EL COLAPSO DE LA URSS FUE UNA DE LAS MEJORES COSAS QUE LE PASÓ AL AMBIENTE

Por Vincent Geloso
American Institute for Economic Research
14 de junio del 2023

Nota del traductor: la fuente original en inglés de este artículo es vincent geloso, american institute for economic research, environment, June 14, 2023. En él podrá leer enlaces relevantes originalmente en letra azul en el texto.

Si usted lee historias económicas de la Unión Soviética, encontrará qué tan poco del sector “privado” era permitido estar en la agricultura. Pequeños terrenos privados que significaron el 3 por ciento de las tierras sembradas producían entre 39 por ciento y 66 por ciento de la producción de papas, vegetales, carne, leche, y huevos. El resto de la tierra y la producción era producida en granjas propiedad del estado o colectivas. Esto se usa para afirmar que la eficiencia del sector privado no tiene rival comparada con el sector público. Sin embargo, aún las fincas privadas en la URSS palidecieron en eficacia al compararlas con otros países.

Cuando la URSS colapsó, también lo hizo la producción agrícola. Sin embargo, las importaciones de alimentos desde Occidente aumentaron dramáticamente. Como lo puso un académico, “los alimentos extranjeros, tanto crudos como procesados, inundaron los mercados de Rusia.” Millones de hectáreas de cosechas se abandonaron y se recubrieron de bosques y plantas – algo que podemos considerar como siendo un beneficio ambiental directo.

No obstante, hubo uno indirecto. El crecimiento de bosques y plantas herbáceas permite que tenga lugar el secuestro de carbono. El secuestro de carbono a través del crecimiento de los bosques es el proceso por el cual árboles que crecen absorben dióxido de carbono de la atmósfera, convirtiéndolo en biomasa por la vía de la fotosíntesis, y contribuyendo a la mitigación del cambio climático. La escala del abandono de tierra en la antigua URSS fue tan importante, que algunos académicos aseveran que fue lo suficientemente grande como para impactar los presupuestos de carbono continentales y globales. En esencia, ocasionó un sumidero de carbono que mitigó los efectos de algo del crecimiento en emisiones globales de gas invernadero.

¿Qué tan grande fue el sumidero? Un estudio encuentra que la absorción de carbono en Rusia, Bielorrusia, y Ucrania entre 1990 y el 2017 representó una gigatonelada [1.000 millones de toneladas métricas] de carbono. Otro estudio, que se enfocó sólo en Rusia y Kazajistán, encontró efectos básicamente similares y brindó una idea de su importancia, al señalar que era suficiente para “compensar anualmente alrededor de un 36 por ciento y un 49 por ciento de las emisiones actuales del combustible fósil de Rusia y Kazajistán, respectivamente.”

Estas proporciones sugieren que el colapso de la URSS fue una “política” increíblemente barata de mitigación del cambio climático. De hecho, la mitigación en sí fue un beneficio para el crecimiento económico en vez de un costo (esto es, ahora las políticas de mitigación requieren grandes costos sólo ponderados contra el beneficio de menor contaminación). Las estadísticas del ingreso en países soviéticos por lo general exageraron las condiciones, algo que es común en países comunistas, de forma que la caída posterior al colapso no fue tan pronunciada y que la recuperación tuviera su lugar. Desde ese entonces, los estándares de vida han excedido sus niveles previos. En sí, lo más posible es que el colapso amplió el crecimiento económico y mitigó el cambio climático.

Y, he aquí una dosis extra de optimismo para usted: ¡Podría suceder de nuevo!

Bueno, no hay de nuevo un colapso de la Unión Soviética. Sin embargo, hay cientos de políticas de apoyo a la agricultura que estimulan demasiado uso de la tierra. En efecto, considere los datos de la OCDE acerca del apoyo a productores en diferentes actividades agrícolas. Los niveles de soporte estatal son altos y crecientes. Eliminar esas medidas de apoyo significaría que firmas agrícolas tendrían que cambiar sus métodos y usar menos tierra. Eso permitiría una réplica de lo que pasó luego del colapso de la URSS, con el beneficio extra de quitarles el peso a los contribuyentes del costo de sus medidas de soporte.

De hecho, los mismos datos de la OCDE también muestran que los estados europeos tienden a estimular la crianza de animales mucho más que otros sectores. El resultado es mayor producción de este tipo de ganadería que otros tipos – un tipo que es responsable de gran porción de las emisiones globales de gas invernadero (en especial cuando son ponderadas contra las calorías que brinda). Terminar los subsidios descorazonaría esta forma de actividad particular contaminante, si bien, de nuevo, se libera a los contribuyentes de tener que apoyar a productores ineficientes.

En todo esto hay una lección sencilla. No todas las políticas de mitigación del clima requieren mayor intervención del gobierno o remedios gubernamentales. Algunas, que pueden ser muy efectivas, sólo requieren que los gobiernos den un paso hacia atrás.

Vincent Geloso, un compañero sénior en el American Institute for Economic Research (AIER), es profesor asistente de economía en la Universidad George Mason. Él obtuvo su PhD en Historia Económica en la Escuela de Economía de Londres.

Traducido por Jorge Corrales Quesada.