¿CONDUCE EL GASTO GUBERNAMENTAL A LA INFLACIÓN?

Por Bryan Cutsinger
American Institute for Economic Research
27 de diciembre del 2022

Nota del traductor: la fuente original en inglés de este artículo es bryan cutsinger, american institute for economic research, inflation, December 27, 2022. En él podrá leer enlaces relevantes originalmente en letra azul en el texto.

Datos de encuestas sugieren que muchos estadounidenses ven el gasto del gobierno como uno de los principales impulsores de la inflación. Sin embargo, la teoría económica nos dice que la relación entre los dos fenómenos es menos fuerte de lo que el público estadounidense parece creer. Para entender por qué el gasto el gobierno no es la fuente de la inflación, necesitamos una forma de pensar rigurosa a la vez que administrable acerca del efecto que cambios en el gasto gubernamental tienen sobre los determinantes de la inflación. Por fortuna, los economistas han desarrollado un modelo relativamente directo que podemos usar para responder esta pregunta.

La primera parte de este modelo es la oferta y demanda de dinero, que determinan la tasa de inflación. Por ejemplo, si la oferta de dinero aumenta un 4 por ciento al año, mientras que la demanda se eleva un 2 por ciento al año, entonces, la inflación será del 2 por ciento. En resumen, la inflación ocurre siempre que la oferta de dinero crezca más rápidamente que la demanda para mantenerlo. Se deduce, entonces, que la cuestión de si el gasto gubernamental causa inflación, es una cuestión de si cambios en el gasto gubernamental afectan la oferta o demanda de dinero.

En última instancia, los bancos centrales controlan la tasa de crecimiento de la oferta de dinero por medio de su control de lo que los economistas llaman “dinero de alto poder expansionario.” Históricamente, por supuesto, el propósito primario de los bancos centrales fue proveer ingresos a los gobiernos que los patrocinan, en especial en época de guerra. Aún en la era moderna, los bancos centrales a menudo encaran presiones políticas para respaldar aumentos en el gasto del gobierno mediante un estímulo monetario. Sin embargo, los bancos centrales podrían, en principio, rehusar ayudar a financiar el gasto adicional, de forma que no hay una conexión necesaria entre gasto gubernamental y oferta de dinero.

¿Y qué acerca del ligamen entre gasto gubernamental y la demanda de dinero? Aquí, las cosas son un poco más complicadas. Para entender esta relación, necesitamos introducir un par de piezas adicionales de nuestro modelo (los factores que influyen en la demanda de dinero y el mercado de fondos prestables) y hacer algunos supuestos simplificadores. Supongo que la tasa de crecimiento de la oferta de dinero permanece constante; esto es, que el banco central se rehúsa a ayudar a financiar el gasto adicional. También, asumo que el gobierno emite deuda para pagar por el aumento en el gasto, que la usa para financiar la producción de bienes y servicios que el sector privado ya no está produciendo.

La demanda de dinero depende de los factores que afectan el atractivo de mantener una proporción de la riqueza propia en forma de dinero: esto es, de su ingreso, el rendimiento del dinero, y los rendimientos de activos alternativos, como bonos de corto y largo plazo. Algunas veces, los economistas se refieren a esta porción como “liquidez deseada.”
Si, por ejemplo, el rendimiento del dinero aumenta comparado con los rendimientos de bonos a corto y largo plazo, entonces, la liquidez deseada también aumentará. A la inversa, si los rendimientos de esos bonos se elevan con respecto al rendimiento del dinero, se reducirá la liquidez deseada.

Aunque el gasto deficitario no necesariamente afecta la oferta monetaria, sí afecta los rendimientos de los bonos de corto y largo plazo, y, en consecuencia, la demanda de dinero. Para ver por qué el gasto deficitario tiene este efecto, necesitamos entender cómo funciona el mercado de fondos prestables. La oferta de fondos prestables representa los ahorros disponibles para el consumo e inversión de los sectores público y privado. Cuando aumenta el gasto del gobierno y se amplía el déficit presupuestario, menos fondos estarán disponibles para que el sector privado los use. Como resultado, la tasa de interés aumenta para frenar la demanda privada de fondos prestables.

Por supuesto, no hay un único mercado de fondos prestables. Hay muchos. Uno de los más importantes de estos mercados es el mercado de bonos. Cuando el gobierno pide prestado, lo hace emitiendo bonos. Al aumentar la oferta de bonos, igual lo hacen sus rendimientos. Si suponemos que la oferta aumentada de bonos gubernamentales no afecta el rendimiento por tener dinero, el rendimiento mayor de estos bonos reducirá la liquidez deseada. Como resultado, se reduce el crecimiento de la demanda de dinero comparado con aquel de la oferta de dinero, que he supuesto no es afectada por el aumento en el gasto gubernamental.

Con una oferta de dinero creciendo más rápido que la demanda de dinero, la gente tratará de gastar sus saldos monetarios en exceso. Pero, en el agregado, todos no pueden gastar sus saldos monetarios, pues un dólar gastado por una persona es un dólar recibido por alguien más. Así, cuando la gente trata de reducir sus saldos monetarios, ella elevará los precios de los activos financieros, bienes, y servicios.

Aparentemente aumentos en el gasto gubernamental pueden alimentar la inflación al reducir la tasa de crecimiento de la demanda de dinero. Pero, las apariencias pueden ser engañosas.

En la actualidad, casi el 90 por ciento de la oferta de dinero en Estados Unidos consiste de depósitos bancarios. El rendimiento de mantener dinero de tal forma incluye el interés que los bancos pagan por depósitos, ya sea explícitamente por medio de pagos directos de interés o implícitamente por medio de varios beneficios como “chequeras” gratis. Al elevarse la tasa de interés en respuesta a un gasto gubernamental en aumento, los bancos encontrarán que necesitan ofrecer a sus clientes tasas de interés más altas, aumentando el rendimiento del dinero. Los bancos continuarán pagando tasas más altas hasta que se revierta plenamente la liquidez. Como resultado, la demanda de dinero crecerá hasta donde estaba de previo a que el gobierno elevara su gasto, por tanto, compensando cualquier inflación que ocurrió al inicio. Así, tampoco el gasto gubernamental afecta la demanda de dinero, al menos no en el largo plazo.

Antes de concluir, regresemos brevemente a la tasa de crecimiento de la oferta de dinero. Yo supuse que el banco central se rehusaba a ayudar a financiar el aumento en el gasto gubernamental, para enfocarse en la demanda de dinero. En la práctica, a menudo, los bancos centrales acomodan las necesidades fiscales del gobierno que los patrocina. Como resultado, parece como si el gasto gubernamental causara inflación. El punto clave es que es la disposición del banco central de ayudar a financiar el gasto del gobierno, no el gasto en sí, lo que impulsa la inflación.
En resumen: la inflación permanece siendo un fenómeno monetario.

Bryan Cutsinger es profesor asistente de economía en la Escuela Norris-Vincent de Negocios en la Universidad Estatal de San Angelo, Texas, en donde también sirve como director asistente del Instituto de Mercado Libre en la Universidad Texas Tech. El foco de investigación del Dr. Cutsinger es historia monetaria y economía política. Su trabajo académico se ha publicado en importantes revistas económicas, incluyendo Economics Letters, el European Review of Economic History, Explorations in Economic History, Public Choice, y el Southern Economic Journal. Sus escritos populares han aparecido en el National Review, el Wall Street Journal y el Washington Examiner. El Dr. Cutsinger recibió su licenciatura en economía en la Universidad de Colorado en Boulder, y su maestría y doctorado en la Universidad George Mason, en donde se le otorgó el Premio William P. Snavely por Logro Destacado en Estudios de Posgrado en Economía.

Traducido por Jorge Corrales Quesada.