UN MANUAL ACERCA DE CÓMO PENSAR ACERCA DE LA ECONOMÍA

Por David Weinberger
Fundación para la Educación Económica
Sábado 15 de octubre del 2022

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El nuevo libro de Per Bylund “How to Think about the Economy” es una introducción ideal para los estudiantes de economía.

“La economía se basa en el concepto de la acción humana como comportamiento con un propósito.”
Estas son las palabras del economista Per Bylund, cuyo nuevo libro How to Think about the Economy: A Primer (2022) ofrece una introducción amistosa al pensamiento económico.

La idea central del libro es que la gente actúa racionalmente; esto es, para lograr propósitos y objetivos. Esto puede parecer obvio, pero a menudo causa confusión. Por ejemplo, eso no significa que la gente es siempre exitosa en el logro de los objetivos para los que se esfuerzan, o aquellas metas que son “razonables” ante los ojos de otros. Más bien, sólo significa que la gente actúa para tratar de lograr lo que ella valora. En otras palabras, el “valor” (en este sentido económico) es subjetivo. Aún más, también significa que, como disciplina, la metodología de la economía es individualista. ¿Por qué? Porque los grupos no actúan ̶ sólo los individuos lo hacen. Escribe Bylund:

“Las personas pueden actuar concertadamente, pero esas son elecciones individuales… Que cuatro personas colaboren para levantar y trasladar un piano no significa que el grupo levantó el piano, sino que cuatro personas coordinaron sus esfuerzos individuales para lograr ese fin en común.”

Esta idea aclara otra confusión. Mucha gente cree que la economía promueve los mercados libres. Pero, el análisis económico es, de hecho, una diciplina neutral ̶ no nos puede decir si “deberíamos” hacer una elección en comparación con otra, o promover una política con respecto a otra. En vez de eso, hace que nos demos cuenta de las compensaciones involucradas en las elecciones que hacemos. Bylund formula este punto al hacer ver que la economía no “promueve” más los mercados libres, que como la física “promueve” la caída libre. Mas bien, el razonamiento económico no se puede hacer sin el modelo de los mercados libres, así como el razonamiento de la física no se puede hacer sin el modelo de caída libre.

Hay más, debido a que la metodología económica es individualista, los datos que tienen que ver con la economía general (o “macro”) -datos como “PIB,” “la tasa de desempleo,” “la demanda agregada,” etcétera- tienen un valor limitado cuando se trata de comprender el funcionamiento subyacente de la economía, los “porqués” del intercambio. Bylund demuestra esto con el siguiente ejemplo:

“Digamos que Adán le ofrece a Isa una manzana e Isa le da a Adán una botella de leche a cambio. Hay dos formas como podemos analizar este intercambio. Uno es estudiarlo empíricamente al observar el intercambio en la vida real y recolectar datos “objetivos;” esto es, medibles antes, durante y después del intercambio.”

Pero, el problema con este método es que los “datos objetivos” no nos dicen por qué la manzana pasó de ser propiedad de Adán a posesión de Isa. Todo lo que nos dice es que una persona (Isa) tiene una manzana y que otra persona (Adán) tiene leche. Pero, debido a que podemos entender el intercambio en términos de una elección racional, es posible, en efecto. saber por qué ocurrió el intercambio. Debido a que las personas actúan con un propósito en mente, sabemos que Adán e Isa comerciaron pues ambos creyeron que el comercio los dejaría mejor. Puesto en sencillo, podemos decir por qué se comerció y no sólo que ocurrió un intercambio.

Note, todavía más, el concepto de precio que este ejemplo introduce. Los precios son las tasas de intercambio de diversos bienes y servicios, y son determinados por el valor subjetivo de los individuos. Las preferencias subjetivas de Adán e Isa en relación con la leche y las manzanas establecen el cociente de intercambio -o precio- entre dos bienes; en este caso, el “precio” de una manzana fue una botella de leche.

Si bien esta ilustración involucra un intercambio directo de bienes (“trueque”), también, podemos llevar a cabo intercambios indirectos usando dinero, que sirve como medio de cambio en la economía moderna.

Para facilitarlos, el dinero debe mantener su valor. Períodos de inflación (de aumentos en la oferta de dinero) o deflación (reducción de la oferta de dinero) pueden resultar en arena lanzada sobre el engranaje del intercambio, lo que hace que el comercio se ralentice. Sin embargo, aun cuando un aumento en la oferta de dinero generalmente causa que los precios se eleven, no necesariamente se deduce que hay una correspondencia de uno a uno, entre el aumento en su oferta y el alza subsecuente de los precios. Como lo hace ver Bylund, una “duplicación de la oferta de dinero no duplicará todos los precios.” ¿Por qué? “Porque la gente no reacciona de la misma forma o al mismo tiempo ante la duplicación de su dinero en efectivo.” Si alguien, digamos, compra tres bananos y súbitamente se duplica su cantidad de dinero en efectivo, no necesariamente significa que comprará seis bananos. Tal vez, el dinero efectivo extra será gastado en otro bien, o, simplemente, colocado en el banco.

Además, esto también ayuda a iluminar por qué las predicciones económicas son un asunto riesgoso. Las personas no son como piezas de ajedrez, que pueden fácilmente ser controladas y anticipadas. Más bien, las personas tienen libre albedrío. Actúan para lograr los objetivos que desea, lo que cambia los precios relativos, según las oportunidades y compensaciones alternativas que emergen espontáneamente a la luz de miles de millones de otras haciendo lo mismo.
La predicción económica mira una fotografía de la economía en un momento en el tiempo (y, típicamente, un momento viejo, pues los datos económicos, por lo general, están disponibles sólo después del hecho, en vez de serlo en tiempo real) y la proyecta a futuro. Pero, la economía no es una fotografía, es un proceso de miles de millones de individuos actuando concertadamente entre sí. Por tanto, la dificultad de predecir lo que la economía podría hacer dentro de un año, o incluso dentro de un mes a partir de ahora.

Pero, estas es simplemente una muestra de temas que el lector encontrará en How to Think about the Economy, y, para cualquiera que se pregunte por dónde comenzar, es una introducción ideal a la materia.

David Weinberger trabajó anteriormente en una institución de política pública. Actualmente es un escritor independiente.

Traducido por Jorge Corrales Quesada.