POR QUÉ LOS POLÍTICOS USAN LA FUERZA EN VEZ DE LOS MERCADOS

Por Peter Jacobsen
Fundación para la Educación Económica
Pregúntele a un Economista No. 11
Miércoles 29 de marzo del 2023

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Esta semana tengo una pregunta de Sergio de Brasil. Dice él (editado por claridad),

“Disfruto leyendo los artículos de la Fundación para la Educación Económica (FEE). Vivo en Brasil, un país socialista con una tiranía de facto, en donde no se respetan los derechos individuales. He vivido en dicho sistema, en que la fuerza juega un papel importante en la sociedad. Así, los mecanismos de libre mercado se negaron totalmente a la gente. Siempre me sentí solo como un liberal clásico, hasta que encontré la FEE. He estado pensando acerca de este mecanismo de “fuerza,” usado por la mayoría de países alrededor del mundo. Este mecanismo es menos efectivo que la solución de libre mercado Siempre he sentido que la gente elegiría al mercado libre en vez del socialismo, pero una pregunta me inquietó últimamente. Si en asignar recursos el mercado libre es tan superior a la fuerza, ¿por qué el Imperio Romano usó un ejército en vez de comercio? Es decir, ¿no traería el comercio una riqueza mayor al pueblo romano?”

Sergio hace una pregunta interesante. Si el sistema de mercado libre genera más riqueza que sistemas gubernamentales de mando y control, ¿por qué las sociedades usarían frecuentemente sistemas de mando y control?

JUEGOS DE SUMA POSITIVA VERSUS JUEGOS DE SUMA CERO

Para resolver este rompecabezas, necesitamos aclarar la diferencia entre dos tipos diferentes de interacción: suma positiva y suma cero.

Ejemplo de la primera es la interacción típica en el mercado. Imagínese que va a la tienda comprar un nuevo teléfono. Al intercambiar sus $500 por un teléfono, debe ser el caso que usted valoró al teléfono en más de $500, al menos en ese momento. Si tal no fuera el caso, no habría comprado voluntariamente el teléfono.

Así que, usted está mejor. ¿Significa esto que la tienda está peor? Ciertamente no. El dueño del negocio que le vendió el teléfono también ha de estar mejor con la transacción – de otra forma no lo habría vendido.

En otras palabras, cuando usted voluntariamente compra o vende algo, ambos miembros mejoran con la transacción. Los economistas llaman a esto un juego de “suma positiva” pues ambos miembros de la transacción reciben un beneficio positivo.

Datos reales lo confirman. El Índice de Libertad Económica del Instituto Fraser destaca que países que permiten un intercambio más voluntario son más ricos y saludables.

Pero, las interacciones positivas no son el único tipo. Considere las relaciones entre un ladrón y una víctima. Imagínese que usted es asaltado en el camino hacia la tienda. Usted pierde $500, y el ladrón gana la misma cantidad. Esta es una interacción de suma cero, en donde la ganancia del ladrón es compensada por su pérdida. Una persona mejora materialmente a expensas de otra.

En realidad, usted podría argüir que este tipo de interacción es aún una suma negativa. Los ladrones potenciales deben gastar tiempo y recursos para exitosamente robar el dinero. Así que no sólo usted pierde $500, sino que el ladrón sólo gana $500 menos el costo de robar el dinero.

En resumen, interacciones de saqueo, como el robo, son malas para la riqueza de la sociedad, mientras que interacciones de ganar-ganar, como el comercio, elevan la riqueza en la sociedad. Así que, ¿en dónde calza el estado?

EL ESTADO SAQUEADOR

En teoría, es posible que el estado pueda estar involucrado en el proceso productivo. Cada vez que el estado frena el robo o ayuda a actores privados a mantener sus acuerdos de intercambio, puede ser parte de un aumento del tamaño del pastel económico.

Pero, como lo señala Sergio, a menudo, los estados asumen el papel del ladrón. Regresando a nuestro ejemplo previo, imagínese que el ladrón, luego de robarle sus $500, le da usted un viejo teléfono plegable. ¿El hecho que usted recibiera un bien del ladrón significa que ese fue un intercambio productivo?

¡Por supuesto que no! Usted no quería comprar un teléfono plegadizo, y no usaría su dinero para adquirirlo. Usted aún está peor luego que el ladrón le quitó su dinero.

Muchas operaciones del gobierno siguen esa misma lógica. El dinero es tomado contra su voluntad por la vía de impuestos y, a cambio, los contribuyentes reciben bienes que ellos pueden o no haber comprado alternativamente.

He aquí su rompecabezas. Si las transacciones de suma positiva se asocian más con un crecimiento económico, ¿por qué gobernantes y políticos prosiguen transacciones de suma negativa? Si el comercio enriquece a Roma más que la conquista, ¿por qué, en vez de aquel, el imperio romano elige conquistar?

Nuestro rompecabezas se resuelve con la siguiente observación – no hay nada que requiere que los incentivos de los políticos se alineen con los incentivos de la “sociedad como un todo.”

Por muchos años, economistas que estudiaron el gobierno lo hicieron desde la perspectiva de un gobierno que existía para maximizar el bienestar de la sociedad, por medio de una ecuación matemática que los economistas llaman una “función de bienestar social.”

Ahora bien, los economistas no afirmaron tener acceso a una función de bienestar social que calzaba perfectamente con el mundo, pero, operaron como si el rol central del gobierno fuera maximizar la función social. En estos modelos, los gobiernos ponderaron todos los costos y todos los beneficios del gasto y los impuestos. Este enfoque de ver al estado se ha llamado la visión del estado como un “cerebro fiscal.”

Es decir, hasta que el economista ganador del premio Nobel James Buchanan señaló que ese no necesariamente era el caso. Los políticos, como todos los otros actores privados, pueden poner su propio interés por encima del interés de la sociedad como un todo.

En contraste con la idea del “cerebro fiscal,” Buchanan propuso el enfoque individualista que trata a los políticos como guiados por su propio autointerés con un conocimiento limitado, en vez de defensores omnisapientes, omnipotentes y benevolentes del bien público.

La visión individualista de la política como un proceso de intercambio entre políticos y otros está en el corazón de lo que es hoy llamada la economía de la Elección Pública.

Y aquí está la respuesta a nuestra pregunta. Aunque los mercados libres y el libre intercambio pueden servir el mejor interés de la sociedad como un todo, los políticos no necesariamente absorben un gran beneficio cuando mejoran la sociedad como un todo. Como el ladrón, los políticos pueden ser capaces de mejorarse materialmente a sí mismos al conquistar a otros y saquearles sus riquezas.

Peter Jacobsen enseña economía y tiene la posición de Profesor Gwartney de Economía. Recibió su educación de posgrado en la Universidad George Mason.

Traducido por Jorge Corrales Quesada.