ACERCA DE LA NECESIDAD DE TEORIZAR CON CUIDADO

Por Donald J. Boudreaux
American Institute for Economic Research
22 de diciembre del 2022

Nota del traductor: la fuente original en inglés de este artículo es donald j. boudreaux, american institute for economic research, theorize, December 22, 2022. En él podrá leer enlaces relevantes originalmente en letra azul en el texto.

Luego de mi clase final en mi curso Política Económica Internacional de otoño del 2022 (una oferta de pregrado que introduce a graduandos no de economía a la economía del comercio internacional) un estudiante me confesó su confusión latente acerca del principio de la ventaja comparativa. Este principio, famosamente identificado en 1817 por David Ricardo, es una razón clave de por qué individuos, regiones, y naciones se especializan en producir algunos bienes y servicios concretos, a la vez que adquieren otros bienes y servicios por medio del intercambio comercial con otros productores.

El estudiante hizo ver correctamente que los estadounidenses de hoy importan así como exportan automóviles: “Este hecho,” dijo el estudiante, “parece ser inconsistente con la ventaja comparativa. Si importamos automóviles, ¿no significa eso que los extranjeros producen automóviles a menores costos de como lo hacemos nosotros y, con ello, tienen una ventaja comparativa por encima de nosotros en producirlos? Pero, si los extranjeros tienen esa ventaja comparativa sobre nosotros, ¿cómo es que también nosotros somos capaces de exportar automóviles’”

La confusión y preguntas del estudiante son entendibles, y demostraré que yo debería haber explicado la ventaja comparativa con mayor cuidado.

A MENUDO VALE LA PENA DIVERSIFICAR LAS FUENTES DE SUMINISTROS

Una razón por la que un país puede tanto importar como exportar un tipo particular de producto (o servicio) es que, a menudo, los productores diversifican sus fuentes de suministros. Los productores lo hacen racionalmente. La diversificación de fuentes de oferta asegura mejor que los productores no se queden sin el acceso adecuado a insumos si se seca una fuente en particular.

Por ejemplo, los fabricantes de carros estadounidenses, así como extranjeros, pueden comprar llantas de la Goodyear hechas en Estados Unidos y, también, llantas extranjeras hechas por Michelin. La demanda de diversidad de fuentes de oferta resulta en productores en diferentes localizaciones, cada cual teniendo ventajas comparativas. Aún si, digamos, Goodyear no puede producir llantas a un costo tan bajo como puede Michelin, el hecho que Goodyear sea una compañía diferente operando en una ubicación geográfica y política distinta, les brinda a las llantas Goodyear un valor de mercado que más que compensa los costos más altos de Goodyear al producir llantas. En este ejemplo, la ventaja comparativa de Goodyear se logra al estar sus fábricas ubicadas en lugares distintos de donde están las fábricas de Michelin.

Aquí se presenta otra ventaja comparativa que vale la pena notar. Las compañías privadas tienen ventaja comparativa sobre los gobiernos en lograr una diversificación “óptima” de fuentes de suministros. Los ejecutivos de las empresas privadas no sólo tienen conocimiento íntimo de las industrias en las que operan (conocimiento que no es poseído por funcionarios de gobierno), sino que, también, los ejecutivos de empresas privadas tienen incentivos singularmente poderosos para evaluar correctamente los costos y beneficios de diversificar las fuentes de suministros. Ellos son motivados a diversificarse hasta el punto en el que, pero no más allá, los costos de una diversificación ulterior de las fuentes de oferta sobrepasan los beneficios.

Los ejecutivos de empresas privadas pueden, y algunas veces lo hacen, errar al evaluar los costos y beneficios de diversificar sus fuentes de suministros. Pero, las probabilidades de errar son mucho menores que la probabilidad de que funcionarios de gobernó yerren, cuando las decisiones acerca de la diversificación de fuentes de suministros son incautadas del sector privado por el estado

PALABRAS NO SON LAS COSAS QUE ELLAS DESCRIBEN

Pero, algunas veces lo que parece ser una exportación e importación simultánea de un país del mismo bien es sólo un espejismo creado por la enorme simplificación usada en explicaciones introductorias a la ventaja comparativa. Si bien en la realidad los tipos diferentes de bienes y servicios comerciables alcanzan a miles de millones, en la clase nosotros introducimos a los estudiantes al principio de la ventaja comparativa bajo el supuesto simplificador de que el número de esos bienes es sólo dos.

Esta simplificación es necesaria para hacer que la explicación introductoria sea inteligible. La lógica que se revela al comprender lo que significa que una parte tenga ventaja comparativa en producir, digamos, bananos, mientras que una segunda parte tenga ventaja comparativa en producir pescado, es perfectamente generalizable a números siempre crecientes de bienes y servicios (y, también, a números siempre en alza de partes en el intercambio). Pero, enseñar la ventaja comparativa empezando con miles de millones (o incluso sólo tres o cuatro) tipos diferentes de productos, nublaría la introducción con complejidades distractoras. Se ocultaría la lógica más importante de la ventaja comparativa.

Aplicar la simple explicación de un aula al mundo real siempre complejo, requiere algún cuidado y sabiduría. Las etiquetas empleadas al enseñar la economía nunca capturan totalmente el detalle y complejidad de la realidad económica. Por ejemplo, la palabra “automóviles” cubre docenas de tipos diferentes de vehículos a motor, incluyendo carros económicos, sedanes de lujo, camionetas, y muchos estilos y tamaños distintos de vehículos utilitarios deportivos (SUVs). Productores en un país pueden tener ventaja comparativa en producir sedanes de lujo, mientras que productores en otro país tienen ventaja comparativa en producir carros económicos. Si es así, es posible que cada país sea tanto importador como exportador de “automóviles” (con el primer país produciendo y exportando sedanes de lujo, mientras que el segundo país produce y exporta carros económicos), De ninguna manera esta situación es incompatible con la ventaja comparativa, apropiadamente entendida.

Una segunda importante complejidad del mundo real (a menudo ignorada en explicaciones introductorias a la ventaja comparativa) es que, entre mayor sea la cantidad por período de tiempo que una entidad económica (digamos, un país) produce de algún producto específico, mayor es el costo para esa entidad de producir unidades adicionales de ese producto en el mismo período de tiempo.

Por ejemplo, las fábricas de la General Motors (G.M.) basadas en Estados Unidos tienen ventaja comparativa para producir anualmente un millón de unidades de un tipo de camionetas, pero no de para producir la unidad un millón más uno. Si la demanda anual de los estadounidenses de esta camioneta es lo suficientemente alta, las fábricas estadounidenses de la G.M. pueden satisfacer la demanda anual del primer millón de unidades, mientras que, las demandas anuales de los compradores estadounidenses en exceso de un millón, son satisfechas por fabricantes de autos ubicados en Canadá o Japón. En estas circunstancias, las importaciones estadounidenses de ese tipo de camioneta serían consistentes con que las fábricas de la G.M. basadas en Estados Unidos tengan ventaja comparativa para producir anualmente el primer millón de unidades, y conque fábricas de automóviles no estadounidenses tengan ventaja comparativa para producir unidades anualmente superiores a un millón.

Aquí una lección más amplia es que se requiere más que un dominio de libro de texto para lograr útilmente un entendimiento mejorado de la realidad a partir de teorías económicas. También se requiere sabiduría. Para lograr un entendimiento acerca de la realidad es necesario teorizar. Pero, al teorizar, inevitablemente simplificamos, hecho que es cierto en todos los niveles de análisis, desde Economía 101 a Economía 999 y más allá. Usamos palabras que disfrazan detalles de las cosas o acciones del mundo real que las palabras describen. Usamos gráficos, ecuaciones, y estadísticas que inevitablemente hacen lo mismo. Tomar literalmente estas palabras, gráficos, símbolos matemáticos, y clasificaciones estadísticas, genera una sensación embriagadora, pero falsa, de comprensión de la realidad con una plenitud que, de hecho, es imposible.

Palabras y otras herramientas de la teorización son indispensables para un pensamiento coherente, pero, no son el fenómeno real al que en realidad se refieren. Esos fenómenos, en especial en ciencias sociales, son casi siempre inconcebiblemente más complejos y fluidos de lo que se hace parecer mediante nuestras palabras y otras herramientas teóricas.

Teorizar útilmente acerca del intercambio y otros fenómenos económicos no es especialmente difícil, pero, de hecho, hacerlo requiere cuidado, sabiduría, y humildad.

Donald J. Boudreaux es compañero sénior del American Institute for Economic Research y del Programa F.A. Hayek para el Estudio Avanzado en Filosofía, Política y Economía del Mercatus Center; miembro de la Junta Directiva del Mercatus Center y es profesor de economía y anterior jefe del departamento de economía de la Universidad George Mason. Es autor de los libros The Essential Hayek, Globalization, Hypocrites and Half-Wits, y sus artículos aparecen en publicaciones tales como el Wall Street Journal, New York Times, US News & World Report, así como en numerosas revistas académicas. Él escribe un blog llamado Café Hayek y es columnista regular de economía en el Pittsburgh Tribune-Review. Boudreaux obtuvo su PhD en economía en la Universidad Auburn y un grado en derecho de la Universidad de Virginia.

Traducido por Jorge Corrales Quesada.