La inflación es un aumento generalizado de los precios absolutos. Los argumentos de que la inflación es causada por aumentos en los costos -como, por ejemplo, los salarios- confunden un cambio en los precios relativos, con un cambio en la generalidad de los precios, que conceptualmente no hace que varíen (o poco) los precios relativos.

LA INFLACIÓN NO ES CAUSADA POR SALARIOS CRECIENTES

Por William F. Shughart II
Independent Institute
Miércoles 4 de mayo del 2022

Los aumentos de salarios no causan inflación (“Aumentos para Quienes Cambian de Empleo Elevan el Riesgo de Inflación,” Wall Street Journal, 25 de abril del 2022, p. A1). Al contrario, los aumentos salariales son síntomas de tasas de inflación crecientes. Cuando los precios están -y la gente espera que lo estén- aumentando en marcha, los trabajadores demandan (y los patronos están dispuestos a pagar) salarios monetarios más altos, en un intento por mantener los estándares de vida. Concluir de otra forma es confundir aumentos en el precio de un bien (mano de obra) con un aumento en los precios de todos los bienes.

La “inflación por presión de costos” no puede mantenerse sin aumentos continuos en la oferta de dinero, que, en la realidad, es responsable de las presiones a alzas en los precios de hoy. Los salarios son determinados por los precios, no determinan a los precios. En un mercado de trabajo competitivo, el valor de un empleado para un empleador depende del valor de los bienes o servicios adicionales producidos por ese empleado. Los valores de esos bienes y servicios son los que los clientes están dispuestos a pagar por ellos. Puesto de otra forma, la demanda de trabajo es derivada de la demanda de los productos que la mano de obra produce.

Los economistas que afirman que las inflaciones son causadas por salarios más altos, en esencia están reafirmando una teoría del valor trabajo de Marx (y, para ser históricamente correctos, de John Locke o Adam Smith). La conclusión que los precios dependen sólo de las cantidades de los insumos de trabajo requeridos para producir un bien o un servicio, reventó en el siglo XIX con la revolución marginal, que ubicó las explicaciones de los salarios en las productividades de los trabajadores. Algunos, pero no todos, los aumentos en los costos de cualquier factor de la producción, pueden ser trasladados al alza para los consumidores en forma de precios mayores, pero, en un ambiente inflacionario, esos aumentos de costos sólo pueden ser “nominales” y no significan cambios en el precio de un insumo en comparación con otros.

Empleados que cambian de trabajo por salarios más altos no deben ser culpados hoy o en el futuro por los precios crecientes, que son consecuencias predecibles de políticas monetarias dispendiosas. De hecho, el alza salarial que aparece en los encabezados -4.5 por ciento, en promedio- fue menor que la tasa de inflación (6.6 por ciento en los precios al consumidor) en el primer trimestre del 2022 (“Paga y Beneficios se Disparan en un Mercado Laboral Apretado,” Wall Street Journal, 30 de abril del 2022, p. A1).

Así que, los salarios reales (ajustados por la inflación) han estado cayendo, precisamente por lo opuesto de la “explicación” fallida de presión de costos para los precios crecientes.

William F. Shughart II es compañero senior del Independent Institute, es profesor J. Fish Smith en Elección Pública de la Universidad del Estado de Utah, anterior presidente de la Asociación Económica del Sur, y editor del libro del Independent Institute, Taxing Choice.

Traducido por Jorge Corrales Quesada.