DÉ GRACIAS QUE LOS PRIMEROS RESPONDEDORES Y MAESTROS GANAN INGRESOS MUCHO MÁS BAJOS QUE ESTRELLAS DEL DEPORTE Y ACTORES DE HOLLYWOOD

Por Donald J. Boudreaux
American Institute for Economic Research
7 de febrero del 2023

Nota del traductor: la fuente original en inglés de este artículo es donald j. boudreaux, american institute for economic research, incomes, February 7, 2023. En él podrá leer enlaces relevantes originalmente en letra azul en el texto.

Hace unos años, fui regañado por alguien quien me envió un correo electrónico por mi presunta indiferencia, ante el hecho que los primeros respondedores y maestros son pagados menos que lo son las estrellas de Hollywood y los atletas profesionales. Esa persona insistió en que “la gente de verdad sabe que es errado y peligroso que a hombres que juegan juegos se les pague mucho más que hombres y mujeres que salvan vidas y educan a nuestros hijos.”

El peligro que aquella persona percibió en esta situación es que, en sus palabras, “Esta baja paga algún día nos dejaría sin suficientes maestros y paramédicos.”

Este sentimiento generalizado es comprensible, Algo parece ser horrible en el medio cuando individuos quienes trabajan diariamente salvando vida de un ataque al corazón y víctimas de accidentes, se les paga, en promedio hoy en Estados Unidos, alrededor de $40.000 al año, mientras que el golfista profesional Phil Mickelson en el 2022 logró $102 millones.
En verdad, la economía es defectuosa cuando paga a un único artista, pues es eso lo que cada atleta profesional es, la suma de los ingresos anuales de 2.550 salvadores de vidas.

Ese sentimiento no refleja la comprensión correcta de la gente acerca de una economía defectuosa, sino su entendimiento incorrecto de una economía exitosa. También, refleja el fracaso de los economistas en enseñar economía básica al público en general. Así que, permítanme que trate aquí de aclarar por qué este patrón de ganancias merece nuestra gratitud en vez de nuestro desprecio.

LA OFERTA DE AIRE

Suponga que Jones compró varias docenas de botellas de tamaño de un galón llena con nada más que aire ordinario: 78 por ciento de nitrógeno, 21 por ciento de oxígeno, y un 1 por ciento de otros gases. Luego, que Jones cargó esas botellas en una camioneta de reparto y manejó alrededor del pueblo ofreciendo vender cada botella en $229.99.
Mientras Jones manejó, él transmitió por el megáfono el mensaje siguiente: “¡Aire! Aire auténtico, respirable, aquí en tan sólo el asombroso precio de ¡$229.99 el galón! Nada, mis amigos, es más esencial para la vida que el aire. Si a usted se le niega el aire incluso por unos pocos minutos, usted está perdido. Así que ¡obtenga aquí su aire!

¿Cuántas botella de aire vendería Jones a $229.99? ¿Cuántas botella vendería si él redujera su precio a $29.99? Y ¿cuántas a $9.99? O, ¿a $0.09?

En cada caso, la respuesta es ninguna. Son tan bajas las posibles ganancias por lograr de vendedores de aire, que literalmente, en el mundo real, nadie intentaría ganarse la vida con este intercambio. Este resultado es el correcto.
Debido a que en la superficie de la tierra, el aire respirable es tan abundante que es gratis tomarlo, sería un desperdicio usar siquiera un segundo de trabajo humano para llevarlo a los consumidores de aire. Pero, qué pasa si, a pesar de lo anterior, Jones persistiera en su intento de ganarse la vid vendiendo aire. Ciertamente, el rogaría con algo similar a las líneas siguientes: “No tiene sentido pagar tan poco -de hecho, pagar nada- a vendedores de algo tan esencial a la vida en sí como el aire, cuando otra gente es pagada mucho más por suministrar cosas como palomitas de mascar, cerveza, y chicle. Si no elevamos la paga a los vendedores de aire, ¡arriesgamos perder el acceso al aire! ¡La humanidad se asfixiará!

Por supuesto, al escuchar el llamado de Jones, usted concluirá correctamente que él está loco. Precisamente debido a que el aire es tan abundante, no necesitamos dedicar esfuerzo humano para suplirlo.

Pero, Jones no se rinde. Él, un potencial vendedor de aire, continúa su pedido, esta vea llevando a la humanidad en un paseo de culpa: “Es injusto para los suplidores de un bien -el aire- que satisface una necesidad esencial sea pagado tan poco, mientras gente que suministra palomitas de maíz, cerveza, chicles, y otros lujos frívolos ¡son pagados mucho más! ¡Todas las prioridades de la humanidad están mal!”

LOS PRECIOS SE DETERMINAN EN EL MARGEN

Jones, sin embargo, tiene el asunto al revés. Si, el aire es esencial para la vida. Nada lo es más, y pocas cosas son así de iguales. Pero, este hecho no determina el valor económico del aire. El valor económico de una unidad -digamos, un galón- de aire ofrecido a la venta, proviene de la satisfacción que el comprador experimentará al adquirir ese galón extra de gasolina. Debido a que cualquier persona a la que se le ofrece ese galón de aire, continuaría, si él o ella rechazara la oferta, teniendo acceso, libre de cobro, a todo el aire que él o ella desea respirar, si esa persona adquirió ese galón extra de aire le agregaría absolutamente nada a la su satisfacción. Por tanto, la cantidad máxima que este consumidor está dispuesto a pagar por el galón, es $0.

Por supuesto, lo que es cierto para este consumidor específico es verdad para cada una de los 8 mil millones de personas que ahora habita en la superficie de la tierra.

Esta forma de determinación del precio es lo que economistas dan a entender cuando dicen que “los precios son determinados en el margen.” La esencialidad del aire para la vida humana es obvia. Pero, la utilidad para los humanos de tener acceso a cualquier bien en su totalidad, tal como el acceso al suministro de aire de la tierra, no determina la utilidad de cualquier unidad de ese bien. La determinación del valor económico -o precios y salarios del mercado- es también afectada por suministros disponibles.

Entre mayor sea la oferta de un tipo de bien específico en relación con el número de usos a los que los humanos creen que se puede aplicar beneficiosamente, menor es la satisfacción que se ganará al usar una unidad adicional de ese bien. Las necesidades humanas más urgentes que se pueden satisfacer con este bien son las primeras necesidades para las que se usan esas unidades de dicho bien. Luego de que esas necesidades urgentes se satisfacen, cualesquiera unidades adicionales que queden del bien sólo pueden satisfacer necesidades menos urgentes. En el caso del aire, por suerte es tan abundante que cualquier unidad de aire no satisface necesidades en absoluto. Cualquier unidad de aire es inútil para los humanos, a pesar de la esencialidad innegable del aire para la supervivencia humana.

Dado que el precio que la gente está dispuesta a pagar por una unidad de un bien, refleja la cantidad de satisfacción que se espera tenga la adquisición de esa unidad adicional, los bienes que son muy abundantes tienen precios de mercado bajos, aún si algunos usos de este bien son absolutamente esenciales para la supervivencia humana. Este hecho es la razón por la que el precio de mercado de un galón de aire es cero: un galón adicional de aire suministra cero de satisfacción.

LA PAGA RELATIVAMENTE BAJA PARA LOS PRIMEROS RESPONDEDORES Y MAESTROS ES UNA CARACTERÍSTICA, NO UN ERROR

¿Qué es lo que este esotérico razonamiento económico acerca del aire y márgenes económicos tiene que ver con los primeros respondedores y los atletas profesionales? Respuesta: ¡Mucho! Al igual que usted debería sentirse complacido porque, en nuestro mundo, algo tan esencial para la vida como el aire respirable es más abundante de lo que es un frívolo chicle -de hecho, el aire es tanto más abundante, que su precio es menor al precio de un chicle- también, debería sentirse complacido porque, en nuestro mundo, algo tan esencial como los servicios de un primer respondedor sean mucho más abundantes que las habilidades para dirigir expertamente bolas de gol al verde o lanzar rutinariamente bolas rápidas de beisbol a 99 millas por hora en zonas de strike.

Por desgracia, los suministros de servicios de primeros respondedores y de enseñanza no son naturalmente superabundantes, como lo es el aire. Así que, debemos pagar precios positivos -salarios- para asegurar los suministros de esos servicios. Pero, dada esa mala fortuna, somos afortunados de que suministros de servicios de primeros respondedores y de enseñanza sean mucho más abundantes de lo que son los suministros de habilidades atléticas y actuación. El resultado es que los precios totales que debemos pagar para ser rescatados y enseñados por maestros, sean mucho menores que los precios totales que debemos pagar para ser entretenidos por actores y atletas de clase mundial.

¿Todavía escéptico? Déjeme plantearle el asunto en forma de una pregunta: ¿Preferiría usted vivir en un mundo en que el número de personas que puede luchar hábilmente contra incendios y enseñar a niños es muy grande, pero el número de personas que puede hábilmente jugar deporte y actuar es muy pequeño, o un mundo en que el número de personas que puede luchar hábilmente contra incendios y enseñar a niños es muy pequeño, pero el número de personas que puede hábilmente jugar deportes y actuar es muy grande?

Por supuesto, usted prefería más vivir en un mundo en que las habilidades para luchar contra el fuego y enseñar a niños sean más abundantes de lo que son las habilidades para jugar deportes y actuar. Y, entre más abundantes, mejor. Precisamente porque salvar vidas y enseñar niños es, de hecho, mucho más importante como un todo de lo es el entretenimiento, somos extraordinariamente más afortunados cuando el número de nuestros congéneres que poseen habilidades y disposición para salvar vidas y enseñar a niños, sea mucho más grande, con respecto a nuestra demanda de estos servicios, que lo son los números que pueden hábilmente jugar deportes y actuar.

La menor paga de los primeros respondedores y maestros de escuela simplemente refleja la feliz realidad de estamos bendecidos por un suministro mucho más grande de primeros respondedores y maestros capacitados, que como los estamos de deportistas y actores. Si fuera lo contrario, seríamos mucho más espléndidamente entretenidos con acontecimientos deportivos y películas de mayor categoría, a la vez que menos caros, pero, sólo los más ricos entre nosotros estarían en posibilidad de pagar por los servicios de primeros respondedores y maestros calificados.

En resumen, el hecho que los primeros respondedores y maestros son pagados tan poco, comparados con los atletas profesionales y las estrellas de Hollywood, es una característica de nuestro mundo y economía, no un error. Esta realidad merece nuestra gratitud.

Donald J. Boudreaux es compañero sénior del American Institute for Economic Research y del Programa F.A. Hayek para el Estudio Avanzado en Filosofía, Política y Economía del Mercatus Center; miembro de la Junta Directiva del Mercatus Center y es profesor de economía y anterior jefe del departamento de economía de la Universidad George Mason. Es autor de los libros The Essential Hayek, Globalization, Hypocrites and Half-Wits, y sus artículos aparecen en publicaciones tales como el Wall Street Journal, New York Times, US News & World Report, así como en numerosas revistas académicas. Él escribe un blog llamado Café Hayek y es columnista regular de economía en el Pittsburgh Tribune-Review. Boudreaux obtuvo su PhD en economía en la Universidad Auburn y un grado en derecho de la Universidad de Virginia.

Traducido por Jorge Corrales Quesada.