LA LOCURA PETROLERA DE BIDEN

Por Álvaro Vargas Llosa
Independent Institute
Viernes 22 de setiembre del 2023

Nota del traductor: la fuente original en inglés de este artículo es alvaro vargas llosa, independent institute, oil, september 18, 2023. En él podrá leer enlaces relevantes originalmente en letra azul en el texto.

La reserva estratégica de petróleo de los Estados Unidos se ha reducido a cuarenta y seis días de consumo, lo más baja de los últimos cuarenta años. Esto no sorprende, pues la administración Biden ha usado alrededor de trescientos millones de barriles de la reserva para inundar el mercado a fin de mantener bajos los precios del combustible, un imperativo político con su reelección a la vista.

La persecución obsesiva de “independencia energética” por los responsables de las políticas en Estados Unidos se ha ido por el tubo, en lo que parece ser una total contradicción con el objetivo de no tener que depender -en tiempos normales, pero, más importante, en tiempos de riesgo estratégico- del petróleo extranjero, usualmente producido por regímenes espantosos con los que Estados Unidos está en conflicto. Dado que la revolución del petróleo de esquisto claramente ahora está terminando, Estados Unidos se verá obligado a importar petróleo para reconstruir su reserva – un giro irónico del destino, por decir lo mínimo. ¿Podría Estados Unidos importar petróleo desde Rusia en el futuro no muy lejano, tal como los europeos han continuado importando energía, en particular gas natural licuado, desde el régimen de Putin a pesar de la retórica y sanciones de época de guerra.

Por supuesto, el objetivo de usar la reserva estratégica para controlar el precio del combustible enfrenta más de una limitación. Además del hecho de que las reservas de petróleo son, por definición, finitas, hay otras fuerzas en operación que actúan contra las intenciones de la administración Biden. Una de ellas es el control que países como Rusia, Arabia Saudita, y los miembros más pequeños de la OPEP, tienen sobre su propio suministro. Alrededor de 1.3 millones de barriles han sido retirados del mercado por estos países, y han anunciado que se mantendrán los recortes en la producción. El impacto de esta decisión acerca de los precios del petróleo es una de las razones por las que Goldman Sachs ha predicho que un barril de petróleo Brent posiblemente sobrepasará $107 el año próximo. De hecho, la predicción parece ser conservadora: esta semana ya el petróleo WTI [siglas en inglés del petróleo del intermedio oeste de Texas] ya sobrepasó la marca de $90.

Otros factores en funcionamiento son menos inmediatos y menos políticos, pero, en última instancia, más decisivos, tales como la oferta y demanda. La presión política monumental ejercida sobre los grandes productores de energía tradicional durante la última década y media, al tratar los gobiernos de acelerar la transición hacia la energía renovable, ha significado que la inversión en una fase anterior del capital para el petróleo y gas, haya descendido precipitadamente. Al mismo tiempo, la demanda de crudo no sólo se ha mantenido, sino que en realidad ha crecido. Los países que apuestan fuertemente por la energía solar o eólica (como Alemania, que, según Goehring & Rozencwajg, ya ha gastado más de $1 billón de dólares) han descubierto que están muy lejos de hacer la transición plena hacia los renovables, que el costo ha sido devastador y que de nuevo y muy pronto necesitarán obtener más energía de fuentes tradicionales. Esto significa que podemos esperar que la demanda continúe creciendo – no sólo con base en las necesidades de países emergentes, sino, también, de países desarrollados.

Entre mediados del 2022 y la primera mitad del año actual, el precio del petróleo se mantuvo bajo control. El uso de la reserva estratégica por la administración Biden, junto con la desaceleración económica internacional y el temor a que profundice en una recesión, jugaron su parte. Por último, dada la dinámica de la demanda y oferta y las crudas realidades de la transición hacia fuertes de energía alternativa, la manipulación política del precio del petróleo es un espejismo.

Lo que no es un espejismo es el hecho que Estados Unidos se encuentra por sí misma con la cantidad más baja de reservas estratégicas de épocas recientes, del todo sin ninguna razón para ello.

Álvaro Vargas Llosa es Compañero Sénior en el Instituto Independiente. Sus libros con el Instituto incluyen Global Crossings, Liberty for Latin America, and The Che Guevara Myth.

Traducido por Jorge Corrales Quesada.