¿QUÉ EXPLICA TODAS ESTAS COSAS?

Por Donald J. Boudreaux
American Institute for Economic Research
26 de enero del 2023

Nota del traductor: la fuente original en inglés de este artículo es donald j. boudreaux, american institute for economic research, explains, January 26, 2023. En él podrá leer enlaces relevantes originalmente en letra azul en el texto.

Hoy los ataques al orden del mercado se están emitiendo incesantemente, y casi, con igual gusto, por la derecha política sí como por la izquierda. Por suerte, la sabiduría y percepción en trabajos clásicos como La Riqueza de las Naciones de Adam Smith, Limits of State Action [Los límites de la acción del Estado] de Wilhelm von Humboldt, Capitalism, Socialism, and Democracy [Capitalismo, socialismo y democracia] de Joseph Schumpeter, y Camino de Servidumbre de F.A. Hayek, continúan siendo accesibles y tan relevantes como lo fueron al publicarse por primera vez. Trabajos como estos permanecen siendo cruciales.

Sin embargo, también útiles para defender el orden de mercado contra el ataque son observaciones simples de la vida cotidiana en el moderno Estados Unidos.

Por unos momentos, ignore el incesante redoble de medios, academia, y algunos miembros de centros de pensamiento, de cuán infernal es la vida para todos en la sociedad capitalista moderna, excepto para los superricos y esos individuos que plausiblemente alegan descender de los pasajeros del Mayflower [barco que transportó a los peregrinos desde Inglaterra al este de los Estados Unidos en 1620]. En vez de aquello, haga lo que hice recientemente: Lance una mirada cuidadosa alrededor de su casa y pregúntese “¿Qué explica todas esas cosas?”

UNA CALMADA VIDA COTIDIANA

Mire la fotografía que acompaña esto. [Ella puede verse en donald j. boudreaux, american institute for economic research, explains, January 26, 2023]. En su centro hay arándanos que compré en enero del 2023 en un supermercado en el norte de Virginia. “Bueno,” usted encoge los hombros. Pero, no tan rápido. Estas deliciosas y nutricias pequeñas gemas fueron sembradas en Chile, en un hemisferio totalmente diferente de aquel en que fueron compradas. Si yo tuviera que descansar en mis compatriotas virginianos para que me suplan de arándanos en el frío invierno, sería ya sea por suerte o por una cantidad enorme de dinero, pues, disponer de arándanos en el invierno del Atlántico Medio, consumiría cantidades costosas de equipo y energía.

Por fortuna, los arándanos pueden cosecharse en esta época del año en el hemisferio sur a un costo que los hace pagables para estadounidenses de clase media. Así que, gasté insignificantes $6.49 por esas 18 onzas de sabrosura. Para ganar el ingreso suficiente para comprar esos arándanos, hoy un trabajador estadounidense de “producción y no supervisión” del sector privado típico, quien gana $28.07 por hora, sólo trabaja alrededor de 14 minutos.

Esta realidad debería dejarlo boquiabierto. Y su boca incluso se abriría aún más ante el hecho de que esta realidad es tan cotidiana para los estadounidenses, que del todo no ocasiona que usted quede boquiabierto.

Yo, la persona que se comerá esos arándanos, no conozco a ningún agricultor chileno. Tampoco conozco a algún chofer de camiones chileno. También, no estoy familiarizado con alguien que sea piloto de aviones de carga o locomotoras, Y, a pesar de mis frecuentes visitas al supermercado en el que compré mis arándanos, no podría identificar al administrador de esa sección de alimentos del negocio. A pesar de ello, esos agricultores, choferes de camiones, pilotos, y empleados de supermercado, todos, estuvieron dispuestos a trabajar para hacer que eso arándanos, que hasta hace poco estaba creciendo en una tierra a miles de millas de donde yo vivo, estuvieran disponibles para mí, un extraño, en enero. ¡Y por una miseria!

Échele otra mirada a la foto. Los arándanos están empacados en una caja de poco peso, transparente, firme y de cartón resellable, hecho a partir de petróleo. No conozco a trabajadores de pozos de petróleo o en refinerías. Tampoco conozco a alguien que trabaje en una fábrica haciendo cajas de plástico. Para mi fortuna, los muchos extraños que desempeñan esos trabajos comparten libremente conmigo uno de los muchos frutos de sus labores, de forma que puedo pagar por la compra de algunas frutas de Chile. Sin empaques modernos, esos arándanos, si es que del todo los compro, serían menos sabrosos y mucho más caros.

El empacado moderno es fruto estupendo de la innovación y coordinación productiva lograda por el capitalismo, Sin embargo, nosotros ignoramos el empacado al no ser lo primero en que pensamos (olvídese acerca de un segundo pensamiento).

No obstante, mire de nuevo la foto. Detrás de los arándanos están las uvas frescas, también compradas en enero en un supermercado en el norte de Virginia. No sé en dónde fueron sembradas esas uvas, excepto que no fueron plantadas en alguna parte cerca del Atlántico Medio en donde las compré. Y, al igual que con los arándanos, no conozco a nadie que trabaja en un viñedo o que manejó algunos de los diversos vehículos que juntos transportaron las uvas desde el viñedo al supermercado. Sin embargo, las uvas me devolvieron una cantidad de ingreso que sólo me tomó unos pocos minutos en ganar.

Si usted estudia la foto con cuidado, notará también una computadora de mano. No necesito, en esta coyuntura, enumerar todo lo que no sé acerca de la producción de esa máquina, aparentemente tan mundana pero a la vez milagrosa. Usted sabe de qué hablo. A propósito, esa foto específica fue tomada con mi teléfono. Cuando tomé la foto, estaba de pie de espaldas a mi refrigeradora, otra máquina milagrosa que conserva razonablemente nuestra comida, incluyendo aquellos arándanos, frescos y (en muchos casos) sin que sean venenosos.

RODEADO DE MARAVILLAS

Si usted es estadounidense (o ciudadano de algún otro país industrializado), esa foto es de lo que parece ser una realidad insignificante. Es claramente aburrida y parece ser pobre en información. Pero, bajo reflexión, esta foto “ordinaria” testifica los asombrosos logros diarios del orden de mercado. Desde mi habilidad incluso para tomar tal fotografía (¡y a un costo adicional de cero!) hasta la fácil disponibilidad de arándanos y uvas frescas en el noreste de Estados Unidos en medio del invierno, esta foto -aparentemente aburrida- es, de hecho, una instantánea de las maravillas del capitalismo. Esta foto suministra una prueba tan fuerte de que el capitalismo funciona, como lo hace la prueba económica.

Por supuesto, aún si, en contra de los hechos, todos los seres humanos se pusieran de acuerdo unánimemente acerca de resultados económicos perfectos, el capitalismo no y trabajará, y nunca lo hará, perfectamente. No obstante, como estándar para evaluar el desempeño de una economía, la perfección es altamente imperfecta; de hecho, es un estándar tan fallido como para que sea ridículo. Ninguna institución o patrón de actividades humanas alguna vez será perfecta.

Pero, si tomamos como estándar de desempeño económico a mejoras en el bienestar de la gente ordinaria, entonces, el desempeño del capitalismo es estupendo – impactante – espectacular – impresionante – asombroso. El idioma inglés no tiene un adjetivo que sea suficiente para transmitir la maravilla del desempeño rutinario del capitalismo.

Para cualquiera que se dé cuenta de la complejidad indescriptible y productividad enorme de la economía de mercado global, nada hace más para drenar la credibilidad de los críticos del capitalismo que la ignorancia aparente de ellos de esta complejidad y productividad. Estos críticos deberían pasar más tiempo mirando alrededor de sus hogares, a la vez que preguntando -realmente preguntando- “¿Qué exactamente explica todas estas cosas?

Donald J. Boudreaux es compañero sénior del American Institute for Economic Research y del Programa F.A. Hayek para el Estudio Avanzado en Filosofía, Política y Economía del Mercatus Center; miembro de la Junta Directiva del Mercatus Center y es profesor de economía y anterior jefe del departamento de economía de la Universidad George Mason. Es autor de los libros The Essential Hayek, Globalization, Hypocrites and Half-Wits, y sus artículos aparecen en publicaciones tales como el Wall Street Journal, New York Times, US News & World Report, así como en numerosas revistas académicas. Él escribe un blog llamado Café Hayek y es columnista regular de economía en el Pittsburgh Tribune-Review. Boudreaux obtuvo su PhD en economía en la Universidad Auburn y un grado en derecho de la Universidad de Virginia.

Traducido por Jorge Corrales Quesada.