Aprendiendo más acerca de los efectos económicos en el mercado laboral de la imposición de salarios mínimos.

CINCO MANERAS EN QUE FALLAN ESTUDIOS DEL SALARIO MÍNIMO

Por Caleb S. Fuller
American Institute for Economic Research
3 de julio del 2022

Nota del traductor: la fuente original en inglés de este artículo es caleb s. fuller american institute for economic research, minimum wage, July 3, 2022. En él podrá leer enlaces relevantes originalmente en letra azul en el texto.

Enseñar en la era del teléfono inteligente significa que los estudiantes nunca estarán más lejos de unos cinco segundos de la temida “revisión de los hechos.” En Economía 101, con frecuencia recibo cuestionamientos acerca de estudios de que el salario mínimo no genera desempleo. Esos estudios se han convertido en algo así como una industria casera desde que Card y Krueger (1994), un estudio emblemático que comparó a Pennsylvania y Nueva Jersey, se propusieron demostrar que no había efectos dañinos sobre el empleo debido al salario mínimo.

Sin embargo, sería miope concluir de tales estudios que el salario mínimo no genera pérdida de empleos. En algunos casos, incluso estudios empíricos bien diseñados, pueden obscurecer la presencia de los efectos de desempleo.

No estoy contra los estudios empíricos ̶ pienso que debería haber más de ellos. Pero, el trabajo empírico es complejo, y siempre debería guiarse por la teoría. Espero que los economistas piensen con más cuidado acerca de cómo el trabajo empírico puede fallar en mostrar pérdidas de empleo, cuando, de hecho, está presente. Economistas laborales de alto octanaje han estado haciendo exactamente eso en años recientes. Ejemplos son David Neumark, William Wascher, y Jeffrey Clemens.

Mientras tanto, hábiles comunicadores de la economía, como Don Boudreaux, Robert Murphy, y Steven Landsburg, han estado disecando pacientemente cada último argumento a favor del salario mínimo. Ellos han estado originando incontables nuevos experimentos de pensamiento, analogías, y parábolas para transmitir las consecuencias de pisos en los precios. Y, en muchos casos, han señalado fallas en estudios empíricos, pero no he visto una ventanilla única en donde esos problemas son descritos sucintamente.

He aquí cinco razones comunes de por qué los estudios acerca de salarios mínimos pueden fallar en encontrar un efecto sobre el empleo.

1. MÁRGENES DE AJUSTE NO SALARIAL

Los controles de precios no pueden estipular todo aspecto de un intercambio. Usualmente, el único término contractual que ellos alteran es el precio. Los participantes en el mercado son libres de variar otros márgenes del intercambio, y el desequilibrio creado por un salario mínimo (vinculante) les da un incentivo para hacerlo.

Gordon Tullock ofreció el siguiente famoso ejemplo. Imagínese a trabajadores de una fábrica en un día caluroso del verano. El administrador de la planta tiene la brillante idea de recortar costos si apaga el aire acondicionado. Poco después, los trabajadores empiezan a quejarse, Si el dueño desea retener esos trabajadores, posiblemente responderá prendiendo de nuevo el aire acondicionado ̶ él no quiere perder esos trabajadores ante el empleador al otro lado del pueblo, quien ofrece mejores condiciones laborales.

¿Cómo el salario mínimo afecta este cálculo? Si es vinculante, transforma una situación de equilibrio del mercado, el proceso de moverse hacia un equilibrio entre la cantidad ofrecida y la cantidad demandada, hacia uno de excedente. Y un excedente en el mercado de trabajo desvía el poder desde los vendedores (los trabajadores) hacia los compradores (los empleadores). Un excedente de mano de obra significa que hay un mercado de compradores. Los empleadores pueden escoger, y sus ofertas de márgenes adicionales al salario no necesitan ser tan atractivas como habrían sido.

Ahora bien, cuando una planta apaga su aire acondicionado y los trabajadores empiezan a quejarse, el dueño responde metafóricamente: “¿No les gusta como es aquí? Siéntanse en libertad de irse. Hay cientos de otros trabajadores que mañana tomarán su lugar.” La curva de oferta está funcionando para ventaja del empleador. Más trabajadores están ingresando a este mercado de trabajo debido al salario mínimo (a lo que los economistas se refieren como el “margen extensivo”). Observen algo más: Será más difícil para los trabajadores encontrar empleo alternativo precisamente porque prevalece un excedente de mano de obra. Como resultado, es menos posible que se vayan los trabajadores y que busquen otro empleo.

Por tanto, es posible que (a) permanezca invariable el número total de trabajadores empleados y (b) que los empleadores restauren la rentabilidad recortando su factura eléctrica. De nuevo, facilitado por el “poder” que el salario mínimo les otorga a esos empleadores.

Dado que la economía es acerca de trazar las consecuencias de acciones tanto como sea posible, demos un paso hacia adelante. Suponga que este empleador ha apagado el aire acondicionado y que muchos otros empleados han seguido su guía reductora de costos. En conjunto, reducen la demanda de electricidad. A su vez, esto modera la demanda de todos los trabajadores que producen electricidad. Si este cambio es lo suficientemente grande, es fácil imaginar que algunos de ellos pierden su trabajo al ajustar los productores de electricidad sus procesos de producción. Helo ahí ̶ el desempleo causado por el salario mínimo, pero, de manera tan indirecta que el análisis empírico no será de ayuda para detectarlo.

¿Adónde debería el investigador empírico empezar a buscar para hallar este tipo de desempleo? Después de todo, mi ejemplo usó la electricidad, pero no se necesita que sea en esta en donde ocurre el ajuste relevante (tal vez, por ejemplo, los empleadores dejaron de brindar café en la sala de espera).

No obstante, hay otras pocas formas en que estos tipos de ajustes no salariales se manifiestan comúnmente en los mercados laborales. El empleador puede demandar más o mejor trabajo que justifique los salarios más altos que él está pagando. La lógica de por qué él se puede salir con la suya en esto es idéntica al ejemplo anterior del aire acondicionado. Prácticamente, esto puede tomar la forma de un empleador tratando de reducir la holgazanería, que es una “ventaja” en prácticamente todos los empleos (usted literalmente no está “laborando” ocho horas ininterrumpidas en un día de trabajo). Ponerlo así ayuda a revelar el paralelo con el ejemplo enfocado del aire acondicionado. El empleador puede quitarle su aire acondicionado o quitarle su habilidad de holgazanear o una combinación de ellos.

Una razón por la que es tan importante enfatizar estos ajustes es que son difíciles de detectar con cualquier técnica empírica. Para empezar, es imposible saber dónde buscar. Algunas empresas ajustarán un margen, otras otro. Como ejemplo, es imposible predecir el marco temporal durante el cual ocurren estos ajustes marginales.

¿En qué sentido podemos llamar a estos ajustes “pérdidas de trabajo” si el número total de trabajadores permanece invariable? Bueno, parte de la compensación de un trabajador se ha “perdido,” así que esto constituye una pérdida de trabajo en tal sentido. Mismo trabajo, menos paga. O, más trabajo, misma paga. Lea a Jeremy Clemens para un examen extenso de estos ajustes a la luz del salario mínimo.

2. SUBEMPLEO

Quedémonos un rato más con los márgenes de ajuste. Cuando mostramos un diagrama de oferta y demanda del mercado de trabajo en Economía 101, es común que tanto alumnos como profesores supongan que el eje de las X muestra la “cantidad de trabajadores.” En un sentido lo hace, pero los trabajadores son más divisibles de lo que puede parecer a primera vista. Usted, en realidad, puede contratar una cuarta parte de un trabajador ̶ simplemente lo contrata por un veinticinco por ciento del tiempo anteriormente contratado. La curva de demanda de pendiente negativa es mejor considerada como una curva de “demanda de horas de trabajo por unidad de tiempo.”

En otras palabras, los patronos pueden ajustarse al salario mínimo recortando horas del trabajador, incluso sin reducir el número de trabajadores en la planilla. Es frecuente que economistas discutan cómo los quioscos pueden substituir trabajadores menos calificados en el contexto de la comida rápida. Pero, note cómo este punto es consistente con (a) mantener el tamaño de una fuerza de trabajo y (b) simplemente hacer que los trabajadores laboren menos horas.
Cuando las empresas instalan quioscos, tan sólo no necesitan tantas manos (humanas) a la orden, en un momento determinado, En vez del jovencito, los trabajadores de la comida rápida que vienen todos los días, pueden rotar, y cada uno viene de día por medio.

Steven Landsburg, en un comentario aquí, hace ver algo incluso más sutil acerca del subempleo. Para llegar al golpe final, es posible que un aumento del salario mínimo pueda ocasionar un aumento en el número total de trabajadores que las empresas contratan. Este resultado es consistente con la ley de la demanda, pues el salario mínimo más alto reduce el número total de horas contratadas.

He aquí como funciona esto: Supongamos que, antes del salario mínimo, el jovencito trabajaba en la tienda desde la 11 de la mañana hasta las 7 de la noche. Sus horas más ocupadas son la del mediodía y las seis de la tarde. El resto del tiempo, él básicamente mira su teléfono. Con un aumento en el salario mínimo, el dueño de la tienda ya no tolera más esa holgazanería (ver arriba). En vez de monitorear a este trabajador (de todos modos, no hay mucho que él tenga que hacer, así que los beneficios del monitoreo sin bajos), simplemente el dueño cierra la tienda durante las horas de baja clientela. Finalmente, el dueño reacomoda un poco la fuerza de trabajo. Contrata un trabajador para la hora de mediodía y la hora de la cena a las seis ̶ y cierra en el intermedio. Lo más posible es que no sea el mismo trabajador para ambas horas, así que aumenta el número total de gente que contrata, mientras que disminuye el número total de horas trabajadas que compra. Una especie de “pérdida de empleo.”

3. ANTICIPACIÓN

Para que los empresarios tengan éxito deben mirar hacia adelante. Están en el negocio de anticipar estados de cosas futuros y, con base en sus predicciones, reacomodar la producción en el presente. Este punto es aplicable a mercados libres en el mismo grado en que se aplica a predecir cómo la política impactará la rentabilidad. Por ejemplo, en un mercado libre, el empresario debe anticipar cómo, cambios en los costos de suplidores, impactarán sus propios procesos productivos, algunas veces años después en el camino.

Agregar intervención no cambia este punto esencial, sólo complica más las cosas a los empresarios. Un aumento en el salario mínimo es un aumento en los cotos para el productor, no menos que lo es el precio que se eleva de cualquier otro insumo. Las empresas que anticipan aumentos en los salarios mínimos pueden prepararse cambiando a quioscos o invertir en otros bienes de capital, adelantándose mucho a la ley que se está poniendo en efecto.

Por tanto, mucho depende del marco temporal en el que un estudio examina los cambios en el empleo. Una vez más, Card y Krueger (1994) es ilustrativo. Aquí, los autores midieron el desempleo sólo pocas horas antes que tuviera efecto el aumento. A pesar de ello, típicamente los aumentos en los salarios se anuncian por la legislatura años antes de convertirse en leyes. Sin dejar de mencionar el debate nacional que nunca termina de acompañar este tema. Todos los dueños de empresas se dan cuenta que aumentos futuros son una posibilidad clara. En resumen, la pérdida en el empleo puede darse previamente -aún años antes- al marco temporal que un artículo examina.

4. LA SEGUNDA LEY DE LA DEMANDA

En la otra cara de la anticipación, también deberíamos pensar acerca del largo plazo ̶ después que un alza en el salario mínimo se convierte en ley. No todos los ajustes han de ser previos al aumento en el salario mínimo que se está imponiendo. Algo pueden venir luego, Pero, nada en la teoría económica nos dice qué tan extenso es ese período de ajuste, y tal vez diferirá de industria a industria, y hasta de firma a firma.

Armen Alchian enfatizó lo que llamó “La Segunda Ley de la Demanda.” Con el paso del tiempo aumenta le elasticidad precio de la demanda, manteniendo constante otras cosas. Para mi mente, esto es más que una observación empírica.
Está enraizada en un razonamiento del alto precio de encontrar substitutos. Determinar qué substitutos usar para la mano de obra, cómo reacomodar la producción, y similares, son decisiones empresariales de prueba y error que toman tiempo. Hasta un cambio en el precio de los bienes de consumo puede requerir a compradores un lapso para descubrir substitutos apropiados. La producción, siendo más compleja, usualmente toma más tiempo.

Un ejemplo clásico viene de los Estados Unidos de la década de 1950. Hay dos ocupaciones a menudo citadas que fueron víctimas de aumentos en salarios mínimos en la década de 1950. Primero, los acomodadores de cines ̶ ellos escoltarían a los clientes a sus asientos para ayudarles a evitar caerse en la oscuridad, negra como el carbón, de sus alrededores. Y los operadores de elevadores, que daban vueltas a manivelas para llevar a los visitantes al piso que requerían. Los acomodadores y operadores manuales de los elevadores eran trabajadores de baja productividad, cuya tarea ya no era rentable con posterioridad a salarios mínimos más altos.

Aunque ahora estas profesiones suenan arcaicas a nuestros oídos, no todos estos trabajadores perdieron sus empleos el día en que tuvo efecto el aumento. Tomó tiempo para que innovadores desarrollaron substitutos de bienes de capital (esas cintas brillantes a lo largo del borde del piso en los cines y los elevadores automáticos), que en última instancia reemplazaron estos trabajadores.

Simplemente no hay forma de saber por adelantado cuánto tiempo podría tomar ese proceso de ajuste, qué firmas serían las más afectadas, etcétera… Esto significa que es imposible saber qué tanto después del cambio legal debe tomar un estudio que capture todos los efectos resultantes sobre el empleo. Pero, entre mayor sea la ventana, mayor la posibilidad de que hechos intermedios -que pueden cambiar el empleo en cualquier dirección- tengan lugar. Los datos se vuelven ruidosos.

5. LOS HIPOTÉTICOS

¿Cuándo aprueban los congresos aumentos en los salarios mínimos? Más probable, no en los pasos de una depresión. Al menos algunos políticos saben que el salario mínimo puede causar pérdida de empleos. Algunos impulsores de los salarios mínimos reconocen que (algo) de pérdida del empleo es una compensación aceptable a cambio de ingresos mayores para (algunos) trabajadores. Pero, ser vistos como responsables de causar esa pérdida de empleo al apoyar un aumento en el salario mínimo, puede ser un suicidio político. Esto sugiere que hay momentos mejores y peores, desde la perspectiva de un político, para juguetear con el salario mínimo.

Aumentar el salario mínimo durante un período de auge es políticamente más aceptable pues las condiciones macroeconómicas pueden disfrazar algo del desempleo resultante. Durante el auge, los precios y salarios, en general, están aumentando, lo que significa que la tasa del salario mínimo real (ajustada por la inflación) está disminuyendo.
Eso, a su vez, significa que es menos vinculante, y que, alternativamente, habrá una menor pérdida de empleos.

Para, a partir de eso, capturar los efectos totales de la legislación de salario mínimo sobre los empleos, es necesario desplegar un razonamiento hipotético. Sí, el desempleo es bajo en un auge. Pero, el desempleo habría sido incluso más bajo si no fuera por el aumento en el salario mínimo. Si un estudio simplemente compara “el antes” y “el después”, en donde “el antes” es un período “normal” o hasta de una recesión, mientras que “el después” es un auge, entonces, será difícil avaluar con exactitud el impacto del salario mínimo sobre la pérdida de empleo.

Si aún no se ha hecho, alguien debería sobreponer las fechas de aumentos en el salario mínimo sobre datos de recesión del National Bureau of Economic Research, que reporta la base de datos del Banco de Reserva Federal de San Luis. Mi predicción es que los aumentos tienden a darse durante auges, rara vez durante recesiones.

Estas cinco maneras en que los estudios fallan en detectar los efectos sobre el empleo inducidos por el salario mínimo, están lejos de ser exhaustivas, y tampoco este ensayo sondea estas cinco exhaustivamente. Aún más, cómo se desenvuelven estas cinco razones, cómo interactúan, y cuáles son relevantes para qué estudios son preguntas que deben valorarse según caso por caso. Pero, todos haríamos bien si mantenemos esos cinco puntos en mente la próxima vez que veamos un estudio promocionando que, cuando se trata del salario mínimo, existe, en efecto, un almuerzo gratis.

Reimpreso del Independent Institute

Caleb Fuller es profesor asistente de economía en el Grove City College. Su interés de investigación incluye economía de la organización, economía de la privacidad, y la relación entre instituciones y empresariedad. Ha publicado artículos en Public Choice, the International Review of Law and Economics, and the Review of Austrian Economics entre otros. Obtuvo su licenciatura en economía en Grove City College y su PhD en economía en la Universidad George Mason.

Traducido por Jorge Corrales Quesada.