Para derivar ideas y explicaciones en torno a las causas de una “mala” distribución y niveles de ingreso en sociedades.

RIQUEZA, POBREZA Y POLÍTICA: UNA PERSPECTIVA INTERNACIONAL DE THOMAS SOWELL (NEW YORK: BASIC BOOKS, 2015).

Por Gerald P. O’Driscoll, Jr.
The Cato Journal, Vol. 36, No. 1
Invierno del 2016

En el 2015, Thomas Sowell llegó a los 85 y publicó un nuevo libro. En él se interseca a sí mismo decididamente en el debate acerca de la desigualdad del ingreso. Él ha escrito antes acerca del tópico, pero nunca tan comprensivamente. Su análisis del tema es sistemático y entrecruza las principales líneas del debate actual.

Sowell divide los factores que influyen en el crecimiento y el ingreso económico en cuatro categorías amplias: geográfica, cultural, social, y política. Luego, examina cada conjunto de factores en capítulos separados. Él rechaza el determinismo. La gente puede sobreponerse a las circunstancias en que nacieron, pero las habilidades geográficas, culturales, sociales, y políticas que son repartidas en las vidas de los individuos pueden darles ventaja o ser una desventaja para ellos.

Si hay un tema primordial, es el rechazo del azar en los resultados [azar: causalidad presente, teóricamente, en diversos fenómenos que se caracterizan por causas complejas, no lineales y sobre todo que no parecen ser predictibles en todos sus detalles]. Ahora o en el pasado, ninguno de los factores causales que él considera es remotamente azaroso en su distribución entre grupos, países, o continentes. Entonces, en su mente, es un absurdo esperar una distribución al azar del ingreso en la sociedad.

Segundo, existe un hecho brutal en la historia humana. “La pobreza -la pobreza genuina- ha sido el destino de la mayoría de la raza humana durante la mayor parte de la existencia de la especie.” Son el crecimiento económico y la acumulación de riqueza los que deben explicarse. La pobreza es el estándar. Una vez que una sociedad, o un subconjunto, experimenta crecimiento económico, habrá desigualdad en el ingreso.

Yo sigo el desarrollo de la tesis de Sowell empezando con la geografía. “La geografía no es igualitaria,” empieza la descripción. El Sahara es el desierto más grande del mundo, y por siglos ha aislado del sur a los negros del África sub Sahariana. Además, hay una escasez de buenos puertos. Ambos hechos han limitado el contacto con el mundo exterior. En consecuencia, el África sub Sahariana ha estado bloqueada del comercio de bienes e ideas, Ambos son detrimentos para el desarrollo económico.

África tiene una cantidad de ríos grandes, pero la mayoría no es navegable en todo su curso y en todos los momentos del año. África es el doble de grande que Europa, pero la costa de África es más pequeña que la de Europa. La línea costera europea da muchos giros y vueltas, creando muchos puertos naturales. En contraste, la línea costera de África es uniforme con pocos puertos naturales. Así, Europa tuvo ventaja para el comercio y exposición ante el mundo, en tanto que África no tenía tal ventaja.

Dentro de Europa, los ríos del oeste, este, y sur son muy diferentes y contribuyeron de manera distinta al desarrollo económico. Los ríos de Europa Occidental fluyen a mares entibiados por la Corriente del Golfo, lo que probó ser una ventaja. Es una poderosamente explotada por la Liga Hanseática empezando en el siglo XII y que duró 500 años. Empezó como una asociación de mercaderes del norte de Alemania y evolucionó a una liga de ciudades. En su cúspide, alcanzó a 200 ciudades. No fue un estado ni un poder soberano, sino una asociación comercial (Dollinger, 1970).

Los ríos de Europa Oriental están sujetos a congelamiento. Cuando fluyen es a menudo a lagos o mares internos en vez de océanos. Los ríos que fluyen al Ártico, como es cierto de los ríos rusos, no son tan ventajosos para el comercio como aquellos que fluyen al Atlántico o el Pacífico.

Los ríos de Europa del Sur son menos en número y son adversamente afectados por el clima de la región. El invierno ve lluvias torrenciales y el calor y sequedad del verano pueden secar a los ríos.

Estados Unidos es una historia de un continente bendecido por grandes ríos navegables (por ejemplo, el Mississippi y el Hudson). Los Grandes Lagos son una ventaja tremenda. Y hay numerosos puertos naturales tanto en la costa Atlántica como en la Pacífica. Una vez que hubo habitantes con las habilidades para tomar ventaja de esos activos naturales, Estados Unidos estaba en una posición geográficamente ventajosa. Pero, esto es a pesar de desventajas geográficas naturales. Por ejemplo, más tornados se presentan en Estados Unidos que en todos los otros países del mundo combinados. La geografía, al igual que con otros factores, es un balance de las ventajas y desventajas lo que influye en las oportunidades de crecimiento.

Hay muchos otros temas geográficos. Las comunidades montañosas tienden a ser pobres y aisladas, y eso es generalmente cierto alrededor del mundo (Suiza es una excepción notable). Estados Unidos tiene sus Apalaches y hay historias similares alrededor del mundo. Como ya se ha hecho saber, el clima es un factor importante. El clima y el suelo influyen en la agricultura. “La civilización data del inicio de la agricultura y con ello el inicio de las ciudades.”
Diferentes continentes y subcontinentes varían mucho en la distribución del suelo rico y, por tanto, en los rendimientos de las cosechas. Los patrones de lluvias interactúan con la condición del suelo. Estos han contribuido a un ritmo diferente de desarrollo económico.

Los animales desempeñan un papel significativo. La geografía del Hemisferio Occidental recuerda grandemente a aquella de Europa Occidental, pero las culturas indígenas de las dos regiones fueron muy diferentes. Bestias de carga, como caballos y bueyes, eran totalmente ausentes en el Hemisferio Occidental. Estos animales son críticos para el transporte, agricultura, y guerra. De nuevo, la explotación de las ventajas naturales de Estados Unidos esperó la llegada de europeos con sus animales.

Sowell trata con la cultura en muchos de sus trabajos previos, y ello juega un papel crítico en este libro. “Las culturas incluyen no sólo costumbres, valores y actitudes, sino, también, habilidades y talentos que afectan más directamente los resultados económicos, y que los economistas llaman capital humano.” El capital humano desempeña un rol importante en el análisis de Sowell, pero él deja claro que no lo hace equivalente a una escolaridad formal. Aquí, como en otros trabajos, él detalla cómo las culturas difieren radicalmente y se transmiten alrededor del mundo con la migración.

Por ejemplo, los alemanes han mostrado excelencia en construir pianos y lo han hecho así en Australia, Francia, Rusia, e Inglaterra. Fueron líderes mundiales en cámaras e instrumentos ópticos. También, han sobresalido en habilidades militares, desde tiempos de los romanos hasta el presente, en países alrededor del mundo, incluyendo la revolución de Estados Unidos y las dos guerras mundiales. También, los alemanes pusieron gran énfasis en la educación y llevado universidades a cualquier lugar al que emigraban. Aun cuando eran claramente poblaciones minoritarias, con frecuencia eran la mayoría de los estudiantes. Y ellos suministraban el personal de las universidades.

Judíos, libaneses, chinos y otros grupos florecieron en el comercio adonde fuera que migraron, aún cuando a menudo fueran objeto de discriminación – algunas veces medidas discriminatorias muy crueles. Cada uno de estos grupos, y todos los otros, tiene sus propios conjuntos de capital humano, lo que resulta en resultados radicalmente diferentes de los de la población como un todo.

La gente imita el éxito de otros, de hecho, pidiendo prestado de otras culturas. La civilización occidental reemplazó los números romanos con números arábigos (en realidad, indios) pues “los números arábicos eran simplemente mejores -no sólo diferentes, como pueden decir los multiculturalistas- cuando se trató de operaciones matemáticas.” Pero, intentos por cambiar la cultura por la fuerza principalmente fallaron. Agregaría que eso incluye intentos por forzar el cambio en la cultura política de un país, como cuando Occidente intenta diseminar la democracia en donde es desconocida y se carece de las instituciones necesarias.

Los países que son culturalmente receptivos a nuevas ideas ganan y prosperan. Esa receptividad puede cambiar. Hace mil años, el mundo musulmán era muy receptivo y prosperó. Hoy, la ausencia de receptividad cultural puede medirse por el número de libros traducidos anualmente en el mundo árabe de 300 millones de personas. “España traduce anualmente más libros al español del que los árabes han traducido al arábigo en mil años.” (No es totalmente correcto hacer equivaler a árabe con musulmán.)

La discusión acerca de la cultura y progreso se encuentra en el corazón del libro. Sowell enumera rasgos culturales importantes, que no se distribuyen igualmente entre los pueblos. La confianza y honestidad son muy importantes para la cooperación social y económica. Rusia es una nación ricamente dotada de recursos naturales, pero ha sufrido de corrupción sistémica. John Stuart Mill comentó acerca de la “venalidad” de los funcionarios rusos. Los alemanes eran contratados por su honestidad. El problema continuó bajo la Unión Soviética y hoy día agobia a Rusia. Rusia califica en el lugar 136 entre 175 países en corrupción, según el Índice de Percepción de la Corrupción producido por Transparencia Internacional (siendo el 175 el más corrupto).

En contraste, un alto grado de confianza ha permitido a grupos como los judíos jasídicos, los marwaris de India, los chinos, y los libaneses transar entre sí operando con base en la confianza. En consecuencia, han prosperado.

La educación como valor cultural fortalece a los grupos que la poseen. De nuevo, no se distribuye por igual a través de culturas. Algunas veces está fuertemente presente en minorías étnicas, como los tamiles en Sri Lanka, quienes luego avanzan hacia el éxito en muchos emprendimientos. De nuevo, eso es cierto aun cuando se discrimine contra las minorías, como lo fueron los tamiles (conduciendo a una larga guerra civil).

Las actitudes hacia el trabajo y el progreso son muy importantes. Muchas fuentes contemporáneas señalaron la pobre ética de trabajo entre los blancos del Sur estadounidense en el antebellum [antes de la guerra civil de ese país]. Estas incluyeron al general Robert E. Lee. En 1860, el Sur tenía un 40 por ciento de las vacas lecheras del país, pero producía sólo un 20 por ciento de la mantequilla y sólo un 1 por ciento del queso en el país. Los agricultore lecheros del Sur simplemente fueron desplazados en la producción por agricultores alemanes inmigrantes en Wisconsin.

Sowell relata otra de tales historias de alrededor del mundo. Había diferencias vastas de productividad en las plantaciones de hule entre chinos, indios, y malayos en los años de 1940. Educados de formas algo diferentes, los nuevos educados en partes del Tercer Mundo adversan cualquier trabajo físico, hasta trabajar con sus manos, incluso como un ingeniero. Esas actitudes son un obstáculo para el avance económico y ejemplifica por qué más educación formal no es igual a un capital humano más grande.

Los factores sociales comprenden muchas variables. Sólo para dar una muestra, la forma en que los niños son criados varía grandemente de grupo a grupo. Los niños en que ambos padres son profesionales escuchan un promedio por hora de 2.100 palabras habladas. Los niños de padres de clase trabajadora escuchan por hora 1.200 palabras, mientras los niños de padres objeto de asistencialismo escuchan por hora sólo 600 palabras. Es difícil imaginar cómo estas diferencias se pueden superar por alguna política simple. Los resultados en la vida para estos niños, incluyendo sus ingresos, serán diferentes. Y esas diferencias no resultan de alguna discriminación.

Una de sus más importantes es la discusión de Sowell acerca de las capacidades mentales. Es un tema sensible, que él maneja muy bien. Cómo diferentes grupos varían en su desempeño en pruebas mentales y cómo para estos grupos ha cambiado con el paso del tiempo. Él sigue los altibajos de grupos en parte por la conformación de colegios de secundaria altamente prestigiosos: Stuyvesant, Bronx Science, y Brooklyn Tech en la Ciudad de Nueva York. En cierto momento, los judíos eran fuertemente sobrerrepresentados. Hoy son los asiático-estadounidenses. Tan sólo para entender cómo son estas escuelas de élite, más graduados de Brooklyn Tech han sido admitidos al Instituto de Tecnología de Massachussets (MIT) que de alguna otra escuela del país.

La historia de los negros es básica para la discusión. En 1938, la proporción de negros que asistía a Stuyvesant era casi tan alta como la proporción de negros en la población de la ciudad. Pero, 1938 fue el último año en que eso fue cierto. En un lapso de 33 años, la proporción de negros que asistía a Stuyvesant cayó a una décima parte de la cifra. Ese hecho, y muchos otros que él aduce en el libro, convierten en objeto de burla los llamados al racismo o el legado de esclavitud. “Allá en 1938, tanto el racismo como la pobreza era peores que en épocas posteriores, y los negros de 1938 eran generaciones más cercanas a la esclavitud. Claramente, algo más estaba pasando.”

Ese algo es la cultura, y él afirma que la cultura dentro de las comunidades negras ha cambiado para empeorar. Para alegar esto, lleva al lector de regreso a la posteridad inmediata de la Guerra Civil. Muchos educadores blancos fueron al Sur para educar a jóvenes negros. Muchos de los educadores blancos provenían de Nueva Inglaterra y modelaron las escuelas con base en las academias de Nueva Inglaterra. Ellos declararon abiertamente el objetivo de desplazar la cultura sureña que los negros habían absorbido. La escuela más famous que se fundó fue la Dunbar High School en Washington, D.C., en 1870. Produjo una cantidad asombrosa de estudiantes que continuaron hacia las mejores universidades de Estados Unidos.

Dunbar produjo gran número de “los primeros,” incluyendo el primer juez federal negro, el primer general negro, el primer miembro negro del Gabinete, etcétera. En resumen, el legado de esos educadores blancos del Norte fue uno de excelencia educativa en que el desempeño de estudiantes negros igualó o excedió aquel de blancos.

El clima social cambió en los años sesenta. Luego en el libro, Sowell atribuye eso a la Gran Sociedad y al asistencialismo. El resultado es un esquema en donde los niños negros de padres profesionales, de clase media, se quedaron académicamente atrás de sus contrapartes blancas. Estos resultados provienen de un estudio de Shaker Heights, Ohio. El investigador encontró que los estudiantes negros tenían una aversión a “actuar como blancos.” El comportamiento blanco más señalado fue “hablar correctamente.” “La cultura importa” es como Sowell concluye la discusión. Al final, regresaremos a este tema.

La discusión de Sowell acerca de los exámenes de Cociente Intelectual (IQ por sus siglas en inglés) se basa en el trabajo del profesor James R. Flynn. Yo conocí a Flynn en la casa de Sowell hace unos años atrás y puedo reportar que es uno de los académicos más interesantes que alguna vez haya conocido. Su trabajo cuestionó si los exámenes de IQ medían alguna dotación genética, fija. Claramente no. Sowell por mucho tiempo ha sido un escéptico de explicaciones genéticas de diferencias en inteligencia y logros. El trabajo de Flynn ayudó a confirmar el escepticismo de Sowell.

Los factores políticos pueden ayudar o bloquear el avance económico. Muy a menudo, es lo último. En su capítulo acerca de este tema, Sowell considera la complejidad de la política. Él empieza con el surgimiento de las naciones. Es un tema muy complejo, pero su descripción no me persuade. Él sugiere beneficios políticos y económicos de unidades políticas más grandes. Los beneficios políticos de unidades más grandes incluyen una mejor capacidad de proteger a sus ciudadanos. Los beneficios económicos que permite una unidad política más grande es que los productores capturan los beneficios de las economías a escala. Pero, ciertamente, ese último beneficio proviene del comercio, y en épocas medievales había abundancia de comercio. Como ya se hizo ver, estaba la Liga Hanseática en el Norte. También estaba el comercio llevado a cabo por los mercaderes de Venecia y Génova.

Él describe el proceso de crear un estado nación como una “coalición espontánea de agrupaciones más pequeñas en agrupaciones sucesivamente más grandes.” Lo encuentro como descripción irónica de la ambición por el poder que lanzó a príncipes y reyes europeos a crear los estados naciones grandes por medio de la guerra y la conquista. Y, en ninguna parte se calculan los costos de ese emprendimiento.

Aún más, la descripción deja de lado el gran progreso económico de unidades políticas pequeñas de la Europa medieval que precedieron los estados naciones. Hubo grandes avances en la invención y técnica agrícola empezando el siglo XII. Hubo grandes avances en la producción de energía, de nuevo debido a la innovación e invención. La noria fue tan solo uno. Los molinos de viento otro. Como se indicó antes, Europa estaba dotada de animales. La invención de la herradura y estribos mejoraron grandemente la eficiencia y uso de los caballos. Y la lista sigue y sigue. Fue un período de crecimiento schumpeteriano en mucho sin ayuda o protección del estado nación moderno (Mokyr, 1990).

En el esquema más amplio del libro, el surgimiento del estado nación no es un asunto crítico. Pero, creo que Sowell, muy poco característico de él, atribuye a una gran empresa política lo que fue producto de iniciativas privadas de gente ordinaria, como “campesinos, carretoneros, albañiles, artesanos de la plata, mineros, y monjes.” (Mokyr, 1990, p. 56).

La mayor amenaza externa a Europa en las Edades Medias vino de los Otomanos. Ellos fueron sólo decisivamente derrotados en la Batalla de Lepanto el 7 de octubre de 1571, por los barcos de la Santa Alianza creada por el Papa Pío V. El gran imperio occidental de España bajo Felipe II estaba ocupado luchando en otras partes. Él contribuyó con galeotes, pero el liderazgo estaba bajo Juan de Austria. Además de España, la Liga usó galeotes de Venecia, Génova, del Papa, Saboya, y los Caballeros de Malta. Una náutica y tecnología superior propulsaron una gran victoria naval de los estados descentralizados de Europa sobre un imperio (Stark, 2014, p.p. 294-296).

Justamente unos pocos años antes, los Otomanos habían enviado una flotilla de 193 naves con un ejército de 50.000 a bordo para invadir la isla de Malta. Ningún estado europeo llegó a defender Malta. En vez de eso, la defensa fue dirigida por 500 Caballeros de Malta y apoyada por 1.000 mercenarios y 3.000 personas de la localidad sin entrenamiento militar. Los turcos sufrieron una derrota resonante a manos de una organización militar privada. Ningún estado europeo suministró la defensa por la cual justificaron su existencia (Stark, 2014, p.p. 292-294). Tal como con la Liga Hanseática, la acción privada y las ciudades estados mostraron ser efectivas.

El principal papel de los estados grandes en la descripción de Sowell es la conquista de estados más pequeños, de la que es ilustrativo el colonialismo europeo. En el caso trágico de India, al salir los británicos dejaron detrás estados multiétnicos atormentados por frecuentes conflictos internos.

Este último problema es tratado bajo la política de la polarización. Las sociedades multiétnicas tienen el potencial económico para que grupos rezagados imiten a grupos más productivos. Pero, desde una perspectiva política, las diferencias de ingreso son forraje por explotar para políticos. Ellos describen al grupo rezagado, a menudo la mayoría, como víctimas del grupo minoritario exitoso. Esto ha sido exhibido en países como Malasia, Sri Lanka, y alrededor del mundo. Los inmigrantes de Asia, principalmente chinos, han sido rutinariamente discriminados en su contra e incluso aterrorizados. Eso fue cierto en Estados Unidos en el siglo XIX.

Los chinos y otros asiáticos continúan siendo discriminados en su contra en admisiones a universidades estadounidenses. La lógica para esa discriminación le recuerda a uno la lógica para la discriminación contra judíos de no hace mucho tiempo. Estos grupos inmigrantes exitosos son odiados por su éxito, incluso hoy, hasta en Estados Unidos.

Regresando a casa y tiempos contemporáneos, Sowell identifica al estado asistencialista como flagelo de los negros estadunidenses. Él se encarga directa y efectivamente del argumento del legado de la esclavitud. El desempeño económico de los negros fue mejor en los años treinta, cuarenta, y cincuenta, y sigue en los sesenta, que el de hoy en día. Los negros de esas generaciones estaban más cerca de la experiencia de la esclavitud que los negros de hoy, sujetos a mayor discriminación en aquel entonces que ahora, y antes eran más pobres que hoy.

Escoja una medición económica o social, y probablemente Sowell la haya tomado en cuenta. En 1948, el desempleo de jóvenes negros era poco menos del 10 por ciento, comparado con la tasa de hoy de alrededor del 40 por ciento. ¿El legado de la esclavitud, o el salario mínimo? La proporción de niños negros creados por madres solteras se escaló luego de la aprobación de la Gran Sociedad.

Los negros han logrado gran progreso económico tanto en lo absoluto como relativo a los blancos, pero el progreso se ralentizó luego de los programas asistenciales de los sesentas. Sowell fecha que ese progreso se inició con la Proclama de Emancipación de 1863. Para 1900, la mayoría de negros sabía leer y escribir, récord que no lo alcanzaron las poblaciones de algunos países, incluso europeos (por ejemplo, Rumania), sino hasta décadas más tarde.

Después de los años sesenta, algunas mediciones sociales indican retroceso. Prominente entre estas está la declinación de las familias con ambos padres y todas las consecuencias que eso tiene. La tasa de homicidios entre negros, que había declinado substancialmente en los cincuentas, creció fuertemente durante los sesentas. Hoy en día, esa consecuencia se encuentra entre nosotros en muchas áreas urbanas.

Una de las contribuciones más importantes de este libro es aclarar que, nada de lo que vemos como testigos en los centros de las ciudades, está intrínsecamente ligado a la raza. Exactamente el mismo fenómeno existe entre la clase marginada blanca en Inglaterra. Sowell descansa en el trabajo del doctor Theodore Dalrymple en Life at the Bottom. Y la causa es la misma, el surgimiento del estado asistencialista. Los grupos inmigrantes son menos inclinados a descansar en el asistencialismo y, en consecuencia, pronto sobrepasan en su desempeño a grupos tanto económica como socialmente. Eso conduce a resentimiento contra los recién llegados exitosos.

Los empresarios políticos convencen a quienes se quedan atrás que son víctimas. Eso conduce a “repartir golpes a diestro y siniestro” contra otros. Sowell identifica los disturbios de los guetos de los años sesenta con ataques verbales. Tres de las páginas más escalofriantes se dedican a la evidencia de que los ataques verbales organizados de negros contra blancos han estado sucediendo por años. Él advierte que esto podría conducir a una represalia blanca contra negros. Él hace la observación de que, lo que hace cien años significaba un “disturbio racial,” era exactamente ataques a negros por blancos de mayoría.

Para mí, es curioso que él no se enfoca más en factores como la regla de la ley y lo que yo llamo las instituciones de la libertad, como la propiedad privada. Él discute acerca de la ley y el orden, pero, ese es un subconjunto de la regla de la ley. Muchas sociedades autoritarias tienen ley y orden, pero una débil regla de la ley. Pipes (1999) arguye que la propiedad es la fuente de la libertad. Las instituciones de libertad no se distribuyen igualmente entre países. Algunos países y continentes que carecen de ventajas naturales, como África, también han sido deficientes en esas instituciones,
Una consideración más plena de las instituciones de la libertad sólo fortalecería el argumento de Sowell.

El libro termina con un extenso capítulo acerca de “Implicaciones y Perspectivas” (además de un breve Epílogo). Él deriva muchas lecciones de la historia, la primera de las cuales es que “no hay tal cosa como ’la’ razón” de diferencias en el ingreso y la riqueza. Los factores que afectan estas variables son demasiado numerosos como para catalogarlos. Sowell no cree que él los ha identificado a todos. Las diferencias en el capital humano (ampliamente definido) entre gente de verdad por sí solas aseguran diferentes resultados económicos. Más gastos en educación pública no las eliminará, o incluso reducen necesariamente las diferencias.

Tal como lo hace en trabajos previos, Sowell hace ver que según uno mida el ingreso altera en un grado substancial las mediciones de desigualdad del ingreso. Él presenta numerosos ejemplos de cómo son en la vida los resultados no al azar, como los torneos de la PGA [Circuito de golf profesional masculino de Estados Unidos], los Grand Slams [los 4 torneos de tenis oficiales mayores organizados por la Federación Internacional de Tenis], concursos de deletreo, etcétera. Todo lo cual es para reforzar la conclusión de que las disparidades en los resultados son una característica inevitable de la vida y evidencia de no discriminación. Mi favorito en esa línea es que los hombres son golpeados por un rayo varias veces más a menudo que las mujeres. Eso da un nuevo significado a impacto desigual.

En muchas formas, Wealth, Poverty and Politics resume temas de libros previos de Sowell. Pero, también, representa una extensión significativa y reafirmación de algunos de ellos. Sowell se enfrenta a íconos como Paul Krugman y Joseph Stiglitz. Hay una historia fascinante de Milton Friedman y Rose Director (después Rose Director Friedman) pasando la noche bailando en un club nocturno de Harlem, lo que plantea un punto importante. Si hay algo, Sowell se está haciendo más pesimista acerca del futuro de Estados Unidos, y es uno con respecto al cual espero esté equivocado. A pesar de ello, el libro es un tour de force [una acción difícil cuya realización exige gran esfuerzo y habilidad], y yo lo recomiendo enormemente.

REFERENCIAS

Dollinger, P. ([1964]1970) The German Hansa. Traducido y editado por D.S. Ault y S.H. Steinberg. Stanford: Stanford University Press.
Mokyr, J. (1990) “The Middle Ages.” En The Lever of Riches: Technological Creativity and Economic Progress, 31–56. Oxford: Oxford University Press.
Pipes, R. (1999) Property and Freedom. New York: Alfred A. Knopf.
Stark, R. (2014) How the West Won: The Neglected Story of the Triumph of Modernity. Wilmington, Del.: ISI Books.

Gerald O’Driscoll es compañero sénior del Centro para las Alternativas Monetarias y Financieras del Instituto Cato. Es un experto extensamente citado en asuntos monetarios y financieros internacionales Previamente director del Centro para el Comercio y la Economía Mundial en la Fundación Heritage, O’Driscoll fue editor sénior del anual Índice de Libertad Económica, publicado conjuntamente por la Heritage y el Wall Street Journal.

Traducido por Jorge Corrales Quesada.