INFLACIÓN, DESEMPLEO Y CREDIBILIDAD DE LA FED

Por Alexander William Salter
American Institute for Economic Research
11 de julio del 2022

Nota del traductor: la fuente original en inglés de este artículo es alexander william salter american institute for economic research, credibility, July 11, 2022. En él podrá leer enlaces relevantes originalmente en letra azul en el texto.

Nuestra trayectoria inflacionaria aparece crecientemente sombría, y está elevando los temores de recesión. A los comentaristas les preocupa que la Reserva Federal sólo podrá controlar el surgimiento de los precios deprimiendo la producción y el empleo. Los formuladores de la política monetaria parecen dispuestos a incurrir en costos económicos si eso significa moderar la inflación. Como escribe Nick Timiraos del Wall Street Journal, “Los banqueros centrales piensan que, cuando el desempleo cae por debajo de cierto nivel de equilibrio, natural, un apretado mercado de trabajo causa una presión al alza en salarios y precios.”

Ese intercambio entre desempleo e inflación es una vieja idea en economía. Muchos hacedores de políticas, periodistas e intelectuales creen en ella. Pero, se equivocan. Esa compensación es una ilusión. La persistencia de esa creencia errada es nada más que economía zombi. Si los banqueros centrales hacen su tarea, no hay relación entre desempleo e inflación. Sólo parece que enfrentamos una elección si ellos se están comportando irresponsablemente.

Imagínese que la FED se compromete clara y creíblemente a un resultado basado en un ancla nominal ̶ una variable expresada en dólares corrientes que concretiza las promesas del banco central. Por ejemplo, suponga que la FED tiene como objetivo estricto una tasa de inflación del 2 por ciento. Al crear la FED un fundamento seguro, los mercados pueden asignar recursos hacia sus usos más valorados, asegurando que el desempleo sea tan bajo como pueda ser sosteniblemente.

No hay nada especial acerca de una tasa de inflación del 2 por ciento. Podría igual de fácil ser un 3 o un 5 por ciento. Hasta podría ser ligeramente negativa. Lo que importa más es que los planes de las familias y empresas se engranen con las políticas de la FED. Dada un ancla nominal, las familias y empresas incorporarán la inflación esperada en sus precios de demanda y oferta, siendo el desempleo determinado por factores del lado de la oferta. Estos incluyen disponibilidad de capital y recursos naturales, eficacia de la tecnología, y calidad de las leyes e instituciones. Siempre habrá algún desempleo, por supuesto, pues es difícil para los trabajadores hallar puestos y empresas apropiadas que encuentren la ayuda conveniente. Pero, esta tasa de desempleo mínimo sostenible, algunas veces llamada tasa natural de desempleo, es consistente con el rango entero de tasas de inflación. No existe una compensación.

¿Qué pasa si la FED no es creíble? Tal vez los mercados tengan buena razón para no confiar en la FED. Por ejemplo, la FED puede tratar de engañar a los mercados si promete una inflación del 2 por ciento y, luego, la sobrepasa. En el corto plazo, una cantidad inesperada de dinero fácil impulsa la producción. Los trabajadores laboran tiempo extra; las máquinas corren más rápido; los inventarios se reducen. Pero, sólo dura mientras los participantes en el mercado no adivinen el juego. Una vez que saben que la política de la FED no es compatible con una inflación del 2 por ciento, empiezan a reemplazar los ajustes en cantidades por ajustes en precios. Los trabajadores piden salarios nomínales más altos. Las empresas piden precios nominales mayores. El resultado final es una tasa de inflación más alta de la prometida por la FED.

En el corto plazo podría parecer que un desempleo más bajo va de la mano con una inflación más alta. La compensación parece verdadera. Pero, esta no es una relación económica significativa. No tiene nada que ver con la estructura de las economías de mercado. En vez, sólo es atribuible a que la FEC dice una cosa y hace otra. La supuesta relación no puede ser confiablemente explotada ̶ y, cuando lo es, no dura por mucho tiempo. En su momento, el desempleo regresa a cualquier nivel que sea consistente con las bases fundamentales de la economía. El único resultado es una depreciación permanente de la moneda más allá de la guía de la FED.

Esta es la razón de por qué las expectativas de inflación son tan importantes. Por décadas los hacedores de la política monetaria han sabido que las anticipaciones de inflación por los hogares y empresas determinan crucialmente la salud económica. En última instancia, las expectativas de inflación dependen de la credibilidad en la FED. Si una FED creíble promete un 2 por ciento de inflación, los mercados esperan una inflación del 2 por ciento. Si una FED no creíble promete una inflación del 2 por ciento, los mercados pueden creer cualquier otra cosa. La política monetaria arbitraria es la razón por la cual las expectativas de inflación se han “desanclado.” Si la FED tiene ahora que lastimar a los mercados para restaurar su credibilidad, es sólo porque, en primer lugar, los bancos centrales mandaron a volar esa credibilidad.

¿Por qué la FED perdió credibilidad? Sabemos que durante el último año la política monetaria fue demasiado expansiva. Esa es parte significativa de ello. Pero, también contribuyó la decisión de la FED de cambiar su política monetaria de largo plazo en agosto el 2020.

Desde enero del 2012 hasta agosto del 2020, la FED estaba ostensiblemente comprometida con una meta de inflación del 2 por ciento. Dado que la inflación fue generalmente menor al 2 por ciento durante ese período, los mercados llegaron a interpretar el objetivo de inflación de la FED del 2 por ciento como un máximo del 2 por ciento. Eso no fue bueno para la credibilidad, pero, al menos, el rango de resultados de la política (de 0 por ciento a 2 por ciento) era pequeño. En la práctica, el máximo del 2 por ciento correspondió a una meta de, aproximadamente, un 1.7 por ciento.

En agosto del 2020, la FED adoptó como objetivo una tasa promedio de inflación. La meta era alcanzar en promedio el 2 por ciento a lo largo de muchos años, en vez de aproximadamente (o, no más) de un 2 por ciento anual. En retrospectiva, esto parece haber elevado considerablemente la meta efectiva e introdujo un conjunto de problemas de credibilidad.

Para que los mercados crean en la nueva política de la FED, el objetivo debe ser simétrico. Si la inflación es demasiado baja este año, a la FED se le debería permitir el año siguiente una inflación meta mayor. Pero, esto opera en dos vías:
Si la inflación es demasiado alta este año, a la FED se le debería permitir el año siguiente una inflación meta menor. Sin embargo, siendo realistas, la FED nunca toleraría la deflación. También, ya no más parece estar dispuesta a tolerar menos de una inflación del 2 por ciento, aún si fuera necesaria para alcanzar aquel promedio del 2 por ciento. El máximo de inflación se convierte en un mínimo o piso de inflación. En vez de esperar ligeramente menos que el 2 por ciento, los mercados han llegado a esperar más del 2 por ciento ̶ y, potencialmente, mucho más.

Si la meta no es simétrica (y los mercados claramente creen que no lo es), la regla no anclará muy bien las expectativas de inflación. La inflación esperada es más alta, y su varianza mayor, que bajo una meta de inflación promedio simétrica. La FED dice que brindará una inflación del 2 por ciento, pero la operación real de sus objetivos de inflación promedio asimétrica en realidad asegura que no lo logrará. Los mercados parecen haber descubierto esto.

Todo descansa en la credibilidad. Ahora que la FED la ha perdido, tal vez sólo una contracción dolorosa de la demanda agregada puede devolverla. Pero, esto no significa que sea una opción permanente de política una menor inflación a cambio de un desempleo más elevado. Debido a los errores de antaño, el desempleo será superior. Ahora nuestra única “opción” es si viene con una tasa de inflación mayor o menor.

Siempre que parece haber un intercambio entre desempleo e inflación, algo ha salido muy mal. Podíamos haber evitado ambos cuernos del dilema si la FED hubiera hecho su trabajo.

Alexander William Salter es Profesor Asociado de Economía en el Colegio Rawls de Negocios y Compañero de Investigación en Economía Comparada del Instituto del Libre Mercado, ambos en la Universidad Texas Tech. Ha publicado artículos en revistas especializadas importantes tales como the Journal of Money, Credit and Banking, the Journal of Economic Dynamics and Control, the Journal of Macroeconomics, and the American Political Science Review. Sus artículos de opinión han aparecido en The Hill, The American Conservative, US News and World Report, Quillette, y numerosos otros sitios. Salter obtuvo su M.A. y PhD. en Economía en la Universidad George Mason y su licenciatura en Economía en Occidental College. Participó en el 2011 en el Programa de Becarios de Verano del AIER.

Traducido por Jorge Corrales Quesada.