HAY BUENAS RAZONES PARA LAS REGLAS MONETARIAS

Por Nicolás Cachanosky
American Institute for Economic Research
3 de Agosto del 2022

Nota del traductor: la fuente original en inglés de este artículo es nicolás cachanosky american institute for economic research, rules, August 3, 2022. En él podrá leer enlaces relevantes originalmente en letra azul en el texto.

Hay dos formas de conducir la política monetaria. Un enfoque consiste en dejar a criterio de quienes formulan las políticas, decidir su política en cualquier momento que ellos lo consideren apropiado. El otro enfoque es hacer que ellos se comprometan y sigan una regla monetaria que dicta cómo debe desarrollarse la política monetaria. La lenta respuesta de la FED a la alta inflación durante el último año, sugiere que estaríamos mejor bajo una regla monetaria.

Los defensores de dejarlo a criterio piensan que es imprudente atar las manos de los banqueros centrales con una regla monetaria. Una regla monetaria no puede variarse para ajustarla a circunstancias inesperadas. La discrecionalidad, arguyen ellos, le da al banco central la flexibilidad para hacer lo que necesita hacer en una crisis.

Los defensores de las reglas monetarias aceptan que una regla puede impedir que el banco central haga lo que podría hacer en algunas circunstancias extraordinarias. Pero, a diferencia de la discrecionalidad, una regla requeriría que, en todos los otros casos, el banco central haga lo que debería hacer. Así, el desempeño de una regla, respecto a un banco central discrecional, depende en mucho del grado en que la regla puede especificar por adelantado la política monetaria óptima, y la posibilidad de que el banco central haga lo que debería hacer si no es requerido que lo haga por una regla.

A menudo, aquellos a favor de la discrecionalidad ignoran las concesiones mutuas entre una regla y el criterio, al asumir que, quienes toman las decisiones de políticas, reaccionarán apropiadamente al desarrollarse los acontecimientos. No obstante, la reacción de la FED durante los últimos años deja mucho espacio para la duda. En vez de evolucionar según los datos disponibles como con frecuencia ha alegado el presidente del banco Powell que haría la FED, esta fue lenta en actuar.

Para octubre del 2021, era claro que la producción se recuperaba rápidamente de la contracción por el COVID-19. Pero, los precios no regresaban a la tendencia. ¡Ellos continuaron aumentando! Y, sin embargo, hasta fines de noviembre, el presidente Powell y otros miembros del Comité Federal de Operaciones de Mercado Abierto (FOMC, por sus siglas en inglés) continuaron insistiendo en que la inflación era transitoria. En diciembre del 2021, la FOMC por fin reconoció que la inflación era, al menos en parte, impulsada por la demanda. Pero, falló en tomar una acción inmediata. En vez de ello, estableció un curso para hacer un modesto aumento de la tasa en marzo del 2022.

Una vez que la FED tenía ese plan, se adhirió a él por demasiado tiempo. Mes tras mes, los datos mostraron que la inflación incluso era peor de lo esperado. Pero, la FED no revisó su plan. La FED no tomó una acción seria sino hasta mayo del 2022, cuando aumentó su tasa meta de fondos federales en 50 puntos básicos. Y, esto no rompió el rumbo con el plan que se había esquematizado en diciembre del 2021, sino hasta junio del 2022, cuando sorprendió a los mercados con un alza de 75 puntos básicos. Durante casi seis meses, la FED falló en reaccionar según los datos entrantes. Tan sólo siguió el rumbo ciegamente.

La naturaleza discrecional de la FED dificulta que las empresas hagan planes, al ser poco claro cómo reaccionará la FED a datos nuevos. Bajo una regla monetaria, las empresas deben predecir la demanda de su producción y suministros de sus insumos. Dejado a su criterio, también deben predecir lo que hará el banco central, pues no se especifica por adelantado mediante una regla. Aún si no puede adherirse a la perfección a una regla, puede, sin embargo, dar una guía de cómo se desarrollará la política monetaria dado el alejamiento inesperado de la regla. Con discrecionalidad no hay tales certezas.

También, la política monetaria discrecional depende, en un sentido más amplio, del personal específico que está en el sitio. La composición del FOMC puede cambiar súbitamente debido a una rotación regular (en el caso de los presidentes de los Bancos de Reserva regionales) o por nuevos nombramientos. En especial, esto último hace que sea difícil predecir cómo se conducirá la política monetaria. Es difícil saber cuál es la posibilidad de cómo voten los miembros de la FOMC en algunas reuniones futuras, si usted ni siquiera sabe quiénes son ellos. Considere, por ejemplo, que el Comité Federal de Operaciones de Mercado Abierto empezó este año con tres vacantes. Philip Jefferson y Lisa Cook se añadieron en mayo. Michael Barr se agregó en julio. Previo a sus confirmaciones correspondientes, quien tratara de predecir la política monetaria no sabría siquiera si Jefferson Cook, o Barr podrían ayudar a tomar importantes decisiones de política monetaria, mucho menos saber cómo las llevarían a cabo.

Algunos se verán tentados a descartar como inconsecuentes estos temas de personal. Pero, ha importado mucho en el pasado. Cuando Benjamin Strong se enfermó a fines de 1927, perdió influencia y, en última instancia, fue reemplazado por George L. Harrison. Algunos han especulado que la Gran Depresión podría haberse evitado si no fuera por la muerte prematura de Strong.

Una regla monetaria no es una panacea. Pero, una buena regla puede permitir un mejor desempeño que una política monetaria dejada a criterio. Una buena regla monetaria no sólo identifica por adelantado un curso de acción apropiado. También, requiere que, quienes llevan a cabo las políticas monetarias, sigan ese curso y, al hacerlo, se reduce la incertidumbre que enfrentan empresas y consumidores.

Nicolás Cachanosky es Profesor Asistente de Economía en la Metropolitan State University of Denver. Con intereses de investigación en economía monetaria y macroeconomía, mucho de su trabajo reciente se ha enfocado en incorporar aspectos de duración financiera en los modelos tradicionales del ciclo de los negocios. Ha publicado artículos en revistas académicas, incluyendo al Quarterly Review of Economics and Finance, Review of Financial Economics, y el Journal of Institutional Economics. Es coeditor de la revista Libertas: Segunda Época. Sus trabajos populares han aparecido en La Nación (Argentina), Infobae (Argentina), y Altavoz (Perú). Cachanosky obtuvo su M.S. y Ph. D. en Economía en la Universidad Suffolk, su M.A. en Economía y Ciencias Políticas en la Escuela Superior de Economía y Administración de Empresas, y su Licenciatura en Economía en la Pontifica Universidad Católica Argentina.

Traducido por Jorge Corrales Quesada.