¿PUEDE LA DOLARIZACIÓN RESOLVER LOS PROBLEMAS DE ARGENTINA?

Por Marcos Falcone
Fundación para la Educación Económica
Viernes 5 de mayo del 2023

Nota del traductor: la fuente original en inglés de este artículo es marcos falcone, american institute for economic research, dollarization, May 5, 2023. En él podrá leer enlaces relevantes originalmente en letra azul en el texto.

La dolarización puede ser una solución rápida y efectiva para un tema acuciante, pero, para que Argentina se escape de su crisis aparentemente permanente, la lista de cambios va a tener que ser más extensa.

A un paso lento pero firme, el interés público en la dolarización de Argentina está creciendo. Al inicio, quienes apoyaron la eliminación del peso fueron vistos como locos: ¿Cómo una nación podría privar a sus 45 millones de habitantes de su moneda? Pero, Argentina es un país con condiciones inflacionarias interminables: La tasa actual anual de inflación es superior al 100 por ciento y se acelera rápidamente, en tanto que muchos temen que la hiperinflación -que el país ha experimentado numerosas veces durante el siglo XX- está regresando. En ese contexto, deshacerse del peso puede no ser la locura que parece.

En efecto, la idea de que Argentina debería dolarizar puede trazarse al menos a fines de los noventas, la década cuando el país llegó a estar más cerca de erradicar la inflación. En aquel entonces, el sistema de caja de conversión implementado por el anterior presidente Carlos Menem fijó el valor de un peso al dólar. Esto limitó seriamente la habilidad del Banco Central para imprimir dinero e incluso causó deflación, pero no había certeza de que sobreviviría la ley que mantenía vivo al sistema. Esto impulso a miembros de la administración Menem a iniciar conversaciones con funcionarios de la FED y así medir su interés por la dolarización en Argentina. Sin embargo, al final de cuentas, el gobierno no pudo controlar su déficit y el vínculo se terminó en el 2002, luego que el país se quedó sin alternativas para financiar su nivel excesivo de gasto público.

Hoy, uno de los principales argumentos en apoyo de la dolarización de Argentina es el hecho de que el uso de los dólares no sería una imposición del gobierno, sino simplemente un reconocimiento de estado actual de cosas. En ciertos aspectos, la dolarización ya se ha dado. Por ejemplo, las transacciones grandes no se dan en moneda local. Nadie compra o vende una casa en pesos. En adición, y sin distinción de clase política, todo mundo en Argentina sabe que si ahorra algo de dinero, ellos necesitan hacerlo en una moneda extranjera. La gente rechaza los pesos y todo mundo intenta deshacerse ellos lo más rápido posible.

La razón por la que los argentinos prefieren usar dólar no es difícil de comprender: los pesos pierden valor más rápidamente que los dólares, euros, u otras monedas. Esto sucede, a su vez, porque el gobierno continúa imprimiendo dinero para financiar su déficit. Pero, es aquí en donde oponentes a la dolarización elevan una objeción. El principal argumento contra la dolarización es que eliminar la habilidad del gobierno para crear dinero no garantiza que cesará de tener déficits. Por el contrario, arguyen ellos, es un problema específico que debería ser encarado primordialmente, cuya solución es posible que haga que la dolarización sea superflua, pues la inflación desparecería. El dólar en sí, alegan ellos, no es la solución al problema de Argentina.

Otros argumentos contra la dolarización se relacionan con la disminución potencial que sufrirían el poder adquisitivo de los argentinos. Primero, la inflación en Estados Unidos se ha acelerado en años recientes y, en todo caso, nunca es igual a cero, lo que significa que aun así el dinero perdería valor con el paso del tiempo. Pero, segundo, y más importante, cualquier dolarización potencial tendría que ocurrir a un tipo de cambio específico, y los críticos alegan que la cantidad actual de dólares de parte del gobierno argentino es tan baja, que antes de dolarizar se daría una devaluación brutal del peso.

En contra de estas críticas, los proponentes de la dolarización alegan que la adopción del dólar ha ayudado a otros países a estabilizarse, como Ecuador. En su libro Dolarización: Una Solución para la Argentina, Emilio Ocampo y Nicolás Cachanosky discuten extensamente la experiencia ecuatoriana. Ellos afirman que, aun cuando el gobierno está teniendo déficits, la inflación ha dejado de ser un problema en ese país, y que la economía no es más vulnerable que antes a impactos externos. También, estos economistas señalan el hecho de que incluso un líder populista fuerte como Rafael Correa no fue capaz de revocar la dolarización, cuando el dólar propiamente fue siempre más popular que él. La dolarización, dicen ellos, crea los incentivos correctos para la economía aun vis-à-vis administraciones fiscalmente irresponsables.

En Argentina, el plan actual de dolarización es respaldado actualmente por el candidato presidencial Javier Millei, a quien las encuestas le dan un 20 por ciento. Economistas del Frente de Todos y Juntos por el Cambio, que representa a la actual y la anterior administración, respectivamente, tienden a rechazar esta solución. Pero, el año pasado, un representante de Juntos por el Cambio introdujo un proyecto de ley en la Casa de Representantes para dolarizar y hoy continúa abogando por él, mientras que las discusiones acerca de la dolarización en periódicos y canales de televisión argentinos se dan diariamente. Al crecer Milei en las encuestas y acelerarse la inflación, la dolarización parece convertirse en la corriente principal.

Es entendible que se considere a la dolarización como una alternativa seria para Argentina. Una y otra vez, se ha hecho evidente que el gobierno argentino es incapaz de ofrecer a sus ciudadanos una moneda estable. El problema es que, con mucha frecuencia, también el gobierno es incapaz de hacer otras cosas, como gastar menos de lo que recoge por medio de impuestos e incluso brindar servicios básicos, como la administración de justicia.

La dolarización puede ser una solución rápida y efectiva para un tema apremiante, pero, para que Argentina se escape de su crisis aparentemente permanente, la lista de cambios ha de ser más extensa.

Marcos Falcone tiene una Maestría en Artes en Ciencias Sociales por la Universidad de Chicago y es Licenciado en Ciencia Política por la Universidad Torcuato di Tella. Creó y condujo los podcasts “Téngase presente” y “Cuatro siglos de liberalismo,” se desempeñó como ayudante de docencia e investigación en numerosas universidades argentinas y estadounidenses y fue becario de instituciones como Fulbright y la Deutscher Akademischer Austauschdienst, entre otras.

Traducido por Jorge Corrales Quesada.