EL CASO DE JEANINE AÑEZ

Por Álvaro Vargas Llosa
The Independent Institute
Lunes 20 de junio del 2022

Nota del traductor: la fuente original en inglés de este artículo es álvaro vargas llosa independent institute, Añez, June 20, 2022. En él podrá leer enlaces relevantes originalmente en letra azul en el texto.

Si Jeanine Añez, la anterior presidenta de Bolivia, fuera una mujer de la izquierda, ella, para ahora, sería una “cause célèbre.” Debido a que es cristiana y conservadora (con algunas de esas ideas, no dudo en agregar, yo no estoy de acuerdo), su reciente sentencia de prisión por diez años, a manos de un gobierno crecientemente dictatorial dirigido por Luis Arce -un títere del anterior presidente Evo Morales, un cercano aliado de Cuba y Nicaragua- ha dado lugar a un furor internacional menor al debido. Ella es una prisionera política y el caso contra ella (se le acusa de haber tomado el poder ilegalmente en el 2019) es grotesco bajo cualquier estándar.

He aquí los hechos. En el 2019, al haber revocado restricciones constitucionales y legales de participar electoralmente para un cuarto término consecutivo, Evo Morales cometió un fraude electoral, de acuerdo con la Organización de Estados Americanos, el cuerpo hemisférico que auditó el controversial proceso. Eso desató protestas masivas y una respuesta violenta de los aliados de Morales. En el caos que siguió, Morales renunció y huyó del país. La línea constitucional de sucesión ordenaba que la cabeza del Senado asumiera la presidencia.

Dado que el presidente y el vicepresidente del Senado, aliados del gobierno caído, renunciaron, la segunda vicepresidenta, Jeanine Añez, se convirtió en presidenta del Senado y, como tal, asumió la presidencia de Bolivia en noviembre del 2019. Las instituciones de Bolivia, incluyendo la Asamblea Legislativa y el MAS [Movimiento al Socialismo], el partido que había perdido el poder, la reconocieron como la gobernante legítima. Como presidenta interina, estaba a cargo de presidir nuevas elecciones. Después de algunos meses de atraso debido a la pandemia, las elecciones tuvieron su lugar el año siguiente. Ella le entregó el poder a su sucesor, quien resultó ser un aliado de Evo Morals y miembro del MAS.

La conducta de Añez, lo que sea que usted piense acerca de la política de ella, era constitucionalmente impecable. Por eso, ha sido penalizada en un acto de venganza que ha violado las normas constitucionales y legales. Bajo la constitución (escrita por el MAS de Morales), como anterior cabeza del estado, ella tenía derecho a un juico por la Corte Suprema; en vez de eso, fue juzgada por una corte inferior y ni siquiera permitida de asistir a su juicio. Pocos días después de la sentencia, Evo Morales reconoció públicamente que el proceso fue ordenado y controlado por sus aliados políticos.

Recordemos lo que precedió los acontecimientos del 2019. El Sr. Morales asumió la presidencia en el 2006 bajo una constitución que no le permitía al presidente participar en una reelección. Siguiendo el guion del “Chavismo” de la izquierda radical populista, Morales cambió la constitución y fue reelecto en el 2009. Al decidir participar para un tercer período, el tribunal constitucional, en ese entonces ya bajo su puño, dictaminó que el primer término de Morales no contaba, pues había tomado lugar bajo una constitución diferente. Poco años más tarde, decidió que sería maravilloso participar para un cuarto término consecutivo. Él hizo un llamado a un referendo nacional con la ayuda de la Asamblea Legislativa, que pasó una ley para permitir el proceso.

Los votantes de Bolivia le rechazaron. Eso debería haber terminado la discusión, pero Morales, por medio de sus aliados, le pidió al Tribunal Constitucional que determinara que, bajo la ley internacional, tenía un “derecho humano” a ser reelecto indefinidamente. Ese cuerpo, uno de los muchos instrumentos del gobierno autocrático de Morales, le autorizó debidamente a participar para un cuarto término. Para ese entonces, Morales era impopular con millones de bolivianos; era remota la posibilidad de una victoria legítima.

Cuando la primera ronda de la elección mostró que él estaba lejos de una victoria contundente y que tendría que enfrentarse con el anterior presidente Carlos Mesa en una segunda ronda, que estaba seguro perdería, edificó el fraude que desató la crisis

Bajo cualquier estándar, Morales deberá haber sido el juzgado y el enviado a prisión. En vez de eso, ahora presume abiertamente que sus títeres han sentenciado a Jeanine Añez, quien pasó quince meses en prisión esperando juicio, a diez años tras rejas.

Álvaro Vargas Llosa es compañero sénior en el Independent Institute. Sus libros en el Instituto incluyen Global Crossings, Liberty for Latin America, and The Che Guevara Myth.


Traducido por Jorge Corrales Quesada.