QUE ENTENDIÓ MISES ACERCA DE LOS PRECIOS Y EL COMERCIO QUE LOS SOCIALISTAS NO ENTENDIERON

Por Walter Block y Robert Batemarco
Fundación para la Educación Económica
Viernes 10 de febrero del 2023

Nota del traductor: la fuente original en inglés de este artículo es walter block & robert batemarco, foundation for economic education, Mises, February 10, 2023. En él podrá leer enlaces relevantes originalmente en letra azul en el texto.

Ludwig von Mises entendió que, sin los precios del mercado libre, la planificación necesariamente sería irracional.

El socialismo es un sistema muy popular. El senador de Vermont, Bernie Sanders, atrae a miles de compañeros económicamente inocentes en ciudades universitarias, y hasta economistas profesionales de la calaña de Paul Samuelson se dejaron llevar por el canto de sirena de este sistema ineficiente y malvado. (Él predijo en su libro de texto de economía que la URSS sobrepasaría a la economía estadounidense).

Ahí estuvo Ludwig con Mises, como la Roca de Gibraltar, plantado en el camino de los socialistas de todos los tipos y variedades. Él marcó la raya: bajo el socialismo sin los precios de mercado libre, la planificación necesariamente sería irracional. Entonces, cómo y por qué la existencia de este sistema pernicioso en Rusia entre 1917 y 1991 hasta la disolución de la Unión Soviética, ¿Cómo es que aún el socialismo existe en lugares, como Cuba, Corea del Norte, y Venezuela? Esto es porque los precios de mercado, generados en cualquier otra parte, estaban disponibles para los dictadores económicos. Durante el período de socialismo de la URSS estaban la bolsa de comercio de Chicago y los Reportes de los Consumidor [Consumer´s Reports]. Ellos facilitaron los precios de mercado para los planificadores soviéticos; ellos fueron una no totalmente irracional aproximación a las realidades rusas. En la actualidad, al menos precios cuasi mercado están disponibles en muchos países del mundo (ellos son sólo cuasi, dado que todo gobierno, no excluya alguno, se involucra en impuestos y subsidios, precios máximos y de sustentación, etcétera, que no existirían en un mercado puramente libre, y, así, aún sobre estas bases, asignan mal los recursos).

Sin precios que reflejen los deseos del consumidor y las escaseces relativas, es imposible, por ejemplo, determinar si el
platino o acero se han de usar para los rieles de las locomotoras. El primero es más eficiente, pero es necesitado en otras partes de la economía. Pero, ¿en qué grado? O, ¿debería perforarse un túnel a través de una montaña, o debería la nueva carretera ir alrededor de ella? Ahora lo primero es mucho más caro, pero ahorrará costos gigantescos de transporte por muchos años. Sin precios y tasas de interés exactos, es imposible hacer un cálculo racional de los beneficios y costos relevantes. ¿Deberían los botes de remos ser hechos de madera, metal, o plástico? De nuevo, una decisión racional depende de los precios del mercado libre, que son para la economía lo que los mapas son para la geografía.

No es un accidente que, de hecho, había tráfico de una sola vía entre Alemania Oriental y Occidental, y entre Corea del Norte y del Sur. Los últimos, en cada par de sistemas, instituyeron sistemas que estaban, al menos, a escasa distancia de la libertad de empresa, propiedad privada y sistema de gobierno limitado, que Mises defendió. Los primeros eran -y ahora es en el caso del último mencionado- casos económicamente perdidos.

Pero, la contribución de Mises al debate sobre el cálculo socialista -en su libro de 1922 Socialism: An Economic and Sociological Analysis [El Socialismo] -no fue sino la punta del iceberg en términos de sus logros generales. Él también hizo contribuciones importantes a la teoría del dinero en su libro de 1912 The Theory of Money and Credit [La teoría del dinero y del crédito]. Ahí, demostró que cualquier bien monetario que surge del libre juego de las fuerzas del mercado, es el único camino hacia la solidez. A él se le debe dar crédito por una crítica al intervencionismo (que las pequeñas intervenciones se intensifican); lo hizo en su libro de 1977 A Critique of Interventionism. En muchas de las publicaciones, formula el caso a favor de los derechos privados sobre la propiedad y la libertad económica (los dos necesariamente se entrelazan). Su contribución estelar a la teoría austriaca de los ciclos económicos (una reducción artificial de tasas de interés crea un auge insostenible, que termina necesariamente en una depresión) puede encontrarse en su libro de 1912 La teoría del dinero y del crédito.

Tal vez, su más profunda contribución tiene que ver con la praxeología (en su libro de 1962, The Ultimate Foundation of Economic Science y, en especial, en su magistral libreo de 1949, Human Action [La acción humana]). Esa es la idea de que existe tal cosa como una ley económica, que sólo puede ser ilustrada, no sujeta a prueba. Por ejemplo, hay acción humana: negar esto es necesariamente involucrarse en una acción humana. Esto condujo a una metodología enteramente diferente para la economía, una que es muy incompatible con la corriente principal neoclásica, que, a la fecha, sigue enraizada en el positivismo lógico (en la escuela neoclásica no existe tal cosa como una ley económica; sólo hay hipótesis, que no necesariamente son ciertas.) Por ejemplo, Mises señaló que el intercambio voluntario necesariamente eleva el bienestar económico, al menos ex ante [de previo].

Que el intercambio voluntario necesariamente eleva el bienestar económico, al menos ex ante, es la conclusión lógica del axioma de la acción y es el propio significado de intercambio voluntario. Así, esta ley no puede ser refutada con ninguna cantidad de datos. Esta metodología, desgraciadamente, aún tiene que persuadir a economistas de la corriente principal neoclásica.

Sin embargo, cuando el fracaso total de la economía socialista definitivamente se expuso para que todos lo vieran con la caída de la Unión Soviética, Robert Heilbroner, quien ha pasado la mayor parte de su carrera como un imperturbable socialista, ondeó la bandera blanca y admitió que Mises estaba en lo correcto acerca del socialismo, en un artículo de septiembre de 1990 en el New Yorker, titulado "After Communism.” [“Después del comunismo.”]

Así que persiste la esperanza de que algún proponente prominente de la “economía positiva” admitirá algún día que Mises también estaba en lo correcto acerca de la praxeología.

Walter Edward Block es un economista estadounidense y teórico anarco-capitalista, quien tiene la Silla Dotada como Académico Eminente Harold E. Wirth en Economía en la Escuela de Negocios J.A. Butt en la Universidad Loyola, en Nueva Orleáns. Él es miembro de la Red Académica del Fundación para la Educación Económica.

Robert Batemarco enseña economía en una base adjunta en la Universidad Fordham y en el Manhattan College. Previamente fue editor de reseñas de libros de la revista The Freeman. Él es miembro de la Red Académica del Fundación para la Educación Económica.

Traducido por Jorge Corrales Quesada.