Feliz cumpleaños, Adam Smith.

FELIZ 2023: ADAM Y DIOS

Por Daniel B. Klein
American Institute for Economic Research
31 de diciembre del 2022

Nota del traductor: la fuente original en inglés de este artículo es daniel b. klein, american institute for economic research, happy 2023, December 31, 2022. En él podrá leer enlaces relevantes originalmente en letra azul en el texto.

El arribo del Año Nuevo es momento para alegría y esperanza refrescada. ¡Feliz 2023!

También, es momento para la reflexión, y no podemos escaparnos del hecho de que nuestros tiempos están en problemas. Nuestros problemas pueden devolvernos al hombre que ayudó definir la política liberal, Adam Smith. Han pasado 300 años desde el nacimiento de Adam Smith en 1723 [un 5 de junio]. ¡Feliz cumpleaños, Sr. Smith!

Este año, es posible que usted escuche mucho acerca de Smith debido a su tercer centenario. La gente recordará que el libro de Smith La Riqueza de las Naciones, publicado en 1776, fue el primero en brindar una evaluación completa de la política gubernamental apropiada para una nación estable como Gran Bretaña. Él abogó por una presunción de “permitir que cada persona persiga su propio interés a su manera, según la norma liberal de igualdad, libertad y justicia.”

Pero, una característica enorme de nuestro mundo de hoy en mucho está ausente en La Riqueza de las Naciones, y esa es la redistribución. En época de Smith había un sistema de ayuda a los pobres llamado ley de los pobres, y. aunque Smith se refirió a los gastos “necesarios” del soberano, no estaba enumerada la ley de los pobres. La primera máxima de impuestos de Smith era la proporcionalidad, parecido a un impuesto bajo y uniforme [flat-tax].

Con frecuencia, Smith es enmarcado como un pensador del libre mercado. No obstante, los académicos de Smith mantienen una conversación acerca de si Smith estaba más alienado con la izquierda política de lo que se supone. Smith sabía que un chelín significaba más para una persona pobre que para una persona rica, y que, éticamente, todo mundo contaba por igual.

Pero, ese no es el único descuerdo. Otro es acerca de Dios. No me refiero a si Smith creía en Dios. Eso, también, es objeto de debate. El tema es, más bien, si la ética de Smith implica un ser parecido a Dios, si no Dios.

Digamos que Dios es como Dios, tal como Michael Jordan es como Michael Jordan. Así, “parecido a Dios” se refiere ya sea a Dios, o a un ser parecido a Dios, en aspectos sobrehumanos importantes. El ser parecido a Dios es universalmente benévolo hacia la humanidad y super conocedor acerca de la situación y conducta de cada persona.

¿Juega un ser parecido a Dios un papel central en la ética de Smith? Para este desacuerdo es el otro trabajo de Smith, La Teoría de los Sentimiento Morales, el que nos atrae.

Yo diría, sí, un ser que parece ser Dios juega un papel central en la ética de Smith. Esta idea de ninguna manera es idiosincrática. Académicos de Smith que estarían de acuerdo incluyen a Larry Arnhart, Vivienne Brown, Douglas Den Uyl, Ross Emmett, Ryan Hanley, Charles Griswold, Knud Haakonssen, Brendan Long, Erik Matson, Deirdre McCloskey, Paul Muller, Jerry Muller, Paul Oslington, Russell Roberts, Ian Simpson Ross, y Jeffrey Young.

Pero, otros han dicho lo opuesto. El desacuerdo gira alrededor de la expresión “espectador imparcial.” Entre académicos que han tratado al “espectador imparcial” en una forma que parece quedarse corta, ya sea explícita o por implicación, ante cualquier noción de un ser parecido a Dios, están T.D. Campbell, Samuel Fleischacker, James Otteson, María Pía Paganelli, D.D. Raphael, Craig Smith, y Jack Weinstein. Alego que la ética de Smith se basa en ese modelo de monoteísmo benévolo, si no teísta, y que es error grave no darle un lugar explícito a un ser como Dios en la ética de Smith.

Las sociedades se cohesionan en virtud de religiones o cuasi religiones. Hoy el sitio de Dios en nuestra civilización es tema vital. Nos aproximamos a él explorando el lugar de Dios en Adam Smith. El tercer centenario brinda una ocasión especial para hacerlo.

Hay un misterio -un misterio maravilloso, en mi opinión- en el uso de Smith del “espectador imparcial.” Usualmente Smith puso el artículo definido “el” por delante. Pero, a menudo, parece hacerlo de la nada. El lector puede quedarse rascando la cabeza: ¿quién es el espectador imparcial?

Me encuentro entre quienes afirman que Smith usó al “espectador imparcial” en múltiples modos, que incluyen: (1) simplemente cualquier persona ordinaria que sucede está siendo espectador y quien, en lo que sabemos, no toma partido por alguna de las partes involucradas en el espectáculo; (2) un humano ejemplar, admirado por el ponente por su alto nivel de imparcialidad; (3) la consciencia de uno, a la que Smith algunas veces llama “el hombre dentro del pecho;” (4) el más elevado de todos, el espectador universal y benévolo, un ser parecido a Dios.

Los académicos de Smith que rechazan el ser parecido a Dios concluyen sus interpretaciones del “espectador imparcial” en la consciencia o el hombre dentro del pecho. Dicen que cada uno de nosotros tiene su propia consciencia. Dicen que la consciencia es el espectador imparcial de cada persona, y que se desarrolla con el paso del tiempo. Pero, se quedan cortos ante la idea de que la consciencia de cada persona no es más que un intento imperfecto de alinearse con un espectador universal y benévolo. Se quedan cortos en hablar acerca del “espectador imparcial” en algún sentido divino.

Pero, en un pasaje, Smith distingue entre el “hombre dentro del pecho” y un más elevado “espectador imparcial”. Aún más, Smith habla acerca de la relación entre esas dos cosas. Dice que, al actuar prudentemente, la persona prudente “siempre resulta apoyada así como recompensada por la aprobación total del espectador imparcial, y del representante del espectador imparcial, el hombre dentro del pecho.” Aquí, Smith distingue entre “el espectador imparcial” y “el hombre dentro del pecho.” La relación entre ellos se hace explícita: el hombre dentro del pecho es un representante del espectador imparcial.

Es más, en el mismo párrafo, el ser llamado “el espectador imparcial” es descrito como poseedor de un conocimiento sobrehumano y una benevolencia sobrehumana de “aquellos cuya conducta él inspecciona.” Este ser es interpersonal.
De hecho, tiene sentido pensar que “aquellos cuya conducta él inspecciona” incluye a todo el mundo. Bajo esa lectura, este ser es universal, y toda conciencia en el planeta es una representación de ese ser universal único. Esos representantes son, por supuesto, altamente imperfectos, y cada uno a su manera.

Ahora bien, usted puede estar preguntándose: Muy bien, así que, ¿qué dicen los académicos de Smith que no le dan sitio a un ser parecido a Dios en la ética de Smith acerca del párrafo recién mencionado? Por desgracia, muy poco.
Nunca explican cómo calzarlo con su interpretación simple del “espectador imparcial.” Ellos básicamente eliden [suprimen] el pasaje.

Y minimizan otros pasajes que apuntan en la misma dirección, por ejemplo, en que Smith sugiere que las leyes de la moral “son justamente consideradas como las Leyes de la Deidad,” o que el hombre dentro del pecho es un “semidios” de “extracción divina,” o que los humanos fueron creados a imagen de Dios, o (hasta la edición final de los Sentimientos Morales) que el “Hombre rinde cuentas ante Dios” y que él aprende su rendición de cuentas divina primero aprendiendo su rendición de cuentas ante otros seres humanos.

Los desacuerdos dentro de la academia de Smith son relevantes para todos nosotros: ¿Cuál es el sitio de Dios en nuestra ética? ¿Qué es nuestra naturaleza? ¿Qué es nuestra civilización? ¿Cuál es el camino hacia arriba? El tercer centenario de Smith es una oportunidad especial para reunirnos dentro de Adam Smith.

Daniel B. Klein es profesor de economía y tiene la Silla JIN en el Mercatus Center de la Universidad George Mason, en donde dirige un programa acerca de Adam Smith, y autor de Smithian Morals. Es también asociado del Ratio Institute (en Estocolmo, Suecia), compañero de investigación en el Independent Institute y principal editor de Econ Journal Watch.

Traducido por Jorge Corrales Quesada.