Para pensar acerca del papel apropiado de los medios en nuestro país, hoy tan cuestionado y que muestra la insatisfacción del público.

UN CUENTO DE DOS REALIDADES

Por Antony Davies
American Institute for Economic Research
16 de febrero del 2023

Nota del traductor: la fuente original en inglés de este artículo es antony davies, american institute for economic research, realities, February 16, 2023. En él podrá leer enlaces relevantes originalmente en letra azul en el texto.

El “cuarto estado” es un nombre que los estadounidenses le dan a los medios por su rol en lanzar luz sobre el gobierno e informar a los votantes. En efecto, a pesar del daño que la Corte Suprema le ha hecho durante años a las palabras sencillas de la Constitución, básicamente ha conservado sacrosanta a la libertad de prensa. Pero, tendemos a olvidar que la prensa es una industria guiada por las ganancias, nada diferente de las industrias del acero, farmacéutica, o petrolera. Como como todas las industrias, el medio tiene un incentivo de obtener ganancias suministrando lo que sus clientes desean, pues, entre más ojos y oídos pueda atraer, más anuncios puede vender y hacer más dinero.

Los medios sólo tienen un incentivo para obtener ganancias suministrando la verdad si la gente quiere la verdad. Y, aquí sucede algo interesante y desafortunado, pues la gente no quiere oír la verdad, sino ella también quiere entretención. Esto les da a los medios un incentivo para obtener ganancias no mintiendo, sino, también, no diciendo toda la verdad. El incentivo de los medios es para decirnos la parte de verdad que es entretenida. Y, lo que hemos demostrado con nuestro comportamiento, es que las malas noticias nos entretienen.

La gente se queja acerca de la fijación de los medios en las malas noticias, pero, la investigación muestra que el problema no son los medios, sino nosotros. Una gran cantidad de sitios de noticias legítimos muestra sólo buenas noticas: Good News Network (el sitio número 10.194 más popular de Estados Unidos), Good Good Good (el número 45.996 más popular), Optimist Daily (el número 189.415 más popular), y Positive News (el número 111.881 más popular). Pero, por los números, pasamos nuestro tiempo no allí, sino en sitios que nos llevan las malas noticias acerca de lo que nos quejamos, como CNN (el sitio número 33 más popular en Estados Unidos) y Noticias de la ABC (la número 165 más popular). Nuestro comportamiento estimula a los medios a no mentir, pero, también, a no decir la verdad plena. La industria nos cuenta la porción de noticias que hemos demostrado deseamos escuchar.

El resultado es que muchos de nosotros hemos desarrollado un sentido retorcido del mundo a nuestro alrededor. Creemos que el mundo va hacia los infiernos cuando, de hecho, la vida está mejorando casi para todo mundo en casi todas partes. Un buen ejemplo se dio en enero, con la ronda inusual de despidos en las empresas de tecnología. A lo largo del mes, los medios clamaron por despidos en las bien conocidas empresas tecnológicas: 18.000 despidos en Amazon, 12.000 en Alphabet (Google), 11.000 en Meta (Facebook), 10.000 en Microsoft, 7.500 en Twitter, 6.600 en Dell, 3.900 en IBM, 2.000 en Paypal. Los medios estaban felices continuando su letanía de muertes hasta que llegaran aún noticias peores o más aterradoras (el globo espía chino parece haber encajado a la perfección).

Pero, estos despidos en las tecnológicas fueron sólo parte de la historia. Lo que los medios no nos dijeron fueron las buenas noticias de que el número de empleos creado en enero excedía mucho más al número de despidos. Aún con la sangría en el sector tecnológico, el número de empleos en la economía estadounidense aumentó en más de 155.000. Este es el mayor crecimiento mensual del empleo desde el pasado julio y el segundo más alto desde febrero del 2022. Pero, los medios no iban a darnos esas buenas noticias, pues no atraen la atención. Las buenas noticias son aburridas.

Nada de eso sería un problema excepto que no entendemos el rol de los medios. Sabemos que la comida rápida es mala para nosotros, pero, de todos modos, la comemos pues nos gusta y es conveniente. No la confundimos con la comida sana. Sabemos que la lotería es un desperdicio de dinero, pero aún así la jugamos pues es excitante y nos da la oportunidad de soñar. No la confundimos con una inversión. Nosotros hacemos muchas cosas que no son buenas para nosotros, pero, muy importante, lo hacemos a sabiendas de lo que estamos haciendo.

Ese no el caso con nuestro consumo de noticias, pues olvidamos que los medios son una industria guiada por las utilidades, no es una institución de mentalidad pública que busca mejorar la democracia al informar a los votantes. Simplemente, está allí por el billete. En tanto tengamos en mente que los medios son un negocio, no un guardián, todo estará bien. Pero, en el tanto tomemos lo que ellos nos sirven como reportaje balanceado del mundo, terminaremos temiendo cosas que es poco posible nos causen daño (los tiburones muerden anualmente a menos estadounidenses que los neoyorquinos), apoyando políticas que no hacen el mejor uso de nuestros recursos (15 veces más estadounidenses son asesinados por acuchillamientos que por tiroteos masivos), y pidiendo soluciones a problemas que no existen (que los ricos paguen tasas de impuestos mucho más elevadas que los no ricos).

Por desgracia lo que es cierto para la política y los políticos es también aplicable para la prensa. Al final de cuentas, tenemos los medios que merecemos.

Antony Davies es el compañero distinguido Milton Friedman de la Fundación para la Educación Económica y profesor asociado de economía en la Universidad Duquesne. Autor de Principles of Microeconomics (Cognella), Understanding Statistics (Cato Institute), y Cooperation and Coercion (ISI Books). Ha escrito cientos de páginas de opinión, incluyendo, entre otros, en el Wall Street Journal, Los Angeles Times, USA Today, the New York Post, New York Daily News, Newsday, U.S. News y el Houston Chronicle. Es también coanfitrión del podcast semanal Words & Numbers. Davies fue Funcionario Jefe Financiero de Parabon Computation, y fundó varias empresas de tecnología.

Traducido por Jorge Corrales Quesada.