Aquí, hace ya buen rato… Por eso, debemos seguir luchando por principios, no por las características personales de alguno o alguna. Recuerden que los gobernantes son falibles y que, ante la posibilidad de cometer errores, su sapiencia radicaría en entender que la crítica puede serles útil para impedir daños a terceros. Optimista que soy…

¿ESTAMOS VIVIENDO BAJO UNA CAQUISTOCRACIA: EL GOBIERNO DE LOS PEORES?

Por Dan Sánchez
Fundación para la Educación Económica
Jueves 21 de julio del 2022

NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, entre paréntesis y en rojo, si es de su interés, puede buscarlo en su buscador (Google) como dan sanchez foundation for economic education kakistocracy, July 21, 2022 y si quiere acceder a las fuentes, dele clic en los paréntesis rojos.

Si es así, ¿qué deberíamos hacer al respecto?

En 1787, al salir Benjamín Franklin de la sesión final de la Convención Constitucional de Estados Unidos, se le preguntó qué forma de gobierno le habían dado Estados Unidos los delegados. “Una República,” respondió, “si usted puede conservarla.”

Les aviso de que se va a revelar un detalle importante del argumento: no lo hicimos.

En 1963, Leonard Read advirtió a los estadounidenses que “nuestra en alguna vez República” estaba degenerando en algo más; “nos dirigimos hacia una caquistocracia,” escribió él.

Caquistocracia significa “gobierno de los peores.” En lo particular, a Read le gustaba la definición de James Russell Lowell: “un gobierno… para el beneficio de pillos costeado por tontos.”

Viendo el estado actual de Estados Unidos, perecemos estar sujetos a la caquistocracia que Read previó.

Quienes mantienen los cargos más altos tienden a ser venales, abusivos, e incompetentes en su conducta oficial y, con frecuencia, se revelan como disolutos -algunas veces abominables- en sus vidas personales.

Y las masas que torpemente elevaron tal gente al poder, han pagado duramente con su pérdida de libertad y sus estándares de vida que decaen.

Así que, un gobierno “para el beneficio de pillos costeados por tontos” parece ser una descripción apta del estado de la nación, así como del mundo.

Para estar claros, esta es una situación intolerable. Y se justifica por completo que resintamos profundamente las depredaciones de los caquistócratas señoreando sobre nosotros.

No obstante, debemos tener cuidado con ese resentimiento, a no ser que nos deslice a rumbos oscuros. Aunque Leonard Read nos advirtió acerca de “una situación política basada en la pillería y la tontería,” él también advirtió que:

“Nunca nos refiramos a algún individuo como un pillo o tonto. Esto es inferioridad que se muestra en nuestro interior. Todo mundo se equivoca más o menos. Póngale etiquetas sólo a nociones que parezcan ser pillería o tontería.”

En otras palabras, piense en la lucha contra malas ideas y valores más que contra mala gente.

Esa práctica puede parecer exageradamente amable hacia nuestros perseguidores, pero, es más por nuestro propio bien que el de ellos.

Cuando satanizamos a nuestros adversarios políticos y definimos nuestra lucha como una contra mala gente en vez de malas ideas y valores, nos hacemos susceptibles a la tentación de que nosotros mismos abracemos malas ideas y valores, si hacerlo así ayudaría en nuestra guerra contra la “clase enemiga.” Entre más pensamos acerca de otros como nada más que pillos y tontos, más inclinados estaremos en complacernos nosotros mismos con un comportamiento truhan y tonto.

Podemos, por ejemplo, vernos tentados a endosar políticas de gobierno injustas que esperamos dañen a nuestros enemigos ideológicos: atacar la libertad en nombre de defenderla. Entre más hacemos eso, más nos convertimos en lo que odiamos.

“La línea que separa al bien y el mal,” escribió Aleksandr Solzhenitsyn, “pasa no a través de estados, ni entre clases, ni tampoco entre partidos políticos ̶ sino directamente a través del corazón humano… incluso dentro de corazones abrumados por el mal, permanece… una desenraizada pequeña esquina de maldad.”

Ante todo, debemos cuidarnos contra la caquistocracia a lo interno nuestro como individuos; contra dejar que seamos gobernados por nuestros propios peores instintos; contra la tiranía del pillo y del tonto que cada uno de nosotros abriga, más o menos.

Como aseveró Read, la única manera de derrocar una caquistocracia sin reemplazarla sencillamente con otra, es un “renacer de una aristocracia natural,” noción que adoptó de Thomas Jefferson. Por esto, no dio a entender una clase gobernante disfrutando del privilegio del gobierno, sino individuos de virtud y talento quienes guían con el ejemplo.

“Cuando una sociedad,” escribió Read, “es agraciada con una aristocracia de primera clase -hombres de virtudes y talentos que sirven como modelos ejemplares. Las nociones de tontería y pillería son mantenidas en suspenso. ¿Por qué? Las personas le temen a aparecer como tontos o pillos ante quienes los mantienen en alta estima.”

Esta es la razón por la que Read predicó que la lucha por la libertad era primeramente una lucha de mejora de uno mismo, que debe llevarla a cabo cada individuo amante de la libertad: en especial “aprendiendo a entender y explicar por qué la libertad funciona.”

“¿Cuándo y en qué grado lucharemos usted o yo por esta ejemplaridad requerida ̶ para llegar a ser un aristócrata?,” preguntó Read. “Eso y sólo eso, es todo lo que una persona puede hacer para librarse de este mundo de la caquistocracia.”

La libertad está bajo asalto ̶ igualmente lo están nuestras formas de vida y, en algunos casos, nuestras propias vidas.
Bajo tales circunstancias terribles, puede ser fácil desarrollar una mentalidad de asedio. Algunas veces, en la niebla de la guerra política, hasta defensores de la libertad pueden perder la vista de qué es por lo que, en primer lugar, estamos luchando. Pero, enfocándonos en principios por encima de la personalidad, nos ayudará a no descuidarnos ni un momento y seguir avanzando hacia una victoria que, en realidad, vale la pena tener.

Dan Sanchez es el Director de Contenido de la Fundación para la Educación Económica (FEE) y es el editor de FEE.org.

Traducido por Jorge Corrales Quesada.