DEMANDA AGREGADA Y OFERTA AGREGADA: MANTÉNGALO SIMPLE, ¡TONTO!

Por Alexander William Salter
American Institute for Economic Research
28 de noviembre del 2022

Nota del traductor: la fuente original en inglés de este artículo es alexander william salter, american institute for economic research, aggregate, November 28, 2022. En él podrá leer enlaces relevantes originalmente en letra azul en el texto.

Si queremos entender las fluctuaciones económicas y los ciclos de los negocios, necesitamos una forma disciplinada de pensar acerca de cómo la economía nominal (denominada en valores de dólares actuales; es decir, precio y tasas de interés de mercado) interactúa con la economía real (denominada en cantidades independientes de los dólares; es decir, empleo y producción). Los economistas tienen un modelo bastante bueno para ello: el modelo de la demanda y oferta agregada (DA-OA).

Ningún modelo es perfecto, pero, en términos de la parsimonia y poder explicativo, el modelo DA-OA es una herramienta muy conveniente. Es particularmente útil para entender las fuerzas económicas que determinan la inflación y el crecimiento económico. Dado que el crecimiento económico hace que la gente esté mejor y la inflación que no lo esté, desentrañar estos efectos es importante.

La demanda agregada describe la economía nominal (que usa dinero). Empieza con la ecuación del intercambio expresada en tasas de crecimiento: la tasa de crecimiento de los gastos monetarios efectivos (gM+gV) iguala la tasa de crecimiento del ingreso nominal (gP+gY). La demanda agregada muestra todas las combinaciones de inflación (gP) y crecimiento del producto real (gY) consistentes con una tasa dada de crecimiento del gasto nominal (gM+gV). Si el gasto nominal está creciendo en, digamos, un 5 por ciento, debe ser el caso que la suma de inflación y crecimiento del producto real totalice un 5 por ciento.

Por sí solo, esto no nos dice cuáles serán la inflación y el crecimiento económico. Necesitamos incorporar el lado de la oferta. Hay dos horizontes de tiempo relevantes para modelar la oferta agregada: el largo plazo y el corto plazo.

En el largo plazo, todos los precios de la economía se pueden ajustar para equilibrar los mercados, lo que significa que la economía está produciendo a su máximo potencial sostenible. Cada año el crecimiento del producto es determinado por factores no monetarios: aumentos en la oferta de trabajo, mayor disponibilidad de capital, nuevas ideas y tecnología, y mejoras en regulaciones e instituciones. En Estados Unidos, el crecimiento histórico del producto real usualmente oscila entre un 2 y un 3 por ciento.

En el corto plazo, los productores pueden expandir la producción en respuesta a precios más altos. Pero, estos productores también saben que hay dos causas posibles de precios más altos: una demanda verdadera mayor de su producto o un crecimiento monetario no anticipado. Si un vendedor de carros experimenta un crecimiento en las ventas mayor al anticipado durante dos meses seguidos, ¿significa eso que los compradores están dispuestos a ofrecer más recursos verdaderos que antes? O, ¿es un efecto monetario de dinero fácil, impulsado por una política del banco central? Sólo el primer escenario justifica que aumente la producción. Si es lo segundo, en vez de ordenar más carros de las fábricas para aumentar las ventas al público, el vendedor de carros sólo debería elevar los precios. Los economistas llaman a esto el problema de la extracción de señales: es costoso descubrir, a partir de precios que aumentan (la señal), si la causa subyacente es real o nominal (el ruido). Algunas veces, un dinero fácil inesperado puede engañar a productores para que suministren mayor producción de la justificada según fundamentos económicos reales.

Podemos expresar todo esto gráficamente. Abajo está el modelo convencional de DA-OA. La inflación se presenta en el eje “y”. El crecimiento del producto real está en el eje “x”. La demanda agregada es una línea con una pendiente de -1: todas las combinaciones de inflación y crecimiento del producto real que se mapean en un nivel constante de crecimiento del ingreso nominal. La oferta agregada a largo plazo es una línea vertical: los fundamentos económicos no dependen de factores monetarios y, por tanto, de la inflación. La oferta agregada de corto plazo captura el problema de la extracción. Es una curva con una pendiente ascendente que se hace cada vez más empinada al aumentar la inflación, pues, en su momento, los productores chocan con restricciones de recursos reales. Las máquinas sólo pueden funcionar hasta cierta velocidad y los trabajadores trabajar tan fuerte. En especial, cuando estamos más allá de nuestra tasa de crecimiento sustentable de largo plazo, producir más rápido se hace crecientemente más difícil.

El gráfico de la Demanda Agregada y la Oferta Agregada se puede ver en alexander william salter, american institute for economic research, aggregate, November 28, 2022.

He aquí el aporte: En el corto a mediano plazo, la expansión de la demanda agregada puede temporalmente causar auges económicos. Si el banco central sorprende a los mercados con una liquidez en exceso, todos podemos ser engañados para producir más. Sin embargo, en el largo plazo nos alertamos ante el juego. Una vez que todo mundo aprende acerca de la política monetaria fácil vigente (un crecimiento mayor del dinero), se reduce el crecimiento de la producción y aumenta la inflación. El único efecto permanente de mantener funcionando la impresión de dinero es una inflación mayor. Crear dinero no es lo mismo que crear riqueza.

Una mala administración de la demanda agregada por los responsables de las políticas puede resultar en una turbulencia económica. Por ejemplo, un aumento fuerte en la demanda de dinero (y, por tanto, una caída en gV) puede causar un problema a la economía. Es apropiado que los responsables de las políticas mantengan la economía tan productiva como sea posible estabilizando el ingreso nominal. Si la demanda de dinero crece súbitamente más rápido, para compensarla la oferta de dinero debería crecer más lentamente. La política de estabilización mantiene al barco en rumbo fijo. Pero, ella no debería cambiar el destino. Esto último está apropiadamente fuera del control de los responsables de las políticas.

Este modelo sencillo es una buena primera aproximación al desempeño económico agregado. Los economistas lo saben. Por desgracia, algunas veces lo ignoran por razones partidarias. En los últimos tiempos, los principales ofensores son economistas del ala izquierda, que de pronto creen que podemos, por nosotros mismos, lanzarnos hacia la prosperidad mediante la impresión de dinero. Tonterías. Pero, hay abundancia de economistas del ala derecha que piensan que los déficits del presupuesto del gobierno afectan directamente la demanda agregada o, más extraordinariamente, que la demanda agregada no importa del todo. De nuevo, tonterías. Evite el lanzamiento de barro político y adhiérase a la sabiduría macroeconómica duramente adquirida en los años ochenta, noventa, y principios del 2000. Hay muchas razones por las que los asuntos económicos se han enloquecido, pero, ciertamente, ninguno de ellos es que los economistas se han olvidado de los fundamentos.

Alexander William Salter es Profesor Asociado de Economía George G. Snyder de Economía en el Colegio Rawls de Negocios y Compañero de Investigación en Economía Comparada del Instituto del Libre Mercado, ambos en la Universidad Texas Tech. Es coautor de Money and the Rule of Law: Generality and Predictability in Monetary Institutions, publicado por Cambridge University Press. Además de sus numerosos artículos académicos, ha publicado casi 300 piezas de opinión en medios nacionales importantes como el Wall Street Journal, National Review, Fox News Opinion y The Hill. Salter obtuvo su M.A. y PhD. en Economía en la Universidad George Mason y su licenciatura en Economía en Occidental College. Participó en el 2011 en el Programa de Becarios de Verano del AIER.

Traducido por Jorge Corrales Quesada.