CONTINÚA LA ACLARACIÓN DE LOS HECHOS ACERCA DE LA ECONOMÍA ESTADOUNIDENSE

Por Donald J. Boudreaux
American Institute for Economic Research
31 de mayo del 2023

Nota del traductor: la fuente original en inglés de este artículo es donald j. boudreaux, american institute for economic research, the facts, May 31, 2023. En él podrá leer enlaces relevantes originalmente en letra azul en el texto.

(No se pierda la parte 1 de esta serie, que publicamos en AIER el 25 de mayo del 2023 y ayer en mi muro).

No cesa el aluvión de alegatos errados acerca de tendencias económicas de largo plazo que afectan a estadounidenses ordinarios. Por tanto, también deben ser incesantes las correcciones a estos alegatos. Una corrección especialmente vívida es la reciente reflexión de Art Carden acerca de la mansión Graceland de Elvis Presley. Como afirma Art, el estilo de vida de mediados de los setentas de Elvis Presley es aquel de estadounidenses de la clase media de hoy, lo que provee evidencia poderosa contra la sabiduría convencional que sostiene que el crecimiento económico del pasado medio siglo sólo benefició a los súper ricos.

Un apoyo empírico extenso para el argumento de Art se presenta a través del excelente libro del 2022, The Myth of American Inequality, de Phil Gramm, Robert Ekelund, y John Early (GEE por sus siglas en inglés). En mi columna previa destaqué algunos de los hallazgos de GEE. He aquí otros notables.

FUENTES DEL INGRESO DE LOS ESTADOUNIDENSES

Cualquiera que haya leído el libro del 2014 Capital In the Twenty-First Century [El capital en el siglo XXI] de Thomas Piketty puede ser perdonado al concluir que porciones muy grandes de los ingresos de los súper ricos en sociedades capitalistas provienen de rendimientos de inversiones. El panorama pintado por Piketty es de oligarcas económicos pereceando en sus mansiones o yaciendo en sus yates absorbiendo riqueza indolentemente, que rebosa automáticamente del capital, mucho del cual fue heredado. Esta riqueza es rutinariamente heredada por los ricos ociosos a sus hijos ociosos e incluso más ricos. Entre tanto, la mayoría del trabajo en el mundo es desempeñado por trabajadores empobrecidos, que no poseen nada más que sus manos, espaldas, y fuerza muscular. La única esperanza para la gente ordinaria es que los gobiernos cambien sus modales ruines empezando, al fin, a gravar fuertemente a los ricos y darles la mayoría de los fondos a los no ricos.

Sin embargo, nada acerca de este panorama es exacto. He aquí conclusiones apoyadas por datos acerca de Estados Unidos reportadas por GEE:
[I]
“El ingreso de ahorros e inversiones en el 2017 permaneció siendo una fracción pequeña del ingreso ganado hasta el percentil 99 de las familias. Incluso hasta arribar al percentil 99.99, el ahorro y la inversión generaron menos de la mitad del ingreso del hogar. …ncluso para los cuatrocientos hogares con mayores ingresos, los sueldos y salarios y beneficios generaron más del 20 por ciento de sus ingresos percibidos.

El hecho de que el ingreso del trabajo es el determinante dominante del ingreso percibido para el 99.99 por ciento de todos los hogares en Estados Unidos, tiene implicaciones significativas. La prosperidad para todos, excepto un grupo atípico pequeño de hogares de ingreso muy alto, proviene de trabajo normal, cotidiano. E incluso la mayoría de los ingresos provenientes de ahorros e inversión son los resultados de ahorro de ingreso de trabajo previo. Un estudio reciente de millonarios (familias con una riqueza neta de más de $1 millón) descubrió que sólo un 21 por ciento de ellos había recibido alguna herencia. Sólo un 16 por ciento heredó más de $100.000, y sólo un 3 por ciento heredó $1 millón o más. Sí, unas pocas personas heredaron riqueza, pero la vasta mayoría de ellas primero se la ganó y luego la ahorró.”


En cuanto a la insistencia de Piketty en que, en mercados libres sin una imposición “redistributiva” masiva, entre mayor es la cantidad de riqueza que posee una persona o familia, más crecerá en relación con aquella de cantidades más pequeñas de riqueza, GEE reportaron que

“[e]n promedio, la riqueza de los 400 miembros de Forbes, exalumnos y sus descendientes creció cinco por ciento menos por año que los rendimientos que se habrían acumulado para el inversionista conservador típico en acciones y bonos durante el mismo lapso.”


¡PERO EL RICO PAGA EN IMPUESTOS MENOS QUE SU PORCIÓN JUSTA!

Pero, ¿no es cierto que el estadounidense pobre paga en impuestos un porcentaje injustamente alto de su ingreso, a la vez que el estadounidense rico paga un porcentaje injustamente bajo? Después de todo, eso es lo que se alega fue encontrado por los economistas Emmanuel Saez y Gabriel Zucman, habiendo cada uno de ellos recibido la prestigiosa Medalla John Bates Clark de la Asociación Económica Estadounidense.

No. Los alegatos de Saez y Zucman acerca del peso de la imposición entre los perceptores de ingresos son salvajemente inexactos. Como lo hacen ver GEE acerca de la investigación de Saez y Zucman,

“[E]llos sólo cuentan el ingreso percibido. Ignoran completamente los pagos de transferencia que comprenden más de un 90 por ciento del ingreso del quintil inferior y un 50 por ciento del ingreso del segundo quintil. Al no contar los pagos de transferencias como ingreso para las familias receptoras, ellos subestiman groseramente el ingreso de los dos quintos inferiores de la población. Así que, cuando luego dividen los impuestos realmente pagados por una cantidad de ingreso que es entre dos y nueve veces menor que la cantidad verdadera, las tasas impositivas resultantes son increíblemente demasiado altas….


Para la parte más baja de la distribución de ingreso, ellos eligen no tomar en cuenta la porción mayor del ingreso verdadero que los individuos recibieron efectivamente – es decir, los pagos de transferencia. En la parte superior de la distribución, Saez y Zucman deciden tomar en cuenta cantidades ficticias que las familias nunca recibieron como ingreso. Estiman qué tantos activos de los individuos se pueden haber apreciado. Estos activos pueden incluir acciones, fondos mutuos, fondos de retiro, colecciones de arte o casas. Luego, ellos cuentan esa cantidad como si fuera ingreso, aunque los dueños de los activos no pueden usarlo para consumo, ahorro, o pagar impuestos, debido a que nunca lo recibieron.”


Luego de ajustar las cifras de ingreso de los hogares para incluir las transferencias gubernamentales, pero no para incluir apreciaciones no realizadas (y, a menudo, sólo estimadas) en los valores de capital, GEE encuentran que los contribuyentes del impuesto al ingreso en la mitad inferior de quienes generan ingresos, pagan, como impuestos federales al ingreso y a planillas, en promedio alrededor del nueve por ciento de sus ingresos. En contraste, los contribuyentes al impuesto sobre la renta en el diez por ciento más alto pagan en estos impuestos en promedio alrededor de un 21 por ciento de sus ingresos. La cifra de pago promedio del impuesto para los contribuyentes al impuesto al ingreso del uno por ciento más elevado es de alrededor del 28 por ciento de sus ingresos. (Estas cifras son todas previas al COVID).

Simplemente, los datos contradicen la afirmación popular de que estadounidenses de alto ingreso, comparados con estadounidenses de menor ingreso, no pagan porciones sustancialmente más altas de sus ingresos en impuestos para el gobierno federal.

CINCUENTA AÑOS DE INMENSA MEJORA ECONÓMICA PARA ESTADOUNIDENSES ORDINARIOS

A pesar de gobiernos, en los niveles locales, estatales y federal, obstruyendo, de diversas maneras, el proceso de creación de riqueza empresarial, la robustez de la economía estadounidense continúa impresionando. Como lo reportaron GEE acerca de los años 1967-2017:

“En 1967, el seguro de salud para el quintil más alto usualmente habría cubierto sólo la hospitalización; pero, ahora la mayoría de las familias más pobres del país obtiene una cobertura completa desde el primer dólar sin ningún costo compartido. Aún con una cobertura plena, debido a tratamientos mejorados hoy es todavía un 20 por ciento menos posible que los más pobres de hoy necesiten hospitalización, que sus ricos predecesores en 1967. Cuando personas de cualquier nivel de ingreso van al hospital, sólo permanecerán una fracción del tiempo que pasó en 1967, es más posible que emerjan plenamente restaurados, y mucho menos posible que sean readmitidos con la misma enfermedad. Una persona promedio de menor ingreso en el 2017 vivirá ocho años más de como lo hizo una persona en el quintil más elevado en 1967….


Si hace cincuenta años usted hubiera sino un adulto, piense acerca del 20 por ciento de los hogares en su pueblo natal – no del 10 por ciento tope o del 1 por ciento tope, sino de hogares que eran confortables pero menos que mansiones. Estas eran las únicas casas con aire acondicionado central y dos o más baños completos. Hoy en día, la mayoría de familias que clasifica como pobre tiene ambos.


En 1967, el quintil medio puede vacacionar en el carro de la familia o en autobús, el quintil superior puede volar, principalmente en un avión a propulsión. Hoy, tiquetes baratos son usados por personas de todos los grupos de ingresos para viajar por jet a través del país y, crecientemente, alrededor del mundo. Y, si eligen viaje por carro, los Cadillacs y Rolls-Royces de la crème de la crème de 1967 se descomponían diez veces más a menudo que el Ford propiedad de una familia del quintil más bajo en el 2017. También, el Ford durará el doble de tiempo y será cuatro veces más seguro.”


El panorama pintado por las ricas fuentes de datos de Gramm, Ekelund, y Early revela una economía estadounidense que, a lo largo de varias décadas, constantemente y con certeza elevó los ingresos reales de los estadounidenses a lo largo de la distribución del ingreso. Este panorama es alentador. Pero, es necesaria una palabra de advertencia. La mayoría de datos de GEE termina en el 2017. Aunque eso es sólo hace seis años, esos seis años fueron inusualmente malos para la prosperidad económica. Empezando en el inicio del 2018, los estadounidenses han estado sujetos a ondas recurrentes de proteccionismo – ondas que empezó Donald Trump y continuó Joe Biden. Dado que una no pequeña parte de nuestra prosperidad creciente hasta el 2017 la causó nuestra mayor integración a la economía global, la fiebre actual de proteccionismo -fiebre prevaleciente ahora a través del espectro político- con certeza atenuará, y tal vez obscurecerá severamente los prospectos futuros de la economía. También preocupante es la actual locura de políticos de todas las vetas por una aplicación activa de leyes antimonopolio. Al penalizar la experimentación innovadora por medio de diferentes modelos de negocios, el surgimiento reciente de actividad antimonopólica se unirá al proteccionismo para bloquear el crecimiento económico.

Sin embargo, peor aún es el terrible precedente establecido por Estados Unidos, y la mayoría de otros gobiernos, de la postura autoritaria durante el COVID. Aunque las restricciones por el COVID son ahora básicamente cosa del pasado, nadie puede saber exactamente cuánta energía empresarial sigue siendo socavada por la incertidumbre acerca de qué sucederá cuando emerja otro patógeno contagioso -como lo hará alguno. Habiendo aprendido qué tan fácil es atemorizar a la gente, hasta llevarla a una obediencia vergonzosa de órdenes que cierran indefinidamente grandes porciones de la economía, es muy posible que los gobiernos, de nuevo, vuelvan a hacer tal truco. Incluso sólo el prospecto de sufrir todavía otro cierre autoritario alimentado por el temor, bien puede ser el drenaje de mucho del optimismo de los empresarios que necesitan para energizar sus esfuerzos productivos.

Tenemos la esperanza de que, al menos nosotros los estadounidenses, pronto nos recuperemos de nuestro encaprichamiento con el poder gubernamental.

Donald J. Boudreaux es compañero sénior del American Institute for Economic Research y del Programa F.A. Hayek para el Estudio Avanzado en Filosofía, Política y Economía del Mercatus Center; miembro de la Junta Directiva del Mercatus Center y es profesor de economía y anterior jefe del departamento de economía de la Universidad George Mason. Es autor de los libros The Essential Hayek, Globalization, Hypocrites and Half-Wits, y sus artículos aparecen en publicaciones tales como el Wall Street Journal, New York Times, US News & World Report, así como en numerosas revistas académicas. Él escribe un blog llamado Café Hayek y es columnista regular de economía en el Pittsburgh Tribune-Review. Boudreaux obtuvo su PhD en economía en la Universidad Auburn y un grado en derecho de la Universidad de Virginia.

Traducido por Jorge Corrales Quesada.