¿Resistiremos la tentación del poder? ¿Lograremos superar la ambición de gobernar a los demás según uno lo considere y no ellos? ¿Seremos seducidos por la capacidad de disponer de los bienes y derechos de otros? ¿Podremos rehusarnos a las alabanzas, elogios, loas y aclamaciones de los cercanos, interesados en aparecer o lucir bien? O ¿las aleluyas, ditirambos y ovaciones acaso no nos “encantan” y “complacen”, contrario a la crítica sana que permitiría corregir cosas mal hechas o impropias, pero algo impensable en un dictador que presume de saberlo todo?

¿ABDICARÍA USTED SI PUDIERA SER EL DICTADOR?

Por Richard M. Ebeling
American Institute for Economic Research
31 de julio del 2022

Nota del traductor: la fuente original en inglés de este artículo es richard m. ebeling american institute for economic research, dictator, July 31, 2022. En él podrá leer enlaces relevantes originalmente en letra azul en el texto.

Leonard E. Read, fundador y servidor por mucho tiempo como presidente de la Fundación para la Educación Económica (FEE), en una ocasión contó una historia de cuando él por primera vez conoció al famoso economista austriaco Ludwig von Mises. Fue en 1940, poco después que Mises arribó a Estados Unidos desde la Europa azotada por la guerra. Read había invitado a Mises a Los Ángeles para dar una charla ante la Cámara de Comercio local.

Luego, esa noche, Read fue anfitrión de una cena en su hogar con varios economistas prominentes orientados al libre mercado y empresarios de California. Al final de las conversaciones acerca de tendencias colectivistas en Estados Unidos, uno de los invitados le preguntó a Mises, “Ahora, supongamos que usted fuera el dictador de estos Estados Unidos. ¿Qué haría usted?”

Read relató, “Rápido como un rayo vino la respuesta, ‘¡Yo abdicaría!’” Read continuó diciendo que, en su mente, la respuesta de Mises fue ejemplo de la sabiduría de qué tan poco cada uno de nosotros sabe suponer planificar –“dictar”- lo que otros en sociedad deberían hacer y cómo deberían vivir.

POLÍTICOS PATERNALISTAS QUIEREN MANEJAR SU VIDA

Por desgracia, estamos rodeados de mucha gente que es de suponer hará eso exactamente. Estos políticos paternalistas e ingenieros sociales arrogantemente abogan por usar el poder político para decirnos cómo vivir, dónde trabajar (y a qué precios o salarios), con quién interactuar (y en qué formas) y diseñar nuestro más amplio futuro social. Prácticamente ninguno de ellos parece tener duda alguna o vacilaciones acerca de que saben lo que es mejor para todos nosotros de lo que nosotros sabemos.

Ellos saben los salarios que deberíamos ganar. Ellos saben el ambiente laboral correcto para nosotros. Ellos saben el lenguaje que las personas deberían usar al comunicarse entre sí. Ellos saben las formas y tipos de asociaciones que han de ser prohibidas o promovidas. Ellos saben qué deberíamos comprar y los precios qué deberíamos pagar. Ellos saben el cuidado médico, la escolaridad, los planes de pensiones que cada uno de nosotros debería tener. Ellos saben los ingresos de quienes son “demasiado altos” y los de quienes son “demasiado bajos.” Ellos saben los carros que deberíamos manejar, las casas en las que deberíamos vivir, el tipo de comunidades en que deberíamos residir.

Reflexione prácticamente acerca de cualquier cosa en su vida privada o en sus interacciones sociales, y los políticos paternalistas saben todo acerca de qué es mejor de lo que usted sabe. Esto es aplicable tanto a modernos estatistas estadounidenses como conservadores. Los tipos y contendidos de las leyes, regulaciones, restricciones y controles gubernamentales pueden variar, o el énfasis puede diferir, pero casi todos estos modernos estatistas y conservadores tienen “un plan,” que equivale a que ellos jueguen de dictadores sobre su vida y las de todos los demás.

MUCHOS ESTADOUNIDENSES QUIEREN CAMBIAR EL ORDEN CONSTITUCIONAL

¿Por qué tantos estadounidenses aceptan este estado de cosas y ofrecen tan poca resistencia? Yo sugeriría que muchos de nuestros compatriotas tienen poca o ninguna idea acerca de cómo podría o debería ser una sociedad libre o un aprecio por el valor de esa sociedad libre ahora o en el futuro. Esta parece ser una afirmación tajante, pero, veamos una reciente encuesta de opinión pública entre demócratas y republicanos de Hart Research Associates reportada en The New Republic en línea (el 14 de abril del 2022).

Si bien una mayoría de los Demócratas (52 por ciento) y de los Republicanos (56 por ciento) dijo que el orden constitucional de Estados Unidos era esencialmente sólido y sólo necesitaba cambios menores para mejorarlo, un 48 por ciento de los Demócratas y un 44 por ciento de los Republicanos pidió un cambio total o importante en el sistema constitucional de Estados Unidos. Al preguntárseles qué significaba “democracia” para ellos, sólo un 47 por ciento de los Republicanos dijo que los “derechos y libertades individuales estaban protegidos,” y ese número se cayó a un 28 por ciento entre los Demócratas. Por otra parte, casi un 40 por ciento de los demócratas dijo que democracia significa un gobierno por una mayoría clara, implicando poca consideración por amenazas a la libertad individual ante una toma de decisiones por la mayoría.

Parte del sistema federalista bajo la Constitución de Estados Unidos es el Colegio Electoral, que tiene como función impedir el dominio de unas pocas áreas densamente pobladas sobre el resto del país en las elecciones presidenciales.
Lo mismo se lleva a cabo en cuanto al Senado de Estados Unidos, con dos senadores por cada estado, mientras que la membresía en la Casa de Representantes refleja los tamaños de la población en los diversos estados. Pero, en esta encuesta de opinión, un 84 por ciento de los Demócratas piensa que los presidentes deberían ser electos por mayorías simples. Casi la mitad de los Republicanos en la encuesta (48 por ciento) estuvo de acuerdo con ellos. Asimismo, 41 por ciento de los Demócratas pensó que era cosa mala (antidemocrática) que cada estado tuviera dos senadores independientemente del tamaño de la población. Casi un 30 por ciento de los Republicanos dijo lo mismo.

MUCHOS ESTADOUNIDENSES QUIEREN MÁS PATERNALISMO Y MENOS LIBERTAD

También, la encuesta le preguntó a la gente si pensaba que el gobierno federal debería tener el poder de “lograr que las cosas se hagan y se resuelvan problemas.” Setenta y tres por ciento de los Demócratas dijo que sí, y 45 por ciento de los Republicanos estuvo de acuerdo. Por tanto, no sorprende que sólo un 27 por ciento de los Demócratas apoyó limitar los poderes del gobierno federal; una pequeña mayoría de los Republicanos (55 por ciento) quería limitar el gobierno federal. Cuando se les preguntó si órdenes de vacunación y uso mascarillas eran amenazas a la democracia en Estados Unidos, 80 por ciento de los Demócratas y 40 por ciento de los Republicanos dijo que no.

Preguntados si la gente debería tener “la libertad personal de hacer lo que les pareciera,” sólo 21 por ciento de los Demócratas pensó que sería una buena idea, mientras que sólo 38 por ciento de los Republicanos pensó que sería deseable una mayor libertad personal. En línea con esto, 53 por ciento de los Republicanos quería que los líderes políticos en el poder reflejaran, e implícitamente impusieran sus valores sobre otros. Alrededor del 40 por ciento de los Demócratas estuvo de acuerdo. Claramente, al no gustarles las recientes decisiones de la Corte Suprema, 72 por ciento de los Demócratas dijo que el número de jueces en la corte debería elevarse. También, treinta por ciento de los Republicanos quería eso. Eso solía llamarse “intento de llenar la Corte con sus partidarios.”

Resumiendo parte de esto, la encuesta les preguntó a los Demócratas como veían ellos a los Republicanos, como oponentes políticos con quienes no estaban de acuerdo (57 por ciento) o como enemigos políticos que son una amenaza para su valores y forma de vida (43 por ciento). Cincuenta y tres por ciento de los Republicanos dijo que veían a los Demócratas como oponentes políticos, y un 47 por siendo de ellos consideró a los Demócratas como enemigos de sus valores y su forma de vida. Al hacérseles la pregunta hipotética de adónde querían vivir si los Estados Unidos fuera dividido en dos naciones separados, 85 por ciento de los Demócratas quería vivir en un Estados Unidos “azul,” y 89 por ciento de los Republicanos preferiría vivir en la parte “roja” de Estados Unidos.

Por supuesto, siempre es necesario tener cuidado con las encuestas de opinión pública, pues las respuestas dependen estrechamente de la forma en que son planteadas las preguntas y de cómo se ha hecho la selección de quienes serán encuestados. Además, la encuesta se realizó para The New Republic, que tiene sus propios fines políticos “progresistas.” No obstante, brinda alguna fotografía de las actitudes hacia la política y el papel del gobierno en los Estados Unidos actual.

NO SÓLO LAS ÉLITES POLÍTICAS E IDEOLÓGICAS QUIEREN MÁS PATERNALISMO

Una cosa que en especial se destaca, desde mi punto de vista, es que el paternalismo político y la ingeniería social no son sólo una toma de poder político por una élite ideológica contra los deseos y creencias del pueblo estadounidense.
Muchos de nuestros compatriotas quieren el paternalismo e ingeniería social, tal como se refleja en las respuestas a buena cantidad de las preguntas de estas encuestas.

Las respuestas a las preguntas de si el gobierno federal debería “tener el poder de lograr que las cosas se hagan y resuelvan problemas” y de si los individuos deberían tener “la libertad personal de hacer lo que les pareciera” son, en realidad, dos lados de la misma moneda. Si el gobierno federal ha de tener la autoridad para “lograr que las cosas se hagan,” a los individuos no se les puede permitir “hacer lo que les pareciera.” En la arena política, hacer las cosas significa el gobierno decirle a la gente qué hacer y cómo hacerlo. El gobierno asume el papel de planificador social, y la gente debe responder obedeciendo planes, regulaciones, y restricciones impuestas sobre ella.

En otras palabras, muchos estadounidenses quieren un dictador sobre ellos que les diga cómo vivir, trabajar, ganar, y actuar. Por supuesto, pregúnteles a cualesquiera de quienes respondieron de tal forma a las preguntas de la encuesta, acerca de qué esperan que, en la realidad, ponga en práctica cualquier político paternalista o ingeniero social, y asumirían, sin duda, que la agenda política impuesta sería aquella que ellos querían.

CADA UNO QUIERE MÁS PATERNALISMO PARA LO QUE ELLOS QUIEREN

Esto es visto en las respuestas a la pregunta acerca de si usted ve a aquellos en el otro partido político importante como simplemente un “oponente” o un “enemigo” que amenaza sus valores y forma de vida. O bien mis valores y forma de vida se imponen a otros, o bien los suyos me serán impuestos. Es mis dictadores paternalistas preferidos estableciendo la política gubernamental, o son los de ellos. El gobierno está haciendo las cosas de la forma en que yo quiero que se hagan, o el gobierno está usando su autoridad para hacer las cosas en la forma que ellos quieren.

De cualquiera manera, uno de nosotros logra vivir en formas y con valores con los que podemos, en parte o totalmente, estar de acuerdo. Por tanto, no sorprende que, dentro de esta mentalidad política y sistema de gobierno, los Demócratas prefieren vivir en un Estados Unidos “azul” y los Republicanos querrían vivir en un Estados Unidos “rojo.”
De lo contrario, usted no sólo está bajo control de un oponente político, sino de lo que equivale a su enemigo ideológico fundamental. Si se supone que inevitablemente un gobierno democrático forme una dictadura paternalista, entonces, es mejor que sea la mía y no la suya.

A menudo, se dice que una élite paternalista quiere subvertir el orden tradicional constitucional estadounidense precisamente porque limita su habilidad para controlar, planificar, y dirigir la sociedad. El federalismo, con sus diversos elementos de frenos y contrapesos para restringir e inhibir para deshacer la concentración y abuso del poder político, por mucho tiempo ha sido considerado esencial como medio para impedir que el gobierno reduzca o abola la libertad de los individuos. No obstante, esta encuesta destaca que un número notorio de nuestros compatriotas quiere debilitar o abolir esas barreras constitucionales, para que, precisamente, el gobierno tenga una autoridad más centralizada y arbitraria para “hacer que las cosas se hagan.”

DESPOTISMO DEMOCRÁTICO EN VEZ DE LÍMITES CONSTITUCIONALES

Lo que muchos de esos Demócratas y Republicanos parecen querer es un mayor “despotismo democrático.” Eliminar el Colegio Electoral en las elecciones presidenciales haría que la selección de quién ocupa la Casa Blanca, con todo el poder ejecutivo que el cargo posee, sea un asunto de simple mayoría nacional. Un puñado de estados paternalistas más “azules” podría estar en capacidad de imponer su voluntad sobre todos los otros en el país. Esta preferencia no sólo la mantuvo la gran mayoría de los Demócratas en la encuesta, sino, también, por casi la mitad de los Republicanos.
Muchos estadounidenses piensan que simples números en el sitio de votación deberían decidir con qué libertades la gente se quedaría, bajo un gobierno que se espera “haga las cosas que se deben hacer.”

Esto se muestra en el deseo de más del 70 por ciento de Demócratas de intenta llenar la Corte con sus partidarios, con miembros adicionales que aseguren que los “sesgos” entre jueces de la Corte Suprema estén más en línea con una supuesta mayoría del electorado y sus representantes en el gobierno. No es una regla de la ley basada en principios generales de los derechos individuales, sino, por el contrario, la “voluntad del pueblo” democráticamente irrestricta, lo que debería determinar lo que la corte decide sea la ley del país.

LA ADVERTENCIA DE DE TOCQUEVILLE DE UNA TIRANÍA CON UN ROSTRO DEMOCRÁTICO

El filósofo francés Alexis de Tocqueville explicó la naturaleza de tal despotismo democrático en un famoso pasaje en su Democracia en América, vol. 2 (1840):

“Después de haber tomado así alternativamente entre sus poderosas manos a cada individuo y de haberlo formado a su antojo, el soberano extiende sus brazos sobre la sociedad entera y cubre su superficie de un enjambre de leyes complicadas, minuciosas y uniformes, a través de las cuales los espíritus más raros y las almas más vigorosas no pueden abrirse paso y adelantarse a la muchedumbre: no destruye las voluntades, pero las ablanda, las somete y dirige; obliga raras veces a obrar, pero se opone incesantemente a que se obre; no destruye, pero impide crear; no tiraniza, pero oprime; mortifica, embrutece, extingue, debilita y reduce, en fin a cada nación a un rebaño de animales tímidos e industriosos, cuyo pastor es el gobernante.

Siempre he creído que esa especie de servidumbre arreglada, dulce y apacible, cuyo cuadro acabo de presentar, podría combinarse mejor de lo que se imagina con alguna de las formas exteriores de la libertad, y que no le sería imposible establecerse a la sombra misma de la soberanía del pueblo.”

LAS ÉLITES HAN INFLUIDO EN LA GENTE, PERO AHORA LA GENTE QUIERE EL PATERNALISMO


Puede decirse que, mientras muchos en sociedad pueden expresar un deseo o una aceptación del gobierno como paternalismo político e ingeniería social, ese sentimiento es todavía el producto de una élite política, que influye grandemente el sistema educativo gubernamental por el que pasa la mayoría en la sociedad. También, incluye una élite en los medios informáticos que expone el mismo despotismo democrático y es apoyado por los ideológicamente motivados y por grupos de interés especial, que quieren que sus ideas y políticas sean impuestas sobre todo mundo.

Ciertamente todo esto es en mayor parte verdad. Mucha, sino no es que la mayoría, de la gente en sociedad acepta las ideas prevalecientes en el país en que ha nacido y que han envuelto la cultura y política de las comunidades en que vive, Hay una razón por la que las personas que parecen romper este molde son llamadas “librepensadoras,” y muy a menudo no como alabanza. Ellas nadan contra la corriente de ideas e ideales de la sociedad en las que se hallan. Esta es la razón de por qué, con frecuencia logran que se les llame “marginales” o “extremistas” o “radicales.”

Cuando Ludwig von Mises le respondió a aquel que lo cuestionó en la cena de Leonard Read, quien le preguntó qué haría él si fuera “dictador” de Estados Unidos, que él, Mises, “abdicaría,” esa sería una respuesta marginal o extremista o radical. Después de todo, si “yo” o “usted” tuviéramos el poder absoluto, ¿no sería posible, por fin, corregir todo?
Reducir en su tamaño al gobierno; liberar a la gente de los impedimentos y restricciones de regulaciones y controles gubernamentales; recortar el gasto gubernamental, reducir impuestos, y terminar con los déficits gubernamentales; frenar el control e impresión de dinero por el banco central; y seguir una política general de no intervencionismo en casa y en el exterior.

APRETAR UN BOTÓN PARA TERMINAR EL PATERNALISMO NO LO TERMINARÍA

Si tan sólo usted o yo estuviéramos a cargo, todos “al fin seríamos libres.” ¿O no? Poco después que Leonard Read abrió las puertas del FEE en 1946, dio una charla en el Club Económico de Detroit, bajo el título “Yo Apretaría el Botón.” Él dijo que, si hubiera un botón en el podio desde el cual estaba hablando, y que, si se apretara, aboliría todas las regulaciones y controles del gobierno sobre todas las actividades económicas y sociales en Estados Unidos, apretaría ese botón. Con sólo presionarlo una sola vez, Estados Unidos tendría una sociedad de total mercado libre y gobierno limitado.

Pero, Read continuó diciendo que, si fuera posible apretar tal botón, dentro de poco tiempo la nueva libertad sería revertida. Muchas, si no es que todas las regulaciones, restricciones, y redistribuciones estarían de regreso en su sitio. ¿Por qué? Porque demasiados estadounidenses quieren al gobierno para todas esas cosas paternalistas. La razón por la que no fue necesario tal apriete de un botón durante gran parte del siglo XIX en Estados Unidos, fue porque la mayoría de estadounidenses en esa época previa creía y quería una sociedad de amplia libertad individual, libertad de empresa y comercio, y gobierno limitado para asegurar los derechos individuales de las personas, en vez de reducirlos.

Eso empezó a cambiar dramáticamente en el siglo XX. Si, una élite de intelectuales, académicos, y proselitistas ideológicos planteó el caso a favor de un sistema económico y político más paternalista, más grande y más intrusivo. Estos moldeadores de ideas tuvieron éxito en cambiar las mentes de la gente y, por tanto, el clima de opinión y creencias acerca del rol del gobierno en la sociedad y en qué la gente debería esperar de aquellos en el cargo político.

¿VALE LA PENA DEFENDER LOS ESTADOS UNIDOS, Y, SI ES ASÍ, POR QUÉ?

Pero, permanece el hecho que esta visión del gobierno es hoy compartida y creída por gran cantidad de estadounidenses. Esto es exacerbado, diría yo, por qué tan poco el estadounidense promedio conoce acerca de las ideas e historia fundacionales de su propio país. De nuevo, el intelectual, el académico, y las élites ideológicas han ayudado a crear este dilema, y continúan sosteniéndolo.

Tal es la razón, por ejemplo, de por qué están tan decididos a incrustar el Proyecto 1619 en el currículo educativo desde la escuela primaria hasta la universidad. Si Estados Unidos se fundó y se basa en el racismo desde que los primeros esclavos arribaron a la Virginia colonial, entonces, las nociones de libertad individual, libertad de asociación, libertades de expresión y prensa, etcétera, todas, han sido farsas, engaños, para racionalizar la opresión por un grupo racial y un grupo de género sobre todos los otros. El espíritu de 1776 es tan sólo una mentira.

¿Quién querría defender o justificar eso? Como indicación, en una encuesta de opinión realizada en marzo del 2022, poco después de la invasión rusa a Ucrania, a aquellos encuestados se les pidió si permanecerían y defenderían a Estados Unidos, si fuera invadido por un país extranjero, como la Rusia de Putin. En el grupo de edad entre 18 y 34, sólo un 45 por ciento dijo sí a la pregunta. Para aquellos de más de 50, el número se elevó al 66 por ciento. Sólo 40 por ciento de los Demócratas dijo que se quedarían y defenderían a Estados Unidos contra un invasor. Después de todo, si Estados Unidos es inevitablemente una nación racista, ¿a quién le importa si alguien como Putin fuera a conquistar el país e imponer su propio régimen autoritario? Da lo mismo, da igual.

Pero, para quienes dicen que se quedarían y defenderían a Estados Unidos contra un invasor agresivo, ¿por qué estarían luchando? Si esa encuesta de opinión de Hart Research es en alguna forma exacta, demasiados estadounidenses estarían luchando para proteger la versión estadounidense del estado paternalista y de ingeniería social.

No hay nada malo en querer defender la familia, comunidad, o nación de uno cuando son amenazadas y atacadas ya sea por agresores domésticos o extranjeros. Ese es el significado de autodefensa en la protección de los derechos y libertad de uno. Pero, sería una victoria vacía que una defensa exitosa contra algún tirano extranjero vaya a dejar a Estados Unidos con su propia versión de despotismo democrático de estado de bienestar intervencionista.

Nuestros compatriotas necesitan entrar en razón con un mejor entendimiento de que nosotros no solo no querríamos una dictadura impuesta desde el exterior, sino que tampoco queremos una dictadura doméstica, aun cuando sea democráticamente electa, para, paternalistamente, “hacer que se hagan las cosas.” Todos debemos dejar de lado la idea de que, “Si sólo yo fuera dictador, sé cómo arreglar las cosas.” Cada uno de nosotros tiene que ver la corrección de la respuesta de Ludwig von Mises a aquella pregunta, y decir, “Yo abdicaría.” Esa es la respuesta que cualquier persona libre debería saber y querer dar.

Reimpreso de Future of Freedom Foundation

Richard M. Ebeling es compañero sénior del American Institute for Economic Research (AIER) y Profesor Distinguido BB&T de Ética y de Liderazgo de Libre Empresa en La Ciudadela en Charleston, Carolina del Sur. Ebeling vivió en la ciudad universitaria del AIER entre el 2008 y el 2009.

Traducido por Jorge Corrales Quesada.