EL LUDWIG VON MISES: CONVERTIDOR CATALÁCTICO

Por Michael Munger
American Institute for Economic Research
9 de agosto del 2023

Nota del traductor: la fuente original en inglés de este artículo es michael munger, american institute for economic research, Mises, August 9, 2023. En él podrá leer enlaces relevantes originalmente en letra azul en el texto.

[Nota del traductor: La cataláctica o catalaxia es una teoría apriorística (praxeológica) acerca de la forma en que un mercado libre fija los precios e intercambios en un mecanismo de orden de mercado].

Ludwig von Mises dijo algo asombroso, una frase de sólo 25 palabras pero con una profunda intuición acerca de cómo las sociedades funcionan, o podrían funcionar.

Estas son las 25 palabras:

“El que mi prójimo desee calzado no dificulta, sino que facilita, el que yo también lo tenga.”

Uno podría enseñar todo un curso completo de introducción a la economía con base en sólo esta frase. Hay tres aspectos de la afirmación que deseo discutir, para ilustrar tan sólo cuán profunda es esta afirmación. De forma que, en vez de luchar en torno a una cantidad fija de zapatos en el estado natural, podemos cooperar, pues todos queremos zapatos.

1. El convertidor cataláctico: En el estado natural, yo quiero zapatos, y usted quiere zapatos. No existen suficientes zapatos, de forma que tenemos que luchar. Pero si podemos crear un sistema en que la propiedad es confiablemente preservada, y que se puede intercambiar con costos de transacción bajos, entonces, podemos hacer más zapatos. La diferencia entre el estado natural y un sistema de cooperación cataláctica es que las relaciones sociales en este último sistema no son fijas. La sociedad comercial recompensa la cooperación, y las costumbres. Famosamente, Montesquieu hizo ver esta tendencia del comercio, en el Espíritu de las Leyes:

“El comercio cura de las preocupaciones destructoras, siendo una regla casi general que donde las costumbres son amables, hay comercio, y que donde hay comercio las costumbres son amables.

No se extrañe, pues, que nuestras costumbres sean menos feroces hoy que en otros tiempos. El comercio ha hecho que se conozcan en todas partes las costumbres de las diferentes naciones y de la comparación han resultado muchos bienes.

Puede asegurarse que las leyes del comercio mejoran las costumbres, por la misma razón que algunas veces las pervierte; si el comercio corrompe las costumbres puras, y de esto se lamenta Platón, en cambio pule y suaviza las costumbres bárbaras, como se ve diariamente.”

La crítica usual a los mercados es que el comercio es animado por la avaricia, e ignora las costumbres. Pero, la interacción comercial, y la necesidad de aceptar nuestra dependencia en otros, en realidad crean un sentido de propósito compartido, y de pertenencia en algo más grande que nosotros mismos. La “nivelación” de las costumbres puede hacer que los muy ricos se hagan ásperos, pero quienes están peor son elevados, y tienen un sentido de participación en un sistema que suministra sus necesidades. Mises está formulando no (sólo) un argumento consecuente para la catalaxia, sino, también, un alegato profundamente moral.

2. La división del trabajo: Mises es claro en cuanto al rol de la división del trabajo en la sociedad, al expandir sobre la idea original de Adam Smith. Mises describe la división del trabajo como el mecanismo mediante el cual se sostiene el convertidor cataláctico:

“Sólo la enorme productividad social de la división del trabajo permite la aparición de relaciones pacíficas y amistosas entre los humanos. Queda abolida la causa misma del conflicto. No se trata ya de distribuir unos bienes cuya cuantía resulta imposible ampliar. El sistema centuplica la producción. Surge un interés común -el de mantener e intensificar los vínculos sociales- que sofoca la natural belicosidad. La competencia cataláctica pasa a ocupar el lugar de la anterior competencia biológica. Los respectivos intereses comienzan a armonizarse. La propia causa que origina la lucha y la competencia biológica -el que los humanos todos deseemos más o menos las mismas cosas- se transforma en factor que milita por la concordia. Puesto que son muchos, por no decir todos, los que desean pan, vestido, calzado o automóviles, resulta posible implantar la producción en gran escala, con la consiguiente reducción de los costes unitarios y la baja de los precios.” (énfasis agregado)

3. Economizando en la benevolencia: Mises propone lo que llama el “teorema de la armonía” en una forma que acepta y amplía la idea profunda de Smith acerca de los beneficios universales de la sociedad comercial. Como lo pone Smith (La Teoría de los Sentimientos Morales, Sección II, Capítulo 3):

“Así sucede que el ser humano, que solo puede subsistir en sociedad, fue preparado por la naturaleza para el contexto al que estaba destinado. Todos los miembros de la sociedad humana necesitan de la asistencia de los demás y de igual forma se hallan expuestos a menoscabos recíprocos. Cuando la ayuda necesaria es mutuamente proporcionada por el amor, la gratitud, la amistad y la estima, la sociedad florece y es feliz. Todos sus integrantes están unidos por los gratos lazos del amor y el afecto, y son por así decirlo impulsados hacia un centro común de buenos oficios mutuos.

Pero aunque la asistencia necesaria no sea prestada por esos motivos tan generosos y desinteresados, aunque entre los distintos miembros de la sociedad no haya amor y afecto recíprocos, la sociedad, aunque menos feliz y grata, no necesariamente será disuelta. La sociedad de personas distintas puede subsistir, como la de comerciantes distintos, en razón de su utilidad, sin ningún amor o afecto mutuo; y aunque en ella ninguna persona debe favor alguno o está en deuda de gratitud con nadie, la sociedad podría sostenerse a través de un intercambio mercenario de buenos oficios de acuerdo con una evaluación consensuada.” (énfasis agregado)

Este punto es importante, así como poco comprendido. En el “estado natural,” no hay suficientes cosas para todos, y la competencia es biológica, o de suma cero: Si yo lo obtengo, usted lo pierde. En grupos pequeños, podemos compartir, y en algún grado podemos hacer una realidad las ganancias de la especialización. Pero la división del trabajo es limitada por el tamaño del mercado. En consecuencia, el sistema necesita operar a escala, a la vez que economiza los recursos escasos para la benevolencia directa. Un sistema emergente de la división del trabajo basado en el intercambio comercial impersonal, por tanto, puede substituir a la benevolencia. Más aun, dado que hay rendimientos crecientes como resultado de una mayor división del trabajo, un mercado más amplio en realidad aumenta la cantidad y reduce el precio de los zapatos, y de otras cosas útiles, aún si todos nosotros queremos esas cosas, y aún si no existe una conexión fuerte de amor, gratitud, o afecto. Todo lo que se necesita para organizar el intercambio son derechos de propiedad exigibles y un sistema financiero.

En La Teoría de los Sentimientos Morales, Adam Smith reconoció cuatro fuentes de “sentimiento,” que yo resumí aquí. La cuarta fuente, aquella relevante para las 25 palabras de Mises, dice así:

“Cuando consideramos tales acciones como parte de un sistema de conducta que tiende a promover la felicidad del individuo o la de la sociedad, parecen derivar de esta utilidad una belleza no distinta de la que adscribimos a una máquina bien planeada.”

El problema, como lo reconoció Smith y Mises trabajó para solucionarlo, es permitir que la gente que se beneficia de la sociedad comercial reconozca que se beneficia, no sólo en términos de riqueza incrementada, sino en términos del surgimiento de la máquina bien planeada del proceso de mercado. La razón por la cual la educación económica es tan importante es que la gente no es llevada automáticamente a ese “centro común de buenos oficios mutuos.” Nuestra tarea debe ser explicar y persuadir al público del valor moral del convertidor cataláctico.

Michael Munger es profesor de Ciencia Política, Economía y Política Pública en la Universidad Duke y compañero sénior del American Institute for Economic Research. Sus títulos son de Davidson College, Washington University en St. Louis y Washington University. Los intereses de investigación de Munger incluyen regulación, instituciones políticas y economía política.

Traducido por Jorge Corrales Quesada.