quejándose del fracaso de Hayek en tratar la cuestión del monopolio. Eso demuestra, una vez más, la aguja que Hayek estaba tratando de enhebrar. “Entre libertarios, Fundamentos de la libertad se puede ver como permitiendo demasiada intervención del gobierno.” Pero, el liberal Lippmann también se sentía incómodo con el trabajo. “Así que es esta conversación en curso en la que él participa y le gusta participar.”

Mientras la búsqueda de Hayek del significado de liberalismo sin duda evolucionó, igual pasó al volver la sociedad a abrazar el socialismo, y Caldwell ve esto como una frustración inmensa para Hayek:

“Usted piensa acerca de los cambios que están teniendo lugar en las sociedades durante los sesentas y setentas, y él está diciendo ‘usted sabe que luchamos esas batallas sobre el socialismo allá atrás en los años treinta y que desplegamos algunos argumentos realmente buenos y aquí ¿está la agente está trayendo de regreso esta cosa? Así que pienso que él se cansó con la vaciedad de los argumentos de opositores.’”

Hayek creía que la gente estaba siendo presa del “cientificismo” – y fallando en ver los argumentos o ponderar la evidencia del mundo real.

Caldwell comparte una carta de un antiguo estudiante que caracterizó a Hayek como alguien que alcanzó lógicamente sus conclusiones sobre el socialismo:

“…él era alguien que parecía haber obtenido las opiniones que tenía a través de un proceso de reflexión, el erudito desapasionado, estos son sólo los hechos del asunto. Este es un sistema que realmente tiene fallas profundas. Y usted puede ponerlo en práctica, pero va a causar un sufrimiento masivo.”

A pesar de esta frustración con la popularidad continua del socialismo y sus dudas crecientes sobre la eficacia del gobierno, Hayek nunca se impresionó o apoyó el anarco-capitalismo. Caldwell aún está trabajando en un segundo volumen, que trata de los sesentas y setentas, pero llamó a Hayek “no impresionado” con Rothbard. Sin embargo, él reconoce que es difícil de concretar la duda de cuánto o qué tan poca intervención gubernamental habría permitido Hayek en su orden liberal.

UN FALLO EN LA COMUNICACIÓN

Terminé mi discusión con Caldwell revisando la relación de Hayek con sus dos familias – la madre e hijos que tenía en Austria, y su esposa y dos hijos en Inglaterra. Una vez que se dio la unión alemana [Anschluss: unión de Alemania con Austria en 1938], Hayek, junto con su esposa e hijos, se convirtió en ciudadano británico naturalizado. La correspondencia que sobrevive entre miembros de su familia que vivían bajo el régimen nazi, muestra la oposición firme de Hayek a los nazis y, lamentablemente, al apoyo inicial entre miembros de su familia al régimen.

La situación con su esposa e hijos es mucho más complicada y nos muestra que Hayek era menos desapasionado en su vida personal. Caldwell dice que Hayek, como padre y esposo, era “el peor comunicador, y todos los problemas que emanan de su familia surgen de esa ausencia de comunicación.” Hayek tenía un afecto de larga duración por una prima quien se había casado con alguien más, mientras Hayek visitaba Estados Unidos por primera vez. Hayek, entonces, se casó con su esposa, Hella, y tuvo dos hijos.

En cierto momento en los años treinta, él y su prima discutieron divorciarse de sus cónyuges y casarse entre ellos, pero la guerra intervino. Luego de la guerra, Hayek fue incapaz de separarse amistosamente de su esposa, y de desarrolló un drama de divorcio muy desagradable. Su amistad con Lionel Robbins, quien tomó el lado de Hella, fue una víctima de todo el asunto. Al final, la ida de Hayek hacia la Universidad de Chicago terminó tanto con el matrimonio y, (al menos por un tiempo), como la relación con Robbins.

¿QUIÉN FUE HAYEK?

Muy a menudo, quienes desean pintarlo como un monstruo maquiavélico o un cuasi socialista de todo corazón, ignoran el mundo en que vivió Hayek y las experiencias que lo forjaron. Cuando a Hayek se le presentó elegir entre fascismo o comunismo, no eligió a ninguno de los dos. Cuando las normas sociales de la corriente principal eran el antisemitismo, nacionalismo, y poca flexibilidad en las relaciones personales, él adoptó fines más liberales.

No todas las elecciones de Hayek fueron defendibles, lo que lo hace humano. Pero, es fácil olvidar que él no estaba reaccionando ante un “socialismo” como aquel de los países nórdicos, aunque dudo que habría sido un gran aficionado del modelo noruego de sociedad. Él fue una autoproclamado liberal en la expresión, mercados, y vidas personales en la era de Hitler y Stalin. Él fue un declarado multiculturalista para su época y, como nos lo recuerdan algunos de sus aficionados en la izquierda, él no se oponía a alguna forma de estado de bienestar. Difícilmente era un defensor a pleno pulmón del laissez faire, aunque se movió en esa dirección conforme su vida avanzó.

Él fue menos imperfecto que muchos otros intelectuales del siglo XX. En Hayek hay algo para todos y mucho en qué pensar. Muy posiblemente fue el economista liberal más importante del mundo en la última parte del siglo XX. Puede que él nunca alcance las alturas de Salma, pero hay mucho que admirar en este individuo único, quien, a través de lo desconcertante, absorbiéndolo todo, construyendo una vida independiente desde un entorno aislado, estableciendo contactos, viviendo según principios y buena suerte, llegó para ayudar a dar forma al mundo materialmente más rico y más libre en que actualmente vivimos.

Nota del editor: Se han realizado correcciones a este ensayo en relación con ciertos detalles biográficos.

G. Patrick Lynch es compañero sénior en el Liberty Fund.

Traducido por Jorge Corrales.