CÓMO EL MERCADO LIBRE MANEJA AL MONOPOLIO

Por Peter Jacobsen
Fundación para la Educación Económica
Pregúntele a un Economista No. 9
Miércoles 8 de marzo del 2023

NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, entre paréntesis y en rojo, si es de su interés, puede buscarlo en su buscador (Google) como peter jacobsen foundation for economic education, monopoly, March 8, 2023 y si quiere acceder a las fuentes, dele clic en los paréntesis rojos.

En el reciente discurso acerca del Estado de la Nación, el presidente habló de “legislación bipartita para fortalecer la aplicación de la ley antitrust.” Para quienes no son nerdos de la política, la ley antitrust es la ley que intenta prevenir la creación de monopolios y carteles.

Acerca de este mismo tópico, para Pregúntele a un Economista, recibí una pregunta de AJ. Él pregunta,
“sin leyes antitrust, ¿cómo el mercado libre impediría que se formen los monopolios? Si otras empresas pudieran sólo comprar compañías más pequeñas sin crear innovación, ¿cómo habría progreso?”

Para responder cómo un mercado libre encararía los monopolios, primero necesitamos entender qué es y qué no es un monopolio.

AMBIGOPOLIO

¿Qué es un monopolio? Bueno, pienso que es importante considerar la definición literal de libro de texto. En el libro de texto para Microeconomía que uso en mis cursos (de Gwartney, Stroup, Sobel, y Macpherson) la definición de monopolio es, “una estructura de mercado caracterizada por (1) un único vendedor de un producto bien definido para el que no hay buenos substitutos y (2) altas barreras al ingreso de cualesquiera otras firmas en el mercado de ese producto.”

Esta es una definición muy estándar de monopolio, en especial la primera parte acerca de tener un producto “sin buenos substitutos.” Otros libros de texto dirán un producto con substitutos no “cercanos.”

Es importante reconocer de inmediato que esta definición es, en el mejor de los casos, ambigua. ¿Es un teléfono celular un substituto “bueno” o “cercano” de un computador? ¿Es el fútbol americano universitario un substituto cercano de la Liga Nacional de Futbol de Estados Unidos (NFL)? Y ¿qué acerca de la Asociación Nacional de Basquetbol estadounidense (NBA)? ¿Es una venta de alimentos un substituto de un restaurante? ¿Es Twitter un substituto de Facebook? ¿Es Zoom un substituto del transporte? El punto de todos estos cuestionamientos es que no es claro. Si usted define un bien de forma suficientemente estrecha, usted podría argüir que todas las firmas son monopolios.

Eso no significa que el concepto de monopolio está totalmente drenado de importancia. Sólo significa que tendremos una tendencia a sobreestimar el número de monopolios si ignoramos que muchos bienes pueden ser substitutos de otros bienes. También, con esta definición, significa que es imposible arribar a una respuesta objetiva en cuanto a si una firma es un monopolio

EL PODER DE MERCADO

Aun cuando no podemos usar esta definición para identificar monopolios en la práctica, no significa que no podamos imaginar este tipo de firma. De la misma manera, esta definición de monopolio no es la única forma de conceptualizar los problemas creados por la ausencia de competencia. Otra forma de categorizar firmas es en su habilidad para afectar el precio de los bienes. De hecho, este tipo de categorización se usa explícitamente por expertos antimonopólicos.

La idea es así. Imagine el opuesto de la definición de arriba del monopolio. En vez de una compañía que vende un producto con substitutos no cercanos, imagine una industria en donde hay un número grande de vendedores que mercadean un producto idéntico. Piense, por ejemplo, en el maíz.

Cuando usted va a una tienda de alimentos, es posible que no piense mucho acerca de la marca de maíz que compra (ignorando de alguna forma recientes preocupaciones de cosas como organismos genéticamente modificados). ¿Por qué? Porque maíz es maíz. No importa mucho de qué granja proviene.

También, hay miles de vendedores de maíz. En esa industria, un vendedor no está en capacidad de afectar el precio. Si un agricultor trata de elevar el precio, los consumidores sólo lo substituirán por el maíz idéntico que venden miles de competidores.

Los economistas llaman a esta situación, en donde las acciones de un vendedor no tienen efecto sobre el precio de mercado, una industria tomadora de precios.

En contraste, imagínese que hay un vendedor único de un producto sin “substitutos cercanos.” Veamos el ejemplo de un teléfono iPhone. ¿Qué pasa si Apple eleva el precio? Bueno, es posible que algunos consumidores no estén dispuestos a consumir más el producto – tal vez, se cambiarán hacia Samsung. Se ha encarecido mucho. Pero, debido a que no hay un teléfono celular que sea exactamente igual al iPhone, no todo mundo dejará de comprar el producto, como sucedió en nuestro ejemplo del maíz.

Entonces, ¿qué pasa? Bueno, disminuye la cantidad de iPhones que Apple vende, pero eleva el precio que recibe por cada teléfono. Lo primero (vende menos teléfonos) se traduce en un ingreso menor, pero lo último (un precio mayor por un teléfono) significa un ingreso mayor. Así que, ¿cuál es el efecto final del aumento en el precio? Depende de la magnitud del cambio en la cantidad y precio. En otras palabras, depende de la situación.

En contraste con tomadores de precios, en este ejemplo, Apple es lo que economistas llaman buscador de precios. Los dueños tienen que “buscar” el precio que les rinda la mayor ganancia.

¿Qué tiene que ver esto con el monopolio? Bueno, en una industria de buscadores de precios, vender más unidades significa tener que reducir el precio y, en algún punto, reducir el precio significa tener una ganancia menor. En contraste, un tomador de precios puede vender tantas unidades como quiera, sin tener que reducir el precio. Así que, luego de cierto punto, vender una cantidad mayor tiene un impacto negativo sobre el ingreso total para los buscadores de precios, pero no para los tomadores de precios.

Esto significa que, cuando relativamente hay pocos vendedores (como en el caso de buscadores de precios), esperaríamos que los vendedores produzcan una cantidad menor y cobren un precio más alto, comparado con una situación de más vendedores.

Podríamos volver a enmarcar esto para decir que, cuando una compañía tiene mayor poder para afectar el precio, cobrará precios más altos y venderá menos productos. En la versión extrema de este (monopolio) un vendedor puede obtener mayor ganancia si recorta relativamente gran cantidad del número de unidades que vende y cobra un precio relativamente elevado. A los consumidores no les gusta como suena esto.

EL PROCESO DE MERCADO

Así que, ¿cómo lidian los mercados libres con el problema del monopolio? Bueno, el asunto acerca de los mercados es que son un proceso. Los modelos del tomador de precios y del buscador de precios que discutimos arriba son modelos estáticos. En otras palabras, son una fotografía en un momento único del tiempo. No hay innovación, empresariedad, o descubrimiento.

En efecto, una gran ironía del modelo del tomador de precios es que es, a menudo, llamado por economistas “competencia perfecta.” Pero, como lo expresó el ganador del premio Nobel F.A. Hayek en su ensayo El Significado de la Competencia, ¡no hay competencia real en el modelo de competencia perfecta!

Piense acerca de eso. ¿Qué tiene de competitivo un puñado de vendedores que ofrece un producto idéntico, invariable, a un precio idéntico? ¿Queremos, en realidad, que nuestro mercado de teléfonos inteligentes sea sólo de miles de teléfonos exactamente iguales, que se venden en exactamente el mismo precio? Yo no. Esta idea hizo que Hayek renombrara a la “competencia perfecta” como “estancamiento perfecto.”

¿Cómo luce la competencia verdadera? Bueno, empresarios que intentan descubrir nuevas formas de satisfacer mejor las necesidades y presupuestos del consumidor. En vez de hacer otro reproductor de audio digital MP3, Apple decidió deshacerse de su ampliamente exitoso iPod y seguir el camino de la muy arriesgada idea del teléfono inteligente. Como recompensa por asumir este riesgo exitosamente, tiene muchos clientes dispuestos a pagar precios más altos por el producto de Apple.

Pero, ¿qué tiene que ver esto con el monopolio? Bueno, si hay sólo una firma que vende un producto único, no puede ignorar pasivamente la posibilidad de competidores futuros. De hecho, si es fácil ingresar a una industria, hasta un monopolista único tendrá que cobrar el mismo precio menor al que cobraría si hubiera competencia. ¿Por qué? Pues, si es fácil entrar, un competidor puede llegar, vender más barato que él, y atraerse todos sus clientes. En otras palabras, la simple amenaza de competencia es suficiente para impedir que un monopolio literal actúe como monopolio.

Esta es una conclusión impactante. Aún si pudiéramos identificar una industria dominada por un único vendedor de un producto sin sustituto cercano (tarea que la ambigüedad hace imposible), aun así sería inapropiado tratar a la firma como monopolio, pues la amenaza de competencia puede hacer que compañías actúen como si estuvieran en una competencia fiera.

¿Qué tal si, por la razón que sea, es demasiado costoso ingresar a una industria? Este es el caso más difícil de responder para el mercado libre. Yo someto que este aún enfrenta este tema con relativa facilidad.

De nuevo, el mercado es un proceso. Se da a lo largo del tiempo. Tan sólo porque sea difícil o costoso ingresar hoy a una industria, eso no significar que continuará siendo de esa manera en el futuro. De hecho, una industria a la cual es difícil de ingresar y que es presidida por un monopolio estancado, ofrece rendimientos enormes comparado con otras industrias más competitivas.

En cierto momento, Sears se consideró como siendo un titán imparable de la industria. Walmart explotó en su rentabilidad al usurpar su puesto. Luego que Walmart tuvo éxito, muchos empezaron a decir que nadie sería capaz de desafiar su dominio. Después de todo, el costo de competir con miles de negocios a través del país es demasiado alto. ¿Cómo podría alguien hacerlo? Pero, ahora, Amazon, con su modelo innovador de transporte, amenaza con derribar a Walmart, al no tener ubicaciones físicas. Hoy en día, a la gente le preocupa que Amazon sea un monopolio. ¿Es nuestra memoria en realidad tan corta?

La innovación sobrepasa las barreras a la entrada. Y entre más elevadas sean las barreras al ingreso, más compañías logran ganancias al derribarlas. El motivo para obtener beneficios, que conduce a las compañías a buscar el poder monopólico, es el mismo motivo que ocasiona que compañías se destruyan entre sí.

¿Escéptico? Considere las 10 mejores compañías en términos de rentabilidad en las últimas décadas. Visual Capitalist ofrece gráficos valiosos que permiten compararlas. Entre 1999 y el 2019, sólo una compañía (Microsoft) permaneció entre las 10 mejores. Algo de esto depende de la métrica usada para medir, pero hay, claramente, un enorme cambio en 20 años. Para resultados aún más extremos, compare las 500 compañías de Fortune en 1970 con la actualidad. Reconocerá algunas compañías -como Exxon y Ford- en la lista, pero habrá otras estadounidenses más jóvenes de las que usted nunca había oído – como RCA, McDonnell Douglas, y Bethlehem Steel.

El punto es que la competencia del mercado es dinámica, y el dominio hoy en una industria de ninguna manera garantiza dominio en el futuro.

CREA EN LA COMPETENCIA

En este punto, usted puede recordar la segunda pregunta de AJ. ¿Qué tal si las firmas simplemente compran a sus competidores? En este caso, hasta la innovación puede ser incapaz de derribar un monopolio. Si el monopolista sólo compra a competidores, ¿no puede él permanecer por siempre en la cúspide?

No. Hay unos cuantos problemas con este razonamiento. Digamos que un monopolista está ganando $1.000.000 en utilidades. Un competidor aparece y piensa que puede derrotar al monopolista estancado y capturar para sí el $1.000.000 en utilidades. ¿Cuánto estaría dispuesto el monopolista a pagar por la firma?

Bueno, ciertamente, si está cuidando el $1.000.000, no gastaría más de $1.000.000 en comprar a la competencia. Por otra parte, si el desafiante está seguro que su negocio tendrá éxito, aquellos no aceptarían menos de $1.000.000. No se llegará a un acuerdo.

Lo reconozco, este es un ejemplo muy simplificado, pero usted no tiene que ir muy atrás lejos en la historia para encontrar empresas tecnológicas que recién inician, las que sabiamente rechazaron ofertas de compra.

La segunda razón por la que las firmas simplemente no pueden comprar toda su competencia, es que hay costos internos en el crecimiento de la compañía. Entre más produce internamente una compañía, más debe descansar en burocracias internas para tomar decisiones. Al crecer la compañía, estas burocracias crecen, e igual lo hacen los costos asociados con la burocracia.

Como afirmó el economista Murray Rothbard, una empresa que crece a ser muy grande perderá su habilidad para calcular exitosamente las pérdidas y ganancias asociadas con diferentes operaciones. Una firma de ese tamaño no estará en capacidad de averiguar la fuente de éxitos y fracasos y pronto llega a ser no rentable. Colapsa bajo su propio peso.

Notoriamente, ese es el mismo problema que hace imposible lograr bienestar material en economías socialistas centralmente administradas. Entre más centralicemos la producción, habrá menos competencia. Entre menos competencia tengamos, se tendrá un acceso menor a los precios de mercado. Entre menor acceso tenemos a precios de mercado, más difícil se hace involucrarse en el cálculo económico.

¿COMBATIENDO EL FUEGO CON FUEGO?

A pesar del éxito histórico del libre mercado en derribar monopolios aparentemente imparables, mucha gente está incómoda pues el libre mercado no promete que toda empresa poderosa se destruya de inmediato. Este malestar los hace volcarse hacia medios alternativos.

La legislación antimonopólica es el intento del estado de usar la imposición para terminar con los monopolios. Personalmente soy escéptico que cualquier ley antimonopólica en alguna ocasión sea una buena solución para los problemas que vienen con el monopolio.

Para entender por qué, considere algunos asuntos que ya hemos discutido. ¿Qué es un monopolio? ¿Qué significa que no haya substitutos “cercanos” de un producto? No hay una respuesta clara a esta pregunta. Bajo este criterio. el gobierno no estará en capacidad de identificar los monopolios.

Muy bien, pero, ¿qué pasa con el marco de buscador de precio/tomador de precio? ¿Tal vez el gobierno puede revisar para ver si un negocio está cobrando un precio competitivo? Esto tampoco funciona. Los precios, por definición, son el resultado de la competencia. Si no hay competencia, el gobierno no puede saber el resultado de la competencia. Los precios competitivos son creados en el proceso de competencia. Ellos no pueden estimarse en una hoja de Excel de manera significativa.

E, incluso si el gobierno pudiera identificar a un monopolista, también, los burócratas tendrían que estar seguros de que la amenaza de competencia no estaba ocasionando que él ya pusiera los precios competitivos. Si usted agrega los costos de regulación a una firma que está poniendo precios competitivos, corre el riesgo de hacer que la empresa (o cualquier empresa que se ponga en su lugar) no sea rentable.

También, las regulaciones antimonopólicas no pueden anticipar innovaciones futuras que podrían resolver los problemas del monopolio. Si esas regulaciones desalientan dichas innovaciones, pueden empeorar los problemas monopólicos.

Finalmente, no hay razón para suponer que actores y burócratas políticos pondrán en vigencia leyes antitrust tales que benefician a los consumidores. Los opositores del monopolio suponen que los monopolistas fijarán sus precios para lograr más ganancias aún si va en detrimento de algunos consumidores. ¿Por qué ellos se darían vuelta y supondrían que los políticos fijarán precios de un modo mejor para los consumidores?

En la realidad, los políticos están sujetos a los problemas de los incentivos que, por ejemplo, pueden hacer que ellos esgriman leyes antitrust como un garrote para ser usado contra sus enemigos. Si suponemos que los empresarios no son ángeles, no deberíamos suponer que los políticos son ángeles.

Luchar contra el monopolio con leyes antitrust es como combatir el fuego con fuego. El mecanismo político es tan cercano a un monopolio como lo podamos imaginar. Usted no puede comprar una aplicación alternativa de la ley con base en sus preferencias, y el gobierno usa la fuerza como barrera poderosa contra la entrada, impidiendo hasta a los empresarios más caritativos desarrollar alternativas a sus servicios. ¿Deberíamos usar el monopolio para arreglar el monopolio? Suena tonto cuando usted lo dice en voz alta, ¿no es cierto?

¡DEFENDIENDO LOS MONOPOLIOS!

Mi último problema con el antimonopolio emana de una afirmación en algún grado controversial. En el tanto exista un monopolio, puede ser algo bueno.

El monopolio como concepto es considerado generalmente como siendo algo malo, pero, como muchos acuerdos económicos, hay costos y beneficios con los monopolios. Hemos estado a través de los inconvenientes: los monopolios producirán menos productos y cobrarán precios más altos.

Pero, ¿qué hay con las ventajas? Considere la compañía que estuvo en ambas de las listas de arriba de las 10 más rentables, Microsoft. Uno de los mayores productos que Microsoft vende es el sistema operativo (OS por sus siglas en inglés), Windows. ¿Es Windows un monopolio puro? Bueno, no. Apple tiene un OS que compite, y los teléfonos inteligentes (que crecientemente desplazan a las computadoras personales) tienen sus propios OSs.

Pero, Windows está mucho más cerca de ser un producto monopolizado que muchos de los productos que encontramos. ¿Es eso algo malo?

Permítame responder con una pregunta: si usted es un usuario de Windows, ¿disfruta cuando tiene que usar una Mac? Si es un usuario de Mac, ¿le gusta usar Windows? Tal vez no. Quizá es incómodo tener que usar un OS con el que no está familiarizado. En ciertas ocasiones, nos gustan aspectos del dominio de una sola empresa.

Yo evito usar computadoras de Apple como la plaga. No entiendo cómo hacer el clic correcto. No me gusta tratar de encontrar software compatible con el OS. Apple me disgusta.

Ahora, imagine que hay 100 diferentes sistemas operativos compitiendo entre sí. Cada vez que usted usó un computador en la escuela, un computador en la biblioteca, un computador en el trabajo, o un computador en el hogar, usted tendría que aprender un OS totalmente nuevo. ¿Será este el fin del mundo? No. ¿Es un inconveniente tener un gran número de competidores? Ciertamente.

No estoy diciendo que todo monopolio es bueno. Sólo estoy destacando que, tal vez, hay al menos unos pocos productos en que sólo sería superior tener unos pocos competidores que muchos competidores.

Considere otro ejemplo. Imagine una industria que está involucrada en alguna forma de contaminación no regulada. Con cada unidad de producción, el aire que usted y yo respiramos está contaminado. En esa situación, el monopolio en realidad sería bueno. Recuerde, los monopolios tienden a producir menos que firmas competitivas. Así que, ¡un monopolio en esta industria significa menor contaminación!

CONFÍE EN EL PROCESO (DE MERCADO)

En conclusión, encuentro impactante que la gente esté dispuesta a dejar el tema del monopolio en manos del gobierno. Los gobiernos son:


  • Incapaces de identificar los monopolios debido a la ambigüedad en la definición
  • Incapaces de identificar los precios monopólicos debido a una impericia para conocer los precios competitivos contrafactuales [contractual: toda situación o acontecimiento que no ha sucedido en el universo actualmente observable por la investigación humana, pero que podría haber ocurrido]
  • Incapaces de determinar si los monopolios están involucrados en poner precios monopólicos o si están poniendo precios competitivos debido a la amenaza de competencia
  • Incapaces de asegurar que sus regulaciones no frenarán las innovaciones que podrían ayudar a eliminar los monopolios actuales
  • Incapaces de luchar contra el monopolio sin verse envueltos ellos mismos en prácticas monopólicas
  • Incapaces de tener en mente el mejor interés del consumidor, en vez del interés propio del político o burócrata
  • En apariencia desinteresados en la posibilidad de que haya beneficios asociados con otros monopolios e incapaces de comparar esos beneficios con los costos


Así que, mientras algunos pueden encontrar difícil digerir que debamos confiar en el libre mercado para lidiar con los monopolios, encuentro a la idea de confiar en el gobierno para resolver exitosamente todos los problemas de arriba y poner en práctica la solución, como siendo una propuesta mucho más extraña.

En los mercados libres, el consumidor es rey. Los empresarios e innovadores capaces de satisfacer a los consumidores mejor que los líderes de una industria estancada, siempre se ganarán la lealtad de esos consumidores. Bajo el capitalismo y la mano invisible del mercado, ningún negocio está seguro.

…A menos que esté protegido por la mano muy visible de las leyes gubernamentales.

Peter Jacobsen enseña economía y tiene la posición de Profesor Gwartney de Economía. Recibió su educación de posgrado en la Universidad George Mason.

Traducido por Jorge Corrales Quesada.