MENTIRAS ACADÉMICAS SOBRE ECONOMISTAS DE LIBRE MERCADO

Por Phillip W. Magness
American Institute for Economic Research
23 de Settembre del 2023

Nota del traductor: la fuente original en inglés de este artículo es phillip w. magness, american institute for economic research, lies, September 23, 2023. En él podrá leer enlaces relevantes originalmente en letra azul en el texto.

La profesión académica de historia tiene un problema con la integridad intelectual. Durante la década pasada, ha emergido una industria casera en departamentos de universidades de élite, que apunta explícitamente a destruir economistas de libre mercado (a menudo mal llamados “neoliberales”), al acusarlos de racismo, fascismo, y de creencias similarmente desacreditadas.

Aunque estas son imputaciones serias, los historiadores que las hacen rara vez tienen evidencia que respalde sus acusaciones. En vez de eso, tergiversan registros históricos, hacen falsedades de la nada, e incluso reordenan citas para sus objetivos de hacer que ellas parezcan ser racistas. En este sentido, uno de los peores ofensores es la historiadora de la Universidad Duke, Nancy MacLean, cuyo libro del 2017, Democracy in Chains, trató de describir al economista pionero de la Teoría de la Elección Pública, James M. Buchanan, como socio cómplice de los esfuerzos de “Resistencia Masiva” del senador Harry Flood Byrd contra Brown v. Board of Education.

La tesis de MacLean colapsó al someterla al escrutinio académico. Para construir su caso, mezcló contenidos de registros históricos, leyó mal y combinó notas al pie de pagina de literatura secundaria, y simplemente fabricó historias salaces en que Buchanan llegó a ser un admirador secreto de John C. Calhoun y de la Poesía Agraria, a pesar de no dar evidencia alguna de ambos. Cuando ella no las estaba inventando de la nada, MacLean también alteró referencias para cambiar su significado, usualmente de forma que mostraran a sus autores como monstruos. En un clima académico más honesto, este es el tipo de comportamiento que le ganaría a un profesor una fuerte reprimenda de su decano y, tal vez, algunas retractaciones de artículos.

Han pasado seis años desde este episodio, pero MacLean continúa a la altura de sus viejos trucos. Su blanco más nuevo es el economista surafricano William Harold Hutt, quien escribió un devastador ataque al apartheid racial en 1964. El interés de MacLean en Hutt se deriva del fracaso alrededor de Democracy in Chains, dado que Buchanan reclutó a Hutt para la Universidad de Virginia como miembro visitante de la facultad en 1965. Tener a un prominente oponente del apartheid en el departamento de Buchanan no mezcló bien con los intentos de MacLean de retratar a Buchanan como un agente de la maquinaria archi segregacionista de Byrd.

Para sortear este obstáculo, MacLean ahora busca ensuciar a Hutt. Ella tiene un nuevo artículo en el History of Economics Review, coescrito con el profesor de Duke William S. Darity y el estudiante de postgrado M’Balou Camara. Su “tesis,” si se pudiera llamar así, es acusar al propio Hutt de ser un “supremacista blanco.”

La mayoría del artículo es una versión reciclada y ligeramente actualizada de un trabajo lleno de errores que fomentó tales alegatos. El año pasado, Art Carden y yo disecamos ese artículo, encontrando muchas instancias en que MacLean y sus coautores tergiversaron sus materiales originales para hacer que se sostuvieran sus acusaciones endebles. Pero, la última pieza de MacLean agrega una nueva línea de ataque a Hutt, al contener uno de los ejemplos más egregios de edición de citas que jamás he encontrado en un trabajo académico.

Para apoyar su afirmación de que Hutt era un “supremacista blanco,” MacLean et al. extraen un pasaje de su libro anti apartheid de 1963, The Economics of the Colour Bar. Reproduzco a plenitud su tratamiento de ese fragmento:

“[Hutt] fue más allá, advirtiendo que ‘razas’ que se quejan acerca de las ‘injusticias’ u ‘opresiones’ a las que ellas están sujetas a menudo pueden ser observadas infligiendo injusticias no diferentes sobre otras razas (Hutt, 1964, p. 39). La elección del verbo (quejarse) al lado de citas de miedo [aquellas puestas deliberadamente entre comillas para provocar una reacción] en torno a injusticias y opresiones ilustran cómo Hutt buscó subvertir la legitimidad de negros surafricanos críticos del apartheid, quienes ganaban apoyo internacional mientras él escribía. Su objetivo puede inferirse fácilmente: negar a las víctimas del apartheid la autoridad moral alegada por el movimiento anti apartheid.”

En efecto, este fragmento citado es una de las principales piezas de “evidencia” que MacLean y sus coautores despliegan para apoyar sus aseveraciones. Según ellos lo describen, “Estos pasajes testifican que Hutt vio claramente al mundo a través de lentes de superioridad racial blanca.” Al supuestamente denigrar a las víctimas del apartheid en su causa, Hutt “demostró su creencia de que la fuente fundamental de la disparidad racial en Suráfrica y otras partes era un comportamiento negro disfuncional.”

Esta es una acusación muy seria para hacerla contra otro académico. También, es una mentira.

Compare las descripciones de Mac Lean et al. con el fragmento completo de la página 39 de Economics of the Colour Bar. La parte omitida de la cita está en letra cursiva:

“‘Razas que se quejan acerca de las ‘injusticias’ u ‘opresiones’ a las que ellas están sujetas a menudo pueden ser observadas infligiendo injusticias no diferentes sobre otras razas. Encontramos un caso claro de ello en cualquier estudio acerca de las quejas de los afrikáners [habitantes de la República Sudafricana que descienden de colonos holandeses] contra el ‘imperialismo británico’ y su lucha contra la amenaza de ‘Anglicización.’ En sus políticas hacia los no blancos, están infligiendo injusticias notablemente similares de las que ellos mismos se han quejado.”

Si usted se está preguntando cómo estas transgresiones al texto pasaron la revisión básica por pares con los editores de la revista, usted no está solo. En contra de las aseveraciones de MacLean y sus coautores, Hutt no estaba intentando “subvertir la legitimidad de negros surafricanos críticos del apartheid.” Él estaba escribiendo acerca de la hipocresía racista de la comunidad afrikáner de Suráfrica. Los afrikáners descendientes de holandeses a menudo se quejaban de las injusticias históricas contra su comunidad en las manos de autoridades coloniales británicas, pero, como señaló Hutt, ellos se dieron la vuelta y perpetraron injusticias contra los africanos negros en la forma del apartheid.

MacLean et al. tomaron el ataque de Hutt a racistas blancos y, a través de un extracto selectivo de la cita original, alterándolo en un ataque a las víctimas del apartheid.

Si este ejercicio de edición de la cita fuera un incidente único, sería posible atribuirlo a descuido o incompetencia. Pero, la referencia explícita de Hutt a la hipocresía afrikáner aparece en la propia sentencia siguiente, haciendo improbable una supervisión descuidada. Más importante, MacLean y sus colegas tienen un largo historial de comportamiento similar, tergiversando fuentes y abusando de la evidencia histórica.

Para académicos como MacLean y Darity, ambos escribiendo desde posiciones de poder, teniendo sillas dotadas en una institución de élite, la investigación histórica ya no es más un ejercicio en busca de la verdad y entendimiento del pasado. Es una herramienta para su propio activismo político de extrema izquierda. Pidiendo prestada una frase del especialista en ética Nigel Biggar, ellos tratan la historia como “un arsenal del cual saquear armas políticamente convenientes.” En el proceso de ese saqueo, cruzan la línea e intencionalmente tergiversan su material original, todo al servicio de una causa política moderna. Es un patrón de deshonestidad académica que la academia ha tolerado (y hasta elevado) por demasiado tiempo.

Phillip W. Magness es investigador sénior y director interino de investigación y educación en el American Institute for Economic Research. Él tiene un PhD y una Maestría en Asuntos Públicos de la Escuela de Política Pública de la Universidad George Mason, y una licenciatura de la Universidad de St. Thomas (Houston). Antes de unirse a AIER, el Dr. Magness pasó una década enseñando política pública, economía, y comercio internacional en instituciones que incluyen a la American University, Universidad George Mason y Berry College. El trabajo de Magness comprende la historia de Estados Unidos y del mundo Atlántico, con especializaciones en las dimensiones económicas de la esclavitud y discriminación racial, historia tributaria, y mediciones de la desigualdad económica en el tiempo. También, mantiene un interés activo en la investigación de la política de educación superior e historia del pensamiento económico. Además de su labor académica, los escritos populares del Dr. Magness han aparecido en numerosos medios, incluyendo el Wall Street Journal, New York Times, Politico, Reason, National Review, y Chronicle of Higher Education.

Traducido por Jorge Corrales Quesada.