Más acerca de un tema acerca del cual traduje un artículo la semana pasada.

LOS OPONENTES A LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN ESTÁN GANANDO TERRENO. HE AQUÍ CÓMO PODEMOS LUCHAR DE REGRESO

Por Julian Adorney & Mark Johnson
Fundación para la Educación Económica
Sábado 21 de enero del 2023

Nota del traductor: la fuente original en inglés de este artículo es julian adorney & mark johnson, foundation for economic education, free speech, January 21, 2023. En él podrá leer enlaces relevantes originalmente en letra azul en el texto.

Cuando destruimos la institución esencial de la libertad de expresión perdemos, en primer lugar, mucho de lo que hizo tan exitoso a los Estados Unidos.

La libertad de expresión solía ser sostenida como una de las instituciones estadounidenses esenciales. Fundamentalmente, estaba consagrada en la Primera Enmienda de la Declaración de Derechos por una razón: mientras que otros países habían también adoptado la libertad de expresión, ella es fundamentalmente una tradición estadounidense.

Más que eso, la libre expresión es esencial en nuestros propios términos. Es la única mejor forma para que los humanos progresen. Ninguno de nosotros es perfecto, y ninguno de nosotros conoce la verdad plena. Por tanto, todo necesitamos involucrarnos en el mercado de las ideas para averiguar la verdad y desarrollar el mejor camino hacia adelante.
Pero, la libertad de expresión ha estado bajo ataque durante décadas.

HERBERT MARCUSE

Uno de los críticos más tempranos -y el más influyente- fue Herbert Marcuse, un profesor universitario y padre de la Nueva Izquierda. En un ensayo llamado Repressive Tolerance [La Tolerancia Represiva], publicado en 1969, Marcuse recomendó remover derechos (incluyendo el derecho a la libre expresión) de los conservadores. Marcuse no vio al mundo en términos de seres humanos que tienen un valor igual; él los vio en términos de poder. Aquellos con poder deberían ser silenciados por la fuerza (al menos, con los que él estaba en desacuerdo), de forma que aquellos en el fondo tuvieran mayor libertad. Para Marcuse, si una mayoría está siendo reprimida, lo que se necesitaba es “represión y adoctrinamiento” del poderoso, de forma que los débiles logren el poder que merecen.

En años recientes, los ataques a la libre expresión al estilo Marcuse se han filtrado desde las instituciones académicas hasta la corriente principal.

REGLAS SUBJETIVAS ENFOCADAS EN EL IMPACTO (REAL O ATRIBUIDO)

Ilya Shapiro, profesor adjunto de derecho en la Universidad George Washington y la Universidad de Mississippi, brinda un caso de estudio acerca de las nuevas leyes de quién puede hablar y qué pueden decir. A inicios del 2022 la Escuela de Derecho de Georgetown le contrató para que diera clases. Cuando el presidente Biden dijo que él sólo nominaría una mujer negra para la Corte Suprema, Shapiro expresó desaliento ante esa forma descarada de acción afirmativa. Al pronunciar esta idea heterodoxa, el Cielo cayó encima de él.

Rápidamente, Georgetown lo puso bajo licencia administrativa, en donde languideció por meses sin saber si había sido o no despedido. Una investigación administrativa de los Tuits ofensivos duró 122 días.

Al fin, Georgetown reinstaló a Shapiro, pero sólo bajo el tecnicismo de que, oficialmente, él no había empezado en Georgetown en el momento en que envió sus tuits. La Oficina Institucional de Diversidad, Equidad y Acción Afirmativa (IDEAA por sus siglas en inglés) dijo que sus comentarios eran “objetivamente ofensivos” y que decir algo similar en el futuro sería suficiente para despedirlo.

Incluso más alarmante, la IDEAA adoptó un estándar abiertamente subjetivo para decir si una expresión de la facultad sería o no punible. “La política contra el acoso de la Universidad no requiere que un demandado intente denigrar,” según el reporte. “En vez de ello, la Política requiere consideración del ‘propósito o efecto’ de una conducta del demandado.”
Como lo pone Shapiro: “El que gente fuera ofendida, o alega haberlo sido, es suficiente para que yo haya roto las reglas.”

La penalización de la expresión heterodoxa no es un incidente aislado. Una encuesta del Instituto Cato y YouGov del 2017 encontró que, más de un tercio de los demócratas que respondieron, dijo que un ejecutivo de empresas debería ser despedido si “cree que diferencias psicológicas explican por qué hay más ingenieros hombres.” Un número substancial de quienes respondieron así abogó por despojar a alguien de su trabajo, por el crimen de decir lo que muchos psicólogos conocen ser cierto.

ANDANDO CON CUIDADO

Las nuevas normas culturales acerca de la libertad de expresión no son sólo un problema para los del ala derecha. En una explicación profunda acerca de la cultura de cancelación, Julian explica el alcance del problema:

“Academia Heterodoxa encuestó a 445 académicos acerca del estado de la libre investigación en campus universitarias, preguntándoles, ‘Imagínese expresar sus ideas acerca de un tema controversial mientras trabaja, en un momento en que están presentes la facultad, el personal u otros colegas. ¿En qué grado le preocupan a usted las siguientes consecuencias?’

Una de las consecuencias que la Academia Heterodoxa puso en lista fue, ‘mi carrera sería arruinada.’ ¿Cuántos académicos dijeron que estarían ‘muy preocupados’ o ‘extremamente preocupados’ acerca de esta consecuencia? Un 53.43%.

Puesto de otra forma: más de la mitad de los académicos en los campus universitarios estaba preocupada porque expresar opiniones no ortodoxas sobre tópicos controversias pudiera ser peligroso para sus carreras.

Vemos el mismo fenómeno de autocensura entre estudiantes universitarios. En el 2021, College Pulse encuestó a 37.000 estudiantes en 159 universidades. Encontró que 80% de los estudiantes se autocensura al menos hasta cierto grado. Un 48% de los estudiantes de pregrado reportó sentir como ‘algo incómodo’ o ‘muy incómodo’ expresar en el salón de clases sus ideas acerca de un tópico controversial.

En un panel sobre libre expresión y cultura de cancelación, la anterior presidenta de la Unión Estadounidense por las Libertados Civiles (ACLU por sus siglas en inglés) Nadine Strossen dijo, “Constantemente encuentro estudiantes que están tan temerosos de ser sujetos de la turba de Twitter, que ellos se están involucrando en autocensura.’”

No es sólo estudiantes y profesores. En un artículo titulado “America Has A Free Speech Problem,” el cuerpo editorial del New York Times hizo ver que, el año pasado, un 55 por ciento de los estadounidenses contuvo su lengua, debido a que estaban preocupados acerca de “represalia o crítica ácida.”

Extremistas a ambos lados del pasillo crecientemente ejercen su poder para avergonzar o acallar a estadounidenses que dicen lo que piensan o tienen la temeridad de dar voz a sus opiniones en público. Este problema es más prominente en medios sociales, pero, se estaría derramando por igual a conversaciones fuera de línea. Los ciudadanos de un país libre no deberían vivir bajo el temor de que una turba del despertar [woke] o de derecha extrema llegue por ellos, por expresar una idea que no está de moda lo suficiente.

PRETENDIENDO QUE LA EXPRESIÓN ES VIOLENCIA

El propio concepto de libre expresión se asocia crecientemente con la violencia. Cuando el anterior vicepresidente de Estados Unidos Mike Pence planeó hablar en la Universidad de Virginia, el periódico estudiantil Cavalier Daily publicó un editorial furioso, diciendo que a Pence no se le debería permitir hablar. ¿Por qué no? “La expresión que amenaza las vidas de aquellos en terrenos [universitarios] es injustificable.” Requiere muchas contusiones mentales para concluir que dejar a Pence dar su opinión pudiera amenazar la vida de alguien.

No son sólo estudiantes. La psicóloga Lisa Feldman Barrett publicó un artículo en la página editorial del New York Times titulado, “When is speech violence?” [“¿Cuándo la expresión es violencia?”]

Según Barrett, “Si las palabras pueden causar estrés, y si un estrés prolongado puede causar daño físico, entonces, parece que la expresión -al menos ciertos tipos de expresión- pueden ser una forma de violencia.”

Continuó ella: “Ese es el motivo por el que es razonable, científicamente hablando, no permitir que un evocador e incitador al odio como Milo Yiannopoulos hable en su escuela. Él es parte de algo peligroso, una campaña de abuso. No hay nada que se gane debatiendo con él, pues el debate no es lo que él está ofreciendo.”

El hecho que psicólogos estén prestando el barniz de la ciencia a la idea de que la expresión es violencia, debería preocupar profundamente a todo estadounidense.

¿POR QUÉ LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN ES ESENCIAL?

Cuando destruimos la institución básica de la libertad de expresión, perdemos, en primer lugar, mucho de lo que hizo tan exitoso a Estados Unidos. Normas robustas de libertad de expresión ayudaron a la gente a construir la resistencia emocional y mental para encarar ideas con las que estaba en desacuerdo. Ello nos ayudó a construir lazos con gente que creía cosas diferentes, porque estuvimos en capacidad de escuchar y entender su posición.

También, la libre expresión permitió a múltiples partes argumentar desde cosmovisiones en competencia y encontrar una solución que fuera mejor de la que alguna de las partes había formulado al entrar en la discusión.

El lado positivo es este: crecientemente los estadounidenses reconocen que la libertad de expresión es un valor cuya preservación es esencial. El cuerpo editorial del New York Times hace ver que “un 84 por ciento de los adultos dijo que, es un problema ‘muy serio’ o ‘algo serio’ que algunos estadounidense no hablen libremente en situaciones cotidianas, por temor a represalia o crítica ácida.”

¿QUÉ PUEDE HACER USTED?

Como persona fuerte e íntegra, ¿qué puede hacer usted para limitar el impacto de la degradación de la libertad de expresión en su propia vida?

Primero, hable libremente acerca de lo que usted sabe es cierto ̶ aún si nadie más está hablando, aún si hay riesgos para usted. Desarrolle el valor de llamar a las cosas por su nombre. Si usted ve insensatez -en su sitio de trabajo, en la política, en su hogar- dígalo abierta y honestamente. Usted dormirá mejor esa noche. También, usted se fortalecerá más por medio del acto de expresarse. Hablar requiere valor, pero, ello también crea valor.

Segundo, busque gente que está en desacuerdo con usted. Escúchela. Vaya más allá; trate de ser persuadido por ella. Ensarte sus vacas sagradas y deje pasar su ideología. Nada de eso le está sirviendo.

Tercero, destierre por siempre (si aún no lo ha hecho) la noción infantil de que las palabras son violencia. Esta noción es profundamente dañina, pues lo debilita a usted. Si, después de todo, el simple desacuerdo le puede causar daño, entonces, igual lo puede hacer cualquier otra cosa en la vida. Así lo hará todos lo demás en su vida. En vez de eso, abrace el adagio de los Estoicos: otras personas son responsables de sus acciones, usted es responsable de su respuesta. Una vez que usted abraza la idea de que simples palabras -ya sean viles o sencillamente heterodoxas- no lo pueden dañar, usted está en camino hacia la fortaleza y con un pie en tierra emocional.

Cuarto, no deje que usted llegue a ser una “tribu de uno.” Es fácil, en este ambiente de forma de hablar relajada, sentir siempre temor de hablar. Encuentre un grupo de amigos que lo estimulen a decir su verdad, y quienes de regreso le dicen a usted la suya. Encuentre gente que no tiene temor de compartir ideas heterodoxas y desafiar sus vacas sagradas, tampoco a que la suyas, a cambio, sean desafiados.

Encuentre un grupo en el que usted confiaría le guarden sus espaldas en un tiroteo, y que le amarán y esperarán, a cambio, que usted guarde las de ellos.

Este artículo fue reimpreso con el permiso de The Undaunted Man.

Julian Adorney es escritor previo de editoriales de política y actualmente es un mercadólogo sin fines de lucro. Su trabajo ha sido expuesto en la Fundación para la Educación Económica, el National Review, Playboy, y la antología económica de Lawrence Reed Excuse Me, Professor.

Mark Johnson es entrenador ejecutivo y entrenador masculino en The Undaunted Man.

Traducido por Jorge Corrales Quesada.