NO EXISTE TAL COSA COMO UNA INFLACIÓN IMPULSADA POR LOS SALARIOS

Por Vincent Geloso
American Institute for Economic Research
31 de agosto del 2022

Nota del traductor: la fuente original en inglés de este artículo es vincent geloso american institute for economic research, wages, August 31, 2022. En él podrá leer enlaces relevantes originalmente en letra azul en el texto.

Pocos conocen el nombre de Walter Heller, uno de los primeros presidentes del Consejo de Asesores Económicos, y asesor del presidente Kennedy. Sin embargo, en 1968, él era un gigante en economía que publicaba en todas las principales revistas. Fresco de sus años en la Casa Blanca de Kennedy, él fue invitado a debatir acerca de la importancia relativa de la política fiscal y monetaria, junto con otro gigante de la economía, Milton Friedman, en un pequeño libro publicado por W.W. Norton & Company. Rara vez esos debates les interesan a más de unos pocos miles de individuos.
Esta es una excepción, aunque una década más tarde el Sistema Público de Radiodifusión de Estados Unidos invitó a Heller y Friedman a debatir sus ideas acerca de la inflación.

El debate fue una ocasión para repetir puntos que hicieron en el libro, con las ventajas de una década extra de desarrollo en la teoría, observaciones, y métodos económicos. Esto no sólo terminó siendo un intercambio inmensamente civilizado, un verdadero alejamiento de a lo que ahora se nos tiene acostumbrados, sino uno que comunicó al público ideas económicas de alta calidad.

Hay un momento crucial en ese debate que es particularmente importante para las discusiones macroeconómicas actuales. En cierto momento, Walter Heller invocó la idea de inflación por presión de salarios. El concepto es muy sencillo: si los sindicatos u otras fuerzas presionan los salarios al alza, los precios aumentarán. Friedman se abalanzó sobre el argumento, arguyendo que es tautológico. Después de todo, un salario es un precio. Decir que precios crecientes causan precios crecientes es lógicamente circular.

Por desgracia, el golpe de Friedman a Heller no tuvo efecto en periodistas estadounidenses. Noticieros y comentaristas de economía aún repiten variantes del alegato hecho por Heller: Salarios al alza contribuirán a la inflación. Escoja algún día cualquier canal de noticias y está destinado a escuchar el término “inflación impulsada por los salarios.”

Por esa razón, y debido a que algunas veces la repetición es necesaria, el caso de Friedman de 1978 debe reiterarse para reducir la posibilidad de que este alegato sinsentido sea repetido en los medios.

Para estar claros, si usted impone salarios más altos sin cambiar las productividades de la mano de obra, los precios aumentarán. Este argumento post hoc ergo propter hoc [si un acontecimiento sucede después de otro, el segundo es consecuencia del primero] es verdadero. Sin embargo, es engañosamente cierto. Ordenar aumentos salariales cuando la productividad falla en aumentar, conduce a una producción menor. Esto es lo que causa que los precios aumenten. En este caso, los precios crecientes son síntoma de menos bienes siendo producidos.

En el índice de precios al consumidor (IPC), esto se muestra como inflación. Sin embargo, cualquiera que inspeccione más estrechamente el IPC, encontrará que la magnitud de los aumentos de precios dependerá del grado de la caída en la producción vendida a los consumidores. Por ejemplo, una vez que reducen su producción debido al aumento salarial, las industrias que usan capital intensivamente tendrán aumentos de precios menores que las industrias intensivas en mano de obra.

Contraste esto con otro caso en que cuando aumentan los precios: una expansión de la oferta monetaria. Si el banco central pone más dinero a circular, no cambia la productividad inherente de los agentes económicos. Si la productividad permanece invariable, la inflación sólo está reflejando la mayor abundancia de dinero. El dinero nuevo podrá entrar desigualmente en la economía, de forma que los precios de los productos y salarios son también elevados desigualmente (los economistas hablan de rigideces). Si algunos salarios aumentan antes que otros salarios y precios, puede precipitar algunos aumentos en la demanda de las familias y aumentarán los precios de otros bienes. No obstante, este es un síntoma de inflación inducida por el cambio en la cantidad de dinero. No es la causa. En otras palabras, es sólo un espejismo ocasionado por el proceso desordenado de ajuste a cambios en la oferta monetaria.

No distinguir entre estos dos casos es lógicamente peligroso. Este peligro es más visible al discutirse los efectos de cierta política pública. Por ejemplo, la administración Biden ha promovido muchas políticas en pro del trabajo sindicalizado, para aumentar los salarios. Muchos conservadores han respondido afirmando que esto presionará los salarios y, en su momento, los precios. Muchos economistas, notoriamente Albert Rees, tan temprano como en los sesentas, han mostrado que tal no es el caso. Los sindicatos pueden causar precios más altos, pero sólo cuando las firmas deben recortar la producción mediante el despido de algunos trabajadores. Puede existir un caso para oponerse a esas políticas pro sindicatos. Sin embargo, se basa en el efecto sobre la producción, en vez de basarse en el efecto sobre tasas de inflación.

Tengamos la esperanza de que esta iteración adicional acerca de un punto formulado tan frecuentemente, se profundizará entre los periodistas.

Vincent Geloso, un compañero sénior en el American Institute for Economic Research (AIER), es profesor asistente de economía en la Universidad George Mason. Él obtuvo su PhD en Historia Económica en la Escuela de Economía de Londres.

Traducido por Jorge Corrales Quesada.