TRES MITOS ACERCA DE MARX

Por Phillip W. Magness
American Institute for Economic Research
10 de junio del 2023

Nota del traductor: la fuente original en inglés de este artículo es phillip w. magness, american institute for economic research, Marx, June 10, 2023. En él podrá leer enlaces relevantes originalmente en letra azul en el texto.

MITO 1. EN SU VIDA MARX FUE UN FAMOSO COMENTARISTA SOCIAL Y ECONÓMICO

Muchos socialistas muestran a Karl Marx como uno de los pensadores más famosos e influyentes de su época. Atribuyen este presunto reconocimiento no sólo a sus tratados filosóficos, sino, también, al periodismo y activismo acerca de una diversidad de causas laborales a mediados del siglo XIX.

En realidad, Karl Marx (1817-1883) murió en Londres en una obscuridad relativa. Él tenía un pequeño número de seguidores intensamente devotos en movimientos socialistas y comunistas, pero, poca gente, además de esos círculos de la izquierda extrema, tuvo algún conocimiento de su trabajo en vida. Figuras contemporáneas provenientes de círculos intelectuales en Inglaterra dejaron sólo unas pocas declaraciones de paso acerca de él. John Stuart Mill, el filósofo victoriano exhaustivamente bien conectado, vivió por muchos años en el mismo vecindario de Londres de Marx, y, sin embargo, sus trabajos no mencionan haber alguna vez encontrado a Marx o la doctrina marxista. En 1885, el futuro primer ministro británico Arthur Balfour comentó que “Marx es poco leído en este país.” Balfour, quien fue famoso como lector voraz de tratados filosóficos obscuros, ofreció el comentario para contrastar a Marx con Henry George, quien “ha sido muy leído.” Similarmente, compañeros socialistas comentaron acerca de la obscuridad de Marx en ocasión de su muerte. Henry Hyndeman, socialista británico que llegó a tener familiaridad personal con Marx en los últimos años de este, recordaría en sus memorias que “en 1880 escasamente es mucho decir que Marx era prácticamente desconocido para el público inglés,” excepto por la asociación ocasional de su nombre con causas radicales, como la Comuna de París de 1871.

Así que ¿cuándo irrumpió Marx en la corriente principal intelectual? No fue sino hasta 1917, cuando una obscura banda de intelectuales marxistas revolucionarios se aprovechó de la inestabilidad política en Rusia y escenificó un golpe de estado, asumiendo el control del gobierno. De inmediato, la Revolución Bolchevique y su posteridad convirtieron a Marx en una celebridad intelectual de la izquierda. Este hecho fue ampliamente reconocido en esa época, incluso entre otros intelectuales izquierdistas. G.D.H. Cole, un socialista no marxista de la Sociedad Fabiana británica, haría la broma de que, hasta 1917, “los trabajos de Marx yacieron seguramente enterrados en la tumba de su autor.” “Lenin,” continuó Cole, “alteró todo eso. Resucitó a Marx, y la dio al marxismo un nuevo contexto teórico.” En el otro lado del Atlántico, W.E.B. Du Bois comentaría similarmente en una memoria de 1933 que “hasta la Revolución Rusa, Karl Marx era poco conocido en Estados Unidos” y “tratado con condescendencia” por los pocos académicos que aún se preocupaban por su trabajo.

Estas y observaciones similares recibieron recientemente una validación empírica en un estudio conducido por Michael Makovi y yo. Trazamos las citas acerca de Marx a lo largo del tiempo usando GooglNgram y una base de datos periodística escaneada por separado. Encontramos que el patrón de citas de Marx casi que instantáneamente se triplicó luego que Lenin y los bolcheviques llegaron al poder en 1917. Estos hallazgos sugieren que acontecimientos políticos, en vez del reconocimiento intelectual, ubicaron a Marx en el mapa.

MITO 2. EL PARTIDO SOCIAL DEMÓCRATA ALEMÁN (SPD POR SUS SIGLAS EN ALEMÁN) POPULARIZÓ A MARX ANTES QUE LOS SOVIÉTICOS, AL ENDOSARLE SU PLATAFORMA DEL PROGRAMA DE ERFURT EN 1891.

Marxistas que quieren evitar la carga de Lenin y la Unión Sovietice a menudo proponen una historia alternativa de la diseminación de Marx. El cuento convencional señala que los marxistas dentro del liderazgo del SPD alemán tuvieron éxito en infundir la teoría marxista, en el preámbulo de la plataforma electoral de 1891, el Programa de Erfurt. Dado que el SPD fue uno de los partidos más grandes de Alemania entre 1891 y el brote de la Primera Guerra Mundial en 1913, afirman ellos, Marx debe haber tenido una gran cantidad de seguidores entre el público votante.

Esta historia simplifica groseramente la historia del SPD de cambio de siglo. Es cierto que apareció una expresión de la teoría marxista en el preámbulo del Programa de Erfurt, gracias a los esfuerzos de intelectuales marxistas como Karl Kautsky, Eduard Bernstein, August Bebel, y Wilhelm Liebknecht, así como la sanción del colaborador de Marx, Friedrich Engels. El pasaje incluso no menciona a Marx por su nombre, y, en el mejor de los casos, consiste de una sinopsis pasada por agua de sus creencias. El resto de la plataforma es una lista genérica de medidas de reforma laboral – horas de trabajo más cortas, cuidado médico provisto por el gobierno, educación universal, programas anti pobreza, y acceso ampliado a elecciones. Pocas de estas medidas eran distintivamente marxistas, y se esperaba que todas fueran logradas mediante medidas legislativas – un repudio de las doctrinas revolucionarias de Marx. Aunque los antes mencionados intelectuales celebraron la plataforma como triunfo de los principios marxistas, el votante promedio no habría notado mucho acerca de Marx simplemente leyendo la plataforma.

Hay razones adicionales para ser escéptico del SPD como diseminador temprano de la doctrina marxista. Eric Hobsbawm, tal vez el historiador más prominente y celebrado del marxismo del último medio siglo, estudió el papel del SPD en diseminar las doctrinas de Marx y concluyó que se quedaban cortas. Como escribe Hobsbawm, “no había una correlación fuerte entre el tamaño y poder de los partidos social demócratas y laboristas y la circulación del Manifiesto [Comunista]. Así, hasta 1905, el Partido Social Demócrata Alemán (SPD), con sus cientos de miles de miembros y millones de votantes, publicó nuevas ediciones del Manifiesto [Comunista] en impresiones que no fueron mayores a 2000-3000 copias.” Los lectores de Marx, continúa Hobsbawm, “eran parte de los nuevos partidos y movimientos socialistas laboristas” pero “casi ciertamente ellas no eran una muestra representativa de su membresía.”

Para someter aún más a prueba la tesis del SPD/SPD, Makovi y yo condujimos un segundo análisis empírico de los patrones de citas de Marx en libros y periódicos en lengua alemana. Nuestros resultados preliminares confirman las observaciones de Hobsbawm. No pudimos establecer un aumento estadísticamente significativo de menciones en lenguaje alemán de Marx después de 1891, aunque encontramos evidencia adicional de un aumento grande inducido por los sóviets en 1917.

MITO 3. MARX Y ABRAHAM LINCOLN ERAN AMIGOS POR CORRESPONDENCIA

En los últimos años, un número de académicos y periodistas de la izquierda política ha impulsado diversas aseveraciones acerca de una relación intelectual entre Karl Marx y Abraham Lincoln, el presidente número 16 de Estados Unidos. Algunas versiones de esta historia -incluso un ampliamente circulado artículo del Washington Post- alega similitudes en los artículos respectivos de Marx y Lincoln acerca de la relación entre el trabajo y capital. Otros alegan que con regularidad Lincoln leía artículos periodísticos de Marx en el New York Tribune, y señalan un intercambio de cartas en 1864 luego que Marx escribió felicitando a Lincoln por su reelección. También, usualmente la política motiva estos alegatos históricos. Al describir a Marx y Lincoln como amigos por correspondencia, buscan legitimar la plataforma de políticos “Socialistas Demócratas” de la época actual como Alexandria Ocasio-Cortez. Si en verdad Lincoln mantenía una relación a través del Atlántico con Marx, entonces, el socialismo democrático ¡debe ser tan estadounidense como el Discurso de Gettysburg de Abraham Lincoln!

En realidad, Lincoln no tenía ni la más mínima idea de quién era Karl Marx, y en verdad no se basó para sus teorías económicas en el filósofo socialista. Los escritos de Lincoln acerca del capital y trabajo surgieron primordialmente de su lectura de otros trabajos del siglo XIX, más notoriamente de Francis Wayland y John Stuart Mill. Él nunca se encontró con el Capital de Marx, que no se publicó sino hasta dos años después del asesinato de Lincoln. Los escritos de Marx para el New York Tribune consistían de resúmenes de noticas de segunda mano provenientes del continente europeo, y la vasta mayoría de ellas se publicó anónimamente. Si casualmente Lincoln se los encontró mientras leía el Tribune, hace extremamente poco posible que hubiera reconocido al autor o elegido algunas ideas de teoría económica a partir de contribuciones periodísticas de Marx.

De hecho, las evaluaciones económicas del socialismo de Lincoln fueron altamente críticas. En 1864, el presidente escribió una carta a una organización laboral de la Ciudad de Nueva York luego que un grupo orientado hacia la izquierda le otorgó una membresía honoraria. Si bien Lincoln agradeció por el reconocimiento a la organización, disputó fuertemente sus doctrinas económicas. Como escribiera Lincoln:

“Tampoco esto debería conducir a una guerra acerca de la propiedad, o los dueños de propiedad. La propiedad es fruto del trabajo -la propiedad es deseable- es un bien positivo en el mundo. Que algunos han ser ricos muestra que otros pueden llegar a ser ricos, y, por tanto, constituye un estímulo justo para la industria y la empresa.”

Y, ¿qué acerca del intercambio de cartas entre Marx y Lincoln? Es cierto que Marx redactó una carta a Lincoln, felicitándolo por su victoria en la elección de 1864. Pero, la carta no fue presentada bajo el nombre de Marx. Vino de la Asociación Internacional de Trabajadores basada en Londres, y enviada bajo el nombre del secretario de la organización, W. Randall Cremer. La respuesta, también dirigida a Cremer, tampoco vino del escritorio de Lincoln. Charles Francis Adams, el diplomático de Lincoln en el Reino Unido, emitió la carta desde la delegación estadounidense en Londres. Es poco más que una carta de formulario del siglo XIX, una declaración de cortesía que reconoce que la nota de felicitación de Cremer había sido recibida y remitida a Lincoln por medio del Departamento de Estado, a la par de miles de otras cartas de personas felicitándolo luego de la elección. Una historia detallada de este intercambio se puede encontrar en mi artículo sobre el tema.

Phillip W. Magness es investigador sénior y director interino de investigación y educación en el American Institute for Economic Research. Él tiene un PhD y una Maestría en Asuntos Públicos de la Escuela de Política Pública de la Universidad George Mason, y una licenciatura de la Universidad de St. Thomas (Houston). Antes de unirse a AIER, el Dr. Magness pasó una década enseñando política pública, economía, y comercio internacional en instituciones que incluyen a la American University, Universidad George Mason y Berry College. El trabajo de Magness comprende la historia de Estados Unidos y del mundo Atlántico, con especializaciones en las dimensiones económicas de la esclavitud y discriminación racial, historia tributaria, y mediciones de la desigualdad económica en el tiempo. También, mantiene un interés activo en la investigación de la política de educación superior e historia del pensamiento económico. Además de su labor académica, los escritos populares del Dr. Magness han aparecido en numerosos medios, incluyendo el Wall Street Journal, New York Times, Politico, Reason, National Review, y Chronicle of Higher Education.

Traducido por Jorge Corrales Quesada.