INTERCAMBIO, DEUDA, Y CRECIMIENTO

Por Robert F. Mulligan
American Institute for Economic Research
21 de abril del 2022

Nota del traductor: la fuente original en inglés de este artículo es robert f. mulligan american institute for economic research, trade, April 21, 2022. En él podrá leer enlaces relevantes originalmente en letra azul en el texto.

Las sociedades cerradas siempre se pueden enriquecer mediante el intercambio. Tal vez, la ilustración más dramática de crecimiento por medio del comercio la llevó a cabo Japón, después de la restauración Meiji en 1868, al terminar el shogunato [gobierno militar] Tokugawa, fundado en 1603. Durante 250 años, el shogunato aplicó una política de aislamiento económico. La apertura subsecuente de Japón al comercio internacional le permitió recuperarse de la Segunda Guerra Mundial y convertirse en una de las naciones de la tierra más afluentes del mundo, en menos de una generación.

Todo país puede beneficiarse al reducir a cero los aranceles a la importación, abaratando aún más el comercio internacional, pero, para proteger las industrias y empleo doméstico, muchos han optado por aranceles y otras restricciones al comercio. El comercio mundial creció dramáticamente durante el siglo XX, en especial después de la Segunda Guerra Mundial. Esto de toda manera sería cierto, pues el PIB del mundo creció durante ese mismo lapso, pero, también, el comercio global aumentó dramáticamente como porcentaje del PIB mundial.

Al concluir la Segunda Guerra Mundial, reconociendo el impacto perjudicial de aranceles elevados puestos durante la Depresión, los aliados victoriosos se reunieron en Bretton Woods, Nueva Hampshire, y negociaron las tres organizaciones de Bretton Woods. Estas fueron el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Internacional para la Reconstrucción y el Fomento (BIRF), mejor conocido como Banco Mundial, y propusieron la Organización para el Comercio Internacional (ITO por sus siglas en inglés). La ITO nunca se organizó pues el senado de Estados Unidos no ratificaría el tratado que lo permitiría, si bien Estados Unidos apoyó y participó en el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (conocido por sus siglas en inglés como el GATT).

Mediante un acuerdo informal, el presidente del Banco Mundial siempre ha sido un estadounidense, y el director administrativo del FMI debe ser de otro país, aunque ambas organizaciones están ubicadas en Washington. Inicialmente, el Banco Mundial se encargó de administrar un fondo revolvente para facilitar la reconstrucción de Europa y Asia destruidas por la guerra. Una vez que se logró esa tarea, el Banco Mundial volteó su atención al mundo en desarrollo, aunque en la práctica eso fue suplementado por préstamos del Plan Marshall directamente de Estados Unidos.

Al inicio, el FMI fue encargado de administrar un sistema de tipo de cambio fijo, en que cada moneda nacional era convertible a dólares de Estados Unidos, y el valor del dólar se fijó al del oro en $35 cada onza ̶ una caída significativa del valor previo a la Recesión de $20. Este sistema de tipo de cambio fijo colapsó entre 1971 y 1973, y dado que las burocracias intergubernamentales buscan naturalmente la inmortalidad, el FMI se reinventó a sí mismo como prestamista para el desarrollo, compitiendo con el Banco Mundial, así como con una cantidad de bancos de desarrollo regionales en el curso de los años, como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) fundado en 1959 en Washington, el Banco Asiático de Desarrollo (BAD) fundado en Manila en 1966, y el Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo (BERD) en Londres, organizado en 1991 tras el colapso de la Unión Soviética.

La ITO nunca se organizó porque la participación estadounidense era necesaria. Aquella fue detenida pues el senado se negó a ratificar el tratado necesario. Sin embargo, Estados Unidos participó en el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT), que tuvo efecto en 1948. Los signatarios del GATT se comprometieron a continuar la reducción de aranceles. Para los ochentas, las tarifas habían caído a niveles negligibles para muchos bienes. Al GATT lo reemplazó la Organización Mundial del Comercio (OMC) en 1995, aunque el tratado del GATT permanece siendo uno de los documentos habilitadores de la OMC. El crecimiento del comercio mundial ha ayudado a aumentar los PIBs nacionales y contribuido a la productividad de cada nación, al ser más barato para las naciones que comercian importar todo aquello que costaría más producir en casa. También, pone a disposición un rango más amplio de bienes y servicios y permite que los países que comercian se especialicen en producir aquellos productos en que tienen una ventaja comparativa.

Además de su compromiso general con una reducción continua de tarifas, la OMC tiene un mecanismo para resolver disputas comerciales entre naciones. Sin embargo, cuando la OMC encuentra mérito en la queja de un país, lo más que puede hacer es permitir que el quejoso imponga un arancel compensatorio. Este tipo de mecanismo de cumplimiento tiende a favorecer a países grandes sobre pequeños, para los que un arancel compensatorio puede ser devastador.
También, los países han negociado rebajas de tarifas mediante acuerdos comerciales, como el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA por sus siglas en inglés), el Tratado entre Estados Unidos-México-Canadá (USMCA por sus siglas en inglés), la Unión Europea (UE), y el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP por sus siglas en inglés), aunque en muchos casos estos muy proclamados acuerdos de libre comercio tienen grupos completos de exenciones para favorecer a firmas e industrias establecidas. En efecto, en algunos casos esquivan las regulaciones de aranceles bajo la OMC.

Tradicionalmente, el comercio internacional se entendió básicamente en términos de especialización agrícola. La mano de obra y el capital se dieron por un hecho, pero, se reconoció que países con climas más templados y buenos suelos tenían ventaja en hacer crecer prácticamente de todo. Por ejemplo, Francia tiene una ventaja absoluta sobre Inglaterra en cultivar tanto trigo como uvas, pero, esta ventaja absoluta es más fuerte en uvas que en trigo. Esto hizo que fuera ventajoso para los franceses importar trigo de Inglaterra, que ellos pagaban exportando vino.

Al tener los ingleses que sembrar trigo para exportar a Francia, eso liberó más tierra en Francia para el cultivo de uvas, resultando en que ambos países fueron capaces de consumir más pan y más vino de lo que solos cada uno de ellos podía producir sin comercio. Aunque Francia tiene una ventaja absoluta en producir ambos productos, la dirección del comercio sigue la ventaja comparativa. Francia tiene ventaja comparativa en producir vino, tanto comparada con su habilidad para producir trigo, así como con la habilidad de Inglaterra de producir vino. Comparada con Francia, Inglaterra tiene una desventaja absoluta en crecer ambas cosechas, pero, aún así, disfruta una ventaja comparativa en trigo, tanto en comparación con Francia, así como comparado con crecer uvas en Inglaterra.

Como señaló Smith, el comercio internacional expande el tamaño del mercado, permitiendo a más gente participar, y brinda más oportunidades de especialización y ganancias del comercio. Hoy es muy común que estadounidenses compren bienes manufacturados hechos tan lejos como en China. Otras tendencias que se han dado en el mismo lapso son un aumento en los bienes manufacturados internacionalmente intercambiados, en comparación con los productos agrícolas, si bien la cantidad total física de bienes agrícolas que hoy sigue siendo intercambiada es mucho mayor que en el pasado, y el crecimiento del comercio de servicios.

En gran parte del siglo XIX, Estados Unidos exportó cosechas agrícolas y materias primas, e importó bienes manufacturados de la Europa más industrializada. Después de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos fue exportador neto hasta alrededor de 1970, pero, desde ese entonces, hemos tenido un déficit comercial persistente.
Cuando importamos bienes de China, pagamos en dólares estadounidenses. Aún existe alguna demanda de dólares de extranjeros por su rol de moneda de reserva, un artefacto del sistema de Bretton Woods de 1945-1973, administrado por el FMI. Tal vez, de más importancia es por el hecho que, históricamente, siempre que la inflación estadounidense queda fuera de control, por lo general ha sido peor en todas partes. En su momento, los dólares tienen que regresar a Estados Unidos para comprar bienes producidos en Estados Unidos o algunos otros activos denominados en dólares. El gobierno ha tenido un rol importante en explosionar el déficit comercial de Estados Unidos, por su hábito de gastar más allá de sus medios, bajo ambos partidos políticos.

El gráfico 1: Deuda del Tesoro de los Estados Unidos versus el PIB, 1960-2020, puede verse en robert f. mulligan american institute for economic research, trade, April 21, 2022.

La deuda del Tesoro [ministerio de Hacienda] creada para financiar la diferencia entre ingresos tributarios y gasto gubernamental, crecientemente mantiene los dólares que gastamos en productos importados, regresando para financiar nuestras exportaciones. En vez de exportar producción manufacturada que emplea a estadounidenses, estamos efectivamente exportando bonos del Tesoro de Estados Unidos. En los últimos 25 años del siglo XX, ahorrantes japoneses fueron los mayores tenedores de la deuda del Tesoro de Estados Unidos. Desde su perspectiva, era más segura y daba un rendimiento mayor que cualquier otra inversión. Esto se hizo menos cierto cuando el gobierno japonés siguió nuestros pasos e incurrió en deuda propia, empezando alrededor de 1990, y cuando el gobierno de Estados Unidos redujo las tasas de interés para estimular la economía, en respuesta a la recesión del 2007-2009. En los años 2000, las empresas chinas propiedad del estado se convirtieron en el mayor tenedor de deuda del Tesoro de Estados Unidos, desplazando a los japoneses. Un gasto gubernamental crecientemente despilfarrador ha llevado la deuda federal a un nivel más alto que el PIB anual, sin un fin a la vista (Gráfico 1). ¿Qué estamos obteniendo a cambio de esta deuda sin precedente? Principalmente, todo lo que nos ha comprado es un liderazgo político que tan sólo caritativamente se puede caracterizar como mediocre.

Robert F. Mulligan es un educador y economista investigador de carrera, quien trabaja para entender mejor cómo la política monetaria conduce el ciclo de los negocios, ocasionando recesiones y limitando el crecimiento económico a largo plazo. Sus intereses de investigación incluyen compensación de ejecutivos, empresariedad, proceso de mercado, mercados crediticios, historia económica, análisis fractal de series de tiempo, eficiencia de precios en el mercado financiero, economía marítima, y economía de la energía. Él es de Westbury, Nueva York, recibió una licenciatura en Ingeniería Civil del Instituto de Tecnología de Illinois, y una maestría y un Ph. D en Economía de la Universidad del Estado de Nueva York en Binghamton. También, recibió un Certificado en Estudios Avanzados en Investigación de Política Económica Internacional del Institut fuer Weltwirtschaft Kiel en Alemania. Él ha enseñado en la Universidad del Estado de Nueva York en Binghamton, la Universidad Clarkson, y la Universidad de Carolina Occidental.

Traducido por Jorge Corrales Quesada.