REPENSANDO LA CAPTURA REGULATORIA

Por Randall G. Holcombe
American Institute for Economic Research
16 de julio del 2022

Nota del traductor: la fuente original en inglés de este artículo es randall g. holcombe american institute for economic research, regulatory, July 16, 2022. En él podrá leer enlaces relevantes originalmente en letra azul en el texto.

La teoría de la captura regulatoria, popularizada en un artículo por el ganador del Nobel George Stigler, concluye que las agencias reguladoras llegan a ser “capturadas” por las empresas que ellas regulan. Las agencias reguladoras actúan en el mejor interés de las firmas que ellas regulan, en vez de servir el interés general del público.

La captura regulatoria ocurre en parte porque las firmas reguladas tienen un interés concentrado en los resultados de la regulación. En contraste, el público en general tiene un interés diluido. Las empresas reguladas tienen un gran incentivo para influir en las agencias reguladoras. La mayoría de los miembros del público en general casi no tiene un incentivo para hacerlo.

Suponga, por ejemplo, que una protección mediante la regulación le costaría a una firma $5 a cada uno de cada millón de clientes de esa firma, lo que, entonces, se transferiría a la empresa. Los individuos tienen poco incentivo para montar alguna oposición a ese costo de $5 que sufren, mientras que la empresa estaría en posición de ganar $5 proveniente de la regulación. La firma hará un fuerte cabildeo para tener protección regulatoria, mientras que la mayoría de consumidores incluso no se dará cuenta que existe la regulación.

Un buen ejemplo del mundo real es la orden de que incluyan etanol los combustibles para motores. Hay poca reacción del consumidor contra eso, aunque sabemos que los consumidores preferirían combustible sin etanol. (De lo contrario, no habría razón para imponerla). Entre tanto, agricultores y procesadores de maíz obtendrían un beneficio enorme proveniente de la orden, a cambio de un costo pequeño impuesto sobre muchos consumidores.

También, las empresas reguladas logran otras ventajas. Una grande es que la información usada por la agencia regulatoria para regular a la firma, directamente proviene de las firmas, así que la empresa puede controlar ese flujo de información según su ventaja. Otra ventaja posible es que reguladores y regulados se conozcan personalmente entre sí y quieran permanecer en buenos términos con sus amigos.

El título de este mensaje es, también, el título de un artículo que recientemente publiqué en la revista Journal of Private Enterprise, el cual agrega a esta teoría de la captura regulatoria. En primer lugar, para que una regulación (y una agencia regulatoria) sea creada, tiene que brindar alguna ventaja para su creador.

La ventaja para el creador es que la empresa regulada se convierte en dependiente del flujo continuo de beneficios provenientes de la regulación. Si de deroga la regulación, la firma regulada sufrirá una pérdida, tal vez lo suficientemente severa como para quebrarla. Así que, las empresas reguladas deben continuar pagando a legisladores y reguladores para que mantengan un ambiente regulatorio favorable.

Décadas atrás, las aerolíneas estaban reguladas para restringir la competencia entre ellas. Cuando las aerolíneas fueran desreguladas en 1978, la pérdida de este beneficio regulatorio quebró a muchas de ellas. ¿Qué pasó con Eastern Airlines? ¿Braniff? ¿Pan American? ¿TWA? Ellas fueron víctimas de la desregulación.

Para evitar un resultado similar al de las aerolíneas, las empresas reguladas son incentivadas a apoyar a políticos y legisladores que tienen poder para continuar o acabar con las regulaciones existentes. La regulación brinda un beneficio a la empresa regulada, como explicó Stigler. Asimismo, también crea una dependencia de esas firmas para que la regulación se mantenga.

Así, los políticos se encuentran en posición para extraer pagos de esas firmas reguladas. Las empresas pueden esperar preservar un ambiente regulatorio favorable, si otorgan contribuciones para campañas y dan otro apoyo político.

El resultado final es que las empresas reguladas son “capturadas” por legisladores y reguladores. A cambio de protecciones regulatorias, esas firmas llegan a depender de una regulación permanente. Ellas deben continuar pagando -ya sea literal o figurativamente- para mantener sus protecciones regulatorias.

Disney provee un ejemplo de lo que sucede cuando las firmas no apoyan a aquellos con el poder para continuar sus protecciones regulatorias. En 1967, el gobierno del estado de Florida en esencia permitió a la compañía crear su propio gobierno para manejar el Mundo de Walt Disney. En el 2022, la compañía se opuso a legislación apoyada por la legislatura de Florida y el gobernador DeSantis. En respuesta, la legislatura derogó su privilegio de autogobierno.

Las empresas que se benefician con regulaciones protectoras deben continuar apoyando la legislatura que puede revertir esas protecciones, o ellas las perderán. Stigler concluyó que las agencias regulatorias eran capturadas por las firmas que ellas regulan. Aún así, en última instancia, son las firmas reguladas las que llegan a ser capturadas por legisladores y reguladores que tienen el poder de terminar con sus protecciones regulatorias.

Reimpreso del Independent Institute

Randall G. Holcombe es profesor de economía DeVoe Moore en Florida State University. Obtuvo su PhD. en economía en Virginia Tech, y enseñó en las universidades Texas A&M y Auburn, antes de llegar a Florida State en 1988. El Dr. Holcombe es también compañero sénior del Instituto James Madison y compañero sénior del Instituto Independiente en Oakland, California. El Dr. Holcombe es autor de veinte libros y más de 200 artículos publicados en revistas académicas y profesionales, Sus libros incluyen Political Capitalism: How Economic and Political Power Is Made and Maintained (2018) y Coordination, Cooperation, and Control: The Evolution of Economic and Political Power (2020).

Traducido por Jorge Corrales Quesada.