Al llegar a mis 78 años de edad, debo agradecer a Dios, a mi familia, a mis médicos, a mis amigos, en particular los de Facebook, por haberme permitido lograr tantas satisfacciones en la vida. Me llama la atención que, cuando nací en 1945, la esperanza de vida al nacer era de, más o menos, entre 58 y 60 años. Hoy, es muy diferente y es reflejo del progreso de la humanidad, resultante de las acciones de tantos individuos muchos desconocidos y conocidos otros, pues es, gracias a todos ellos que hoy cada uno de nosotros tiene acceso a tantos bienes y servicios materiales y espirituales. Aquella Costa Rica, en la que nací hace setenta y pico de años, era muy diferente de en la que actualmente vivo. Si hoy naciera, esperaría llegar a vivir, tal vez, 78 años en promedio, y al momento lo he logrado, habiendo nacido muchos años antes: Gracias a Dios y a todos ustedes.

Pero, el tiempo inevitablemente pasa y, a lo que me he dedicado, entre otras cosas, a partir de mi pensión con la Caja desde hace ya varios años, es a actividades que conservaran mi mente ocupada en algo productivo y que, tal vez, me ayudaran a sobreponerme al envejecimiento normal del cerebro, propio de todo ser humano. Una de esas actividades, y que por suerte tuve suficiente salud para llevarla a cabo hasta el momento, es compartir con ustedes no sólo opiniones propias en artículos y comentarios personales, muchas veces motivado por sus observaciones y comentarios casi siempre bienvenidos, sino también al traducir diversidad de artículos acerca del tema, en general, del liberalismo clásico, el cual prioriza la libertad entre los valores humanos que aprecio.

No sólo me motivó el interés propio de coadyuvar en la conservación deseable de toda sociedad civilizada, en lo posible con una buena salud mental, sino que, también, me dio la oportunidad para seguir haciendo algo que siempre me ha encantado en mi vida, cual es la promoción de la educación y el conocimiento de mis congéneres y amigos. Y, por supuesto, mucho de ese deseo de transmitir conocimiento es de ideas y conceptos que en mucho estudié en mi carrera profesional como economista. El asunto de la educación siempre ha estado en mis genes, pues muchos de mis antepasados estuvieron ligados por mucho tiempo a la educación formal. Y a mí siempre eso me ha gustado… muy naturalmente.

A mí me da enorme placer citar lo que alguna vez escuché, en cuanto a que la obligación del maestro en todo sentido, era siempre la de lograr que los alumnos lo superaran: esa era su obligación. Y espero haberlo haber contribuido a ello, no en todos los casos, pero sí en algunos y muy importantes, que, por razones muy obvias, los guardo dentro de mis más apreciados recuerdos.

Espero, eso sí, haber contribuido todo este tiempo a facilitar que mis amigos (y enemigos si los hay) amplíen sus conocimientos, y el aprecio por la libertad, hoy tan mancillada como en muchas otras ocasiones en la historia, pero, eso sí, conservando la esperanza de que, como el Ave Fénix -tal como también ha sucedido en tantas ocasiones- renazca con mayor fuerza y valía para el ser humano, su supervivencia, su autonomía, y su progreso. Tal vez es que aprovecho haber tenido presente por muchos años, desde mi juventud, aquella dedicatoria que hizo Milton Friedman en su libro Capitalismo y Libertad, a sus hijos “y sus contemporáneos. quienes deben llevar la antorcha de la libertad en su próxima vuelta,” para decirles que la libertad por venir descansa en cada uno de ustedes y no en nadie más: libres de coerción, nunca sujetos de cualquier tirano abyecto. Eso queda en sus manos…

Cada día que pasa, mi edad me va limitando en mi esfuerzo cotidiano (a veces me toma mucho tiempo hacerlo, en especial traducciones que considero que, aunque extensas, son de gran valor intelectual y moral) y, si bien espero seguir haciéndolo en mis sitios de mucho tiempo atrás, jorge corrales quesada, Jcorralesq Libertad y, más recientemente, bajo el abrigo del Instituto Libertad, lo haré con la voluntad de siempre y el alivio de que ustedes los lean, siempre que Dios y mi salud me lo permita… pero más lentamente…

Aprovecho para agradecer las múltiples muestras de aprecio que he recibido de parte de ustedes por mi cumpleaños reciente; he tratado de darle la gracias a cada uno por su bondad y amabilidad, y si, por acaso, o porque Facebook a veces nos complica la cosas para responderles adecuadamente sus mensajes, lo he dejado de hacer con algunos de ustedes, le ruego que me perdonen pero deseaba hacerlo con todos. Un abrazo y mil gracias.