EL CRECIMIENTO DEL BRICS-11

Por Peter C. Earle
American Institute for Economic Research
28 de agosto del 2023

NOTA DEL TRADUCTOR: la fuente original en inglés de este artículo es peter c. earle, american institute for economic research, BRICS-11, August 28, 2023. En él podrá leer enlaces relevantes originalmente en letra azul en el texto

La Cumbre 15 del BRICS terminó el 24 de agosto como se esperaba, con nuevos estados miembros. A los miembros originales (Brasil, Rusia, India, China, y Suráfrica) se unieron Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Irán, Egipto, Etiopía, y Argentina. Si bien hay muchas cosas en común entre los 11 miembros del bloque del BRICS, se pueden hacer dos observaciones generales. Primera, que el centro de gravedad económico del grupo expandido será las materias primas: primariamente, los mercados globales de energía. Y, que la médula política del BRICS es ahora básicamente autoritaria.

El Freedom House califica sólo a tres de los once (Argentina, Brasil, y Suráfrica) como “libres” en su Índice de Libertad Global. El índice de Libertad Económica del 2023 de la Fundación Heritage es más condenatorio, con diez de los once países calificados como “principalmente no libres” o “represivos.” La única excepción es los Emiratos Árabes Unidos, que caen en la categoría de “principalmente libres” con el número 24 del mundo. (En ese grupo, Chile es el número 23 y, el número 25, usted lo adivinó: los Estados Unidos de América.)

Algunos de los ligámenes preexistentes entre los miembros nuevos y los originales del BRICS son evidentes. Irán ha desarrollado relaciones estrechas tanto con China como Rusia más o menos en la década pasada. Etiopía, a pesar de una guerra civil ruinosa, ha sido crecientemente vislumbrado por varios años como nación de importancia estratégica potencial. (La ayuda alimentaria hacia la nación se cortó hace varios meses luego de acusaciones de que hallaba su vía hacia unidades militares en vez de civiles).

La consagración oficial del BRICS-11 tendrá lugar el 1 de enero del 2024. Ciertas naciones capitalizarán las sinergias internas al bloque y de inmediato trabajarán juntos, aunque sería ingenuo no tomar nota de algunas de las fracturas potenciales en el orden. Arabia Saudita e Irán han sido rivales amargos por décadas, aunque en marzo del 2023 China negoció un acuerdo de paz entre ellos. Similarmente, las luchas de Egipto y Etiopía sobre el acceso al Río Nilo los ha puesto en conflicto, pero puede resolverse a fines del 2023. También, Egipto, como nuevo miembro del BRICS se encontró hace poco en el lado receptor (si bien distante) de la actividad militar, acerca del Río Danubio del miembro original del BRICS, Rusia.) Y la China de Xi y la India de Modi acordaron al final de la cumbre buscar una resolución pronta a las disputas fronterizas que intermitentemente han resultado en combate a partir de la Guerra entre India y China en 1962.

El PIB global combinado de los cinco miembros originales del BRICS equivalía a alrededor de 42 por ciento del PIB global. Con los nuevos miembros, ese número se elevará a, más o menos, 50 por ciento. (Entre tanto, las naciones del G-7 representan entre 27 y 31 por ciento del PIB global.) Pero, esa estadística, como la mayoría de estadísticas económicas, sin un contexto se tergiversa tremendamente. Actualmente Argentina está en una espiral inflacionaria, la deuda de Etiopía está en necesidad desperada de reestructuración, el rublo se desmorona a niveles nunca vistos a partir de la invasión a Ucrania, y el sector de bienes raíces de China está en caída libre, con algunas firmas importantes enfrentando colapsos parecidos al de Lehman Brothers. La inestabilidad actual desconcierta a cerca de la mitad de miembros del BRICS-11, y, más o menos, ha sido para muchos su condición predeterminada por décadas. Los objetivos explícitos del BRICS, que incluyen la expansión del alcance del Nuevo Banco de Desarrollo (NDB por sus siglas en inglés), una cooperación comercial más estrecha, y una moneda alternativa al dólar, actualmente se ven como medio para aliviar preocupaciones perennes de mala administración económica. Y, por supuesto, para escapar de la esfera de influencia de Occidente.

Acerca de la desdolarización, el aspecto más anticipado de la cumbre de este año, tan sólo hubo mensajes conflictivos y, en última instancia, una posposición. Días antes de empezar la reunión, anuncios alegaron que el NDB haría préstamos denominados en rands surafricanos y reales brasileños. De hecho, el comentario en la apertura de Lula da Silva de Brasil incluyó su fuerte retórica de “¿Quién decidió que el dólar sería la moneda [del mundo]?” Pero, al final de la cumbre, el ministro de Finanzas de Suráfrica Enoch Godongwana comentó que “[N]adie… puso sobre la mesa el tema de una moneda del BRICS, ni siquiera en reuniones informales.” Luego, agregó, “Establecer una moneda común presupone establecer un banco central, eso supone perder la independencia en la política monetaria, y no pienso que algún país esté listo para eso.” Como se comentó previamente, establecer un acuerdo entre naciones

“de diferentes continentes y culturas, con diferentes historias y recursos naturales notoriamente diversos, será un trabajo difícil organizacionalmente hablando. Es posible que los miembros más pequeños encuentren que sus intereses son marginalizados, con la dinámica resultante más cercana a lo que se ha visto en Naciones Unidas, que, digamos, en la OPEP. Y pocos de los miembros propuestos tienen registros históricos que inspiren confianza en lo que tiene que ver con derechos de propiedad.”

Cuando salieron, a los ministros de Finanzas del BRICS-11 se les encargó volver a reunirse en la Cumbre 16 del BRICS en el 2024, luego de haber explorado los “temas de monedas locales, instrumentos de pago, y plataformas.” Para algunos observadores (de hecho, para algunos participantes) sin duda fue un final decepcionante. Pero, con claridad refleja tanto las tensiones que surgen de los diferentes grados de dependencia del dólar, como la comprensión de la dificultad que pone de relieve la liberación del dólar de sus amarres económicos globales, El Rey Dólar está lejos de ser invulnerable, pero la altura de su trono es ritualmente subestimada.

Peter C. Earle es economista y escritor, quien se unió al American Institute for Economic Research (AIER) en el 2018 y previamente pasó más de 20 años como corredor y analista en mercados en diversas firmas de valores y fondos de inversión en el área metropolitana de Nueva York, así como manejando una consultora de juegos y criptomonedas. Su investigación se centra en mercados financieros, criptomonedas, temas monetarios, la economía de los juegos y problemas de medición económica. Su nombre ha sido citado en el Wall Street Journal, Bloomberg, Reuters, CNBC, Grant´s Interest Rate Observer, NPR y muy diversas publicaciones. Pete tiene una maestría en economía aplicada de la American University, una maestría (en finanzas) y una licenciatura en ingeniería de la Academia Militar de los Estados Unidos en West Point.

Traducido por Jorge Corales Quesada.