LOS AJETREADOS MERCADOS NEGROS DE CUBA BRINDAN UNA IMPORTANTE LECCIÓN ECONÓMICA

Por Carlos Martínez
Fundación para la Educación Económica
Jueves 8 de diciembre del 2022

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Hasta los estados totalitarios necesitan los mercados para coordinar la producción y organizar los recursos.

Los Mercados Negros siempre han sido considerados como redes en que compradores y vendedores transan bienes y servicios notorios por ser moralmente incorrectos. Cosas como drogas fuertes, prostitución ilegal, o armas no registradas están entre los diversos elementos que la gente menciona al introducir alguien en la mesa el tema de los mercados negros. Sin embargo, pocos han hablado con profundidad acerca de cómo los mercados negros pueden funcionar y mejorar el bienestar general de una nación. Para tal fin, no hay mejor punto de inicio que Cuba.

Cuba es conocida por su apología del comunismo y la práctica de diferentes políticas asociadas con él. La cuestión de si Cuba es una nación comunista debe dejarse a discreción del lector. Pero, lo que puede decirse es que el país tiene un gobierno con la capacidad universal de dictar los precios. En el 2019, Cuba impuso la política de control total de precios sobre vendedores y empresarios de productos que estaban vendiendo en el mercado. Y, aunque el régimen cubano recientemente ha sido más amable al abrir sectores específicos de la economía (aquellos que no afecten el poder de los políticos), la realidad es que nada ha cambiado dramáticamente.

Como muchos pueden inferir, en una economía en que están establecidos los controles de precios, como respuesta ante la política ineficiente aprobada por el gobernante surgirían escaseces. Como lo expresara Henry Hazlitt,

“La fijación de precios -y salarios- es siempre dañina. No hay forma correcta de hacerlo. No hay manera correcta de hacer una cosa mala. No hay forma justa de hacer algo que, del todo, no debería hacerse. Ni siquiera podemos definir un precio justo o una ganancia justa o un salario justo al margen del mercado, al margen del estado de la oferta y la demanda.”

Tal es el caso que, recientemente, Cuba tuvo protestas acerca de las escaseces de alimentos y medicinas; esto de un país cuya propaganda principal ha sido, a través de los años, la defensa del proletariado ante el capitalista y la preocupación por el bienestar social de su pueblo. No obstante, los políticos que gobiernan la isla -primordialmente la familia Castro- no están equipados con el conocimiento económico básico para saber que, si usted impone un precio tope a un producto, puede crear escaseces. Pero, lo que es aún más dañino, es que, al establecer precios máximos, la en una época economía funcional que podía asignar eficientemente los recursos, deja de hacerlo y, en vez de ello, aparecen las malas inversiones.

Incluso a los cubanos les gusta llamar a esto un “bloqueo interno,” como respuesta satírica a quienes dicen que la causa principal de la destrucción económica de Cuba se debe al embargo. Si bien el embargo puede causar algunas dificultades a las operaciones de diferentes microempresas en la isla, no es la razón primordial de por qué los cubanos sufren pobreza masiva. Si esta afirmación no es lo suficientemente convincente, el hecho que Cuba terminó el año pasado en el lugar 175 en el índice de libertad económica, puede dejarla muy clara.

Al cambiar las condiciones de la isla luego del “triunfo” de la revolución cubana, los cubanos han venido con una solución a las escaseces de suministros y servicios: los mercados negros. Estos mercados primordialmente suministran bienes de capital y consumo que, o bien han sido vendidos en los mercados por burócratas corruptos -de aquí, la intención de los burócratas de crear escaseces a propósito- o bien importados a la isla vía vuelos comerciales. (Por ley, estas importaciones no se han de considerar como contrabando, pues son equipaje de clientes que arriban al aeropuerto. Sin embargo, el objetivo es venderlas en el mercado no regulado).

Algunos pueden preguntar qué tan accesibles son estos mercados a los clientes o qué tan notorios son para las autoridades. Bueno, la verdad es que hay guías que muestran al extranjero y turistas en la isla cómo tener acceso a los mercados negros. Las operaciones de mercado negro se han normalizado tanto en Cuba, que la única forma que el gobierno tenía para luchar contra estos comerciantes, era empezar a otorgar licencias. Aunque el gobierno ha formalizado las operaciones de ventas de algunos sectores, la mayoría del mercado negro en Cuba permanece invariable.

Los mercados negros han crecido durante los últimos cuatro años gracias al acceso a la Internet en aparatos móviles. La introducción de la Internet en la isla ha sido lenta, a causa de las regulaciones y políticas para monitorear y controlar estrictamente lo que los cubanos bajan en sus medios sociales. A pesar de ello, los esfuerzos para lograrlo son limitados debido a que la mayoría de cubanos usa apps basados en códigos, como Telegram, Signal, o WhatsApp para comunicar sus ofertas.

Previo a la utilización de tales apps, los intercambios se hacían localmente, de acuerdo con el conocimiento de la existencia de compradores y vendedores. Sin embargo, los mercados han evolucionado considerablemente, y alguna gente ahora va a otras provincias a comprar los productos. En circunstancias normales, los compradores podrían pedir el envío de estos productos y tenerlos al día siguiente en la puerta de su casa. Pero, esto es imposible, si se considera que el servicio de correos de Cuba es altamente corrupto. A menudo, si alguien envía un ítem, se lo roban.

Para traer ítems para vender en la isla, los cubanos no se limitan. La necesidad es tan generalizada que hasta el ibuprofeno es escaso. Luego del golpe del Covid-19, la necesidad de medicación aumentó al punto que cubanos que vivían fuera de la isla estaban enviando medicamentos y vendiéndolos ilegalmente. También, se utiliza el bitcoin en transacciones dado el nivel de inflación que el peso está sufriendo. Steve Hanke dijo que la inflación cubana registrada el pasado julio fue de 85% anual.

Con todo, algunos libertarios, como Martha Bueno, han expresado preocupación acerca de plataformas específicas que los cubanos usan para estas transacciones. Estas plataformas pueden cambiar los bitcoins de los cubanos a una moneda digital del banco central de Cuba (CBDC por sus siglas en inglés) llamada MCL (“Moneda Libremente Convertible”). Nada respalda esa moneda y la creó el gobierno cubano para recolectar divisas y remesas del exterior que miembros de familias fuera de la isla les enviarían a sus parientes. Por esa razón, Bueno sugirió usar moneda como Monero, en donde las direcciones no pueden ser descifradas; así, nadie puede determinar cuándo se hizo la transacción y adónde se dio.

De nuevo, el punto aquí no es sugerir que Cuba está haciendo una transición hacia un sistema de libre mercado, sino demostrar cómo han emergido los mercados negros como respuesta a regulaciones dañinas y exhibir cómo su desarrollo ha impactado las vidas de los cubanos.

El surgimiento de estos mercados negros muestra que la intervención gubernamental no es la solución y que, en la realidad, esta funciona contra los deseos y necesidades de nosotros ̶ los consumidores.

Para bien o para mal, hasta los estados totalitarios necesitan los mercados para coordinar la producción y organizar los recursos.

Carlos Martínez es un estudiante cubano-estadounidense que asiste a la Universidad Rockford, con el objetivo de obtener una especialidad en economía.

Traducido por Jorge Corrales Quesada.