Una buena clasecita de teoría monetaria.

ENTENDIENDO LO BÁSICO DE LA DEMANDA DE DINERO

Por Alexander William Salter
American Institute for Economic Research
23 de agosto del 2022

Nota del traductor: la fuente original en inglés de este artículo es alexander william salter american institute for economic research, money, August 23, 2022. En él podrá leer enlaces relevantes originalmente en letra azul en el texto.

En simplicidad y elegancia, es difícil ganarle a la ecuación del intercambio. MV=PY. Los gastos monetarios son iguales al valor en dólares de la producción. Con cuatro variables fáciles de entender, obtenemos un marco altamente útil para interpretar la política monetaria.

También, la ecuación del intercambio es fácilmente modificable para que se convierta en una teoría que se puede poner a prueba. Al suponer (1) una velocidad de circulación del dinero (V) y (2) factores no monetarios determinando la producción (Y), obtenemos la teoría cuantitativa del dinero. Esta afirma que hay una relación uno a uno entre la oferta de dinero y el nivel de precios. El monetarismo tiene mala reputación en estos tiempos, pero, francamente, es mucho mejor que el abracadabra ateórico que actualmente pasa por un análisis sofisticado de política económica.

Recuerde, la ecuación del intercambio es una tautología. Estamos definiendo la velocidad de circulación del dinero como el cociente del ingreso nominal (PY) con respecto a la oferta de dinero (M). La ecuación del intercambio brinda una manera útil de organizar nuestros pensamientos, pero su justificación económica última no se especifica. ¿Podemos encontrar un fundamento microeconómico de la velocidad? Resulta que sí podemos. Este tiene que ver con la demanda de mantener dinero.

La teoría más simple de la demanda de dinero asevera que mantenemos una fracción de nuestro ingreso nominal como dinero en efectivo. En vez de invertirlo, mantenemos algunos de nuestros ahorros en formas altamente líquidas, tales como depósitos a la vista. Estos, literalmente, no son dinero en efectivo -los pasivos bancarios denominados en dólares no son lo mismo que los dólares verdaderos creados por la Reserva Federal- pero, asumiendo que el banco de referencia y todo el sistema bancario es sólido, son tan buenos como el dinero en efectivo. (Cuando las demandas de dólares no se ven como substitutos casi perfectos de los dólares, suceden cosas malas.) Podemos pensar acerca de estas tenencias como balances preventivos: un seguro contra impactos económicos provenientes de cualquier parte.

Algebraicamente, representamos la teoría de los saldos monetarios con la ecuación de Cambridge: Md=kPY. Md es la demanda de dinero, PY es el ingreso nominal, y k es un número entre cero y uno, que indica la fracción de nuestro ingreso mantenida en forma de dinero. Una teoría plenamente satisfactoria (los economistas llaman a esto un “microfundamento”) mostraría como k resulta de la maximización de la utilidad de la familia. Pero, para nuestro propósito, esto es lo suficientemente bueno.

Vivimos bajo un régimen de dinero fiduciario. El banco central determina la oferta de dinero. Esto significa que en nuestro modelo la oferta de dinero no depende de otra variable. Podemos escribir Ms=M. La oferta de dinero es tan sólo alguna cantidad de dólares. (Los economistas llaman a esto una variable “exógena” debido a que es determinada por factores que no forman parte del modelo.)

Como siempre, buscamos el equilibrio cuando la demanda iguala a la oferta. Md=Ms. Reacomodando los términos, podemos escribir M(1/k)=PY. El ingreso nominal debe igualar a la oferta de dinero multiplicada por el inverso de la k de Cambridge (1/k). Por ejemplo, si una familia escoge mantener en efectivo el 5 por ciento de su ingreso, 1/k sería (1/0.05), lo cual da 20. Por tanto, el cociente del ingreso nominal con respecto a la oferta de dinero sería de 20 a 1.
Pero, espere. ¿Se acuerda cómo fue que definimos la velocidad de circulación del dinero como el cociente del ingreso nominal con respeto a la oferta de dinero? ¡Acabamos de encontrar un valor para esa cifra!

Los cambios en V son reflejo de cambios en k. Si la velocidad disminuye, k debe aumentar, y viceversa. Esto nos permite pensar acerca de cambios en la demanda de dinero que impulsan cambios en el nivel de precios. Y, para afirmar que la oferta de dinero con respecto a nuestra demanda afecta la actividad económica real en el corto plazo, también cambios en la demanda monetaria pueden explicar parcialmente los auges y caídas. Empíricamente esto no es terriblemente útil, pues sólo conocemos V (y, por ende, k) al deducirla de M y PY, que son fácilmente observables. Pero, el propósito de la teoría es ayudar a enfocar nuestro pensamiento, así como apuntar hacia las mediciones que deberíamos hacer. Al menos, una interpretación de los saldos monetarios en la ecuación del intercambio nos puede ayudar a entender mejor la relación entre la oferta de dinero y el ingreso nominal, lo cual afirma Scott Sumner es la relación más importante en los estudios de los ciclos económicos.

Alexander William Salter es Profesor Asociado de Economía George G. Snyder de Economía en el Colegio Rawls de Negocios y Compañero de Investigación en Economía Comparada del Instituto del Libre Mercado, ambos en la Universidad Texas Tech. Es coautor de Money and the Rule of Law: Generality and Predictability in Monetary Institutions, publicado por Cambridge University Press. Además de sus numerosos artículos académicos, ha publicado casi 300 piezas de opinión en medios nacionales importantes como el Wall Street Journal, National Review, Fox News Opinion y The Hill. Salter obtuvo su M.A. y PhD. en Economía en la Universidad George Mason y su licenciatura en Economía en Occidental College. Participó en el 2011 en el Programa de Becarios de Verano del AIER.

Traducido por Jorge Corrales Quesada.