No falta quien alegue, en ciertas circunstancias, que tal o cual empresa de pronto se hizo codiciosa, y que antes no lo era, para justificar con tal alegato los verdaderos orígenes de ciertos resultados. Un ejemplo es la acusación de ciertos políticos del gobierno estadounidense, de que el alza en el precio de los combustibles se debe a la codicia de empresas petroleras. Pero, el hecho es que, en períodos previos a esos aumentos, cuando permanecieron constantes o descendieron, eran las mismas empresas siempre codiciosas, entendiendo por ello el deseo de obtener utilidades como resultado de sus gestiones económicas. No es que cambiaron súbitamente su política de maximización de ganancias [que, de pronto, se hicieron “malvadas”].

PARA EL REGISTRO HISTÓRICO, LA CODICIA DEL GOBIERNO CAUSÓ LA INFLACIÓN

Por Hannah Cox
Fundación para la Educación Económica
Martes 24 de mayo del 2022

NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, entre paréntesis y en rojo, si es de su interés, puede buscarlo en su buscador (Google) como hannah cox foundation for economic education, greed, May 24, 2022 y si quiere acceder a las fuentes, dele clic en los paréntesis rojos.

Las empresas y los líderes empresariales no se hicieron de pronto “codiciosos.”

Diariamente las políticas gubernamentales fallan y crean problemas en el mundo real. Pero, la mayoría de los estadounidenses está demasiado ocupada en su vida diaria y, así, desconectada del sistema político que ella no observa… o, al menos, que no conoce lo suficiente como para apuntar a la raíz del problema.

Ese no es el caso con la actual inflación por las nubes, que ha logrado la atención de todo mundo. En algunas regiones el combustible está llegando a $7 el galón. Los precios de la carne han aumentado un 20 por ciento desde el año pasado. Entre tanto, el alquiler creció un promedio del 14 por ciento a lo largo el país. Estadounidenses de todas las persuasiones políticas califican la inflación como el problema más apremiante que confrontan, y muchos están demandando respuestas de por qué súbitamente ellos no están en capacidad de pagar el alquiler o comprar carne. Con razón.

Si bien hay escasez de artículos básicos en el país, también, hay escasez de líderes reales en Washington, D.C., que asuman la responsabilidad del fracaso de sus ideas. En vez de eso, vemos un grupo de congresistas ancianos básicamente tratando de decir que su perro se comió sus deberes. Mientras que los demócratas han tratado de culpar por la inflación a Putin, a partidarios “Ultra MAGA [Make America Great Again],” y otros testaferros elegidos al azar, parece que la mayoría de ellos empieza a unirse alrededor del más débil chivo expiatorio de todos: la codicia empresarial.

Esta es una narrativa conveniente para un partido cuyas ideas descansan en la demonización del éxito y la guerra de clases. Pero, no hay absolutamente nada que respalde tales alegatos.

Como el senador Rand Paul (republicano de Kentucky) y muchos otros señalaron recientemente, las empresas y lideres empresariales no empezaron súbitamente en los dos últimos años a ser codiciosos.

La persistencia de esta línea de ataque revela unas pocas cosas. Primera, muestra que la gente no está interesada en llegar a la raíz causal de la inflación o impedir que de nuevo ocurra.

Para quienes no están familiarizados con las causas verdaderas de la inflación, en realidad hay una receta básica que tiende a repetirse en ciclos en Estados Unidos. El gobierno se pone avaricioso y quiere vivir más allá de sus medios, prometiendo todo tipo de favores y servicios especiales a cambio de votos que consagren el poder político de los políticos. Ellos pasan leyes de gasto para las cuales no tenemos dinero para pagarlas. Y, después, como respuesta, el Banco de Reserva Federal imprime nuevos dólares. Esto conduce a más dólares persiguiendo menos bienes ̶ en este caso, menos bienes gracias a cuarentenas, guerras comerciales, y aranceles que han estancado la economía. Y estalla la inflación.

No sorprende que la izquierda y muchos en la derecha no quieren enfrentar este hecho y discutir las causas verdaderas de la inflación. Después de todo, son sus proyectos preferidos los que crearon el problema. En vez de eso, aún permanecen tratando de convencer a los estadounidenses que legislación como el “Plan para Rescatar Estados Unidos” de $1.9 billones, le ayudó a los estadounidenses. (En realidad, pusieron la inflación en una marcha más elevada).

Además de ser un intento flagrante de engañar al pueblo estadounidense, también, la narrativa de que la codicia empresarial condujo a la inflación revela un problema hasta más profundo de la ideología de la izquierda: esa gente no tiene ni idea de cómo operan los mercados o bajo qué condiciones estos realmente crean prosperidad.

Las empresas y los individuos deberían ser impulsados a que hagan dinero, ese es un incentivo positivo bajo el capitalismo. La búsqueda de ganancias asegura que las empresas se mantengan a flote, sean capaces de suplir bienes y servicios que la gente necesita, y provean empleos duraderos. Asegura que nuestro PIB continúe creciendo, que veamos mayor innovación y competencia, y, en última instancia, como resultado, continuar viendo mejorar nuestra calidad de vida.

Como lo señaló famosamente Adam Smith en La Riqueza de las Naciones, "No es de la benevolencia del carnicero, cervecero o panadero de donde obtendremos nuestra cena, sino de su preocupación por sus propios intereses." El capitalismo ordena que, para obtener una ganancia, las empresas y empresarios deben brindar un producto o servicio valioso para la sociedad, para así tener éxito.

Esto es lo que, en última instancia, hace del capitalismo el sistema más moral. Reconoce que la naturaleza humana es auto interesada. Y encuentra caminos para lidiar con esa realidad y dirigirla de forma tal que, de hecho, beneficia a todos.

Es una tontería enojarse con las empresas porque quieren obtener una ganancia. Pero, en este caso, es, realmente, demagogia orientada a convencer a las masas para que lleven sus horquillas al castillo equivocado.

La culpa por la inflación debería ser directamente ubicada en los pies del gobierno federal. No dejen que ellos le distraigan de eso.

Hanna Cox es administradora de contenido y embajadora de marca de la Fundación para la Educación Económica.

Traducido por Jorge Corrales Quesada.