EL PATERNALISMO POLÍTICO, NO LOS MERCADOS LIBRES, CAUSAN LAS CRISIS ECONÓMICAS

Por Richard M. Ebeling
American Institute for Economic Research
29 de abril del 2022

Nota del traductor: la fuente original en inglés de este artículo es richard m. ebeling american institute for economic research, paternalism, April 29, 2022. En él podrá leer enlaces relevantes originalmente en letra azul en el texto.

Uno de los trucos del paternalismo político es insistir en que cualquier fallo de política económica es “prueba” adicional del fracaso de la economía de mercado. Una vez más, esta herramienta gastada la usa el profesor de la Universidad de Columbia y economista ganador del premio Nobel, Joseph E. Stiglitz. Todos y cada uno de los supuestos “fallos” del mercado son ubicados por Stiglitz bajo el término sombrilla, “neoliberalismo.”

Neoliberalismo se ha convertido en uno de los términos más elásticos del lexicón político paternalista. Equivale a cualquier cosa que al paternalista le disgusta, o cualquier política intervencionista del estado de bienestar que haya resultado mal desde su propio punto de vista, pero que no puede admitirse que haya sido causada por algún aspecto de su propia agenda política. Nunca tener que decir que lo siente por sus propios fallos de ingeniería social, es central en su mentalidad.

En un artículo reciente en Project Syndicate, Stiglitz pide “Terapia de Choque para los Neoliberales.” (5 de abril del 2022). Insiste en que, durante las últimas décadas, Estados Unidos y, de hecho, el mundo entero, ha sido atrapado por el mesmerismo del puño de la idea de que los mercados libres funcionan. E incluso peor, la ideología de mercado libre ha guiado y dirigido la política económica desde Reagan a la actualidad.

Esto puede llegar como una sorpresa para quienes vivieron a través de las administraciones de Bill Clinton y Barack Obama, y consideraron que, en especial, Obama estaba comprometido con una agenda claramente “progresista”, de la que un toque final fue la Ley de Cuido de Salud Asequible y sus muchas promesas falsas. Además, para muchos conservadores y liberales clásicos de gobierno limitado, las dos administraciones de Bush, junto con la de Donald Trump, por igual parecieron estar alejadas de alguna agenda notable de mercado libre.

STIGLITZ DICE QUE TODAS LAS CRISIS RECIENTES FUERON CAUSADAS POR EL NEOLIBERALISMO

En particular, Stiglitz señala la crisis financiera del 2008-2009, la del Coronavirus de los últimos dos años, y ahora la guerra en Ucrania, como ejemplos de fracaso del neoliberalismo de libre mercado, para poder mantenerse lejos de la inestabilidad y restaurar y mantener el balance económico. De la lectura de Stiglitz del siglo XXI, nunca sabría que, durante los cinco años previos a la crisis financiera del 2008, la Reserva Federal manipuló artificialmente tasas de interés claves hasta llevarlas a casi cero, y, cuando se les ajustó por la inflación, en realidad estuvieron en un rango negativo durante la mayoría de ese tiempo. Eso habría sido hecho posible por un aumento de casi el 50 por ciento en la oferta de dinero (M2) durante esa media década.

Coincidiendo con esto, había un auge fuertemente creado por el gobierno en vivienda. Dos agencias federales, Fannie Mae y Freddie Mac, habían garantizado y comprado enormes porciones del mercado hipotecario de vivienda. A los prestamistas privados del sector vivienda se les dijo, por Fannie Mae y Freddie Mac, que ellos podían prestar con un abandono irresponsable, con estas agencias soportando la mayoría o la totalidad del riesgo si algún préstamo para vivienda entraba en delincuencia o si en general se presentaban malos tiempos. Fannie Mae y Freddie Mac terminaron “cubriendo” cerca de la mitad de todas las hipotecas pendientes en Estados Unidos.

La crisis financiera y de vivienda del 2008-2009 fue hecha en Washington, D.C. Una vez que la burbuja estalló, la inestabilidad en los mercados financieros y de vivienda contenía las huellas del Sistema de Reserva Federal y las agencias federales que crearon el “riesgo moral” de hipotecas de vivienda insostenibles. Un mercado libre no tuvo nada que ver con ello, pues esos mercados eran (y siguen) rehenes del control y manipulación gubernamental. (Ver mi artículo, “Ten Years On: Recession, Recovery and the Regulatory State”.)

LA CRISIS DEL CORONAVIRUS FUE CAUSADA POR UNA PLANIFICACIÓN GUBERNAMENTAL RESTRICTIVA

Volteándose al desastre del COVID-19 en el 2020, Stiglitz se refiere a “la carencia de resistencia de la economía estadounidense. Estados Unidos, el superpoder, ni siquiera podía producir productos simples, como mascarillas y otro equipo protector, mucho menos ítems sofisticados como pruebas y ventiladores.” Me temo que Stiglitz empieza a sufrir de pérdida de memoria en el corto plazo, al menos si se trata de política económica. Han pasado sólo dos años desde que los gobiernos federal y estatal decidieron seguir el modelo totalitario chino de cuarentenas y cierres generalizados en sus intentos por poner freno a la diseminación del virus. Esto llevó la producción y el empleo a un punto muerto en muchas partes de la economía estadounidense. Fue un sistema perverso de planificación central, diseñado para llevar la sociedad a una parálisis intencional para asegurar que nadie llegara a estar más cerca de seis pies de cualquier otro ser humano.

Aún más, fueron los Centros para el Control y Prevención de las Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés) y la Administración de Alimentos y Medicinas (FDA por sus siglas en inglés) los que provocaron retrasos y limitantes para respuestas innovadoras de empresariedad en la crisis médica. Esas agencias gubernamentales prohibieron que empresas privadas mercadearan substitutos improvisados, pero no menos efectivos, de los equipos más comunes de ventilación, mascarillas, desinfectantes para manos, y juegos para pruebas médicas.

No importa qué tan serias fueran las escaseces del cuido médico relacionado con la salud y de equipos, nada podía suministrarse sin aprobaciones a cámara lenta de guardianes regulatorios restrictivos. Más vidas fueron puestas en riesgo o se perdieron, las necesidades médicas quedaron sin satisfacerse por un tiempo más largo, y aumentaron el sufrimiento y ansiedad humana, precisamente porque respuestas del mercado competitivo flexible y robusto a la crisis del Coronavirus, enfrentaron las puertas impenetrables y cerradas de la burocracia regulatoria estadounidense durante muchos meses en el 2020. (Ver mis artículos “To Kill Markets is the Worst Possible Plan” y “Leaving People Alone is the Best Way to Beat the Coronavirus” y “The Conquest of America by Communist China”.)

LA GUERRA Y LAS SANCIONES GUBERNAMENTALES ESTÁN CAUSANDO NUEVAS INTERRUPCIONES

Ahora, de cara a la guerra ruso-ucraniana, Stiglitz trata de ubicar el peso de los precios crecientes y escaseces en aumento y potenciales de alimentos esenciales y suministros de energía, en las “fallos” del neoliberalismo de mercado. Los gobiernos europeos, no un mercado competitivo de petróleo y gas, ligaron sus economías a proveedores de energía de Rusia por medio de acuerdos para oleoductos políticamente impulsados. Fue la administración Biden la que a su inicio cerró el oleoducto Keystone y limitó perforaciones adicionales en tierras propiedad del gobierno alrededor del país. Ha sido Joe Biden quien ha estado intimidando y amenazando a la industria del automóvil y relacionadas, lo que está tumbando la industria de carros de pasajeros y transporte de carga. Eso muy mencionado acerca de cadenas de suministros rotas alrededor del mundo, se coartaron debido a prohibiciones que empezaron hace dos años, no por el mercado libre.

Los gobiernos han decido imponer sanciones limitantes sobre la Rusia de Vladimir Putin, como penalización por la invasión de Ucrania. Cualquiera sea la lógica o mérito de esas políticas sancionatorias, la historia sugiere que fallan en lograr los objetivos, más a menudo que tener éxito. Al mismo tiempo, su impacto inescapablemente rebota sobre los países que las pusieron en vigencia. El comercio, después de toda, es una calle de dos vías. Una decisión de no comprar o vender a un país sancionado, debe afectar a todos aquellos en las naciones sancionadoras que previamente intercambiaban con la parte “penalizada.”

Todos los crecientes efectos sobre los precios relativos, debido a la actual o esperada pérdida de suministros causada por el conflicto militar y sanciones comerciales, están siendo exacerbados por el arribo de precios generalmente creciente resultante de años de expansión monetaria post 2008-2009, que se aceleró incluso más por los bancos centrales durante la crisis del COVID-19. Absolutamente nada de esto se puede poner en las puertas de la economía de mercado competitivo y algún elusivo “neoliberalismo.”

LOS MERCADOS LIBRES, NO LOS GOBIERNOS, HACEN PLANES Y SE ADAPTAN AL FUTURO

Lo que estamos sufriendo no es una crisis del “capitalismo,” o los mercados libres, o el “neoliberalismo.” Estamos encarando las consecuencias del estado regulatorio. Nos vemos confrontados con lo que sucede cuando, los tipos de políticas económicas promovidas por alguien como Joseph Stiglitz, se ponen en práctica en la realidad. Y, ante el fracaso de estas políticas, qué pide Stiglitz ̶ ¡más paternalismo político!

Él dice que necesitamos “políticas y regulaciones industriales” para mover la “economía en la dirección correcta,” pues sólo el gobierno asume la perspectiva necesaria visionaria y de largo plazo, a lo que las empresas privadas nunca le dan la atención merecida. Uno se pregunta si Stiglitz alguna vez ha notado que las empresas privadas llevan a cabo inversiones multimillonarias en investigación y desarrollo; en planta y equipo; en entrenar y conservar fuerzas de trabajo capacitadas; y en edificar las reputaciones de sus marcas. Todo ello sólo ofrece rendimientos anticipados para recuperar inversiones y, luego, se espera, obtener ganancias, años y años después. Los empresarios y empresas privadas deben hacer planes y enfocarse en el futuro cuando diseñan y dirigen en el presente las actividades de sus negocios.

Por otra parte, ¿cuáles son los horizontes en el tiempo de políticos que proponen y ponen en marcha esas políticas gubernamentales? Su visión no se extiende más allá del siguiente ciclo electoral, cuando esperan ser electos o reelectos. En el momento en que se acaba la elección, los ganadores y futuros contrincantes ya se están enfocando en la próxima ronda y en campañas y votos que necesitarán para cuando los votantes, una vez más, voten. Si mientras están en el cargo dilapidan el dinero de otras personas por medio de impuestos y redistribuciones, o ponen en práctica regulaciones que elevan el costo de hacer negocios y frenan innovaciones y mejoras en productos que satisfagan a consumidores, aquellos personalmente no sufren ninguno de los efectos negativos de las decisiones de política que imponen sobre terceros. Lo suyo es la política y la economía del corto plazo es obtener el cargo político y permanecer en él. (Vea mi artículo, “The Bad Economics of Short-Run Policies”.)

Stiglitz termina su artículo con la esperanza de que la sociedad estadounidense aprenda “las lecciones de los grandes choques de este siglo.” En esto, está en lo correcto. Pero, la lección a ser aprendida es que, son los tipos de políticas económicas gubernamentales promovidas por Joseph Stiglitz, las que han causado los desbalances económicos, distorsiones, y alteraciones durante estas primeras décadas del siglo XXI. Ellos no habrían ocurrido, o cualesquiera ajustes necesitados se habrían adoptado más rápidamente y sin problemas, si en vez de aquellas políticas, sólo se hubiera seguido el mercado libre verdadero y las políticas liberales clásicas.

Richard M. Ebeling es compañero sénior del American Institute for Economic Research (AIER) y Profesor Distinguido BB&T de Ética y de Liderazgo de Libre Empresa en La Ciudadela en Charleston, Carolina del Sur. Ebeling vivió en la ciudad universitaria del AIER entre el 2008 y el 2009.

Traducido por Jorge Corrales Quesada.