EL COSTO DE CAMBIAR EL CAPITALISMO Y POR QUÉ DEBE PRESERVARSE LA MOTIVACIÓN PARA OBTENER GANANCIAS

Por Kimberlee Josephson
American Institute for Economic Research
26 de julio del 2023

Nota del traductor: la fuente original en inglés de este artículo es kimberlee josephson, american institute for economic research, capitalism, July 26, 2023. En él podrá leer enlaces relevantes originalmente en letra azul en el texto.

El 13 de setiembre del 2020, Imperative21 lanzó la campaña RESET con el objetivo de reestablecer nuestro sistema económico lejos de uno orientado a las ganancias, hacia uno enfocado en el bien común. La fecha de lanzamiento fue deliberada, dado que era el 50 aniversario de la notoria publicación de Milton Friedman en el New York Times, en que afirmó que la única responsabilidad de una empresa es aumentar las ganancias.

En claro contraste con la Doctrina de Friedman, Imperative 21 ordena un cambio colectivo de la comunidad de los negocios, para que reemplace a la primacía del accionista por la mentalidad de parte interesada desarrollada por el Foro Económico Mundial, desplegado en el Manifesto de Davos.

Según Imperative 21, “nuestro sistema económico está en quiebra” en cuanto a “bienestar compartido” y, como tal, la interdependencia necesita ser priorizada sobre el individualismo, y los beneficios colectivos deben estar por encima de los intereses del inversionista.

El llamado a la acción por Imperative 21 ha elevado a un nuevo nivel la declaración del Business Roundtable acerca de responsabilidad social, y los miembros de esta coalición organizada se extienden por el globo e incluye a prominentes ejecutivos de la industria, empresas corporativas, entes sin fines de lucro, y ONGs. Un miembro notable al que vale la pena ponerle atención es el B Lab.

El B Lab fue fundado en Pennsylvania como ente sin fines de lucro en el 2006, y su popularidad de los últimos años ha surgido gracias al apoyo de reconocidos líderes industriales, quienes endosan el mantra del propósito por encima de las ganancias.

John Mackey de Capitalism Conscious promovió el B Lab, y personajes parecidos, como Mark Benioff, Richard Branson, Arianna Huffington, y Hamdi Ulukaya, todos, han firmado formando parte del B Team. Marcas populares como Patagonia, hacen ostentación de su afiliación a B Lab y, si bien Patagonia fue la primera en California en obtener el estatus de B Corp, desde ese entonces California se ha convertido en hogar de la mayoría de B Corps en el país.

Para lograr el estatus de B Corp, las empresas deben cumplir ciertos estándares de “desempeño social y ambiental,” que se alinean con los Objetivos de Sostenibilidad de Naciones Unidas (SDGs por sus siglas en inglés), y el sello de certificación de B Lab (la letra “B” en un círculo) se puede hallar en una gama amplia de productos y servicios.

Hoy hay más de 6.000 B Corps con una red de influencia presente en 80 países, y cada año B Lab recibe una suma impresionante gracias a su certificación y pagos de mercadeo.

Ya sea que esté horneando pan, leyendo al Guardian, o tomando una taza de té, el B Lab se ha insertado en su vida diaria. Y el atractivo del sello de certificación de B Lab no sorprende, pues, en la conferencia anual del 2012 de la Federación Mundial de Anunciantes, se declaró que la responsabilidad social era necesaria para edificar marcas y elevar flujos de ingresos.

En sí, el estatus de B Corp sirve como mecanismo de mercadeo, así como medio para apaciguar a consumidores conscientes, y, más recientemente, la certificación B Corp ha ayudado a empresas a que mejoren sus calificaciones en el enfoque Ambiental, Social y Gobernanza (ESG por sus siglas en inglés).

En general, la misión de B Lab es “cambiar las reglas del juego” al crear “estándares, políticas, herramientas, y programas que cambian el comportamiento, cultura, y bases estructurales del capitalismo.” Por tanto, tiene sentido que B Lab sea puesto en una lista de Imperative 21 como “administrador de redes,” al lado de Just Capital (que mide el desempeño de partes interesadas), Common Future (que se enfoca en equidad racial y económica), y GIIN (acrónimo de Global Impact Investing Network, que lanzó su propio Proyecto de Nuevo Capitalismo en el 2020).

Pero, lo que no tiene sentido es la coalición creciente contra el capitalismo a favor del bien común. El capitalismo es un sistema basado en la propiedad privada y el intercambio voluntario – dado que el empleo, producción, y consumo ocurren basados en valores, incentivos, e intereses del mercado. Denunciar este sistema sería contraintuitivo, por decir lo menos, si es que estamos interesados en el crecimiento económico, la libertad, y el bienestar.

Reemplazar, en vez de abrazar la primacía del accionista, es ciertamente un asunto preocupante, pues la primacía del accionista es un medio para objetivamente hacer responsables a líderes empresariales por la administración de inversiones estratégicas y operaciones de negocios.

En esencia, servir los intereses de los accionistas obliga a las empresas a conducirse responsablemente en relación con empleados, clientes, y la sociedad como un todo, dado el impacto que la reputación puede tener sobre flujos de ingresos. Empleados felices son empleados productivos; clientes felices son consumidores que repiten; compromiso con la comunidad crea una reputación positiva, etcétera.

Así, las firmas que buscan lograr ganancias se incentivan para que sean eficientes, efectivas, y éticas, por vía del proceso de intercambio, y las utilidades sirven como herramienta para, objetivamente, medir la respuesta del mercado a lo que se está ofreciendo.

Las firmas que son rentables y logran éxito a largo plazo (dejando de lado timos de corto plazo) obtienen su estatus por la vía de la creación de valor mediante un enfoque ágil en el estado de pérdidas o ganancias. Un negocio rentable requiere de administración apropiada, y una administración apropiada conduce a buenas prácticas. Y dicho enfoque es naturalmente de gran interés para inversionistas ansiosos de asegurar un rendimiento por su inversión.

Pero, si las empresas continúan siendo obligadas a enfocarse en asuntos externos a la firma (como campañas relacionadas con causas, iniciativas de altruismo efectivo, y adhesión a terceros certificadores), la autonomía en relación con prácticas productivas relacionadas con la creación de valor, será suplantada por mediciones y estándares dictados por jugadores de poder que alegan saber qué es lo mejor para la sociedad. Y, puesto que lo que es mejor para el bien común es en mucho una materia subjetiva, se puede justificar todo tipo de compensaciones y comportamientos por quienes se autonombran como agentes sociales por encima de prácticas empresariales.

Así que, antes de comprar un producto debido a su sello de ética, en vez de sus atributos funcionales, y previo a invertir en asuntos morales, en vez de estrategias sólidas, recuerde que la prosperidad económica y el avance social históricamente se han derivado de individuos e ingenio, no de hacedores de buenas obras y dictadores con planes paternalistas.

La Dra. Kimberlee Josephson es profesora asociada de negocios de la Universidad Lebanon Valley y sirve como compañera adjunta de investigación en el Consumer Choice Center. Enseña cursos sobre sostenibilidad global, mercadeo internacional, y diversidad en sitios de trabajo; y su investigación y cartas a páginas editoriales han aparecido en varios medios. Tiene un doctorado en estudios y comercio global y una maestría en política internacional, ambos de la Universidad La Trobe [Australia], una maestría en ciencia política de la Universidad Temple, y una licenciatura en administración de negocios con especialidad en ciencia política de la Universidad Bloomsburg.

Traducido por Jorge Corrales Quesada.