12 RAZONES PARA OPONERSE AL ESTADO BENEFACTOR

Por Bryan Caplan
Fundación para la Educación Económica
Lunes 7 de marzo del 2016

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Razones Fuertes para Ser Escéptico del Asistencialismo.

Soy un libertario de línea dura quien define al libertarismo de forma amplia. Si usted piensa que el voluntarismo es seriamente subestimado y que el gobierno es seriamente sobreestimado, en mi libro usted es un libertario. También, lucho por tratar a otros con la decencia habitual independientemente de sus ideas políticas. Eso incluye a apóstatas libertarios. La gente, en ocasiones, cesa de ser libertaria incluso bajo mi definición amplia ̶ y, cuando eso sucede, la reacción apropiada no es la furia y el ostracismo, sino la amistad y curiosidad.

En años recientes, he escuchado a muchos libertarios expresando un recién encontrado aprecio por el estado de bienestar. Esto es más pronunciado en el Niskanen Center, pero eso es sólo parte de una tendencia más amplia. Si la posición revisionista fuera un definitivo, “En verdad, la mayor parte del estado de bienestar es terrible, pero el resto está bien. Deberíamos recortar el gasto social en un 80%, no en un 100%,” sus credenciales libertarias no se cuestionarían.

Sin embargo, cuando los libertarios empiezan a describir la “flexiguridad” danesa con admiración profunda, no sólo dudo de su compromiso libertario. Más importante, me pregunto por qué cambiaron sus mentes. Y, para ser honesto, entre más los escucho, más me cuestiono. Pienso que el camino más enriquecedor es reafirmar lo que veo como el caso libertario estándar contra el astado asistencialista, y averiguar exactamente en dónde ellos lo objetan. Aquí va.

EL CASO DÉBIL


  1. Programas sociales universales que “ayudan a todos” son insensatos. Independientemente de su filosofía política, no tiene sentido ponerles impuestos a todos para ayudar a todos.
  2. En Estados Unidos (junto con prácticamente cualquier otro país), la mayoría del gasto social está dedicado a estos programas universales indefendibles ̶ para empezar, Seguridad Social, Medicare, educación pública para niños desde kínder hasta secundaria.
  3. Los programas sociales -universales o en función de medios económicos- les dan a la gente incentivos perversos, desalentando el trabajo, planificación, y seguro propio. Los programas les dan a quienes los reciben incentivos muy malos; los impuestos requeridos para financiar los programas les dan a todos incentivos moderadamente malos. Entre más “generosos” los programas, mayor el daño colateral. Como resultado, hasta programas cuidadosamente seleccionados en su objetivo de ayudar verdaderamente al pobre, a menudo fallan la prueba del costo-beneficio. Y, si bien los libertarios no necesitan favorecer toda ley que pasa la prueba del costo -beneficio, ellos, al menos, deberían oponerse a cada ley gubernamental que la pierde.
  4. “Ayudar a la gente” suena bien; quejarse acerca de “incentivos perversos” suena mal. Dado que los humanos se enfocan en cómo suenan las políticas, en vez de en lo que realmente logran, los gobiernos tienen una tendencia incorporada de adoptar y preservar programas sociales que pierden la prueba de costo-beneficio. Resultado: Deberíamos ver con una mirada escéptica incluso a programas sociales aparentemente promisorios.


EL CASO MEDIANO


  1. Hay un caso moral plausible para programas sociales que ayudan a la gente absolutamente pobre por causa ajena a ella. De otra forma, el caso se debilita.
  2. “Absolutamente pobre.” Cuando Jean Valjean se roba un trozo de pan para salvar al hijo de su hermana, él tiene una excusa creíble. Por extension, igual la posee un programa gubernamental que grava a extraños para alimentar al sobrino de Valjean. Si Valjean se roba un teléfono celular para entretener al hijo de su hermana, su excusa se derrumba ̶ e igualmente pasa con un programa gubernamental diseñado para hacer lo mismo.
  3. “Por causa ajena a ella.” Importa por qué usted es pobre. Pasar hambre porque nació ciego es moralmente problemático. Pasar hambre porque diariamente usted bebe hasta el estupor lo es mucho menos. En efecto, usted lo puede llamar un justo castigo.
  4. Programas existentes en función de medios económicos generalmente fracasan por una o ambas condiciones. Aún si el estado asistencialista no existiera, poca gente en países del Primer Mundo sería absolutamente pobre. Y la mayoría de gente pobre se involucra en mucho comportamiento irresponsable. Revise alguna etnografía de la pobreza.
  5. Los estados de bienestar del Primer Mundo brindan un razonamiento popular para restringir la inmigración de países en donde la pobreza absoluta es rampante. “Ellos vienen sólo para quitarnos como con esponja.” Dada la rareza de la pobreza absoluta en el Primer Mundo y los beneficios para el mercado laboral de la inmigración del Tercer Mundo al Primero, es, por tanto, posible que los estados asistencialistas existentes empeoren la pobreza global absoluta.


EL CASO FUERTE


  1. La ambigüedad acerca de qué constituye “pobreza absoluta” y “comportamiento irresponsable” debería resolverse a favor de los contribuyentes, no de los beneficiarios. La coerción no es aceptable cuando la justificación es discutible.
  2. Si la caridad privada puede surtir a gente en pobreza absoluta por causa ajena a ella, no hay una buena razón para que el gobierno use dólares de impuestos en lograrlo. La mejor forma de medir la idoneidad de la caridad privada es ponerla a prueba aboliendo los programas sociales existentes.
  3. Considere el escenario del mejor caso para una caridad forzada. Alguien es absolutamente pobre sin que sea por causa propia, y no hay efectos de desincentivos por las transferencias o impuestos. Aún aquí, el caso moral de una caridad forzada es menos plausible de lo que parece. Piense en el Buen Samaritano. ¿Llevó él a cabo un acto noble ̶ o simplemente cumplir su obligación mínima? A pesar del lavado de cerebro patriótico, nuestros “congéneres” son desconocidos ̶ y es difícil escaparse de la intuición moral que nos dice que ayudar a desconocidos va más allá de los términos de la obligación. Y, aún si usted piensa lo contrario, ¿puede usted honestamente negar que es discutible? Si es así, ¿cómo podría usted en buena consciencia obligar a quienes disienten?


Personalmente, abrazo todas las doce tesis. Pero, hasta el Caso Débil implica una oposición radical al estado asistencialista tal como existe actualmente. Mis preguntas para críticos que han dejado de criticar el estado de bienestar: Precisamente, ¿cuáles de estas tesis usted rechaza? ̶ y, ¿cuál es el estado de bienestar más grande consistente con las tesis que usted acepta?

Este mensaje apareció por primera vez en EconLog.

Bryan Caplan es profesor de economía de la Universidad George Mason, compañero investigador en el Mercatus Center, académico adjunto del Instituto Cato, y bloguero en EconLog. Es miembro de la red académica de la Fundación para la Educación Económica.

Traducido por Jorge Corrales Quesada.