LA DOCTRINA DE MILEI

Por Patrick Carroll
Fundación para la Educación Económica
Sábado 30 de setiembre del 2023

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Javier Milei opina sobre Milton Friedman y la responsabilidad social del empresario.

El 13 de setiembre de 1970, el New York Times publicó un artículo de Milton Friedman que se convertiría en uno de los más famosos -y controversiales- en toda la economía. La pieza tenía por título “Una doctrina de Friedman – La Responsabilidad Social de las Empresas es Aumentar sus Utilidades.”

Según la ahora famosa doctrina de Friedman, el único rol de una empresa es lograr ganancias para sus accionistas. No tiene otras “responsabilidades sociales,” tales como cuidar de los pobres o proteger el ambiente. “Empresas que hablan de esa forma son marionetas involuntarias de las fuerzas intelectuales que han estado minando las bases de una sociedad libre durante estas décadas pasadas,” escribió Friedman.

LA DOCTRINA DE FRIEDMAN

El eje del argumento de Friedman es que quien paga por la música manda el baile. Si los accionistas son dueños de la empresa, entonces, ellos deberían decidir cómo es que ella opera, y, si sólo están interesados en las ganancias (ya sea a partir de avaricia o porque quieren gastar el dinero en causas que a ellos personalmente les interesan), entonces, todo lo que la empresa hace debería orientarse a lograr tantas utilidades como sean posibles. En resumen, la primacía del accionista debería ser la regla.

“En un sistema de propiedad privada, de libre empresa, un ejecutivo de la corporación es un empleado de los dueños de la empresa,” escribió Friedman. “Él tiene una responsabilidad directa con sus empleadores. Esa responsabilidad es conducir los negocios de según sus deseos, que, por lo general, serán hacer tanto dinero como sea posible a la vez que se hacen conformes con las reglas básicas de la sociedad, tanto aquellas materializadas en ley como aquellas personificadas en la costumbre ética.”

“En cualquiera de esos casos,” continúa él, “el punto clave es que, en su capacidad como ejecutivo corporativo, el administrador es el agente de los individuos dueños de la corporación… y su responsabilidad primaria es hacia ellos.”

Para estar claros, Friedman no está diciendo que no debamos cuidar de los pobres o el ambiente – una mala interpretación frecuente de la doctrina de Friedman. Más bien, él está haciendo el punto más sutil de que no es el lugar de un ejecutivo de una empresa estar gastando lo que en efecto es dinero de alguien más, en causas que aquel personalmente piensa son importantes. “Los accionistas o los clientes o los empleados podrían separadamente gastar su propio dinero en la acción específica si tal cosa ellos desean hacer,” hace ver Friedman.

Friedman concluye el articulo con una referencia de su libro Capitalismo y libertad. “Existe una y sólo una responsabilidad social de la empresa – usar sus recursos e involucrarse en actividades diseñadas para aumentar sus ganancias en tanto eso se mantenga dentro de las reglas del juego; es decir, involucrarse en una competencia abierta y libre sin engaño o fraude.”

LA ALTERNATIVA: EL CAPITALISMO DE LAS PARTES INTERESADAS

Más de 50 años después, todavía la doctrina de Friedman es un principio rector para muchos en la comunidad empresarial. Pero, no todo mundo está a bordo con la idea.

Los proponentes de la Responsabilidad Social Corporativa (CSR por sus siglas en inglés), ahora conocida como políticas Ambientales, Sociales, y de Gobernanza (ESG por sus siglas en inglés) por mucho tiempo han rechazado la primacía de los accionistas, arguyendo que otras partes, como trabajadores, clientes, y el gobierno también deberían tener un sitio en la mesa para determinar cómo se manejan las empresas y en qué invierten ellas. La insistencia en considerar estas y otras partes interesadas ha dado lugar al nombre de capitalismo de las partes interesadas para describir esta perspectiva.

“En los años cincuenta y sesenta, era muy natural que una empresa y su gerente general consideraran no sólo a los accionistas, sino a cualquiera que tuviera un ‘interés’ en el éxito de la firma,” escribieron Klaus Schwab y Peter Vanham en un artículo del 2021 para el Foro Económico Mundial (FEM). “Esa es la esencia del capitalismo de las partes interesadas: es una forma de capitalismo en donde las compañías no sólo optimizan las ganancias en el corto plazo para sus accionistas, sino que buscan creación de valor a largo plazo, al tomar en cuenta las necesidades de todas sus partes interesadas, y la sociedad como un todo.”

Ellos continúan contrastando explícitamente el capitalismo de las partes interesadas con la doctrina de Friedman.

“Como principio global de la organización de empresas, el concepto de las partes interesadas compitió de frente con la noción del economista de la Universidad de Chicago, Milton Friedman, de ‘primacía del accionista’ …el capitalismo de los accionistas se convirtió en la norma a través de Occidente al globalizarse las empresas, rompiendo sus ligámenes con comunidades locales y gobiernos nacionales, y enfocándose, en vez de ello, en maximizar las ganancias a corto plazo para accionistas en mercados globales competitivos...

…El modelo [de las partes interesadas] es sencillo, pero revela inmediatamente por qué la primacía del accionista y el capitalismo de estado conducen a resultados subóptimos: Ellos se enfocan en los objetivos más granulares y exclusivos de las ganancias o la prosperidad de una compañía o un país específico, en vez del bienestar de toda la gente y del planeta como un todo.”

El espacio no permite una discusión plena de los errores y tergiversaciones envueltos en esta visión de “la gente por encima de la ganancia.” Basta decir que los capitalistas de libre mercado rechazan de plano la acusación de pensamiento “granular” de “corto plazo,” y argüiríamos que el “bienestar de toda la gente y el planeta como un todo” se logra mejor con un enfoque de laissez faire de primacía del accionista.

Entonces, estas muestran las líneas de batalla tradicionales, en un lado, los capitalistas de libre mercado defensores de la doctrina de Friedman de primacía del accionista como la clave para la libertad y prosperidad, y, del otro lado, los tipos del FEM capitalistas de las partes interesadas, quienes (conspicuamente ausente la libertad) mantienen que la prosperidad se logra mejor con un enfoque de las partes interesadas.

LA ADDENDA DE JAVIER MILEI

En una entrevista reciente con Tucker Carlson, el candidato presidencial argentino Javier Milei mencionó a Milton Friedman y agregó su propio giro a las ideas de Friedman.

“Carlson: Argentina ahora es un país pobre debido a esas políticas [socialistas]. ¿Qué consejo les daría a los estadounidenses habiéndolas vivido?

Milei: Nunca abracen los ideales del socialismo. Nunca permitan que ustedes sean seducidos por el canto de sirena de la justicia social… Al mismo tiempo, debemos concientizar al sector empresarial de que las masas son necesarias – Milton Friedman solía decir que el rol social de un empresario es hacer dinero. Pero, eso no es suficiente. Parte de su inversión debe incluir invertir en quienes defienden los ideales de libertad, de forma que los socialistas no logren avanzar más. Y, si no lo pueden lograr, ellos [los socialistas] entrarán en el Estado, y usarán al Estado para imponer una agenda a largo plazo que destruirá todo lo que toca. Así que, necesitamos un compromiso de parte de todos los creadores de riqueza, para luchar contra el socialismo, luchar contra el estatismo, y entender que, si fallan en hacerlo, los socialistas seguirán viniendo.”

Tiene mucho sentido la idea de que los dueños de negocios tienen un deber, no sólo de hacer ganancias, sino de invertir en individuos y organizaciones que están promoviendo la libertad. Esta “doctrina de Milei,” como podemos llamarla, destaca la realidad de que, persuadir a las masas para que crean en la libertad, es una parte crucial de hacer que todo mundo esté mejor. El empresario que sólo busca obtener ganancias, pero no se preocupa por salvaguardar el sistema de pérdidas y ganancias como tal, pronto se hallará rodeado de socialistas y estatistas. Y, al llegar ese día, todas las utilidades del mundo nos serán capces de salvarlo de la tiranía de la mayoría.

¿Entra en conflicto la doctrina de Milei con la doctrina de Friedman? No lo creo. Más bien, es mejor vista como una adenda a la doctrina de Friedman. He aquí por qué.

La etiqueta de “doctrina de Friedman” a veces se usa de forma un poco vaga, así que es importante aclarar exactamente qué se está diciendo. En su artículo de 1970, Friedman afirmó que las empresas deberían ser manejadas satisfaciendo los deseos de los accionistas por encima de todo lo demás, Pienso que esa es la doctrina de Friedman propiamente dicha.

También, Friedman es conocido por la idea de que los empresarios deberían buscar las ganancias por encima de cualquier otra cosa, pero este es un punto técnicamente aparte. Y es este el punto que Milei está presionando.

Milei no esta diciendo que agentes deshonestos deberían usar fondos de empresas contra los deseos de sus mandantes. Más bien, está diciendo que los mandantes, los accionistas, no deberían sólo enfocarse en lograr ganancias, aún con lo beneficioso que es eso. Ellos, también, necesitan invertir algo de su dinero en individuos y organizaciones que defiendan la causa de la libertad.

Lo que, en efecto, está diciendo Milei es, “sí, las empresas deberían manejarse bajo un modelo de primacía del accionista. Pero, también, los dueños de las empresas deberían usar algo de sus ganancias para financiar la defensa del libre mercado.”

La idea de que los capitalistas deberían invertir en la defensa del libre mercado es perfectamente compatible con la doctrina de Friedman propiamente dicha, tal como se describe en el artículo de 1970. Lo que Milei está rechazando en Friedman es la discusión relacionada, pero diferente, de qué es lo que los empresarios y accionistas deberían estar valorando si quieren ayudar a la sociedad – sólo las ganancias, como a menudo es Friedman malinterpretado como lo que él dijo, o las ganancias más la defensa del libre mercado, como afirma Milei.

UN LLAMADO A LOS EMPRESARIOS

La única cosa que agregaría al punto de Milei es que, incluso si un empresario no quiere dedicar algo de recursos a la causa de la libertad, como mínimo debería prestar su voz a esta causa. Sería increíblemente poderoso si la mayoría de empresarios en el país defendieran valientemente el capitalismo de libre mercado como la clave para la libertad y prosperidad.

Pero, la mayoría de ellos no lo hace, y ese es un problema serio. En efecto, por mucho tiempo los defensores del libre mercado se han lamentado de que sus aliados potenciales, el hombre de negocios y empresarios, son notablemente silenciosos en economía, o, peor, se unen activamente al clamor por favores y protecciones del gobierno.

Es hora de que eso termine. Los empresarios saben de primera mano qué tan restrictiva puede ser la intervención estatal. Ellos viven en un mundo de papeleo, de licencias, permisos, códigos, regulaciones, y estatutos. Como tales, están situados perfectamente para enseñarles a sus amigos, familia, y la población como un todo, cómo el estado frena la innovación y el progreso.

Así que es hora de que ellos se pongan de pie a favor del sistema de libre empresa, con sus voces y, preferiblemente, sus finanzas. Es hora de que los líderes del mundo de los negocios defiendan con franqueza y consistentemente los principios de una sociedad libre. Es hora de adoptar la doctrina de Milei.

Patrick Carroll es Administrador de Edición en la Fundación para la Educación Económica.

Traducido por Jorge Corrales Quesada.