TASAS DE INTERÉS Y ENDURECIMIENTO DE LA RESERVA FEDERAL

Por Alexander William Salter
American Institute for Economic Research
28 de setiembre del 2022

Nota del traductor: la fuente original en inglés de este artículo es alexander william salter, american institute for economic research, Interest rates, September 28, 2022. En él podrá leer enlaces relevantes originalmente en letra azul en el texto.

¿Está la Reserva Federal [FED] restringiendo significativamente la política monetaria? La sabiduría convencional dice que sí. Después de una serie de aumentos, la tasa de interés de corto plazo de la FED yace entre el 3.0 y el 3.25 por ciento. Muchos comentaristas están preocupados acerca de los turbulentos mercados de activos y las perspectivas de un aumento en el desempleo.

Pero, otros factores hacen menos clara la posición de la FED. Los últimos datos de precios al consumidor muestran una inflación interanual del 8.3 por ciento. Eso significa que la tasa real de interés (después de ajustarse por la inflación) es, aproximadamente, negativa en un 5 por ciento. La tasa de política (nominal) sugerida por la regla de Taylor [Nota del traductor: La regla de Taylor es una fórmula que liga a la política monetaria de un banco central con la inflación y el crecimiento económico] es posible que supere el 10 por ciento. Si bien la política monetaria puede parecer más restrictiva que antes, difícilmente parece serlo en un sentido absoluto.

También, deberíamos ver más allá de las tasas de interés. Como escribí hace poco en una carta al editor en el Wall Street Journal: “La política monetaria no es acerca de tasas de interés. Es acerca de dinero.” Así que, ¿qué está pasando con la base monetaria y medidas más amplias de la oferta de dinero? Desde un pico de $6.4 billones el otoño pasado, la base monetaria se ha reducido a $5.5 billones. El M2 ha permanecido estable desde inicios de este año. [Nota del traductor: M2: medición de la oferta de dinero que incluye, además de M1 -que es igual al dinero en efectivo, más depósitos en cuenta corriente-, al cuasi dinero fácilmente convertible, como ejemplo cuentas de ahorros, depósitos a plazo de menos de $100.000 y acciones de fondos mutuos del mercado monetario]. La FED ha declinado reemplazar activos que maduran con compras nuevas, lo que explica la pequeña reducción en su balance en ese período. En este caso, datos monetarios refuerzan datos de tasas de interés: una reducción si se compara con la política previa, pero no lo restrictiva bajo cualquier definición razonable.

El problema con la política de la FED no es una restricción excesiva; es una excesiva inescrutabilidad. Sabemos que la “meta de inflación promedio flexible” es asimétrica. Los banqueros centrales no tolerarán periodos con menos de un 2 por ciento de inflación, suficiente para compensar períodos de inflación superiores a un 2 por ciento. Si bien el presidente de la FED Jerome Powell ha estado usando un tono de línea dura en sus señalamientos ante medios, no se ha comprometido a reducir la inflación a los niveles del 2008-2020. Deberíamos agradecer que la FED está echando para atrás sus posiciones extraordinarias post-COVID, pero seriamos indebidamente optimistas si pronto, en algún momento, esperamos un retorno a la estabilidad de los precios.

Si el nuevo rumbo de la FED resulta en un alza notoria en el desempleo, no será debido a alguna relación mecánica entre desinflación y desempleo. El responsable es, más bien, la falta de credibilidad en la FED. Las metas de inflación promedio flexibles deberían venir con un rumbo de crecimiento específico del poder adquisitivo del dólar. Esto haría más creíbles las políticas de la FED, y así ayudarían a los mercados laborales a que la gente tenga tanto trabajo como sea posible. Pero, la falta de claridad de la FED significa que las expectativas de inflación (que principalmente reflejan el lado de la demanda de la economía) están mal fundamentadas. El desempleo es un artefacto de sorpresas desagradables, no la normalización monetaria per se.

No espere un viaje tranquilo, mucho menos un aterrizaje suave, hasta que la FED tome pasos concretos para restaurar su credibilidad perdida. Como mínimo, eso significa una directriz más concreta acerca de los objetivos a mediano plazo. Si bien las tasas de interés algunas veces pueden ser un barómetro útil de la política, las diversas mediciones monetarias importan mucho más (desde la más estricta base monetaria hasta los más amplios gastos nominales totales). El desempleo y la producción real sólo pueden lograr su potencial si la FED establece un fundamento fuerte. Los responsables de la política monetaria actualmente no están haciendo eso.

Alexander William Salter es Profesor Asociado de Economía en el Colegio Rawls de Negocios y Compañero de Investigación en Economía Comparada del Instituto del Libre Mercado, ambos en la Universidad Texas Tech. Ha publicado artículos en revistas especializadas importantes tales como the Journal of Money, Credit and Banking, the Journal of Economic Dynamics and Control, the Journal of Macroeconomics, and the American Political Science Review. Sus artículos de opinión han aparecido en The Hill, The American Conservative, US News and World Report, Quillette, y numerosos otros sitios. Salter obtuvo su M.A. y PhD. en Economía en la Universidad George Mason y su licenciatura en Economía en Occidental College. Participó en el 2011 en el Programa de Becarios de Verano del AIER.

Traducido por Jorge Corrales Quesada.