LA PARADOJA DE STOCKDALE Y EL FUTURO DE LA LIBERTAD

Por Barry Brownstein
American Institute for Economic Research
28 de octubre del 2022

Nota del traductor: la fuente original en inglés de este artículo es barry brownstein, american institute for economic research, Stockdale, October 28, 2022. En él podrá leer enlaces relevantes originalmente en letra azul en el texto.

Si su único recuerdo del Almirante James Stockdale es su desempeño tembloroso en el debate vicepresidencial de 1992, usted no conoce la historia de su notable vida.

Stockdale fue el militar estadounidense de más alto rango mantenido cautivo durante la Guerra de Vietnam. En su cautiverio entre 1965 y 1973, fue torturado más de 20 veces. Sin saber cuánto tiempo sería mantenido prisionero, Stockdale inventó un elaborado sistema de comunicación interna para reducir el sentimiento de aislamiento de otros cautivos. Él se desfiguró a sí mismo de forma que él no pudiera usarse en videos de propaganda. Después de Vietnam, Stockdale llegó a ser presidente de The Citadel y compañero de la Institución Hoover en Stanford.

Jim Collins entrevistó a Stockdale para su libro acerca de liderazgo, Good to Great [De bueno a excelente]. Como prisionero, Stockdale “nunca perdió la fe en como terminaría la historia.” Stockdale le dijo a Collins, “No sólo nunca dudé que saldría, sino, también, que al final prevalecería y le daría vuelta a la experiencia como el acontecimiento definitorio de mi vida, que, en retrospectiva, yo no cambiaría.”

Refiriéndose a los compañeros prisioneros de Stockdale, Collins preguntó, “¿Quiénes no lo lograron?”

“Eso es fácil,” respondió Stockdale, “los optimistas.”

Collins estaba confundido. Para Collins, Stockdale sonaba como un optimista. Stockdale explicó que los pesimistas fueron aquellos que establecieron un orden cronológico para su liberación. Por ejemplo, esperaban ser liberados para la Navidad. Pero, la Navidad llegaría y pasaría sin liberación, y “ellos murieron de un corazón roto.”

A partir de la experiencia de Stockdale, Collins derivó una lección universal que llamó la Paradoja de Stockdale: “Usted nunca debe confundir la fe en que usted prevalecerá al final -que usted nunca puede darse el lujo de perder- con la disciplina para confrontar los hechos más brutales de su realidad actual, cualesquiera que sean ellos.”

A partir de su propia experiencia Collins indicó que “Al luchar contra los desafíos de la vida, la Paradoja de Stockdale (usted debe mantener la fe en que al final usted prevalecerá y también que usted debe confrontar los hechos más brutales de su realidad actual) ha mostrado ser poderosa para no volver de las dificultades debilitado, sino fortalecido ̶ no sólo para mi persona, sino para todos quienes han aprendido la lección y tratado de aplicarla.”

La Paradoja de Stockdale tiene implicaciones para quienes aman la libertad. La libertad en Estados Unidos objetivamente está en declinación. Los limites constitucionales al poder gubernamental son ignorados. ¿Cómo mantenemos la fe en que la libertad prevalecerá, cuando es confrontada con los “hechos brutales” de que un populismo antiliberal está capturando a ambos partidos políticos y muy posiblemente será la fuerza dominante en la política estadounidense en el futuro previsible?

La fe en que la libertad “prevalecerá al final” se refuerza cuando entendemos que el antiliberalismo está en conflicto con la realidad.

En parte, el antiliberalismo se basa en la creencia fantasiosa de que es posible quitarle derechos a un grupo sin disminuir los derechos propios de uno. Este es el mundo de las víctimas y los victimarios, de nosotros versus ellos. Un mundo de suma cero de grupos que compiten entre sí, cuando alguien debe perder, de forma que usted puede ganar.
En la realidad, los derechos son recíprocos. Nuestros derechos son mantenidos si apoyamos límites al poder gubernamental para quitar los derechos de otros.

Muchos que albergan creencias antiliberales no entienden el papel esencial de la cooperación humana. En palabras de Hayek, “Nuestra civilización depende, no sólo para su origen, sino también para su preservación, de lo que puede precisamente ser descrito sólo como el orden extendido de la cooperación humana, un orden conocido más comúnmente, sino algo engañosamente, como capitalismo.” Muchos creen que el orden del que dependen puede ser mejorado por sus políticos y expertos favoritos.

En conflicto con la realidad que crea el florecimiento humano, estas creencias antiliberales conducen a la guerra, pobreza, y sufrimiento. El profesor R.J. Rummel estima que 262 millones de civiles fueron masacrados por gobiernos en el siglo XX. En su momento, la gente despierta ante la realidad. No obstante, la historia nos debe dejar sin delirios acerca de cuánto tiempo pueden mantenerse las creencias en conflicto con la realidad. Pueden sostenerse durante tiempo suficiente como para causar un daño incalculable.

MANTENIENDO EL OPTIMISMO AL CREAR SENTIDO

Como Stockdale, Viktor Frankl fue aprisionado bajo condiciones horrendas; Frankl en campos de concentración nazis. El libro de Frankl, Man’s Search for Meaning [El hombre en busca de sentido], ha ayudado a millones a encontrar sentido y propósito, aún en circunstancias difíciles}. Frankl creía que un individuo nunca pierde la responsabilidad por las decisiones que toma. “Un ser humano,” escribió él, “no es una cosa entre otras; las cosas se determinan la una con la otra, pero el hombre es, en última instancia, autodeterminado.” Continuó Frankl:

“Lo que él llegue a ser -dentro de los límites de sus facultades y su entorno- lo tiene que hacer por sí mismo. En los campos de concentración, por ejemplo, en aquel laboratorio vivo, en aquel banco de pruebas, observábamos y éramos testigos de que algunos de nuestros camaradas actuaban como cerdos, mientras que otros se comportaban como santos. El hombre tiene dentro de sí ambas potencias; de sus decisiones y no de sus condiciones depende cuál de ellas se manifieste.”

El ensayo de Frankl “The Case for a Tragic Optimism” [“Argumentos a favor de un optimismo trágico”] se basa en un discurso que dio en 1983; el ensayo está incluido como un capítulo en El hombre en busca de sentido. Allí, Frankl arguye a favor de “un optimismo a la luz de la tragedia y una idea del potencial humano que, en el mejor de los casos, permite: (1) convertir un sufrimiento en un logro y realización; (2) derivar de la culpa la oportunidad de cambiarse uno mismo para mejorar; y (3) derivar de la transitoriedad de la vida un incentivo para tomar una acción responsable.”

En su discurso acerca del optimismo trágico, Franklin apuntó a estadísticas que mostraban que un 30 por ciento de la población sentía que sus vidas no tenían sentido. Entre quienes sufrían de adicciones a las drogas y licor, un 90 por ciento sentía que sus vidas no tenían sentido.

Frankl enseñó que podemos encontrar sentido “al crear un trabajo o al hacer un acto” o “al experimentar algo o encontrar a alguien; en otras palabras, el sentido puede encontrarse no sólo en el trabajo sino también en el amor.” No obstante, en épocas contemporáneas, la ausencia de sentido parece ser endémica.

Una encuesta entre jóvenes y adultos jóvenes en el Reino Unido, de edades entre 16 y 29, realizada en el 2019, antes de la pandemia, encontró que el 89 por ciento creía que sus vidas “no tenían sentido o propósito.” Otra encuesta, tomada durante la pandemia, encontró disminuciones entre los adultos al encontrar sentido en el trabajo o relaciones.

Frankl ve una salida a esta crisis de lograr sentido. “Más importante,” escribió Frankl, “es la tercera avenida hacia el sentido en la vida: aún la víctima indefensa en una situación sin esperanza, que enfrenta un destino que no puede cambiar, puede levantarse por sí mismo, puede crecer más allá de sí mismo, y, al hacerlo, cambiar por sí mismo. Él puede convertir una tragedia personal en un triunfo.”

Haciendo eco de las observaciones de Stockdale, Frankl señaló la investigación conducida en la Escuela de Medicina de la Universidad Yale, que reportó que muchos prisioneros de guerra durante la Guerra de Vietnam “alegaron que, aún cuando su cautiverio fue extraordinariamente estresante -llena de tortura, enfermedad, desnutrición, y confinamiento solitario- ellos, no obstante …se beneficiaron de la experiencia del cautiverio, viéndola, como una ‘experiencia para crecer.’”

Frankl se dirigió a los “prisioneros en San Quentin” y les aconsejó que “ustedes son seres humanos como yo, y, como tales, fueron libres de cometer un crimen, de llegar a ser culpables. Sin embargo, ahora ustedes son responsables de superar la culpa al elevarse por encima de ella, creciendo más allá de sí mismos, de cambiar para mejorar.” Para quienes han cometido errores, Frankl vio la posibilidad de redención.

Frankl observó a quienes asumen su responsabilidad por sus crímenes en sus interacciones con prisioneros. Estos prisioneros no tenían deseos de justificar su culpa, pues “explicar su culpa [sería] vista sobre él o ella no como un ser humano responsable, sino una máquina a ser reparada.” Hoy, se estimula evitar la responsabilidad y culpar a la sociedad.

El que todos enfrentemos la muerte motiva a lograr sentido en la vida. Frankl pregunta, “¿No es esta transitoriedad de la vida un recordatorio que nos desafía a hacer el uso mejor posible de cada momento de nuestras vidas? Frankl continuó con este principio de vida: “Al estar a punto de actuar ahora, viva como si usted estuviera viviendo por segunda vez y hubiera actuado tan equivocadamente como la primera vez.”

ASUMIR LA RESPONSABILIDAD

Frankl nos señaló un sentido radical de responsabilidad al honrar nuestra libertad de decidir nuestra actitud. Él famosamente escribió, “Cualquier cosa puede ser tomada de un hombre excepto una cosa: la última de las libertades humanas ̶ elegir la actitud de uno bajo cualquier conjunto de circunstancias, para escoger el camino propio de uno.”

Entre más vivimos bajo el credo de Frankl, habrá menos pensamiento de ganar-perder, de nosotros versos ellos, y más se apoyará la libertad. Es una mentalidad antiliberal la que culpa a las víctimas y demanda que el gobierno ejerza poder para tratar a algunos grupos diferentemente de otros.

Nos gustaría pensar de nosotros mismos como seres humanos responsables, pero, hay espacio para mejorar en todos nosotros. Queremos creer que el problema es que otros no se están comportando responsablemente, pero no hay mucha ventaja en esperar que otros cambien.

Si usted no está seguro de cómo ser más responsable, sugiero un ejercicio radical al pasar en su vida cotidiana: Observe cada vez que usted culpa a alguien o algo por sus acciones y deje de culpar. ¿Somos nosotros tan resentidos como aquellos que acusamos de oponerse a la libertad?

En su libro Bonds That Make Us Free [Ataduras que liberan], el filósofo C. Terry Warner escribe, “Asumir una actitud dura y resentida hacia otros es tener que vivir en un mundo de resentimiento, un mundo lleno de gente que se nos opone y amenaza. Cómo son ante nuestros ojos es reflejo de cómo somos nosotros.”

Warner indica que podemos adoptar una mentalidad en donde “alimentamos nuestras desgracias como si fueran medallas de honor.” Continúa, “creemos que sufrimos nuestros reveses y fracasos debido a otra gente y logramos nuestros éxitos a pesar de ella, convirtiéndolo también en una forma de ser combativa y controladora.”

La Paradoja de Stockdale nos recuerda que, cuando falta la fe, tornarse hacia un falso optimismo no es el camino hacia adelante. Tal optimismo, escribió Frankl en Yes to Life: In Spite of Everything [A pesar de todo, decir sí a la vida], “nos adormece en una complacencia y …un fatalismo rosado.”

El mundo en el 2022 enfrenta muchos “hechos brutales,” no obstante, Frankl señaló el camino hacia el entendimiento eterno de que no somos impotentes. Podemos elegir ser mejores personas hoy en nuestras acciones cotidianas. Escribió Frankl, “Si hoy no podemos quedarnos de brazos cruzados, es precisamente porque todos y cada uno de nosotros determina qué y cuán lejos algo ‘progresa.’” No tenemos que perder la fe en la historia de la libertad. Al vivir como gente libre, responsable, alineada con la realidad del florecimiento humano, prevalece la libertad.

Barry Brownstein es profesor emérito de economía y liderazgo en la Universidad de Baltimore. Es autor de The Inner-Work of Leadership, y sus ensayos han aparecido en publicaciones como la Fundación para la Educación Económica e Intellectual Takeout.

Traducido por Jorge Corrales Quesada.