LIBEREN A LOS MÉDICOS: CUATRO PRINCIPIOS

Por John C. Goodman
The Independent Institute
14 de junio del 2023

Nota del traductor: la fuente original en inglés de este artículo es john c. goodman, the Independent institute, doctors, June 14, 2023. En él podrá leer enlaces relevantes originalmente en letra azul en el texto.

Por casi medio siglo, este país se ha involucrado seriamente en esfuerzos por reformar nuestro sistema de cuido de la salud para reducir costos, mejorar la calidad y expandir el acceso al cuido.

Los participantes en el esfuerzo han incluido políticos que representan todos los puntos de vista en el Congreso y legislaturas estatales, burócratas de todas las tendencias y variedades, ejecutivos de negocios, líderes sindicales, representantes de empresas de seguros, ejecutivos de hospitales, economistas académicos de la salud y un montón de fundaciones sin fines de lucro.

El único grupo que ha estado notoriamente ausente en estas discusiones es el de los doctores que actualmente brindan el cuido. Esto no es un accidente. Todos los demás han decidido que los doctores son el problema, no la solución. Ellos no practican la medicina de la manera correcta; ellos no cobran lo correcto; ellos no mantienen los registros de forma correcta, etcétera, etcétera.

Esta es la razón de por qué, prácticamente, toda solución intentada involucra gente que no practica medicina, diciéndoles a los doctores que practican medicina cómo administrar sus asuntos. Y ninguna de estas soluciones parece funcionar. Los costos siguen creciendo. La calidad del cuido mesurablemente no está mejorando. Y, el acceso al cuido (medido por, digamos, visitas per cápita del doctor o la duración del tiempo necesario par ver a un doctor) parecen estar empeorando.

Así que, ¿por qué no tratar algo diferente? ¿Por qué no permitir que personas que practican la medicina y están en mejor posición para eliminar el desperdicio, mejorar la calidad y expandir el acceso al cuido, puedan resolver los mismos problemas que nadie ha sido capaz de resolver?

Para que este esfuerzo tenga éxito, necesitamos seguir cuatro principios:

DARLES A LOS DOCTORES LA LIBERTAD PARA REENVASAR Y CAMBIAR EL PRECIO DE SUS SERVICIOS

Los doctores son los únicos profesionales en nuestra sociedad que no tienen libertad para reenvasar y cambiar los precios de los servicios que ofrecen en el mercado. Todos los otros profesionales -abogados, contadores, arquitectos, ingenieros, etcétera- son libres de cambiar los servicios que ofrecen y las tarifas que cobran siempre que cambia la tecnología, siempre que la ciencia cambia o siempre que hay un cambio en las preferencias de los consumidores.

En la actualidad, hay 10.000 tareas que Medicare [seguro médico estatal en Estados Unidos] les paga a los médicos por hacerlas. Si hay un servicio que un paciente necesita y no está en la lista, nada se le paga al doctor. Si el servicio está en la lista, el médico sólo obtiene el precio fijado por el Medicare. No hay negociación de estos precios. El doctor tiene que tomarlo o dejarlo.

Las grandes aseguradoras privadas tienden a pagar de la misma forma como paga Medicare – usando la misma lista. Sus tarifas suelen ser un porcentaje de lo que paga Medicare (por ejemplo, un 150 por ciento), y, de nuevo, no existe negociación. Es tómelo o déjelo.

A ningún otro profesional se le paga de esta forma, y por una buena razón. Imagínese que usted fuera acusado de un crimen y una entidad externa establece las tarifas que su abogado logra por tareas diferentes. Tal sólo para presentar un ejemplo, suponga que al abogado se le paga $50 la hora por la selección del jurado y $500 la hora por preparar una recapitulación final de su caso. Usted puede obtener una recapitulación realmente excelente al final de su juicio -una que ordinariamente le sacaría impune- pero (desgraciadamente para usted) ¡es suministrada al jurado equivocado!

Aún peor que poner precios erróneos está la presunción de que cualquiera podría pensar en todo lo que un profesional puede hacer para ayudar a un cliente y luego ser puesto en una lista escrita. Por ejemplo, hasta que se dio la pandemia del Covid, las consultas por teléfono, correo electrónico, Zoom, Skype, etcétera, no estaban siquiera en la lista de servicios por los que Medicare pagaba – excepto en circunstancias raras.

ESTIMULAR LA INNOVACIÓN DEL LADO DE LA OFERTA

¿Cómo sabemos que doctores practicantes podrían mejorar nuestro sistema actual? Porque eso es lo que sucede siempre que ellos dan servicios fuera del sistema de pago por un tercero. En los campos de la cosmética y cirugía Lasik, por ejemplo, vemos precios transparentes en paquetes que han disminuido en términos reales durante las dos últimas décadas – aun cuando el costo de cualquier otro tipo de cirugía se mantuvo en aumento.

Todavía más, esto incluso sucedió cuando hubo un enorme aumento en la demanda y de todo tipo de cambios tecnológicos – que se nos ha dicho elevan los costos en cualquier otra parte de la medicina.

El Cuido Primario Directo (DPC por sus siglas en inglés) es otro ejemplo. Médicos del DPC brindan todo el cuido primario mediante tarifas mensuales razonables (digamos, $50 al mes por una madre y $10 por su hijo) y usualmente los pacientes están en capacidad de contactar a su doctor por teléfono en las noches y en fines de semana, como alternativa a visitar el salón de emergencia.

Aquí hay interminables posibilidades. Dejar a los doctores en libertad de ofrecer distintos servicios en el mercado por precios diferentes, no sólo promete un cuido menos caro, de mayor calidad, sino que debería ser el objetivo de cualquier reforma responsable de la salud.

EMPIECE CON OPORTUNIDADES EN EL SECTOR PRIVADO

En un mundo ideal, los doctores deberían estar en capacidad de acercarse al Medicare y negociar un acuerdo. A cambio de ser pagados de forma diferente, ellos garantizarían costos menores y una calidad superior en el cuido del paciente.
En esta idea no deberíamos rendirnos, pero, las probabilidades serán mejores si quien paga es una entidad privada.

Por ejemplo, al principio, los doctores del DPC se rehusaron a tratar con cualquiera de terceros pagadores. Eso ha cambiado. Una de las tendencias que crece más rápidamente en el seguro privado es el pago por el patrón del cuido primario directo.

Según mi conocimiento no existe un plan de seguro del sector público que haya aprovechado esta oportunidad. Ciertamente no el Medicare o el Medicaid. Eso no sorprende. El Medicare fue la última aseguradora en cubrir medicinas de recetas. Ha estado bien atrás del sector privado en muchas otras formas – incluyendo adoptar las oportunidades creadas por la telemedicina. Pero, hay una excepción a esta generalización. Esa es el programa Ventaja del Medicare (MA por sus siglas en inglés) – en donde aproximadamente la mitad de beneficiarios está matriculada en planes de seguro privado. A los planes MA se les permite especializarse y convertirse en centros de excelencia según tipos de cuido específicos.

Por ejemplo, hay planes de seguro especiales para diabetes, para insuficiencia cardíaca congestiva, para enfermedad del pulmón, etcétera. Estos planes se están haciendo innovadores en la administración de enfermedad crónica. Por ejemplo, algunos planes MA manejados por médicos, dan la insulina gratis – así como consultas con un endocrinólogo. Al invertir en estos costos iniciales, los planes evitan los mayores costos de visitas y hospitalización en cuartos de emergencia.

Una forma de pensar acerca de estos planes de necesidades especiales es verlos como una extensión del modelo DPC aplicado a un cuido especializado. No hay razón en principio para no dar servicios de especialista a todos los planes de seguro del sector privado.

DESREGULAR EL MERCADO MÉDICO

Antes que a adultos mayores se les permitiera hablar por teléfono con sus doctores, los burócratas del Medicare pasaron miles de horas tratando de decidir cuáles tareas eran apropiadas para consultas por teléfono y qué tarifa cobrar en cada caso. Ahora que está oficialmente terminada la emergencia médica por el Covid, de nuevo están en eso.

Si un doctor llama a un paciente con los resultados de un examen de sangre, ¿debería eso contar como una consulta? ¿Cuánto debería cobrarse? De alguna forma, abogados, contadores y otros profesionales se las arreglan para resolver temas como estos sin un ejército de burócratas mirando por encima de sus hombros.

El mercado médico es por mucho el más regulado de cualquier mercado de consumidores. Esto es desafortunado. Casi cualquier buena idea que, en realidad, reduce los costos, mejora la calidad y expande el acceso al cuido, es posible que enfrente barreras regulatorias. He aquí unos pocos cambios que liberarían a los doctores y pacientes para beneficio de ambos:


  • Permita a empleadores poner el dinero en una Cuenta de Ahorros de Salud (HSA por sus siglas en inglés), de la cual los empleados puedan hacer un pago mensual a un doctor del DPC de su elección.
  • Permita a empleadores proveer servicios gratis a los crónicamente enfermos sin hacer inelegibles a los empleados tener un HSA.
  • Permitir planes de especialidad manejados por un doctor tener acceso a los intercambios (Obamacare) y al mercado de empleadores, de la misma forma en que están disponibles en el programa Ventaja del Medicare (MA).
  • Permitir a los matriculados en el Medicare y Medicaid tradicionales tener acceso a los servicios DPC y planes de necesidades especiales manejados por doctores para los crónicamente enfermos.


Estas son sólo unas pocas de las formas en que sobreponerse a los obstáculos regulatorios podría resolver problemas de política de la salud. Deberíamos preguntarles a los doctores practicantes que sugieran muchos más.

También publicado en Forbes el martes 13 de junio del 2023.

El economista John C. Goodman es compañero sénior del Instituto Independiente y presidente del Instituto Goodman de Investigación de política pública.

Traducido por Jorge Corrales Quesada.